sábado, 8 de diciembre de 2012

ENRÉDATE ¿ QUIÉN RETUITEA LA PAGA?/ EL CRIMEN DE ANUSHA,.

TÍTULO: ENRÉDATE ¿ QUIÉN RETUITEA LA PAGA?.

Cuando Steve Messham afirmó en un polémico reportaje emitido en la BCC que un destacado político inglés había abusado de él cuando vivía en un hogar para niños en el norte de Gales, jamás imaginó que su declaración sería el acicate de una enorme campaña de difamación promulgada en Twitter, que ha provocado la dimisión del director general de la cadena inglesa y una denuncia contra miles de 'tuiteros' por el hecho de haber retuiteado un mensaje injurioso en la red social.
En el reportaje de la BBC no se acusaba a ninguna persona directamente, con nombres y apellidos, pero tras su emisión, Twitter se encendió con mensajes directos que acusaban a Alistair McAlpine, un lord y político inglés retirado, antiguo tesorero de la exprimera ministra británica conservadora Margaret Thatcher, de haber cometido delitos de abusos. Sin embargo, el propio protagonista del reportaje se apresuró a corregir lo que consideró "un error", asegurando que McAlpine no era la persona que había abusado de él en el pasado y pidiendo disculpas por la polémica. Pero para entonces, más de 10.000 mensajes en Twitter ya se habían publicado señalando al lord inglés como el ejecutor de los abusos.
Aunque se hizo evidente y público el error y pese a las disculpas, tras ver su nombre circular por Internet vinculado a unas acusaciones tan graves, el barón inglés ha asegurado que buscaría a los responsables y demandaría a quienes le habían injuriado, incluyendo todos aquellos 'tuiteros' que habían reenviado los mensajes injuriosos o enlazado a los mismas. Lo dice claramente, busca darles "una lección". Según informa la prensa británica, los abogados de McAlpine han pedido a Scotland Yard que investigue a las miles de personas que hay detrás de los mensajes publicados, con el objetivo de solicitarles una donación simbólica por su "delito" a la ONG Children in Need. Y el miedo se ha contagiado en la red social de microblogs.

Derecho al honor en Internet

"El delito de injurias en la legislación no hace diferenciación si el mensaje está difundido en un medio tradicional o en la red", aclara Javier Maestre, abogado del Bufet Almeida. "Sin embargo, la ley considera un agravante el hecho de que la injuria se difunda 'con publicidad' cuando se propaga por un medio de imprenta, de radiodifusión o semejante. Y es aquí donde Twitter puede ser considerado como un medio de difusión convencional". Por ello, de seguir adelante, los 10.000 'tuiteros' que publicaron el nombre de McAlpine podrían recibir una denuncia oficial o un llamamiento judicial, ya que la normativa no considera lo mismo una injuria realizada de forma directa contra una persona, en la calle o en un entorno privado, que a través de los medios de comunicación.
"Internet no es un medio desregulado, se trata simplemente de adaptar los mecanismos que ya existen a ciertas peculiaridades del medio, pero está regulado y es posible exigir responsabilidad a quien nos difame", apunta David Maeztu, abogado experto en Internet. "De hecho, en el caso de Twitter, el número de seguidores o 'retuits' podría ser relevante a efectos de la cuantificación del posible daño producido". Pero ese aspecto, que requiere una interpretación, queda ya en mano de los jueces.
Ante una lesión de los derechos de una persona, frente a una injuria que vulnere el derecho al honor, el Estado debe poder impedir que el daño se siga produciendo e incluso sancionar al servicio donde se están difundiendo esos mensajes injuriosos. Así, si Facebook o Twitter o cualquier otro servicio se negara a cumplir con esta regla sufriría una sanción que incluso podría derivar en una interrupción del acceso al servicio desde España. "Por ello, cada vez es más habitual que los jueces o las autoridades consigan la colaboración de estas empresas, aunque todavía son muy lentos los procesos de eliminación de contenidos o bloqueo de cuentas, pese a que los requerimientos son habituales", asegura Maeztu.

Anonimato

El anonimato que permite Internet y los perfiles de las redes sociales dificultan enormemente la identificación de las personas que se encuentran detrás de los nombres en la red. La ley exime de responsabilidad sobre los contenidos a estas empresas siempre y cuando actúen diligentemente en la retirada de los contenidos y no tengan conocimiento efectivo del daño de ese contenido. Por lo tanto, la responsabilidad recae sobre las personas que los difunden. "Se puede pedir a Twitter la retirada cautelar de un mensaje, pero es difícil que se actúe con celeridad", añade Maestre.
Recientemente en España, una singular sentencia del juzgado de primera instancia de Pamplona ha obligado a publicar un fallo en Twitter, la plataforma en la que se cometió el acto ilícito, y un mensaje de rectificación. Ana Pineda, exconcejal de UPN, tuvo que publicar un mensaje en su cuenta de Twitter como parte de la condena por intromisión ilegítima en el honor de la edil de Nafarroa Bai, Uxue Barkos. "Publico este tuit en cumplimiento de la sentencia de 11-10-12 del juzgado de 1ª instancia 5 de Pamplona, que declara que los tuits que remití el 18-03-11 vulneran el honor de doña Uxue Barkos", decía el mensaje.
Los datos asociados a una cuenta muchas veces no tienen por qué ser auténticos. "La única forma de localizar al tuitero sería mediante la localización de la dirección IP desde donde se publicó el tuit, pero este dato sólo lo puede conocer las compañías telefónicas y un juez sólo lo solicitaría en casos de delitos muy graves", remarca David Maeztu. Pero incluso con ello, la dirección IP podría pertenecer a un cibercafé o a una oficina con cientos de trabajadores. "La persecución de un usuario anónimo en Internet sigue siendo muy complicada".
Todo apunta a que finalmente lord Alistair McAlpine se conformará con una disculpa por parte de los 'tuiteros' con muchos seguidores y una pequeña donación a una ONG, pero este caso ha dejado patente que hacerse eco de mensajes difamatorios en las redes sociales puede salir muy caro a miles de personas que a diario se comunican en Internet.

Cristina MoratóTÍTULO: EL CRIMEN DE ANUSHA,.

 El crimen de Anusha, por Cristina Morató. Cristina Morató Cristina es una de nuestra colaboradoras. Es escritora y periodista, y siempre nos ...
 
A PRINCIPIOS DE NOVIEMBRE, una niña de 15 años murió en una aldea del norte de Pakistán tras ser atacada con ácido por sus padres. La noticia apenas ocupó unas líneas en la prensa, pero la historia de Anusha, como se llamaba la víctima, es tan dura y brutal que a nadie puede dejar indiferente. Ocurrió en la aldea de Saidpur Bela, en una región de Cachemira, bajo jurisdicción pakistaní, donde este tipo de crímenes no son tan habituales como en otras provincias del país. Un día, cuando la niña caminaba por la calle con sus padres, se dio la vuelta para mirar a un chico que acababa de pasar en moto a su lado. Se giró en dos ocasiones porque, al parecer, le conocía. Para su padre, Muhammad Zafar, fue suficiente: agarró del brazo a su hija y se la llevó a casa.

EN EL INTERIOR DE SU VIVIENDA, la golpeó brutalmente ante la total impasibilidad de su madre, que más tarde declaró que la pequeña solo decía: “No lo he hecho expresamente, no lo miraré más”. De nada sirvieron sus gritos ni sus palabras de arrepentimiento: su padre le lanzó ácido al cuerpo. Anusha sufrió quemaduras en buena parte de la cara y el torso, pero los Zafar no la llevaron al hospital hasta la mañana siguiente. Es fácil –y tan horrible a la vez– imaginar su lenta agonía durante toda la noche, sin poder pedir ayuda a nadie. Fue la hija mayor del matrimonio, casada, quien, al descubrir a su hermana, avisó a la policía de la agresión que había sufrido. Ya era demasiado tarde, porque falleció mientras la llevaban al hospital debido a la gravedad de sus quemaduras.

LOS PADRES DE ANUSHA fueron detenidos por la policía y trasladados a prisión, donde permanecen en dos celdas contiguas a la espera de juicio. Cuando un periodista del canal británico BBC consiguió entrevistar a Muhammad y le preguntó por qué lo había hecho, Zafar respondió: “Es un asunto de honor. La gente ya hablaba de nosotros en el pueblo y de la forma de comportarse de mi hija pequeña. Ella estaba destinada a morir”. Aunque este año la ley pakistaní se ha endurecido en esta región de Cachemira, con castigos que van desde una pena mínima de 14 años a cadena perpetua, la mayoría de los casos quedan sin resolver y los culpables escapan de la acción de la justicia. En lo que va de año se han producido más de 80 ataques de esta índole en Pakistán. Pero seguro que la cifra es aún mayor, ya que muchos de estos delitos no se denuncian.

EN PAÍSES como Jordania, Pakistán, Israel, Turquía o Arabia Saudí, el valor del honor esta relacionado con la virginidad de la mujer antes del matrimonio. Y es la familia la encargada de garantizar la pureza sexual de las jóvenes. Hablar con un hombre desconocido, tener un novio sin contar con el imprescindible permiso paterno o vestir ropa “occidental” son infracciones suficientes para castigar a las víctimas. El padre de Anusha estaba convencido de que su hija mantenía relaciones con el muchacho de la moto. Quizás solo le conocía de vista. Sin embargo, poco importa... al igual que para miles de mujeres y niñas que cada año son víctimas de esta terrible discriminación que mata también en Europa.

P. D.: Con la migración, los crímenes de honor han aterrizado en Europa, donde no existe ningún protocolo de prevención y castigo. Este año se han cometido ya más de 100 asesinatos, 12 de ellos en Reino Unido y más de 40 en los Países Bajos. En España, estas muertes se engloban en la violencia de género.

No hay comentarios:

Publicar un comentario