domingo, 30 de diciembre de 2012

DESAYUNO DE DOMINGO CON JUAN PÉREZ MERCADER,./ LEYENDA PERSONAL CARA A CARA CON LA MUERTE, TODO LO HICE FUE COMPRAR UN GPS,.

TÍTULO: DESAYUNO DE DOMINGO CON JUAN PÉREZ MERCADER:

Juan Pérez Mercader, director del Centro de Astrobiología (Carretera de Ajalvir, km 4 - Torrejón de Ardoz), explica su profesión y sus aficiones. Este físico de formación dedica gran parte de su tiempo a la ciencia y aplica la física y la ciencia a la descripción matemática de fenómenos naturales. En este centro se investigan, entre otros aspectos, si existe o si ha existido vida en otros planetas.

Autoridad mundial en física. Asesor de la NASA, investigador de Harvard y autor.

Representado en exclusividad por Thinking Heads
Físico y astrobiólogo, la investigación de Juan Pérez Mercader se centra en la física y su interés fundamental está en la aplicación de la física teórica al conocimiento del universo, desde las escalas más grandes a las más pequeñas y el origen de la vida. El diario El Mundo le ha identificado como una de las personas más destacadas de la ciencia y la tecnología en España. 

“En la Luna están guardados muchos secretos acerca de cómo fue la Tierra en sus primeros instantes”,.

Es Profesor de Investigación del CSIC y de 1989 a 2008 fue Consultant de la Theory Division del Los Álamos National Laboratory en EE UU. Desde 2008, es External Faculty del Santa Fe Institute (EE UU) y, desde 2010, trabaja en la Universidad de Harvard donde es Senior Research Fellow. Es, precisamente, en esta última institución donde dirige la Origin of Life Initiative. Este proyecto, en la frontera entre biología, física, química, computación e ingeniería, tiene como objetivo el diseño y síntesis de sistemas artificiales bio‐inspirados que emulan a los más sencillos seres vivos naturales.

Su Desayuno es el siguiente café con leche con galletas tostadas,.

TÍTULO:  LEYENDA PERSONAL CARA A CARA CON LA MUERTE, TODO LO HICE FUE COMPRAR UN GPS,.

Desde hace algunos años se reciben en mi despacho cartas de lectores de lengua española, de muchos países del mundo, en las que me piden mi texto Cerrar un ciclo. Desde hace algunos años, desde mi despacho se les envía una copia de la columna que en su día publiqué en este espacio, con el título El ciclo de la alegría.

Una mañana, al abrir mi cajón de correspondencia, vi que pedían el texto Las etapas de Paulo Coelho. Como nunca había escrito nada semejante, busqué en internet y descubrí que se trataba de un título diferente para el mencionado Cerrar un ciclo. Descubrí también que durante muchos años habíamos estado enviando a los lectores la columna equivocada y que en realidad querían el texto que transcribo a continuación.

No fui yo, desgraciadamente, quien escribió el original, pero decidí adaptarlo y ahora puedo por lo menos reivindicar parte de su autoría:

Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin.

Cuando insistimos en alargarla más de lo necesario, perdemos la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir. Poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capítulos…, no importa el nombre que le demos, lo importante es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron. ¿Me han despedido del trabajo? ¿Ha terminado una relación? ¿Me he ido de casa de mis padres? ¿Me he ido a vivir a otro país? Esa amistad que tanto tiempo cultivé, ¿ha desaparecido?

Puedes pasar mucho tiempo preguntándote por qué ha sucedido algo así. Puedes decirte a ti mismo que no darás un paso más hasta entender por qué motivo esas cosas que eran tan importantes en tu vida se convirtieron de repente en polvo. Pero una actitud así supondrá un desgaste inmenso para todos: tu país, tu cónyuge, tus amigos, tus hijos, tu hermano; todos ellos estarán cerrando ciclos, pasando página, mirando hacia delante, y todos sufrirán al verte paralizado. Nadie puede estar al mismo tiempo en el presente y en el pasado, ni siquiera al intentar entender lo sucedido. El pasado no volverá: no podemos ser eternamente niños, adolescentes tardíos, hijos con sentimientos de culpa o de rencor hacia sus padres, amantes que reviven día y noche su relación con una persona que se fue para no volver. Todo pasa, y lo mejor que podemos hacer es no volver a ello.

Por eso es tan importante (¡por muy doloroso que sea!) destruir recuerdos, cambiar de casa, donar cosas a los orfanatos, vender o dar nuestros libros. Todo en este mundo visible es una manifestación del mundo invisible, de lo que sucede en nuestro corazón. Deshacerse de ciertos recuerdos significa también dejar libre un espacio para que otras cosas ocupen su lugar. Dejar para siempre. Soltar. Desprenderse. Nadie en esta vida juega con cartas marcadas. Por ello, unas veces ganamos y otras, perdemos. No esperes que te devuelvan lo que has dado, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor. Deja de encender tu televisión emocional y ver siempre el mismo programa, en el que se muestra cómo has sufrido con determinada pérdida: eso no hace sino envenenarte.

Nada hay más peligroso que las rupturas amorosas que no aceptamos, las promesas de empleo que no tienen fecha de inicio, las decisiones siempre pospuestas en espera del ‘momento ideal’. Antes de comenzar un nuevo capítulo hay que terminar el anterior: repítete a ti mismo que lo pasado no volverá jamás. Recuerda que hubo una época en que podías vivir sin aquello, sin aquella persona, que no hay nada insustituible, que un hábito no es una necesidad. Puede parecer obvio, puede que sea difícil, pero es muy importante. Cerrar ciclos. No por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia, sino porque, sencillamente, aquello ya no encaja en tu vida.

Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo. Deja de ser quien eras, y transfórmate en el que eres.

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