lunes, 24 de diciembre de 2012

MILLA SALCEDO ACTOR HUMORISTA Y EX MITAD DE MARTES Y 13,./ TELECINCO QUIERE A MARTA FERNANDEZ EN LAS NUEVAS "MAÑANAS DE CUATRO"

TÍTULO: MILLA SALCEDO ACTOR HUMORISTA Y EX MITAD DE MARTES Y 13.

NOCHEVIEJA CON MARTES Y 13 EN TVE-foto.

Millán Salcedo: “La empanadilla de Móstoles hoy es Iker Casillas”
El ex componente del dúo Martes y 13 actuó en Parla dentro del ciclo de humor programado por la Concejalía de Cultura


Un torrente de humor, de gracejos, de sonidos imposibles, de imitaciones, de juegos de palabras pasó por Parla el pasado día 22 de marzo de la mano de Millán Salcedo, la otra mitad del famoso dúo humorístico Martes y Trece. Separado profesionalmente de Josema Yuste, Millán recorre las Españas cargando contra todo lo que se mueve: la televisión, el Gobierno, la Iglesia, el Real Madrid, la prensa del corazón... Con su espectáculo Yo me subí a un piano verde, durante dos horas, este monstruo del humor canta, imita, cuenta chistes, hace reír sin tregua, destilando humor puro, surrealismo ibérico, al estilo de Tip y Coll y de los Hermanos Marx. Y con la sempiterna presencia de Encanna, la Pantoja y compañía.

-PREGUNTA: -¿Qué puede encontrar el público en su nuevo show?

-RESPUESTA: -Van a encontrar un poquito de todo, una especie de gran ensalada de éstas bien surtidas, con mogollón de cosas distintas. Van a encontrarse aquello que quieren encontrarse, pero no a lo mejor como ellos esperan sino como yo quiero dárselo. Digamos que sigo en mis trece, sólo que sigo haciendo aquello que siempre he querido hacer, que es subirme a un escenario y hacer toda la sarta de barbaridades que se me puedan ocurrir. Recuperar a lo mejor ese personaje mediático, digamos, sinvergonzón, aquel que le da lo mismo pero lo mismo le da, capicúa. Sobretodo, dejarme llevar un poco por el real y único modo de respirar que yo reconozco habitualmente que es el del sentido del humor. Si no tienes sentido del humor, mejor no vayas a un espectáculo de humor, y al revés, si no tienes sentido del humor, es muy raro que subas a un escenario. Digamos que esto es lo que se va a encontrar la gente. También mucho de nostalgia, porque hay muchas personas que vienen porque nosotros, una de las cosas que mejor hicimos fue saber retirarnos a tiempo. Eso ha dejado una especie de recuerdo, de memoria colectiva o vaya usted a saber qué, que hace que mucha gente venga a ver si vamos a hacer otra vez lo de la empanadilla (esto también le ocurriría a Josema). Pues miren, ¡no! Pero bueno, se puede parecer. No es lo mismo pero es igual. Como aquello que decíamos en el detergente aquel.

-El escenario engancha. ¿Se encuentra a gusto reviviendo su propia historia?

-Después de picotear tanto tiempo y en tantas cosas, cumplo treinta años de profesión, porque he sido un enorme osado, me quedo con el escenario. Lo de subirse a las tablas se lo recomiendo a todo el mundo. Es una terapia, una especie de catarsis que hago en este espectáculo y además, yo sí me he subido a un piano verde. Lo hago porque tengo necesidad de subirme, primero a un escenario, porque estaba un poco perdido, y además, encima de un piano. Es una terapia que yo hago extensible desde arriba. Se lo digo a la gente que se atreva, ¡pero ya! Es mucho más tarde de lo que nos creemos. Esto no sé quien lo dijo, igual es mío o se me acaba de ocurrir, pero es una barbaridad que tiene mucho que decir. ¡Atrévete a hacerlo, no lo dejes! Ni es que ni leches. Es que tengo ochenta años... Da lo mismo: sube ya y mata ese gusanillo de una puñetera vez. Hay que subirse a lo que sea, a las barbas de tu padre.

-¿Qué diferencias encuentra entre la actuación teatral y grabar un programa de televisión?

-Hay una diferencia absolutamente diametral. No tiene nada que ver. Es la noche y el día. Bendito sean los programas en directo, la voz en directo, los cantautores. Donde realmente se tiene que ver a un actor o a una actriz o un artista es arriba de un escenario donde empieza y acaba y lo que ocurra es la historia de ese momento, que puede o no perdurar, da un poco lo mismo. Hay veces que a mí me dan ganas de salir al escenario vestido ya de Gracita Morales, con plumero y empezar a desempolvar recuerdos porque hay mucha gente que añora aquellos trabajos que hicimos, también hay que decirlo. Yo creo que he encontrado ya mi sitio. Sabía que a mí me gustaba actuar, desde pequeñito lo he hecho y ya mi madre me llamaba ‘el figuritas’, pero no sabía que me gustaba tanto. ¡No sé yo dónde va a acabar esto! Al final voy a tener que llevarme el escenario metido en una mochila.

-¿Se considera usted más cómico, humorista, actor, monologuista, creador, imitador?

-Yo lo que soy, aunque no lo diga el carné de identidad, es actor de arte dramático hace muchos años, cuando era joven. Es verdad que hemos estado muchos años de humoristas, por aquello de la cosa mediática de la tele, hemos funcionado muy bien y mucha gente o casi todo el mundo piensa que yo soy humorista o gracioso oficial o no sé cómo determinarme. Pero yo tengo alma de titiritero y a mí lo que me gusta es dar vueltas, girar, irme de gira, de hotel en hotel con la maleta, que encima la han puesto ruedas y no tienes que cargarla. Es una maravilla todo. Yo soy lo que quieran llamarme, me encajará muy bien y me vendrá muy bien, pero lo que quiero es subirme a un escenario y pasármelo bien. Nada más.

-¿Siente que ahora tiene más libertad en su trabajo?

-Sí, sobre todo porque, y esto a lo mejor está feo que lo diga, después de tantos años algún privilegio debería tener. Ahora ya puedo elegir más y, sobre todo, elegir bien los trabajos a desarrollar. Me explico: que ahora estoy haciendo Yo me subí a un piano verde, pues eso es lo que estoy haciendo y no una película, una serie, trabajar en Cleofás por la noche, al día siguiente viajar a Toledo o a las fiestas patronales de Murcia. ¡Por el amor de Dios! Claro, te pilla más joven. Ahora ya con cincuenta y tres años, voy a cumplir cincuenta y cuatro el catorce de abril (voy con la edad del festival de Eurovisión), a estas alturas de mi vida creo que me merezco ya disfrutar de cada trabajo que hago, ser selectivo y hacer montajes con factura técnica. Yo ya no soy mediático ni falta que me hace porque ya he vivido todo eso. A veces te molesta que vayas a un estreno y que en el fotocall, de repente venga una petarda o una ‘choni’ de estas del Paquirrín o una del Gran Hermano o del ‘naúfrago’ o de vete tú a saber qué, y que de repente tenga mucho más efecto que tu presencia. No me ha pasado porque tampoco me prodigo, pero sinceramente lo sé por compañeros, que es patético. Hay que luchar por el buen gusto y la calidad, hay que volver a la televisión que entretenía, que es para lo que me he comprado el televisor, para que me entretenga, no para que me cuenten penas ni para que me desarrollen mi vena morbosa. Hay un sector del público que no se ha dado cuenta y quizá yo también me incluya, que llevan tantos años tocándonos la vena morbosa que nos hemos vuelto morbosos perdidos. No somos capaces de salir de nuestro domicilio porque es que esta noche expulsan a fulanita o se ha peleado no sé quien. ¡Esto qué es! Y los demás, ¿de qué vivimos? Yo no me puedo quejar. Estoy hablando en nombre de... ¡Y como no me calle alguien, es que no puedo parar de hablar!

-¿Cómo encuentra la televisión que se hace hoy día?

-(Me tratas de usted porque te sale de los cojones, pero a mí me hablas de tú, tío). Como telespectador puedo decir que la televisión actual no me interesa demasiado porque hay tanta oferta y además tan poco respeto por el trabajo profesional, que dices, bueno, ¿pero dónde está esta serie que estaba viendo y me la han quitado? ¿Por qué me la quitan? Y luego, como profesional del medio, tengo mi nostalgia. Antes sólo había un canal y el UHF. El tempo o tiempo televisivo era otra cosa. Ahora como te descuides un poco, te están haciendo zapping ya. Es todo muy distinto y han pasado veinte años, que tampoco es tanto. De aquí al futuro, esto puede ser terrorífico. Una vez lo dije y me lo publicaron y todo: ¡que alguien nos salve a los telespectadores que añoramos el buen gusto y el entretenimiento, que dé un puñetazo encima de la mesa, quien sea! El propio Rey, ¡que dé un coronazo encima de la mesa y que corte con el mal gusto de una puñetera vez!

-El humor y la música siempre han ido de la mano en su carrera. No entiende usted el uno sin el otro.

-Ni mi vida, ni nada. La sintonía de mi vida es musical, está claro. ¡Viva la música, los cantautores, toda la música clásica, que me encanta, y la romántica! Te toca la fibra, te pone el vello erecto. Y cuando pasas de los cincuenta te pones un poquito añorante, blando, ñoño y moña, incluso.

-¿Cómo ha evolucionado el humor en España desde sus comienzos?

-Ahora todo tiende al monólogo. Yo mismo, conmigo mismo, estoy haciendo una especie de monólogo pero no es el clásico monólogo al uso porque aquí tengo un diseño de producción, de dirección con Paco Mir Joan Gracia, de Tricicle; con Marcos Cruz, un pianista maravilloso que tengo y me acompaña. A lo largo del espectáculo, o lo que sea esto, que yo lo llamo así. Y luego, hay unas proyecciones en pantalla que son unos trabajos manuales que yo mismo hago. Es un poco mi mundo llevado a un escenario porque yo, sinceramente, no puedo estar sin hacer nada. Como me ponga a pensar en cómo llego al lunes, no puedo. Tengo que pensar en algo que me agobie un rato, cómo saltar este seto, ... Yo tenía que ser caballo de carreras en otra vida. Estuvimos aquí en Parla hace tres años haciendo la Salomé de Óscar Wilde, donde yo interpretaba a Herodes. Y mucha gente pensaba que iba a hacer yo de Salomé. Una señora por la calle me dijo que se había enterado que iba a hacer de Salomé, pero ¿cómo iba a hacer yo de Salomé? No podría porque la danza de los siete velos podría parecer la danza de los siete vientres. ¡Estoy gordo como una vaca!

-¿Cómo se ve nuestro país subido a un escenario? ¿Hay una perspectiva diferente?

-Ha cambiado todo, pero hay un común denominador: que seguimos en la misma península, con el mismo sentido del humor, el carácter latino y además avalado, como es en mi caso, aunque nunca me he creído nada, por aquel recuerdo que tiene el público de que fui uno de los de Martes y Trece. Yo soy la empanadilla de Móstoles, aunque ahora resulta que la empanadilla se ha convertido en Casillas y fueron Las Supremas hace poco. Pero ahí está la cosa. Entonces, avalado por todo eso, desde arriba del escenario se ve todo que es una maravilla y un placer, por todo lo que he dicho antes, en cuanto a lo personal, y en relación al público la gente viene ya receptiva, con la idea de que se lo va a pasar bien y eso se nota muchísimo. Yo me crezco y soy un aparato de riego por aspersión que desde arriba funciona más rápido o más lento según quiera el público. Es mutuo, una comunión absoluta.

-Mucha gente le considera como uno de los genios del humor español. ¿Está de acuerdo?

-No. Eso de genio, ¿qué es?. Ingenio. Me gustan los juegos de palabras. Este espectáculo o lo que sea esto, es un enorme juego de palabras. Que vivan los idiomas y ojalá nunca nos peleáramos por ese asunto que se llama idioma. ¡Viva la palabra! La libertad de expresión, en definitiva. ¿Dónde hay que firmar? Pero no soy un genio, hago juego de palabras porque soy de la tierra del ingenioso hidalgo, entonces tengo ingenio porque lo he heredado de mi tierra y de mis padres. Mi madre era una cachonda mental y muy dada a los chascarrillos, su modo de hablar y de expresarse. Era portera en Madrid y siempre la portería estaba llena de vecinos y vecinas. ¡Por el amor de dos! ¡Pon una barra aquí madre!

-¿Existe un humor típico manchego? Usted no lo practica mucho.

-Sí, pero yo no he prodigado en mi tierra. Es verdad que nací en Brazatortas, provincia de Ciudad Real, pero nos fuimos a Puertollano porque mi padre, que en paz descanse, le dieron trabajo en Calvosotelo, que ahora se llama Empetrol, y como murió tan joven, enseguida me metieron en un internado y no he vivido prácticamente en mi tierra. El deje no lo tengo porque llevo mucho tiempo viviendo en Madrid aunque nunca me olvidaré de mi tierra y siempre diré dónde he nacido. Pero luego hay un dicho por ahí que dice que el roce hace el cariño o que no se es de donde se nace sino de donde se pace. Y todo eso lo metes en una turmix y salgo yo. Madrid para mí es importantísimo. Vivo aquí desde hace cuarenta años, soy madrileño de adopción y manchego de cuna. Con esto no se puede ofender nadie.,etc.

TÍTULO: TELECINCO QUIERE A MARTA FERNANDEZ EN LAS NUEVAS "MAÑANAS DE CUATRO"

La fusión entre Telecinco y Cuatro sigue provocando noticias en cuanto a sus principales rostros. Telecinco continúa inmersa en los cambios en la programación que veremos presumiblemente a partir de Enero y a los cambios ya hablado aquí anteriormente, hay que añadir ahora un nuevo rostro que podría pasar a Cuatro. El programa LAS MAÑANAS DE CUATRO pasará a producirlo ATLAS, productora de los Informativos de Tele 5 y no PLURAL como hasta ahora. Por eso, el nombre de Marta Fernández suena con fuerza para hacerse cargo de las nuevas mañanas de Cuatro que prepara la cadena sustituyendo a Concha García Campoy. Marta ya sabe lo que es presentar un programa matinal ya que este verano sustituyó a Ana Rosa Quintana con muy buenas críticas.
Pero además, se da la circunstancia que si se llegara a buen puerto esta noticia que adelanta Vertele, Marta volvería al programa en el que colaboró años atrás cuando era un magazin de tres horas y no la tertulia en la que se ha convertido. Parece que desde Telecinco intentarán levantar las mañanas de Cuatro que tan vacías están en la actualidad. Lo que no sabemos es si el corazón y los temas propios de Telecinco acabarán protagonizando las nuevas apuestas de Cuatro...
Por otra parte, Juan Pedro Valentin, será el nuevo Director General de Atlas, la empresa productora de los informativos de Telecinco.

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