Lo primero que sorprende al hablar con Jaime Martínez (Jerez de los Caballeros, 1989) es que conserva intacto su acento extremeño. En sus ...
Jaime Martínez en la plaza de
toros de Pachuca, en México.Foto,.
toros de Pachuca, en México.Foto,.
Lo primero que sorprende al hablar con Jaime Martínez
(Jerez de los Caballeros, 1989) es que conserva intacto su acento
extremeño. En sus palabras no hay ni rastro de su paso por México a
pesar de que ha permanecido allí los últimos once meses de su vida. Sin
embargo, sí que el país azteca ha calado en este joven novillero con
picadores. Viste pantalón vaquero, jersey verde y un anorak con el que
protegerse del frío. Pero además lleva consigo la ilusión de aquel que
la había perdido y acaba de recuperarla, unida a la esperanza y los
sueños de llegar a alcanzar su meta y la madurez que da la experiencia y
el haber tenido que abrirse camino solo, en un lugar que no conocía y
lejos de su familia y amigos.
La historia de Jaime es la de un joven de 23 años que
lleva toda la vida luchando por su pasión, el mundo del toro. Se formó
en la Escuela Taurina de Badajoz y vistió por primera vez de luces en
2006, debutando con picadores tres años después. Desde entonces, la
crisis y las dificultades de los novilleros por la escasez de este tipo
de festejos han hecho acto de presencia en su vida. Apenas ha podido
torear pero jamás ha perdido la ilusión y las ganas de luchar.
Por ello no se lo pensó dos veces cuando, a través de un
amigo, conoció al hijo de un ganadero mexicano de reses bravas que
residía en Madrid y le pidió que hablase con su padre para que lo
acogiese en su finca. En concreto, la vacada de Heriberto Rodríguez,
cuyas reses pastan en la finca 'Cocinillas' de Apan, a poco más de 100
kilómetros de Ciudad de México. Este aceptó, aunque le dejó bien claro
que lo único que podía prometerle eran las vacas de su hierro para
tentar, a cambio de que le echase una mano en las labores propias del
campo.
Con una maleta cargada de ilusiones viajó al país azteca
el 9 de enero de este año. En principio, regresaría el 15 de marzo, pero
finalmente no ha vuelto hasta el 3 de diciembre. Por fortuna, por una
buena razón: las siete tardes que ha toreado en México, compartiendo
muchas de ellas cartel con profesionales de la talla de Diego Ventura o
los matadores de toros 'El Zapata' y Arturo Macías.
Hace casi dos semanas que Jaime Martínez regresó a Jerez
de los Caballeros pero será por poco tiempo. El día 10 de enero volverá a
tierras mexicanas donde en esta ocasión le espera una nueva etapa
profesional cargada de buenas noticas. El padre de 'El Zapata', uno de
los diestros más conocidos y reconocidos del país ha decidido apoderarle
y dirigir su carrera en la próxima temporada. Es por ello que cambiará
su residencia en Apan por una nueva en Apizaco y quién sabe si la
posibilidad de tomar la alternativa.
El camino de Jaime Martínez no ha sido nada fácil. Cuando
partió hace casi un año dirección México nunca antes había viajado solo
tan lejos, a unos 9.000 kilómetros de su casa. Ni siquiera conocía al
ganadero, que le recibió en el aeropuerto. Le llevó a su rancho y allí
permaneció cuatro días solo, algo que no terminó de convencerle, por lo
que pidió a la familia vivir en la ciudad, Apan, un municipio de unos
45.000 habitantes en el que lo han acogido como a uno más.
Uno más en Apan
«En el pueblo donde he vivido me conoce todo el mundo,
incluso he entablado amistad con personas que no tienen nada que ver con
el toro, pero a las que he conocido haciendo deporte o cualaquier otra
actividad», recuerda Jaime Martínez. En Apan conoció a otro novillero
con el que entrenaba. Su día a día estaba marcado por el entrenamiento
físico, el gimnasio y el toreo de salón. «Cuando había saneamiento,
herradero, tentadero o cualquier faena de campo íbamos a la finca. Así
era nuestro día a día. Campo y entrenamiento», detalla.
En uno de los tentaderos de la familia Rodríguez, donde
Jaime residía conoció a Curro Ortiz, un matador de toros que en la
actualidad ejerce como apoderado y empresario. De hecho, era el
encargado de gestionar la plaza de Apan. Después de verle le ofreció
dirigir su carrera y ha sido el que ha hecho posible que el novillero
torease sus siete compromisos.
El primero de ellos poco después de llegar. El 28 de
enero en un festejo mixto en la localidad de Tepeapulco con el
rejoneador español Diego Ventura y los matadores de toros Uriel Moreno
'El Zapata' y Jerónimo. Fue ovacionado tras lidiar a su ejemplar, de
Torreón de Cañas. Para Jaime Martínez fue un día muy especial, sobre
todo por compartir cartel con grandes figuras del toreo a caballo y a
pie. Y eso le dio fuerzas para seguir adelante.
Luego llegarían más compromisos. En Apam, Huamantla, Boca
del Río, Pachuca, Tecama... Compartiendo cartel en algunos con
matadores de toros como Arturo Macías o con otros novilleros como él.
«Desde que debuté con picadores llevaba toreando una novillada al año.
La situación era muy complicada porque no me anunciaban, pero tampoco
hacía campo y los empresarios y ganaderos no me hacía ya caso. Allí
gracias a Dios se me han abierto las puertas y es por lo que voy a
volver a México», explica el jerezano.
Son muchas las cuestiones que diferencian a un país de
otro en cuanto a tauromaquia se refiere, pero también muchas las que
asemejan ambas naciones. «Hay gente que sabe mucho de toros, otros que
solo van a la plaza a hacerse ver. Algunas veces las plazas se llenan y
en otras ocasiones no va nadie... Como aquí», detalla el extremeño, que
reconoce que el toro es más bonito de cara aunque de menor volumen y que
tiene el temple mexicano que hace que los muletazos duren más.
¿Ha cambiado su toreo?
Es frecuente observar como muchos toreros que viajan al
otro lado del Atlántico se impregnan de torería mexicana. El caso más
reciente es el de Alejandro Talavante. ¿Le ha sucedido lo mismo a Jaime
Martínez?. El novillero jerezano reconoce que no, que lo que ha toreado
allí ha sido en gran medida lo que llevaba aprendido de España.
Lo que ha podido captar ha sido aquello en lo que se ha
fijado durante su estancia, lo que ha aprendido a base de observar. Es
por eso de que cara a 2013, Jaime Martínez busque una persona que pueda
echarle una mano, que le oriente, que le explique y que le ayude a
crecer como torero.
«Curro Ortiz es muy buena persona pero a veces me sentía
perdido en la plaza y necesitaba un profesional que me aconseje y me
ayude porque al fin y al cabo yo soy novillero y quiero aprender y
mejorar poqrue aún tengo fallos. Quiero ser mejor torero y creo que con
las personas que voy a estar ahora voy a poder entrenar con esa
seguridad», apunta el extremeño haciendo referencia a sus nuevos
mentores, el matador Uriel Moreno 'El Zapata' y su padre.
Además es una familia que puede ayudarle no solo en los
entrenamientos y a la hora de perfeccionar su toreo, sino que tienen
fuerza para poner incluir su nombre en los carteles de las novilladas
que se celebren en México. Además, tienen beunas relaciones con la
Monumental de México, ubicada en la capital del país y son muy estrictos
a la hora de la preparación de los toreros, por lo que cada día hay
entrenamientos desde las siete de la mañana hasta las once. «Es un
hombre muy disciplinado, que es lo que yo necesitaba», apostilla.
Antes de venir a España, Jaime Martínez apenas ha pasado
dos semanas junto a sus nuevos mentores, por lo que aún no han hablado
del planteamiento de su temporada 2013. Sin embargo, el jerezano
reconoce que le gustaría tomar la alternativa en México. Puestos a
pedir, desearía rodarse toreando festejos por el país, hacer el paseíllo
en la Monumental en la feria chica, en verano, triunfar en la plaza y
«si pudiera ser, ojalá» doctorarse en la temporada grande. «Lo que sí me
gustaría es que fuese este año. A ver cómo se van dando las cosas».
De momento es tiempo de disfrutar de la familia y de las
vacaciones de Navidad tras casi un año fuera de casa. «Mi madre es la
que peor lo ha pasado, pero ella sabe que es lo que quiero. Le daría una
alegría muy grande si le dijese que ya no quiero ser torero, pero es lo
que me gusta y mi pasión. Vivo por el toro y ella lo respeta», cuenta
el novillero extremeño.
La vuelta a Jerez de los Caballeros ha sido muy buena y
esboza una sonrisa al recordar el cariño que le están demostrando sus
paisanos estos días. «Tengo un pedazo de pueblo con una afición que me
apoya muchísimo y que lo están demostrando. En Jerez todo el mundo me
para, me pregunta y se alegra de mi buena experiencia», reconoce.
Y es que su experiencia no solo ha sido positiva por las
siete tardes en las que ha hecho el paseíllo o los triunfos en los
ruedos sino también por lo que ha puesto a nivel personal. Jaime
Martínez opina que ha viajado solo por primera vez y que ha estado casi
un año fuera de su domicilio y de su ambiente. «No fue fácil, le
preguntaba a la gente en el avión si conocían Apan, estaba nervioso y
tuve que adaptarme a otras costumbres, pero reconozco que ha sido
bueno», matiza.
A pesar de que es frecuente ver la conflictividad de
México en los medios de comunicación, Jaime Martínez no ha tenido ningún
problema en este sentido y se ha encontrado acogido.
Aunque se encuentra bien en México, Jaime quiere triunfar
también en España. En realidad, reconoce que le gustaría hacerlo en
todos los países taurinos del mundo. Sabe que en América están las
oportunidades para él, pero su intención es poder anunciarse también en
Las Ventas esta temporada para presentarse como novillero.
De momento es solo un sueño, pero Jaime Martínez ya ha
demostrado su valentía no solamente en los ruedos, sino también fuera de
ellos. Porque para emigrar en busca de las ilusiones hace falta el
valor de no mirar atrás para poder así caminar con paso firma hacia el
futuro. Un futuro, en su caso, más que esperanzador.
TÍTULO: RECORDS DE TERREMOTOS,.
Desde 1973 se viene midiendo, de manera reticular, la
actividad sísmica de España a escala global bajo criterios más o menos
estandarizados. En los últimos años, sobre todo desde 2004, cada año, e
incluso cada mes, alguna noticia sobre terremotos siembra el
desasosiego. Europa ha sido el escenario de varios episodios. En España,
el fenómeno ha tenido su reflejo con los seísmos de El Hierro y Lorca, donde se ha podido apreciar que el hombre vive en un planeta dinámico.
El año comenzó con fuertes temblores en el mundo. Los terremotos del 11 de abril de 2012 en Indonesia marcaron
un nuevo récord: la sacudida de magnitud 8,7 ocurrió a lo largo de una
falla horizontal. Nunca se habían registrado semejante violencia en
zonas donde los bloques se desplazan horizontalmente. Por esta razón no
se produjo un tsunami como el de 2004, a pesar de las alertas en varios
países de Asia y África y el pánico que se desató. Para que se produzca
un tsunami es necesario un disparo vertical de la corteza. Cuatro fallas
nuevas quedaron activas, una más con la réplica posterior de 8,2.
Muchos son ya los expertos que sostienen que el terremoto de 2004 y el
tsunami que se narra en la película 'Lo imposible' fueron los que
desencadenaron lo que hoy estamos viviendo. La actividad sísmica ha sido
notable en Japón, Guatemala, Canadá, México, Nueva Zelanda, Italia. A la vista de estos hechos, 2012 ha roto las estadísticas del año precedente.
Europa tampoco se ha librado. Un repaso a la más reciente
historia sísmica del viejo continente muestra muchas cosas de lo que
europeos, y especialmente españoles, han sido capaces de hacer para
mitigar estos fenómenos naturales aquí y allende los mares. Lorca recuerda todos los días lo que significa sufrir amnesia símica, l'Aquila o Emilia están
igual o peor. El 21 de julio de 1775, casi veinte años después del
mayor terremoto y tsunami que sacudieron Europa, y que especialmente se
ensañó con Portugal y España, con cerca de 100.000 víctimas, se emitió
la real cédula que autorizaba el traslado de la capital de Guatemala hacia el valle Ermita debido a los destrozos ocasionados por los seísmos de 1773.
El 7 de noviembre, la capital guatemalteca salió muy airosa
del vapuleo al que fue sometida por un terremoto de 7,3 grados. De algo
sirvió la experiencia española y las mejoras introducidas después de
las desgracias de 1917 y 1976. Pero cuando la ciudad de Guatemala se
proyectó desde la vieja Europa, poco a poco la mayor parte de la
población ya caía en el recurrente olvido europeo de lo que representan
los seísmos. La llegada de aquella iniciativa a Guatemala en diciembre
de 1775 fue toda una celebración. Era el primer proyecto para la nueva
ciudad y el 2 de enero de 1776 estaba en marcha. Esa vez los urbanistas
españoles tuvieron la habilidad de encontrar rápidamente un patrón
urbano efectivo y sencillo. Pocas fueron las variantes de aquella
innovadora propuesta que luego se aplicaron a todas las regiones que se
fueron conquistando. El aspecto más interesante fue el gran espacio
abierto y público de la Plaza Mayor, centro de poder y actividad
cívico-religiosa. Un calco de las modernas ciudades europeas de la
segunda modernidad urbana. El autor del primer proyecto que traza la
ciudad fue Luis Díez Navarro. Como en la anterior capital (Santiago),
los principales edificios civiles y eclesiásticos se ubicaron alrededor
de la Plaza Mayor. Carlos III aprobó el informe de su arquitecto
Sabatini, y como consecuencia de ello, creyendo que había escasez de
constructores capaces de realizarlo en Guatemala, se envió a Marcos
Ibáñez, quien reestructuró el proyecto original.
Sin murallas
En lo que atañe a aquellos centros urbanos que todavía eran
españoles, se trasplantó el patrón de agrupamiento característico de
aquella Europa; salvo casos muy aislados, ya no había murallas. Se
diseñó de acuerdo a un trazado urbano 'moderno', reticular, de manzanas
cuadradas. Es admirable cómo semejante experiencia de ultramar hubo de
ser importada en 1829 a Europa. El modelo, con pocos cambios, llegó a
ser implantado en España cuando el terremoto de Torrevieja (Alicante)
destruyó varias villas y asentamientos que fueron posteriormente
sometidos a similares planes urbanísticos antisísmicos.
Esa experiencia ya vivía en la genética cultural española y
por lo tanto europea. A la sazón pudo materializarse tras ser pensada,
proyectada, y puesta en escena en Guatemala con un éxito que aún hoy
sorprende gratamente a los mismos españoles. Desde ese modelo ahora es
más fácil sobreponerse. Y es que 2012 ha traído por toda la Tierra más
sismicidad que nunca: Guatemala ha sido una de las grandes ciudades
fuertemente golpeadas y hace unas semanas ha vuelto en unas semanas a su
nivel de actividad previo al golpe de la Tierra. Lorca, l'Aquila o
Módena no podrían afirmar lo mismo.
Pero entonces en Europa, ¿qué se hizo mal? A aquellos
europeos la tregua sísmica y el olvido se les dilató casi tres décadas,
pero enseguida, ocho años después de comenzar el nuevo proyecto de la
ciudad de Guatemala, en 1783, Calabria les volvió a recordar por dónde
pisaban. Se comenta que el mismísimo Goethe observó las luces del cielo y
previó el terremoto de Messina. Poco a poco Europa se
sumiría nuevamente en su particular amnesia sísmica, y ya volverían a
ser pocos los brotes que despertaran a semejante realidad la memoria
europea: 1802 en Vrancea (Rumanía); Almería en 1804; en Alicante, Torrevieja en 1829; el gran terremoto napolitano de 1857: en 1881 en Chios (Grecia); en 1884 en Colchester (Inglaterra) y ese mismo año en Arenas de Rey.
Desde entonces, hace ya casi 130 años, tan solo las desgracias
recuerdan a los europeos la realidad sísmica de su tierra. La práctica
totalidad de las ciudades españolas han sido diseñadas con leyes
urbanísticas inspiradas en el siglo de la tregua sísmica, el XX, sin
criterios de diseño anti-sísmico como se hizo en Guatemala o Torrevieja.
Pero este 2012 con actividad sísmica récord y al alza pone de
manifiesto la realidad de la historia de España. Incluso en este nuevo
contexto del siglo XXI, la cultura de la sismicidad no se ha actualizado
como otras materias. Simplemente se ha vuelto a olvidar.
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