Como ya anunciara Almudena Cid a
Vanitatis hace
Christian Gálvez y Almudena Cid se escapan de vacaciones a París,.
Como ya anunciara Almudena Cid a
Vanitatis hace unas semanas, ella y su marido, Christian
Gálvez, han cogido unos días de vacaciones y se han escapado a París.
Inmersos en una "luna de miel permanente", tal y como
señaló la exgimnasta, ambos optaron por viajar unos días antes de la Semana
Santa para evitar las aglomeraciones. "Nos vamos dos semanas. Desaparecemos y lo
hacemos a contracorriente. No en Semana Santa, porque preferimos
no coincidir mucho con la gente. Si pudiésemos alquilar el mundo, lo
haríamos, pero eso es imposible", comentaba a este portal hace un par
de semanas, durante un desfile de la colección de baño Quiérete, de la
diseñadora Dolores Cortés, en el que
desfiló Cid junto a las modelos Noelia López y Estefanía Luyk.
Prueba de este viaje, y a pesar de que Cid insistió en no desvelar el
destino para evitar ser perseguidos por los paparazzi, la
pareja ha colgado en su perfil personal de Twitter una imagen tras otra
en la que aparece junto a Almudena Cid en diferentes puntos de la ciudad
del amor."Solo para románticos", escribía Christian Gálvez al lado de su última fotografía, en la que aparecen vestidos de manera informal y con una amplia sonrisa dibujada en sus caras.
Christian y Almudena contrajeron matrimonio en agosto de 2010 en una romántica ceremonia celebrada en el municipio madrileño de Torrelodones. Gimnasta y presentador se conocieron precisamente en Pasapalabra y, como ambos han dicho en más de una ocasión, lo suyo fue amor a primera vista.
Él mismo reconocía hace unos años que "no creía en los flechazos hasta que conocí a Almudena y espero que ella sea la mujer de cada momento de mi vida y cuando ya sea un abuelillo diga: Almudena fue la mujer de mi vida".
TÍTULO: El pueblo del Fin del Mundo.
Los apocalípticos aseguran que el pico de Bugarach, en los Pirineos, será el único lugar que escapará el viernes del cataclismo,.El pueblo del Fin del Mundo
El alcalde de Bugarach, Jean-Pierre
Delord, posa con una postal en la que aparece un ovni sobrevolando su pueblo.
Dos noticias: una buena y una mala.
La mala: pasado mañana (21 de diciembre) se acaba el mundo, no compres más lotería.
La buena: el único sitio donde te podrás librar (si es que te quieres librar y vives en España o Francia) no queda muy lejos; está en los Pirineos.
El lugar en cuestión se llama Bugarach, un pequeño pueblo en las estribaciones de los Pirineos, entre Toulouse y Perpiñan. Los seguidores de las profecías apocalípticas vinculadas al calendario maya están convencidos de que el pico de Bugarach, la cumbre de 1.231 metros que da nombre a esta diminuta aldea donde hay censadas 188 personas, escapará al cataclismo que, según los apocalípticos, acontecerá pasado mañana. A las cinco en punto (esto lo digo yo).
Dos noticias: una buena y una mala.
La mala: pasado mañana (21 de diciembre) se acaba el mundo, no compres más lotería.
La buena: el único sitio donde te podrás librar (si es que te quieres librar y vives en España o Francia) no queda muy lejos; está en los Pirineos.
El lugar en cuestión se llama Bugarach, un pequeño pueblo en las estribaciones de los Pirineos, entre Toulouse y Perpiñan. Los seguidores de las profecías apocalípticas vinculadas al calendario maya están convencidos de que el pico de Bugarach, la cumbre de 1.231 metros que da nombre a esta diminuta aldea donde hay censadas 188 personas, escapará al cataclismo que, según los apocalípticos, acontecerá pasado mañana. A las cinco en punto (esto lo digo yo).
Nadie sabe exactamente dónde surgió el rumor, que corrió por
Internet como la pólvora (si se escribe “Bugarach” en
Google, el buscador devuelve 2.200.000
resultados), pero el interés que ha despertado entre
iluminados, newagers,
neohippies y chiflados en general ha
trastornado la vida del pueblo, que hasta ha salido en la CNN, en la televisión japonesa y en periódicos como The Guardian. Nada más llegar a Bugarach, Angelique Chrisafis, reportera de The Guardian, se encontró con un grupo de 20
zombis que bajaban de la montaña: buen comienzo para
un reportaje. Resultaron ser estudiantes que rodaban una
película casera de terror. Han robado tres
veces las señales de tráfico con el nombre del pueblo, y hasta
se llevan las piedras de la montaña para venderlas por
Internet como joyas o
talismanes al módico precio de ¡¡¡2.500 euros el
kilo!!!
Los primeros ésotériques empezaron a llegar a Bugarach hacia el año 2000, otra fecha que apuntaba maneras apocalípticas. Desde hace un par de años, el número de ufólogos y paranormales ha ido en aumento: en 2010, más de 10.000 personas subieron hasta la cumbre del monte, una cifra que se duplicó en 2011. En esta zona del Languedoc se instalaron a mediados del siglo X los cátaros o albigenses, herejes gnósticos que buscaban alcanzar la salvación a través de una vida de pureza y ascetismo –-se llamaban a sí mismos “los hombres buenos”-- hasta que la cruzada albigense acabó con ellos. Pasaron a la clandestinidad, muchos fueron quemados vivos y a finales del siglo XIII habían desaparecido dejando tras de sí pueblos fortificados como Carcassone. Hay quien sostiene que las cuevas que horadan Bugarach, una montaña del revés donde los estratos más jóvenes están debajo y los más antiguos arriba, son obra de los cátaros. Otros están convencidos de que en las tripas del monte se esconde una base de ovnis, y los más alunados incluso sostienen que en su interior se esconden puertas a otros mundos. Por si esto fuese poco, en Alet-les-Bains, a unos 20 kilómetros de allí, vivió algún tiempo Nostradamus, el de las profecías.
Los primeros ésotériques empezaron a llegar a Bugarach hacia el año 2000, otra fecha que apuntaba maneras apocalípticas. Desde hace un par de años, el número de ufólogos y paranormales ha ido en aumento: en 2010, más de 10.000 personas subieron hasta la cumbre del monte, una cifra que se duplicó en 2011. En esta zona del Languedoc se instalaron a mediados del siglo X los cátaros o albigenses, herejes gnósticos que buscaban alcanzar la salvación a través de una vida de pureza y ascetismo –-se llamaban a sí mismos “los hombres buenos”-- hasta que la cruzada albigense acabó con ellos. Pasaron a la clandestinidad, muchos fueron quemados vivos y a finales del siglo XIII habían desaparecido dejando tras de sí pueblos fortificados como Carcassone. Hay quien sostiene que las cuevas que horadan Bugarach, una montaña del revés donde los estratos más jóvenes están debajo y los más antiguos arriba, son obra de los cátaros. Otros están convencidos de que en las tripas del monte se esconde una base de ovnis, y los más alunados incluso sostienen que en su interior se esconden puertas a otros mundos. Por si esto fuese poco, en Alet-les-Bains, a unos 20 kilómetros de allí, vivió algún tiempo Nostradamus, el de las profecías.
Mientras los propietarios de hoteles y casas
rurales han hecho su agosto, las autoridades locales están preocupadas.
El alcalde de Bugarach, un
granjero llamado Jean-Pierre Delord, no quiere que el pueblo se
le llene de “lunáticos y fanáticos del Apocalipsis”, y ha
prohibido el acceso a la montaña mágica hasta el sábado, si es que el mundo no
se va antes al garete. Hasta el Gobierno francés ha tomado
cartas en el asunto: un informe de Miviludes (Mission interministérielle de vigilance et de
lutte contre les dérives sectaires), organismo creado en 2002 para
controlar la actividad de las sectas, advertia del riesgo de
que algún grupo mesiánico hiciese trastadas. Sobre todo, se
teme que alguna de las sectas que campan por allí estos días
planee un suicidio colectivo, como ocurrió en
1995 con 69 seguidores de la Orden
del Templo del Sol en Suiza y Canadá, o en
1997 en el Rancho Santa Fe (California, EE
UU), cuando 39 integrantes de la secta Heaven's Gate (La Puerta del Cielo) se
inmolaron al paso del cometa Hale-Bopp.
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