domingo, 30 de diciembre de 2012

EL MISTERIO AMORIM,./ Prueba | Seat León El Rey León Al Golf le ha salido un primo respondón

TÍTULO: EL MISTERIO AMORIM,.

Autor, millonario, amante… ¿impostor?
En “El amante uruguayo” (Alcalá), el Premio Alfaguara Santiago Roncagliolo intenta discernir entre la vida y la leyenda de Enrique Amorim, un millonario que, en cuanto amante de Lorca, supuestamente llegó a estar en posesión de sus restos mortales. texto FERRAN CALDÉS
Finales de 1953. Ciudad de Salto, Uruguay. Cientos de personas se reúnen ante una lápida de tres por dos metros para homenajear a Federico García Lorca, asesinado diecisiete años antes. Preside el homenaje un hombre demacrado que, al final del acto, entierra una caja al tiempo que afirma: “Aquí, en un modesto pliegue de suelo que me tendrá preso para siempre, está Federico…”. El contenido de la caja sigue siendo todavía hoy desconocido, y no tardamos en saber que el hombre que la enterró es el escritor uruguayo Enrique Amorim, cuya biografía y relación con los intelectuales de su época, incluyendo por supuesto a Lorca, protagonizan el último libro del peruano Santiago Roncagliolo. Si bien la figura de Enrique Amorim está llena de claroscuros, tras la lectura del libro y de todo lo que se relata en él lo único que puede darse por seguro es que mantuvo con Lorca una relación más que fraternal.
El centro de atención
Federico García Lorca llegó a Buenos Aires en 1933 para asistir al reestreno de una de sus Bodas de sangre. El éxito de las representaciones fue tal que el escritor español se convirtió en toda una personalidad en Argentina. De ahí, Lorca cruzó el Río de la Plata para ir a Montevideo con el objetivo de finalizar el tercer acto de otra obra, Yerma. Y, aunque su estancia en Uruguay ha sido considerada anecdótica por muchos de sus biógrafos, fue ahí donde entabló amistad con Enrique Amorim.
Pero, ¿quién era Enrique Amorim? Cuenta Roncagliolo que nació en 1900 en Salto y que ya de pequeño mostraba las dos características que marcarían su personalidad: su pasión por la escritura y la necesidad de ser el centro de atención. Fue en el Colegio Internacional Los Olivos de Buenos Aires donde pudo desarrollar al máximo ambos aspectos, y acabó convirtiéndose en un personaje popular a pesar de que su primera obra no fue bien recibida por la crítica. Pero Amorim supo compensar la falta de éxito en la escritura tejiendo una red de amistades y relaciones con escritores de la época que lo posicionaron como uno de los intelectuales más conocidos de America Latina. Así, en 1922 se convirtió en el anfitrión de Jacinto Benavente –con quien parece que mantuvo algún encuentro sexual–, y fue éste quien recomendó a Lorca que contactara con Amorim a su llegada a Buenos Aires.
Una conversación callejera
Buena parte del libro pivota en torno a la relación de Amorim con García Lorca y sus amistades y enemigos comunes, singularmente Jorge Luis Borges y Pablo Neruda, en un período de preguerra civil en que el autor de La casa de Bernarda Alba ya era considerado antiespañol por buena parte de la derecha del país.
En este tiempo, Enrique Amorim seguía con su particular farsa y se casó con una mujer que conocía sus inclinaciones sexuales mientras nacía en él una obsesión por ser padre, todo con el fin de seguir alimentando el personaje que él mismo había creado. Pero el sentimiento por Lorca era tan fuerte que acabó cruzando el océano para reunirse con él en Madrid en vísperas del estallido de la Guerra Civil. Y allí vivió un episodio que lo perseguiría el resto de su vida. Según su propia descripción, él y Lorca estaban discutiendo sobre política en plena calle cuando el granadino se mostró abiertamente del lado de Azaña. Amorim afirmó toda su vida que alguno de los fascistas que asesinaron a Lorca en agosto de 1936 había escuchado la discusión y que fue a raíz de la misma que se ordenó su detención.
Pero no está del todo claro que esta versión de lo sucedido sea cierta. El propio Roncagliolo expresa sus dudas y plantea la posibilidad de que Amorim alterara los hechos a su antojo para adaptarlos a la realidad que más le convenía, siempre como resultado de su afán por destacar y ser el centro de atención de todas las historias.
Se trataba de una verdadera obsesión que lo llevó incluso a ingresar en el Partido Comunista, y eso que sus nuevos compañeros no mostraron demasiado entusiasmo, seguramente por esa condición de millonario que planteaba serias dudas sobre los verdaderos motivos de su ingreso y apuntaba más bien al oportunismo. Sea como fuere, su pertenencia al Partido Comunista le cosechó la antipatía de las autoridades, que lo consideraron un traidor y un elemento peligroso, al tiempo que lo situó al mismo nivel que intelectuales de la época como Neruda o Pablo Picasso, entre otros.
¿Y tan amigos?
Entramos en la década de los 1950 con la expulsión de Amorim de Argentina, ordenada por Perón, un hecho que pasó casi inadvertido en ese momento y que ni siquiera mereció una protesta por parte del Partido Comunista. El millonario uruguayo se fue a Francia, desde donde siguió financiando al partido y donde alimentó tanto su relación de amistad con Picasso como su enemistad con Neruda. Y con el pintor malagueño vivió otro episodio singularmente legendario: en los albores de la Segunda Guerra Mundial, parece que Amorim estuvo presente en un encuentro entre Picasso y Charles Chaplin… ¡haciéndose pasar por Jean Paul Sartre! Pero tampoco está nada claro. A partir del relato de los testigos, parece ser que sí asistió a la cena, pero no queda claro por qué ni en calidad de qué.
Tras la guerra, Amorim comenzó a trabajar en el monumento a Lorca y regresó a Montevideo para tomar las riendas del proyecto, que culminaría en 1953. El acto se celebró con la presencia de Amorim pero sin Neruda ni Picasso, a quienes el propio Amorim intentó convencer de que asistieran hasta el último momento. Tras regresar a París, donde fue detenido por comunista para acabar expulsado del país, Amorim emprendió el viaje final a Montevideo, donde murió en 1960.
El amante uruguayo
Santiago Roncagliolo
Alcalá
368 págs. 21,90 ¤.
Se ponía punto y final a una vida llena de claroscuros que Santiago Roncagliolo intenta explicar en esta biografía, elaborada a partir del testimonios familiares y de los escritos que dejó Amorim, fuentes que a pesar de todo no consiguen esclarecer la veracidad o no de los misterios y anécdotas que el escritor uruguayo fue sembrando a lo largo de su vida. Lo que está claro es que Amorim tuvo una relación con Lorca y que fue el impulsor del primer monumento al escritor granadino.
¿Podría ser que la caja que enterró Amorim detrás de la lápida contuviera los huesos del escritor granadino? ¿Realmente asistió Amorim a la cena con Picasso y Chaplin? ¿Tuvo la parte de culpa que él mismo se otorgó en la detención de Lorca? ¿Mantuvo correspondencia íntima con tantos y tantos intelectuales de su época? Y si los conocía y tenía buena relación con ellos, ¿por qué ni Neruda ni Picasso quisieron asistir al homenaje lorquiano de Salto? Sin dar respuesta directa a todas estas preguntas, Roncagliolo cumple al presentar ante el lector todos los elementos de análisis disponibles para que cada uno saque sus propias conclusiones.
¿Contenía la caja que enterró Amorim los huesos de Lorca?,.

TÍTULO: Prueba | Seat León

El Rey León:

Al Golf le ha salido un primo respondón:

Sonaba la 'Creedence Clearwater Revival' en el equipo de audio mientras conducía por una divertida carretera, a buen ritmo pero sin exageraciones. Y de repente, me sorprendí a mí mismo con una sonrisa dibujada en mi rostro. "¡Qué bien va este coche!", pensé, para sentirme satisfecho a continuación porque, además, había sido fabricado en España...
Sí, el nuevo Seat León se produce bajo la tutela y con la tecnología del Grupo Volkswagen, pero se produce en Martorell, en una planta en este país del que parecen empeñados en hacernos creer que no puede salir nada bueno. Pues se equivocan. La tercera generación del compacto español es un grandísimo automóvil, tanto que es capaz de sacarle los colores a su primo, esa leyenda llamada Golf. Ahora sí que sí...
Para empezar, su diseño está mucho más logrado. Es algo más recogido de dimensiones, pero sobre todo sus líneas maestras resultan menos radicales, menos agresivas. No renuncia en absoluto a matices deportivos en esa carrocería de cinco puertas (vendrán más, como la de tres o la familiar), lo que ocurre es que el dinamismo se combina con una mayor elegancia y prestancia, muy en consonancia con los últimos aciertos de Seat.
La tendencia de mejora se aprecia igualmente en el interior. Pese a ser más pequeño no resulta menos capaz (gana en batalla), aunque lo que más sorprende al cruzar el umbral de las puertas es el ambiente de calidad general que se respira en este León. Los materiales utilizados son agradables y de buen tacto, además de estar ensamblados con el esmero que llega desde Alemania. Y en cuanto al equipamiento, la versión superior Style que utilizamos para nuestra prueba disponía de una dotación sorprendente. Los compactos, modelos en torno a los 20.000 euros como éste, tienen hoy detalles que hasta hace muy poco eran exclusivos de cochazos.
Pero no acaba aquí la cosa, todavía hay más y mejor. Porque si en parado el León ya nos lleva a la admiración, en marcha el nuevo chasis, la puesta a punto de las suspensiones y el tacto de la dirección no invitarán a más y más exclamaciones de satisfacción. Pisa con garbo, sin extraños y sigue con fidelidad las indicaciones del conductor, aunque huyendo también de extremismos que comprometan el confort o la facilidad de manejo.
En cuanto al motor, el turbo de inyección directa de gasolina y 1,4 litros cumple sobradamente en cuanto a prestaciones, lo que no signifi ca que comprometa en absoluto los consumos.

Lo mejor

El comportamiento dinámico es intachable. El chasis tiene un aplomo sensacional y las suspensiones están bien puestas a punto para ir rápido y seguro.

Lo peor

Un detalle poco importante pero que 'chirría' en un coche de su calidad y equipamiento: los cinturones de seguridad carecen de regulación en altura.

Conclusiones

- La nueva imagen del León seguro que agradará a la mayoría. Sigue siendo deportiva pero también mucho más elegante. - La calidad general del producto es la propia del Grupo Volkswagen, toda una garantía que posiciona al coche a un alto nivel. - El motor gasolina 1.4 TSI turbo y de inyección directa es una opción muy interesante. Sus prestaciones son suficientes para un uso convencional y, siendo cuidadosos con el acelerador, gasta poco. - Dinámicamente el nuevo León vuelve a ser una referencia de su segmento, superando incluso a su predecesor, que ya brillaba en este apartado. Permite ir rápido con facilidad, seguridad y confort.

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