Quiero hacer un homenaje
al Taco de mis amores,
que ennoblece el corazón
de mujeres y de hombres.
Nos habla de nuestro Dios,
de su Divina Palabra,
y de muchas cosas más
que maravillan mi alma.
Doy las gracias a Dios
por todas las personas
que hacen posible el Taco
y con amor lo elaboran.---- paisajes de noche + yapa, foto.-
TÍTULO: QUIZÁ NO TANTO COMO ELLA, PERO.
HOY ME SIENTO un poco... gorda. Miro mis brazos y están fofos. Veo mis muslos y tengo la sensación de que van a hacer estallar las costuras de los vaqueros. Noto como que la tripa me rebosa por encima del pantalón y que los glúteos tienen una textura como de flan pasado de fecha. Vale, quizá exagero un poco, pero no tanto. Una amiga me dijo una vez que todas las mujeres pensamos que pesamos cinco kilos de más. Siempre. Sea lo que sea lo que marque la báscula creemos que estaremos mejor con cinco kilos menos. Bueno, pues hay días que no son cinco, sino diez. Y hoy tengo uno de esos. Un día rojo. Como Audrey Hepburn pero sin un Tiffany en el que refugiarme.
LA CASUALIDAD me pone delante de los ojos la galería fotográfica del gran evento de moda del año: la gala del Met de Nueva York. Justo lo que necesitaba para subir mi autoestima, claro: hembras (al menos lo más parecido en esta sociedad moderna a hembras reproductoras exhibiéndose en busca del macho Alfa) bellísimas, sexys y enfundadas en trajes imposibles (de hechura y precio). Atraída como un conejo mirando hacia los faros de un coche (sé que me va a atropellar pero no puedo resistirlo, me quedo ahí plantada, mirando) empiezo a ojear las fotos. Soy más bajita, tengo la nariz más ancha, más caderas, más brazos, más tripa, más celulitis y más arrugas. Tengo más de todo que esos palos con tetas exceptuando, claro está, tetas... y botox.
VOY PASANDO imágenes con un suspiro de resignación hasta que una de esas fotos me indigna. Me cabrea tanto que tardo medio segundo en hacer una captura de la pantalla y subirla a Facebook, a Twitter, al blog y al WhatsApp. "¿Incitando a la anorexia?", escribo junto a la imagen. Mis ojos no pueden apartarse del hueso de la cadera, más grande que su nariz, que exhibe con orgullo la modelo polaca Anja Rubik a través de una abertura lateral del vestido que le sube hasta la cintura (horas más tarde me daré cuenta de lo que, en otras circunstancias, me habría llamado primero la atención: que, obviamente, no lleva bragas). La chica parece sacada de un campo de concentración. Vamos, que te la encuentras en la calle y te dan ganas de comprarle un bocadillo de panceta frita. No sé si Anja Rubik es anoréxica. Es más, ni lo sé ni me importa, porque lo que me encoleriza es su orgullosa exhibición de la delgadez más extrema como método para el triunfo social. Si queréis ser como yo, parece decir, tenéis que poder salir volando con un soplo de viento.
Y ESO ME LLEVA de vuelta a que hoy tenía un día rojo y me sentía gorda (algún que otro día me siento triste, o fea, o inhábil social). Y ya sé por qué; he cazado al vuelo (¡qué susto!) un pensamiento fugaz e inconfesable que cruza mi mente durante un milisegundo: "Bueno quizá no tanto como Anja Rubik, pero así, delgadita, más delgada que ahora, me quedaría toda la ropa mejor, ¿no?". ¿Quién de vosotras no se ha sentido así alguna vez? Corrijo: ¿a quién de vosotras no la han hecho sentir así alguna vez?
P. D.: La imagen recibe decenas de comentarios. Y a pesar de que son muy críticos con la exhibición de la escualidez (no la tocaría ni con un palo, dicen algunos chicos), muy en el fondo de nuestra mente más inconsciente y avergonzada, querríamos estar más delgadas. Un poco más delgadas. Qué miedo.
LA CASUALIDAD me pone delante de los ojos la galería fotográfica del gran evento de moda del año: la gala del Met de Nueva York. Justo lo que necesitaba para subir mi autoestima, claro: hembras (al menos lo más parecido en esta sociedad moderna a hembras reproductoras exhibiéndose en busca del macho Alfa) bellísimas, sexys y enfundadas en trajes imposibles (de hechura y precio). Atraída como un conejo mirando hacia los faros de un coche (sé que me va a atropellar pero no puedo resistirlo, me quedo ahí plantada, mirando) empiezo a ojear las fotos. Soy más bajita, tengo la nariz más ancha, más caderas, más brazos, más tripa, más celulitis y más arrugas. Tengo más de todo que esos palos con tetas exceptuando, claro está, tetas... y botox.
VOY PASANDO imágenes con un suspiro de resignación hasta que una de esas fotos me indigna. Me cabrea tanto que tardo medio segundo en hacer una captura de la pantalla y subirla a Facebook, a Twitter, al blog y al WhatsApp. "¿Incitando a la anorexia?", escribo junto a la imagen. Mis ojos no pueden apartarse del hueso de la cadera, más grande que su nariz, que exhibe con orgullo la modelo polaca Anja Rubik a través de una abertura lateral del vestido que le sube hasta la cintura (horas más tarde me daré cuenta de lo que, en otras circunstancias, me habría llamado primero la atención: que, obviamente, no lleva bragas). La chica parece sacada de un campo de concentración. Vamos, que te la encuentras en la calle y te dan ganas de comprarle un bocadillo de panceta frita. No sé si Anja Rubik es anoréxica. Es más, ni lo sé ni me importa, porque lo que me encoleriza es su orgullosa exhibición de la delgadez más extrema como método para el triunfo social. Si queréis ser como yo, parece decir, tenéis que poder salir volando con un soplo de viento.
Y ESO ME LLEVA de vuelta a que hoy tenía un día rojo y me sentía gorda (algún que otro día me siento triste, o fea, o inhábil social). Y ya sé por qué; he cazado al vuelo (¡qué susto!) un pensamiento fugaz e inconfesable que cruza mi mente durante un milisegundo: "Bueno quizá no tanto como Anja Rubik, pero así, delgadita, más delgada que ahora, me quedaría toda la ropa mejor, ¿no?". ¿Quién de vosotras no se ha sentido así alguna vez? Corrijo: ¿a quién de vosotras no la han hecho sentir así alguna vez?
P. D.: La imagen recibe decenas de comentarios. Y a pesar de que son muy críticos con la exhibición de la escualidez (no la tocaría ni con un palo, dicen algunos chicos), muy en el fondo de nuestra mente más inconsciente y avergonzada, querríamos estar más delgadas. Un poco más delgadas. Qué miedo.
No sé si anja Rubix es anoréxia. Lo que me encoleriza es su orcullosa exhibición de la delgadez más extrema para el triunfo social.
TÍTULO: QUÉ HAY DE NUEVO CON Andrés Caparrós (hijo).
Andrés Caparrós (1971), es un presentador de televisión español.
Hijo de Andrés Caparrós Martínez y hermano de Alonso, ambos también presentadores, su primera gran aparición ante una cámara fue en 1998 para presentar en Telecinco El Nuevo Juego de la Oca, un concurso de gran éxito, en el que había tenido como predecesores a dos experimentados profesionales del medio como son Emilio Aragón y Pepe Navarro.
Un año después pasó a Televisión española y se convirtió en reportero de un programa de causas solidarias, llamado Todo en familia, que presentaba Ramón García.
En 2003 es fichado por Antena 3 para presentar junto a Natalia Rodríguez y Enric Escudé, el programa infantil Megatrix, aunque a diferencia de sus compañeros solamente permanece una temporada.
En 2006 ficha por la cadena de la Conferencia Episcopal Popular TV, donde presenta Sketch & Co., El diccionario popular, La noche de Andrés Caparrós, Qué calor e ¿Y tú de qué vas?.
Desde 2009 presenta un magacine en el canal Intereconomía. Actualmente se le puede ver en algun capítulo de la serie Cuentame como paso como presentador de telediario, posiblemente haciendo de su padre.
Tan, lejos, tan cerca,. El festival madrileño de fotografía abre sus puertas el 6 de junio, con una programación consagrada a lo local y a lo global. No te lo pierdas.
TÍTULO: 7 DÍAS CITAS:
1--Sábado-2- Un día con los Grimm.
2--Domingo-3-El otro Benicassim.
3--Lunes-4- Dias de amor y revueltas.
4--Martes-5-¡Viva el planeta!.
5--Miércoles-6- ¡Música, maestros!.
6--Jueves-7- 20 Años no son nada..
7--Viernes-8-Inventario sentimental.
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