sábado, 9 de junio de 2012

ADICTO A VOLAR ABAJO:/ MIS PADRES YA NO ME DAN LA PAGA: CRISTINA GRIJALBA,./ BEATIFUL GIRLS.

TÍTULO: ADICTO A VOLAR ABAJO:

El enfermero pacense Javier Tabares es acróbata aéreo en su tiempo libre a bordo de un Pitts que reparó él mismo. El día más bonito es cuando ya vuelas solo, pues el segundo es el del primer looping.
Hay un enfermero en Badajoz al que le encanta pilotar aviones y que reconoce tener una adicción, las acrobacias aéreas. «Yo ya no me monto en nada que vuele y que no pueda poner boca abajo», declara Javier Tabares Sanguino, de 51 años y reciente ganador del campeonato de Portugal, una competición abierta a la que acudió el pasado fin de semana en el aeródromo de Santarem.
En categoría intermedia sus loopings, toneles, caídas de alas y otras maniobras de infarto fueron la más puntuadas por los jueces. El año pasado quedó segundo y el anterior fue campeón de España en la modalidad deportiva, cuyo último ensayo lo realizó con una de sus tres hijas, de 16 años, montada detrás. «Han crecido con ello y les encanta. Van a verme a los entrenamientos y disfrutan mucho».
Este profesional sanitario empezó a volar en 1990. Quiso ser piloto comercial pero desistió porque salía muy caro el curso. Se conformó con hacer de ésta una afición de tiempo libre, pero entre cinco amigos se compraron un Yak 52, que es un avión militar de entrenamiento avanzado. «Así empezó todo. Varios capitanes de la base de Talavera se unieron a nosotros y nos enseñaron trucos de acrobacia». Y se enganchó a esta modalidad de vuelo que en Extremadura solo practican dos personas, él y Ramón Casquero, varias veces campeón de España y ahora su entrenador.
Javier Tabares quería más. Dice que el día más bonito de un aviador «es cuando por primera vez te sueltan y vuelas solo, pues se dice que entras en contacto con Dios y es muy emocionante. Pues para mí el segundo día que mejor recuerdo es cuando hice mi primer looping».
En esta maniobra que consiste en dibujar una 'o' en el cielo y te quedas boca abajo puedes llegar a perder la visión y desmayarte unos segundos debido a las fuerzas que confluyen en el cuerpo, «que puede llegar a pesar por momentos casi 800 kilos, por lo que no puedes mover ni un brazo». Pues todo esto a él le gusta y por eso sigue ensayando cada semana cómo combinar una maniobras con otras y depurarlas.
Lo hace con su Pitts S-1, un monoplaza rojo de 180 caballos de potencia que compró en Vigo destartalado y que él mismo reparó para evolucionar como acróbata aéreo. «En cada entrenamiento gasto unos cincuenta euros de gasolina», explica. «El problema -se queja- es que no hay ayudas por parte de la Junta de Extremadura a este tipo de deporte, por eso he dejado de competir en España, donde ir a un campeonato nacional entre 2.000 y 3.000 euros, cuando en Portugal me ha salido por 180 euros».
A este enfermero extremeño desafiar de esta forma a la gravedad no le ha causado ningún percance. «Sustos en aviones no he tenido ninguno, solo en ultraligeros hace muchos años. Tres veces se me ha parado el motor, pero conseguí aterrizar sin problemas», relata con naturalidad.
Foto-- Javier Tabares el fin de semana pasado, cuando ganó el Campeonato de Portugal.

TÍTULO: MIS PADRES YA NO ME DAN LA PAGA: CRISTINA GRIJALBA,.

Cristina Grijalba es la primera española que hizo "partner" de Youtube. A sus 21 años, su canal es los más vistos, aunque cree que Internet no llegará a desbancara a la tele.
Tuve que cerrar un canal porque empecé a recibir insultos y amenazas, lamenta Cristty.
Cristina Grijalba ha hecho de YouTube su vida. A sus 21 años, su canal es de los más vistos: «Internet no llegará a desbancar a la televisión.
Se ha hecho famosa en Internet con sus canciones y monólogos donde cuenta todo lo que se le pasa por la cabeza. Cristina Grijalba es CristtySpain, la primera española en hacerse ‘partner’ de YouTube. Esto es, parte de los beneficios publicitarios que genera su canal van a parar a su bolsillo. Esta madrileña de 21 años tiene tres canales propios, una página web e incontables vídeos reproducidos más de cinco millones de veces. Entre sus números, 17.500 seguidores, una cifra que ha hecho posible que, como muchos otros, pueda sacarle rentabilidad a su hobby preferido.
– ¿Cómo empezó en esto de YouTube?
– Al cumplir 16 años les pedí a mis padres un gato y me compraron un ordenador. A mí siempre me ha interesado la realización de contenidos audiovisuales y les pareció más oportuno. Un día me enviaron el link a un videoclip en YouTube e indagando vi que también había vídeos amateurs y me animé.
– ¿Y cómo conseguisió introducir publicidad en su canal?
– En julio de 2008 me enviaron una invitación explicándome que con la publicidad de YouTube podía ganar dinero. Al principio acepté un poco incrédula y tuve bastantes críticas de gente, me llamaban vendida. Pero ahora estoy encantada porque, aunque sea mi hobby, esto me cuesta bastante esfuerzo.
– ¿Cuánto puede llegar a ganar?
– Digamos que mis padres ya no me dan la paga (risas).
– ¿Y qué fue lo primero que subió?
– Empecé haciendo playbacks de canciones. Luego la gente que los veía empezó a pedirme que hablara de mí y grabé vídeos en inglés, porque soy una enamorada de EE UU.
– ¿Sólo en inglés?
– No, la comunidad hispana se quejó de que nunca hablaba en mi idioma y creé otro canal en castellano. Pero lo cerré enseguida porque se convirtió en uno de los más vistos y empecé a recibir insultos y amenazas.
– ¿Y cómo reaccionó a esto?
– A las dos semanas abrí mi canal actual, CristtySpain para seguir haciendo lo que me gusta. No estoy haciendo nada malo. ¡Solo cuelgo vídeos para divertir a la gente!
– ¿Cuáles son sus vídeos preferidos?
– Los vídeos de playbacks porque son muy divertidos. También los de viajes, por el contenido en sí y porque la gente que no ha ido a esos sitios puede verlos desde casa.
– ¿Tiene muchos fans?
– ¡Bastantes! Solo en YouTube me siguen más 17.500 personas. Es impresionante.
– ¿Alguno preferido?
– ¡Sí, mi Strenyo! Tengo un alter ego que aparece en algunos vídeos que se llama Strenya y por eso le llamo así a él. Vive en Madrid, igual que yo, y a veces quedamos. Le encantan todos mis vídeos.
– ¿Tiene relación con otras personas que tengan este hobby?
– Sí, somos unos cuantos. Quedamos por Madrid y colaboramos entre nosotros, siempre hay alguien que sabe más de música, de cámara, de edición…. Y nos echamos una mano.
– ¿Cuánto tiempo le ocupa esta actividad?
– Muchísimo. Cada vez que tengo un minuto contesto a un comentario, edito o pienso ideas nuevas. Es algo que hago casi continuamente.
– ¿Ya la empiezan a reconocer por la calle?
– Sí, y me da bastante vergüenza. El otro día iba por la calle con mi hermano y unas niñas empezaron a gritar: ¡Es Cristty, es Cristty!
– ¿Y su familia qué opina?
– Que soy más graciosa en persona que en los vídeos. Pero les gusta que tenga iniciativa.
– ¿Cree que todo este mundo acabará por desbancar a la televisión?
– Tanto como desbancar… Siempre habrán locos por la tele, pero con la vida tan ajetreada que llevamos, las nuevas tecnologías son súper útiles. Más a la carta que Internet no hay nada.

TÍTULO: BEATIFUL GIRLS.

Para asistir a una reunión de antiguos alumnos del instituto Willie Conway, un joven de 29 años, regresa a su hogar en la pequeña ciudad de Knights Ridge. Allí tendrá tiempo para reflexionar sobre su futuro, sobre la juventud que se acaba. El dilema que tiene ante sí no es fácil: ser pianista o representante de ventas. Al mismo tiempo, Willie reconsidera su relación con su novia Tracy.

En una pequeña localidad de Nueva Inglaterra, un grupo de amigos de toda la vida se prepara para acudir a la fiesta con motivo de los diez años de su graduación en el instituto. Muchas cosas han cambiado; para algunos la edad adulta está a la vuelta de una esquina con tareas por cumplir, pero la mayor parte de los sueños y los miedos siguen intocables en estos jóvenes que se resisten a crecer... Maravillosa historia de amistades verdaderas, compromisos adquiridos y juventudes perdidas, con unos diálogos que destilan encanto. Natalie Porman encandila mientras un hilo de nostalgia, abrigado de sonrisas, recorre la visión de una de las más entrañables películas americanas de los noventa.

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