domingo, 17 de junio de 2012

AL PRINCIPIO NO ERA CONSCIENTE DE QUE DORMIA EN LA CALLE. LIZ MURRAY PSICÓLOGA Y ESCRITORA. / LOS COCHES ANTIGUOS EN CASTUERA./ HAMBRE Y PALIZA NAZIS EN ATENAS./ LA MONTAÑA RUSA DE GIBRALTAR:

TÍTULO: AL PRINCIPIO NO ERA CONSCIENTE DE QUE DORMIA EN LA CALLE. LIZ MURRAY PSICÓLOGA Y ESCRITORA.

La joven de 16 años que pasó de ser una sin techo a estudiar en Harvard publica en España sus memorias.

Tiene solo 31 años, por eso parece imposible que ya haya vivido tanto. Desde pequeña vio cómo sus padres se drogaban, de hecho muchas veces «tenía que bañar a mi madre porque ella sola no podía hacerlo», afirma. Con seis años, consciente de que si no llevaba la comida a casa no lo haría nadie, trabajó empaquetando las compras de los demás en un supermercado a cambio de alguna propina. Pero no siempre se sacaba lo suficiente, así que mendigaba comida o engañaba al estómago con pasta de dientes o bálsamos labiales de sabores. A los 16 años, Liz Murray se dio cuenta de que estaba viviendo en la calle y quiso cambiar su vida. Lo más difícil, como cuenta en sus memorias, renunciar a dormir un día entero en una casa, calentita, para ir al instituto: una tentación que no tenía cuando pasaba la noche en el metro o en el rellano de unas escaleras. Pero con su esfuerzo y una beca de 'The New York Times' Liz se matriculó en Harvard, donde se licenció en Psicología. En 2003, su vida fue llevada al cine en el filme 'Homeless to Harvard'. Ahora su libro, 'Quemar la noche', se publica en España.
-Con dos padres drogadictos, llegó un momento en que usted se convirtió un poco en la madre de ellos. ¿No es así?
-Mi padre, cuando se colocaba, se quedaba desconectado de todo. Y en el caso de mi madre, por ejemplo, las drogas, unidas a su ceguera, su discapacidad mental y el VIH crearon momentos muy difíciles en la familia. En ocasiones, yo tenía que bañarla porque estaba demasiado intoxicada para hacerlo ella misma, por la calle le daba la mano por miedo a que saliera a la carretera. Así que sí, en cierto modo me convertí en su madre. Pero les amaba a los dos y me hice cargo de ellos siempre que lo necesitaron.
-¿Cómo ha logrado no culparles de todo lo que pasó?
-Mis padres me querían mucho y casi siempre lo viví así. Es verdad que mucha gente no entiende que no les guarde rencor cuando su actitud fue tan negligente, pero mis padres no tenían más que dar. Si yo no comía un día, mi madre no había comido durante dos. Si necesitaba un abrigo nuevo, solo tenía que mirar las zapatillas que llevaba mi padre llenas de cinta adhesiva. Ellos siempre me enseñaron que la gente no puede dar lo que no tiene.
-Así que con 6 años pensó que sería sencillo encontrar trabajo. ¿Cómo se le ocurrió esa idea?
-Cuando dejó de haber comida en casa y fue evidente que mis padres no iban a traerla solo pensé en que tenía que hacer algo. Entonces me acordé de que en uno de los paseos junto a mi padre había visto cómo en el supermercado había gente que metía la compra en las bolsas a cambio de propinas. Lo tenía claro, haría eso hasta que juntara dinero para comprar comida. Repetí varias veces porque tenía hambre. Solo hacía lo necesario para sobrevivir.
-Hambre de comida, de conocimiento y de oportunidades. ¿Cuál era la que más sentía y cuál la más difícil de saciar?
-La de oportunidades. Luego, como mi padre recogía libros de la basura y no devolvía los de la bibliotecas públicas, tenía montones para leer. También estaba hambrienta de conocimiento y siempre encontré la manera de aprender. Sin embargo, la más difícil de saciar era la de comida. Hubo momentos en que tenía tanta hambre que me dolía muchísimo el estómago.
-¿Qué se hace en esos momentos?
-A veces mi hermana y yo llamábamos a las puertas de los vecinos para pedirles las sobras. Otras, comíamos sandwiches de mahonesa, cubitos de hielo, pasta de dientes y hasta bálsamos labiales con sabor.
-Y de un día para otro se encontró durmiendo en la calle. ¿Cómo lo vivió?
-Al principio ni siquiera era consciente de que era una 'sin techo'. La mayoría de las noches pensaba que estaba rompiendo la noche, como se dice en el Bronx cuando se pasa la noche en vela hasta el amanecer. Además, estaba con mis amigos. Después, te quedabas dormido en el metro, en un parque o en casa de alguien.
-Hasta que los padres de sus amigos no le permitieron quedarse.
-Efectivamente. Fue en esas noches cuando me di cuenta de que no tenía un hogar a donde ir. Eran noches en las que pasaba frío, miedo y estaba sola.
-Y de las calles a Harvard. ¿Qué es para usted el fracaso?
-Cuando renunciamos completamente a nuestros sueños.
Foto-- La psicóloga y escritora Liz Murray, autora de " Quemar la noche.
 
TÍTULO: LOS COCHES ANTIGUOS EN CASTUERA.
La asociación ACECA celebra su cuarta concentración de coches clásicos de ámbito nacional en Castuera, los días 16 y 17 de junio.
Entre las actividades previstas, está una ruta por las localidades de Esparragosa, Zalamea, Quintana y Castuera el domingo a las 11:30 horas.,etc.

TÍTULO: HAMBRE Y PALIZA NAZIS EN ATENAS.

La sociedad griega se enfrenta a la bomba social de la miseria y la violencia .
La visión de lo que pasa en Grecia tiene a veces una óptica muy corta y técnica, la de los mercados. Pero en Atenas se respira un aire distinto, la sensación histórica de un destino que se repite. Es curioso recordar, por ejemplo, que el primer jefe de Estado de la Grecia independiente fue un príncipe bávaro, el rey Otto I, y el primer boletín oficial de 1833 estaba escrito en griego y alemán. Las potencias europeas siempre han intervenido en la Grecia moderna de uno u otro modo, y hoy los griegos sienten como una ofensa la incómoda tutela de Berlín. Ayer mismo Angela Merkel les pidió que voten en las cruciales elecciones de hoy, las segundas en un mes, que decidirán el futuro del país y del euro, «preferiblemente por un Gobierno que respete los acuerdos con la UE». Es decir, el partido conservador Nueva Democracia (ND) de Antonis Samarás.
En la simplificación que se hace desde el exterior, un triunfo de Alexis Tsipras, líder de la formación de extrema izquierda Syriza, significaría la salida del euro y la presión internacional en su contra es enorme. Aunque todo habrá que verlo. Grecia vuelve a ser un foco de inestabilidad y emerge su auténtico carácter: es un país balcánico. Si se hunde, la crisis se extenderá a toda la región, un problema familiar que asoma de nuevo. Si le echan de Europa, tendría que volverse hacia el otro lado, al gas de Rusia, al petróleo de Irán. Quizá no sea lo más inteligente, y también ahora es muy importante para Israel, su nexo con Europa y donde hace sus maniobras militares aéreas. Son hipótesis geopolíticas que en Atenas se manejan con cierto vértigo, a la espera de lo que pase hoy. Pero dos sentimientos muy fuertes se tocan con la mano en la calle, únicos en Europa por su gravedad. Desconocidos en la historia reciente. Son el hambre y la violencia brutal.
Miles de vecinos de Atenas se ponen en la cola de un comedor público para recibir al menos un plato caliente al día. Los ancianos temen volver a la miseria de su niñez. Los jóvenes, con un 52,7% de paro, no tienen futuro, o el que hay es en sueldos de entre 450 y 650 euros, y emigran. Pero lo peor es ver pasar por la noche en las calles del centro a una docena de cabezas rapadas en moto, patrullas neonazis con perros que buscan extranjeros para darles un paliza. El partido fascista Amanecer Dorado apenas ha hecho campaña electoral, esa debe de ser su forma de hacerla. Sacó un 6,9% de votos en los comicios del pasado 6 de mayo que no dieron un Gobierno y ahora se repiten. Su resultado en las urnas es un dato a tener muy en cuenta. Completan el clima los grupos anarquistas, abonados a la lucha callejera desde hace años.
Pero hay algo nuevo muy inquietante de lo que se habla poco, porque no hay datos oficiales: últimamente desaparecen inmigrantes. Las comunidades de extranjeros han contabilizado 30 casos desde septiembre. Una decena de ellos aparecieron luego muertos con señales de violencia. Es un misterio quién está detrás, porque también pueden ser mafias o ajustes de cuentas, pero es un elemento más de un clima cada vez más turbio. La nueva frontera del miedo. También ha oído hablar de ello Mohamed Rishuan, paquistaní, que tiene un bazar en la calle Sofokleus, en pleno centro, en un barrio que ya es extranjero, con chinos, afganos, paquistaníes, bengalíes... «Yo sé de 50 o 60 personas, entre conocidos o amigos de conocidos, que han sufrido palizas o ataques. En el último mes ha habido unos 200, y la Policía no hace nada», relata. Rishuan, como todos, cierra antes de que caiga el sol y se va derecho a casa, en grupo y rezando para no encontrarse una patrulla fascista.
Hace dos semanas en esta calle se vivió un verdadero acto de fuerza de los neonazis. Un centenar desfiló calle abajo a las dos de la tarde mientras los comerciantes bajaban las persianas aterrorizados. «¡No os queremos aquí! ¡Vosotros seréis los próximos!», advertían. Si se le pregunta a Rishuan si se plantea defenderse con un bate de béisbol responde que sí. «Pero volverían a quemarme la tienda. No obstante, los jóvenes ya se están organizando», avisa. El temor es que un día los extranjeros reaccionen. Será un nuevo grado más de violencia en Atenas. Rishuan, que lleva ocho años en el país, desde hace tres meses no puede pagar el alquiler del local. Si en verano no mejora, cerrará y volverá a su país, como ya están haciendo muchos extranjeros. Espera a ver si las elecciones cambian algo
La vieja línea verde de metro, el tercero más antigua de Europa tras París y Londres, por la noche en ciertas estaciones es un lugar peligroso para alguien de color. Sobre todo en Victoria o Attiki. «Si te cogen solo estás perdido, por eso nos acompañamos», dice Ismail, somalí, sentado en un vagón. Aquí cerca hay una plaza interesante. El parque de juegos infantil está cerrado con alambradas. Dentro, los hierbajos invaden los columpios. Lo cerraron los propios vecinos porque iban hijos de inmigrantes. Así no se mezclan con los suyos.

TÍTULO: LA MONTAÑA RUSA DE GIBRALTAR:
  • Los recientes cambios de Gobierno en España y el Peñón han recrudecido la guerra dialéctica y las disputas fronterizas.
Esta broma se ha terminado". Con estas palabras el 23 de enero, apenas un mes después asumir la cartera de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo finiquitaba ocho años de política socialista conciliadora con respecto a Gibraltar. Ese día, el jefe de la diplomacia española se dirigió sin rodeos a su homólogo británico, William Hague, y a los habitantes del Peñón: "Los gibraltareños se empeñan en hablar de soberanía, de jurisdicción, de las cosas que corresponde hablar a los mayores. De jurisdicción y soberanía hablan España y Reino Unido".

La victoria socialista en 2004 abrió uno de los periodos más 'pacíficos' en las relaciones entre la colonia y España. José Luis Rodríguez Zapatero dio un giro de 180 grados a la posición mantenida por Jose María Aznar al acceder a sentarse a negociar junto a los representantes de la colonia en el denominado Foro de Diálogo Tripartito. La política de buena voluntad no alteró, sin embargo, el inmovilismo británico. El retorno del PP ha supuesto otro volantazo en la forma de abordar la secular reivindicación española.

El Gobierno de Mariano Rajoy ha vuelto a situar la recuperación de Gibraltar entre los ejes centrales de su política exterior. El primer mensaje fue tajante, abandonar las negociaciones a tres bandas.

Aunque el Foro de Diálogo Tripartito ya estaba paralizado en los últimos meses del Ejecutivo socialista, su disolución ha llegado de la mano de García-Margallo. La única fórmula de recuperar un mecanismo similar, aclaró el ministro ante el Congreso, es la de "dos banderas y cuatro voces". España y Reino Unido dirigirán las conversaciones, y si el Peñón quiere ser escuchado, también deberán serlo los municipios andaluces del Campo de Gibraltar. Una postura que es acertada para José María de Areilza, profesor de Derecho de la Unión Europea, quien sostiene que la estrategia del Gobierno "significa una gran noticia en la medida en que vuelve a situar sobre la mesa el asunto central del problema, que es la soberanía".

Mientras se busca una nueva fórmula de diálogo, las relaciones entre las partes implicadas se han visto salpicadas por el conflicto pesquero en las aguas de la bahía de Algeciras, la denuncia ante la Unión Europea presentada por España al considerar Gibraltar un paraíso fiscal o la visita, "desafortunada en tiempo y forma", según García-Margallo, del príncipe Eduardo de Inglaterra a la colonia.

El cambio de Gobierno en Gibraltar tampoco ha contribuido a tender puentes. El 11 de diciembre de 2011 Peter Caruana fue derrotado en las urnas por el socialista Fabian Picardo, quien durante la campaña exhibió un discurso impregnado de tinte nacionalista y atacó a su contrincante por su cercanía a España. Lo cierto es que, en los 15 años que ejerció como ministro principal, Caruana se opuso de forma taxativa a cualquier anexión a España, pero se mostró abierto al diálogo en todos los aspectos concernientes a la buena vecindad. Rubricó el pacto de 1999 para que los pescaderos gaditanos faenaran sin trabas en la bahía, el mismo que Picardo ha puesto ahora en entredicho en virtud de una ley gibraltareña aprobada en 1991 que prohíbe la pesca con redes en sus aguas territoriales. El actual ministro principal dice que el enclave colonial, el último de Europa", está "amenazado y atacado" por España y ese sentimiento se refleja en sus planteamientos, mucho más inflexibles que la de su antecesor.


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