Ségolène Royal se siente traicionada. El apoyo de Valérie Trierweiler a su rival electoral en las legislativas francesas del domingo le ha dolido. Ha tardado dos días en asimilar una puñalada que parece un ataque de celos de la primera dama por el respaldo público brindado por François Hollande a su antigua pareja y madre de sus cuatro hijos. El vodevil político-sentimental recuerda la confusión entre las esferas pública y privada en la época de Nicolas Sarkozy con Cecilia Ciganer-Albéniz y Carla Bruni.
En un mitin celebrado en La Rochelle, circunscripción que le disputa el disidente socialista Olivier Falorni, Royal confesó que «el golpe fue muy violento». «Me siento herida, no soy un robot», admitió antes de reclamar «respeto hacia una madre cuyos hijos escuchan lo que se dice». Hijos que son el fruto de 30 años de relación con el actual presidente.
En una entrevista concedida al diario Libération, la ex de Hollande explicó que, «ante la violencia del golpe, no quise reaccionar en caliente». «En calidad de mujer política, pido ser respetada como debe ser respetado el apoyo político que me aporta el presidente de la República como única candidata de la mayoría presidencial», añade.
Ese respaldo explícito de Hollande a la candidatura de Royal fue el detonante del desmarque de Trierweiler. El semanario Le Point cuenta que la pareja presidencial discutió el martes por la mañana. Según parece, la primera dama le dijo a su marido: «Has tomado posición a favor de Royal sin decírmelo. Vas a ver de lo que soy capaz». Lo vio todo el país y parte del extranjero. 'Tuitweiller', como es conocida por su afición a las redes sociales, lanzó a mediodía el mensaje de ánimo a Falorni que alborotó la vida en rosa de 'Hollandia'.
La misma revista desvela una clave desconocida en el estallido de la guerra de las rosas. Cuenta que Falorni, el disidente, es un viejo amigo del presidente que cobijó en La Rochelle sus amores discretos, cuando todavía era pareja oficial de Royal, con la periodista que le conquistó el corazón.
Tremendamente celosa
Los cardiólogos de papel coinciden en retratar a Trierweiler como una mujer posesiva y excluyente tremendamente celosa de Royal. Serge Raffy, biógrafo de Hollande, se remite en el semanario Le Nouvel Observateur a la explicación de un allegado de la primera dama. «Para comprender la dificultad de Valérie hay que imaginar a una nueva pareja que debe aceptar vivir con la ex que vive en la misma escalera en el piso de enfrente y que canta todas las mañanas. Cuando esta ex es una diva vengativa, hay motivos para poner nerviosa a la recién llegada. Es lo que vive Valérie».
Los muy observadores recuerdan lo ocurrido el 6 de mayo en la plaza de La Bastilla la noche del triunfo en las presidenciales. Hollande estampó un par de besos en las mejillas de Royal antes de regresar al centro del escenario donde estaba Trierweiler. «Bésame en la boca ahora», se lee en los labios que el recién electo se topa de sopetón. «Todo el drama de 'la intrusa' se leía en esa súplica», sentencia Raffy. El beso robado de La Bastilla fue el prólogo del folletín.
TÍTULO: CUÁNDO LOS SAPOS BAILEN FLAMENCO.
me alegra tanto oír tu voz aunque dormido,
por fin viajabas como en tus sueños buscando un sitio para volver
y sin poder olvidar lo que dejas lo que has aprendido
van a cambiar las caras, los sueños, lo días y yo lentamente te pierdo
como un regalo que al ensuciar se tiro quien limpiaba o como un vaso después de beber el trago mas dulce
con un adiós con un te quiero y con mis labios en tus dedos para no pronunciar las palabra que dan tanto miedo....te vas y te pierdo.
me alegra tanto escuchar tus promesas mientras te alejas,
decir que piensas volver algún día cuando los sapos bailen flamenco
y yo te espero ya ves, aunque no entiendo bien que los sapos
puedan dejar de saltar y bailar lejos de su charco
porque mis ojos brillan con tu cara
y ahora que no te veo se apaga
porque prefiero que estés a mi lado a que no tengas nada...
te vas y te pierdo....
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