domingo, 10 de junio de 2012

DESAYUNO DE DOMINGO CON DANNY WAY./ LA BÚSQUEDA DE LA DIFERENCIA.

TÍTULO: DESAYUNO DE DOMINGO CON DANNY WAY.

Danny Way-( foto) : Tengo 36 años, soy estadounidense y, para muchos, el mejor " skater" del mundo. Se estrena ahora un documental sobre mi vida: " Waiting for Lightning". Quizá le sirva la inspiración a alguién o le dé confianza.
Su frase favorita es la siguiente: " Me gustaría ser el keith Richards del " skate" y patinar hasta la tumba.
En la revista XL Semanal hoy le hace una gran entrevista en la última hoja con buenas preguntas y respuestas, pero nosotros contaremos como es su vida en este deporte.
Su desayuno es el siguiente- Para celiacos: Aguacate, una tortilla y queso de cabra, y algo de fruta. ¡Si pide un plato así, me lo como ahora mismo! Eso si: nada de pan ni leche. Soy celiaco.
Danny Way salta la gran muralla china en su tabla de skate, observen el tamaño de la rampa que construyeron y la altura que alcanza este animalillo de Dios.
Ambiente skate en Madrid. Minutos antes del estreno de Waiting for Lightning, el documental sobre la vida de Danny Way, los alrededores de los cines Callao ya respiraban olor a tablas. La atmósfera ya estaba caldeada, pero antes de la proyección, se encendió todavía más. Primero con un sorteo de material de los patrocinadores del evento: DC, Nixon y Monster Energy. Y luego con las palabras de Danny Way, desplazado a Madrid para el evento, que arrancaron aplausos y vítores unánimes. El skater más loco del planeta agradeció el cariño que estaba recibiendo en España. Se había hecho un hartón de firmar tablas de skate. Hasta que llegó el silencio. Empezó la película. El gran salto. Waiting for Lightning describe la vida de Danny Way, pero centra el espectáculo filmográfico en su gran salto sobre la muralla china. Una locura elevada al cuadrado que hizo a más de uno taparse la cara cuando Way enfilaba la rampa hacia el cielo. Nada, todo salió bien. Y él se reía, medio enigmático, medio complaciente. Luego, la fiesta se trasladó a un local cercano, para comentar la jugada… y para bañar un poco la noche. Cómo no.,etc.

TÍTULO: LA BÚSQUEDA DE LA DIFERENCIA.

Lo más importante es usted: lucha, se esfuerza e intenta mejorar, tiene sueños, se alegra o entristece por causa del amor.
Y, con todo, lo más importante es usted: lucha, se esfuerza e intenta mejorar, tiene sueños, se alegra o entristece por causa del amor. Y si usted no estuviese vivo, algo faltaría”.
¿Sabe usted exactamente dónde está ahora? Está en una ciudad, con mucha gente, y en este momento existe una gran probabilidad de que varias personas abriguen en sus corazones las mismas esperanzas y desesperanzas que usted abriga.
Sigamos. Usted es un puntito microscópico en la superficie de una bola. Esta bola gira en torno de otra, que a su vez está localizada en un rinconcito de una galaxia, junto a millones de otras bolas.
Esta galaxia forma parte de algo llamado Universo, lleno de gigantescos aglomerados estelares. Nadie sabe  exactamente dónde comienza y dónde termina lo que llamamos Universo.
Y, con todo, lo más importante es usted: lucha, se esfuerza e intenta mejorar, sueña, se alegra o entristece por causa del amor. Y si no estuviese vivo, algo faltaría.
A continuación, algunos relatos sobre el derecho a ser únicos.

El árbol gigantesco

Un carpintero y sus auxiliares viajaban por la provincia de Ki, en busca de material para construcciones vieron un árbol tan gigantesco que  cinco hombres tomados de las manos no conseguían rodearlo, y su copa era tan alta que casi tocaba las nubes.
-No perderemos nuestro tiempo con este árbol –dijo el maestro carpintero. Tardaríamos demasiado en cortarlo. Si quisiéramos hacer un barco, se hundiría por causa de lo pesado que es su tronco. Si quisiéramos usarlo para la estructura de un techo, las paredes tendrían que ser exageradamente resistentes.
El grupo siguió adelante. Uno de los aprendices comentó:
-¡Es un árbol tan grande y no sirve para nada!
-Estás equivocado –dijo el maestro carpintero. Él ha seguido su destino a su manera. Si fuese igual a los demás, ya lo habríamos cortado. Pero porque tuvo el coraje de ser diferente, permanecerá vivo y fuerte mucho tiempo.

Quiero ser un ángel

El abad Juan Pequeño pensó: “Estoy cansado de ser un hombre como los otros; tengo que ser como los ángeles, que no hacen nada y solo viven contemplando la gloria de Dios”. Así, aquella noche abandonó el monasterio de Esceta y se fue al desierto.
Una semana después regresó al convento. El Hermano Portero le escuchó golpear la puerta y preguntó quién era.
-Soy el abad Juan –respondió. Tengo hambre...
-No puede ser –dijo el Hermano Portero. –El abad Juan está en el desierto, transformándose en ángel. Ya no siente hambre, y no necesita trabajar.
-Perdona mi orgullo –respondió el abad Juan. “Los ángeles ayudan a la humanidad; este es su trabajo, y por eso no necesitan comer, apenas contemplar. Pero yo soy un hombre. La única manera de contemplar esta misma gloria es haciendo lo que los ángeles hacen, ayudando a mi prójimo. El ayuno no sirve de nada”.
Al oír este gesto de humildad, el Hermano Portero volvió a abrir la puerta del convento.

El mejor ejemplo

Preguntaron a Dov Beer de Mezeritch: ¿Cuál es el mejor ejemplo a seguir? ¿El de los hombres piadosos, que dedican su vida a Dios sin preguntar por qué, o el de los hombres cultos que procuran entender la voluntad del Altísimo?
El mejor ejemplo es el del niño, respondió Dov Beer.
El niño no sabe nada, aún no aprendió lo que es la realidad, fue el comentario general.
-Estáis muy equivocados, porque él posee cuatro cualidades que nunca deberíamos olvidar. Está siempre alegre sin razón. Está siempre ocupado. Cuando desea algo, sabe exigirlo con insistencia y determinación. Finalmente, consigue parar de llorar con rapidez.

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