lunes, 2 de septiembre de 2013

PERROS DISFRAZADOS DE LEONES,./ UNAS VACACIONES BARATAS

TÍTULO; PERROS DISFRAZADOS DE LEONES,.

Perros disfrazados de leonesSOCIEDAD

Perros disfrazados de leones

Un zoo chino hace pasar unos mastines por los grandes felinos de la sabana y a ratas por reptiles exóticos

Si tiene melena como un león, el color de la piel como un león y el cartel del zoo indica que hay un león, es un... ¿perro? Los ciudadanos de la localidad china de Luohe recibieron gato por liebre, o más bien perro por león, cada vez que acudían al zoo local. Y es que en la jaula donde los asistentes esperaban disfrutar al ver ejemplares del rey de la selva -como señalaban los letreros y confirmaban los empleados- se topaban con varios canes. Eso sí, todos ellos disfrazados precariamente para hacerse pasar por el animal más carismático de la sabana africana. Un burdo engaño que, contra todo pronóstico, pasó desapercibido durante un tiempo y dejó pingües beneficios a los dueños del zoológico. Y es que por ver a los leones africanos, en realidad mastines tibetanos, el zoológico cobraba 15 yuanes (unos 1,8 euros) a cada visitante.
A pesar de su heterodoxo aspecto y pequeño tamaño estos falsos leones pronto se convirtieron en la principal atracción del complejo mientras la estafa funcionó. Sin embargo, la artimaña fue destapada cuando los supuestos leones empezaron a ladrar en vez de rugir con la potencia que se presupone a los grandes felinos. «El zoológico nos está engañando. Está tratando de mostrar a los perros como leones», se quejó una visitante que llevó a su hijo de seis años al zoo y se encontró con la desagradable sorpresa de que los temibles leones no existían.
Los empleados trataron de justificar la presencia de los canes arguyendo que los leones habían sido enviados a otro zoológico para que se reprodujesen, mientras que otro trabajador alegó que la presencia de los perros en esa jaula era normal porque se criaban junto a los felinos. Sin embargo, las peregrinas explicaciones no convencieron a los usuarios que denunciaron a las autoridades este engaño surrealista. De esta forma también se ha descubierto que no solo los perros se transformaban en leones, sino que los empleados del zoológico también hacían pasar a ratas por reptiles exóticos, según informaron los medios de comunicación chinos.
El Gobierno, a través de la Comisión de Desarrollo y Reforma de Luohe, ha reaccionado ante tal esperpento. El organismo señaló que el zoológico, ubicado en el Parque del Pueblo, nunca recibió licencia para operar, ni para cobrar por la entrada a sus instalaciones, por lo que se enfrenta a un delito más serio que disfrazar a unos perros. El administrador del Parque, Yu Hua, indicó que el zoológico está siendo gestionado por una empresa privada que solo ganaba lo suficiente para cubrir los salarios de sus empleados. Quizás por eso dieron paso a la creatividad de transformar unos animales en otros. 

TÍTULO;   UNAS VACACIONES BARATAS,.

UN PAÍS QUE NUNCA SE ACABA

Unas vacaciones baratas

En verano, nada debe durar más de una hora salvo la siesta

Unas vacaciones baratas¿Fútbol o teatro? Las cifras de los asistentes a los festivales teatrales del verano extremeño parecen más las de un partido Osasuna-Real Sociedad que las de una obra de Apuleyo. El Brujo, 20.000, Concha Velasco, 20.000... En Segunda División, parecido: Festival de Cáceres, 14.145, Festival de Alcántara, 5.500. Ha habido llenos apoteósicos que no se consiguen en ningún aforo de Madrid o Barcelona.
El teatro se ha impuesto como moda veraniega y eso está muy bien, aunque en invierno la cosa flojee y aunque sea moda. La última noche del Festival de Teatro Clásico de Alcántara, Olga Rodríguez Estecha, su directora, sonreía feliz y satisfecha. A pesar de su agotada delgadez y de su pierna escayolada, la nueva directora estaba contenta. Y la gente, también. Alcántara, llena, los bares, hasta arriba con media docena de camareros corriendo de mesa en mesa, y el auditorio del conventual de San Benito, completo.
En Mérida, tres cuartos de lo mismo: ambientazo, alegría, dificultad para encontrar mesa en las terrazas... Este verano, los extremeños nos hemos quedado en casa más días que otros años y los turistas han buscado la diversión cerca.
Parece como si hubiéramos descubierto que veranear en Extremadura puede ser divertido. Hoy, la Edad Media en Alburquerque. Mañana, una piragua en el Alagón. Pasado, cortos en Llerena. El martes, fiesta mayor en Plasencia. Se trata de cambiar el chip, expresión que ha hecho fortuna con la crisis. Que hay menos dinero, pues no pasa nada, cambiamos el chip y todo solucionado. Cambiar el chip equivale al antiguo hacer mudanza en las costumbres. Todo se resume en descubrir que los filetes rusos están tan buenos como el solomillo, que la ropa del año pasado sigue de moda y que veranear en Extremadura puede ser barato y divertido si te lo montas bien.
Ha sido un verano de gargantas y piscinas, de terrazas y teatros, de siestas y paseos a horas prudentes. Las ciudades tenían un ambiente apoteósico entre las 9 y la una de la mañana y de la noche. Además, la gente parecía relajada, como si a la fuerza ahorcaran, y todo era comentar lo bien que se está y el ambientazo que hay. Y se comentaba mucho: personas que en invierno pasan de largo, se acercaban a saludar con una sonrisa de vacación animosa y relajada y las parrafadas se alargaban, y un café, y una caña, y unas risas...
Eso sí, tanta alegría y tantas ganas de hablar se casan mal con el silencio que exige el teatro: 2.500 espectadores sentados y en silencio durante 90 minutos resultaba un empeño casi imposible. En varias de las representaciones a las que he asistido este verano han sonado los aplausos a destiempo, deseando rubricar el espectáculo y denotando las ganas del respetable de levantarse, reconocer el esfuerzo de los actores y seguir la fiesta en las terrazas. El verano es así: un espectáculo ligero y burbujeante como un tinto con gaseosa, esfuerzos leves, silencios cortos y que nada dure más de una hora salvo la siesta.
Y ya ven, vuelta a empezar. Hemos veraneado en casa y no ha pasado nada. Hemos descubierto que nuestras noches son tan divertidas como las de cualquier otro lugar, con playa o sin playa. Si no hay rumor del mar, ponemos el verso de Calderón. Y a falta de fachada marítima, proponemos un convento, una plaza, un palacio...
Empieza septiembre y la fiesta no ha acabado. Sigue habiendo teatro. Sigue habiendo terrazas. Sigue habiendo gente con gracia. Sigue habiendo pueblos preciosos, gargantas, bosques, ermitas, bares con alma. Extremadura nunca se acaba y las vacaciones nos han salido baratas. Hemos cambiado el chip y vamos a disfrutar.

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