domingo, 8 de septiembre de 2013

PERIODICO LA RAZÓN, Chacón Del escaño a la orla,./ LOS ULTIMOS HIPPIES DE ESPAÑA,/ DJOKOVIC VENCE A WAWRINKA Y SE ASEGURA EL NUMERO UNO,..

TÍTULO; PERIODICO LA RAZÓN, Chacón Del escaño a la orla,

Chacón se ha estrenado esta semana dando clases en Miami. El salto a la universidad, muy común en EE UU, apenas tiene tradición en España. Ibarretxe y Maragall son las excepciones


Limpia, fija y da esplendor. La divisa de la Real Academia bien podría aplicarse a la aventura transoceánica que ha emprendido esta semana la socialista Carme Chacón después de haber abandonado su escaño. La exministra de Defensa de Zapatero se ha propuesto con su incorporación por un año a la docencia en una universidad de Miami sacar brillo a su expediente profesional. Dar clases en EE UU luce bastante más que estar en el Congreso de los Diputados, sobre todo en una etapa que se adivina especialmente incómoda para ella por la cuestión catalana, y ofrece además una ventaja añadida: pulir el inglés.
Menos claras se antojan las razones que han llevado a un centro docente estadounidense a incorporar a su nómina de profesores a una política española que es allí una absoluta desconocida. «Los responsables del college oyeron que estaba interesada en dar clases y contactaron con ella», explica sucintamente Juan Mendieta, director de Comunicación del Miami Dade College (MDC). «No tenemos muchos expertos en política europea y existe mucho desconocimiento sobre las democracias parlamentarias de allí», amplía sin dar más detalles Rolando Montoya, vicerrector del centro.
El 'fichaje' de la exministra socialista no ha causado demasiada sorpresa en el mundo académico. «En las universidades estadounidenses es muy habitual contratar a personalidades políticas con cierta proyección pública porque actúan como reclamo de alumnos y donaciones», observa el exrector de la Universidad del País Vasco Pello Salaburu, buen conocedor del sistema universitario en los EE UU. «Si le han ofrecido el puesto es porque esperan rentabilizarlo en términos de publicidad o de prestigio», apostilla convencido.
El Miami Dade College no es estrictamente lo que en España se conoce como una universidad. En los primeros niveles de la educación superior estadounidense, precisa Salaburu, hay dos clases de títulos, el 'associate', que se obtiene en dos cursos, y el 'bachelor', en cuatro. El primero sería el equivalente a una diplomatura de FP y el segundo, a una licenciatura superior o, en la terminología de Bolonia, a un grado. Los centros como el MDC -colleges- ofrecen únicamente la posibilidad de acceder a un diploma 'associate'. Para cursar las siguientes etapas -'bachelor', 'master' y doctorado- hay que matricularse en una universidad superior que funciona con parámetros más parecidos a los que rigen en España.
El nuevo destino de Chacón es el mayor college de EE UU, con ocho campus entre los que se reparten 175.000 alumnos. Fundado en 1959 para formar a los hijos de familias cubanas que huían de la isla tras el triunfo de Castro, ha evolucionado hasta convertirse en uno de los centros académicos de referencia del centro y sur del continente. El 70% de sus alumnos procede de países latinoamericanos. Buena parte del fulgurante ascenso del MDC es atribuido al trabajo de su rector, Eduardo Padrón, muy bien conectado con las altas esferas políticas y a quien se considera el principal artífice de la llegada de Chacón. Ambos se conocieron por mediación de Luis Fernández, presidente de RTVE en tiempos de Zapatero, ahora al frente de la cadena Univisión Studios, el principal canal hispano de EE UU.
Retribución negociada
Chacón ha sido adscrita al departamento de Ciencias Políticas del MDC, con una plantilla de ocho profesores. La última experiencia docente de la exministra socialista data del año 2000, cuando impartió clases de Derecho Constitucional en la Universidad de Girona. No ha trascendido el monto de su retribución aunque los profesores del centro perciben de media unos 60.000 euros por curso. En EE UU, recuerda el exrector Salaburu, es normal que los docentes negocien sus remuneraciones directamente con los responsables de la universidad. La condición de exministra de Defensa de Chacón, que es su principal 'cartel' en Estados Unidos, donde todo lo relacionado con lo militar tiene mucho tirón, a buen seguro que habrá pesado en el acuerdo.
En la sociedad estadounidense hay un tránsito muy fluido entre política y universidad. Salaburu recuerda que hace unos años Harvard estuvo a punto de fichar como rector a uno de sus más ilustres exalumnos, el exvicepresidente Al Gore, y que California, la universidad pública con más peso del país, acaba de situar a Janet Napolitano, hasta ahora secretaria de Seguridad, al frente de la institución. «Los políticos abren muchas puertas gracias a sus contactos y por eso muchas universidades que tienen voluntad de expandirse ponen sus ojos en ellos», explica el exrector. La lista de mandatarios que han dado el paso al mundo académico es sorprendentemente larga. Sin ir más lejos, la Universidad de Miami (UM), situada un escalón académico por encima de la MDC, está presidida por la que fuera responsable del área de Salud del Gobierno de Bill Clinton, Donna Shalala.
En España, en cambio, política y universidad funcionan como compartimentos estancos. Más allá de los títulos honoríficos que algunas instituciones académicas acostumbran a conceder a políticos o de las conferencias puntuales que pronuncian algunos de ellos en recintos universitarios, es difícil hallar una relación fluida entre ambos mundos. Los precedentes más próximos serían Pascual Maragall, que abandonó en 1997 la alcaldía de Barcelona para dar clases durante un año en una universidad de Roma (luego volvió a la política y llegó a presidir la Generalitat), y Juan José Ibarretxe, que desde que dejó el Gobierno Vasco en 2009 vive entregado a la docencia en universidades de Puerto Rico y Santo Domingo.
Del primero, ahora aquejado por el alzheimer, quedan algunos testimonios en los que se mostraba encantado con la experiencia. «Gano más dinero y tengo menos disgustos», llegó a decir. En cuanto a Ibarretxe, que se doctoró tras dejar el ruedo político con una tesis que recibió la calificación 'cum laude', fuentes de su entorno aseguran que ha encontrado en la docencia su auténtica vocación. Habrá que ver si Chacón vuelve dentro de un año de Miami con tanto entusiasmo.
El exjuez y exdiputado Baltasar Garzón fue contratado como 'senior fellow' para impartir unos cursos en la Universidad de Nueva York entre 2005 y 2006. Tres años después se le abrió una causa en el Tribunal Supremo por prevaricación, estafa y cohecho al salir a la luz que había reclamado -y obtenido- dinero de empresas españolas para financiar aquella actividad académica. El asunto fue finalmente archivado por prescripción.
La Universidad de California (UC), el mayor entramado universitario público de EE UU que engloba centros como Berkeley, Davis, Santa Barbara o San Francisco, está dirigida desde el viernes por Janet Napolitano, exgobernadora de Arizona y hasta ahora secretaria de Seguridad del Gobierno Obama. Es la primera vez que la institución queda bajo la responsabilidad de una persona ajena al mundo académico, lo que ha generado una gran controversia,.

TÍTULO:  LOS ULTIMOS HIPPIES DE ESPAÑA,.


Y la ruta ‘hippie’ se hizo guía

El ‘Hippie Trail’, popular viaje iniciático entre los jóvenes europeos en los años 60, inspiró la primera Lonely Planet hace 40 años

La ruta básica

Para los hippies de los sesenta y setenta lo más importante del viaje era desvincularse de la sociedad burguesa, probar drogas y pasárselo bien. El camino desde Europa hasta el sur de Asia a través de Pakistán, Afganistán, la India, Nepal, Turquía e Irán resultaba perfecto: era barato (a base de autostop, tren y autobús) y los llevaba lo más lejos posible de la nefasta sociedad capitalista occidental. Además, estos remotos países tenían un halo de misterio irresistible para quienes buscaban a la vez la iluminación espiritual y la diversión.
El punto de partida solían ser las ciudades europeas del amor libre y la droga: Londres y Ámsterdam. Desde allí la ruta ideal cruzaba Europa por Yugoslavia, Bulgaria o Grecia hasta Estambul. A partir de ese punto había varias opciones para seguir viaje, aunque la más habitual pasaba por Ankara, Teherán y Kabul, saliendo de Afganistán por el paso de Khyber hacia Peshawar y Lahore, en Pakistán, y desde allí continuar hacia Cachemira, Delhi y Goa, en la India.

Paz y amor en la playa

Vista de la playa de Malata, en Creta (Grecia), desde una de las cuevas donde dormían 'hippies' llegados de todo el mundo en los años 60. / Nicholas Pitt
La ruta hippie era larga y, antes de perderse en parajes orientales, los viajeros hacían algunas paradas para tomar fuerzas y ambientarse. Hubo tres playas mediterráneas de referencia en aquellos años, que todavía conservan parte de la distendida atmósfera de libertad del flower power: Paradise, en Mikonos (Grecia); Matala, en Creta y Asilah (Dahab) en el Mar Rojo egipcio.
Paradise era famosa en los años 60 por su mezcla de amor libre y desmadre. Ahora ya no hay hippies, pero los mochileros de todo el mundo han ocupado su lugar. Un ambiente similar flota en la playa de Matala, a unos 11 kilómetros al suroeste de Festos, en Creta; durante aquella década fue la capital de los hippies, venidos de todo el mundo: dormían en las cuevas que dominan el mar, sin importarles que originariamente hubieran servido como tumbas romanas en el siglo I después de Cristo. Hoy, Matala sigue atrayendo a los viajeros más afines al ideal hippy, pero es un lugar bastante más civilizado, convertido en un centro vacacional sin pretensiones. La playa sigue siendo preciosa y está abarrotada desde abril hasta finales de octubre; después se queda desierta y el pueblo de Matala se sume en un letargo invernal.
El tercer arenal mítico, Asilah, en Dahab (Egipto), fue una cita habitual de los viajeros hippies antes de adentrarse en Oriente Próximo. Una especie de Goa junto al Mar Rojo que todavía conserva su ambiente beduíno para los mochileros que acuden a bucear en la zona. Dahab, rodeado por las montañas de granito dorado del Sinaí y magníficos fondos submarinos, está a unos 100 kilómetros de la moderna y turística Sharm El Sheikh.

Pudding Shop

Tiendas de la plaza Sultan Ahmet, conocida popularmente como el HIpódromo, en Estambul. / Dennis K. Johnson
Ningún viajero pasa por Estambul sin detenerse. El gran Bazar, Santa Sofía, la Mezquita Azul, el Palacio de Topkapi, los cafés, el Bósforo… Todo sigue teniendo un aire exótico irresistible. En los sesenta y los setenta, cuando la ciudad era una especie de punto intermedio entre Europa y los exóticos destinos asiáticos, había una parada imprescindible frente al Hipódromo bizantino: el Lale Restaurant.
Conocido como The Pudding Shop, fue el restaurante más famoso de la ruta desde Estambul a Katmandú: era el punto de encuentro de los viajeros y también, en cierto modo, una agencia de viajes: aquí se dejaban mensajes clavados en las paredes para buscar transporte hacia Goa, o un compañero de viaje, o un buen sitio para dormir. Y como muchos de los viajeros no recordaban el nombre de esta tetería, pero sí la amplia selección de pudings que ofrecía, acabó siendo conocida como la tienda de los puddings. Hoy continúan acudiendo, como en peregrinación, los mochileros herederos de aquella ruta hippie. Los propietarios son los mismos pero se ha convertido en un self-service con wifi y aire acondicionado. Las paredes siguen cubiertas de recortes de periódicos de la época.

La calle de los raros

Freak Street, Katmandú (Nepal). / Dan Gair
Katmandú, la capital de Nepal, se puso de moda cuando se propagaron entre los jóvenes los ideales hippies (paz, amor, Woodstock o el cannabis), y la céntrica calle Jochhen Tole se convirtió en una especie de gueto: muchos de los viajeros en ruta pasaban largas temporadas en la ciudad y, por eso, Jochhen Tole pasó a ser conocida como la calle de los raros (Freak Street).
En su apogeo, a principios de 1970, aquí estaban los hoteles baratos, los restaurantes pintorescos, las tiendas que vendían pasteles de hachís, los bares donde sonaban The Doors y Janis Joplin a todo volumen y, naturalmente, los melenudos freaks extranjeros que daban nombre a la calle. Junto con Bodhnath y Swayambhunath, Freak St. era un imán para todos aquellos que buscaban la iluminación, drogas baratas y un lugar donde romper las normas establecidas.
Poco queda ya de aquel esplendor hippy; apenas un par de tiendas. Ha vuelto a ser más conocida por su nombre real, Jochne, y ahora los mochileros se concentran en el ruidoso barrio de Thamel, pero como Freak Street está en el centro de la ciudad, a dos pasos de la monumental Durbar Square, algunos todavía se alojan en ella. Sigue teniendo hoteles y restaurantes económicos, y conserva, pese a todo, un débil eco de aquellos dulces días en los que parecía que el mundo de verdad estaba cambiando.

Una dosis de espiritualidad


Las cumbres del Machapuchare y el Phewa Tal, al fondo, vistas desde la ciudad de Pokhara, en Nepal. / J. Schlenker / R. Harding
Antes de los hippies, a Pokhara, un rincón de Nepal a orillas de un lago y bajo la cordillera del Annapurna, sólo había llegado algún explorador perdido. Pero en la década de los setenta comenzaron a recalar jóvenes europeos que se enamoraban rápidamente de su ambiente apacible y la abundancia de marihuana. Era el punto de llegada ideal de la ruta por el sur de Asia. Más tarde se convirtió en un popular centro turístico de montaña, con muchos hoteles y tiendas, hasta que el conflicto maoísta lo sumió en un letargo de décadas. En los últimos años ha recuperado la normalidad y la afluencia turística.
En Pokhara los viajeros encontraban (y encuentran) la espiritualidad en sus templos tibetanos y la paz en sus montañas. Hoy continúa siendo un lugar privilegiado, junto a un profundo y verde lago, entre bosques de montaña y con las relucientes cumbres del Himalaya como telón de fondo. Es como una versión tranquila de Tahmel (la calle de los mochileros de Katmandú), con aire puro de montaña en lugar de tráfico y polución, y botes de remos en lugar de motos.

Fiesta en Anjuna

Dos 'hippies' en el mercadillo de los miércoles de Anjuna, en Goa (India). / Nick Laing
Goa era para muchos viajeros el fin de viaje. Concretamente, la aldea de Anjuna, donde antes de que se levantaran hoteles para el turismo masivo (en la década de los 80), los trotamundos hippies alquilaron casas durante años.
Los vuelos de bajo coste han hecho de Goa uno de los grandes destinos turísticos de Asia, pero todavía es posible encontrar ese algo especial que llevó a miles de hippies y mochileros a cruzar medio mundo para llegar hasta este rincón de India.
Anjuna no es la playa más bonita, pero sí una de las más coloridas. Suele estar abarrotada en invierno, la mejor temporada para visitar la región. Las olas, fuertes y espumosas, dan una enorme espectacularidad, y aunque no es muy recomendable nadar hay centros de buceo que organizan inmersiones para ver tiburones, peces león, barracudas o tortugas.
Lo mejor de Anjuna siguen siendo sus fiestas, organizadas normalmente en noches de luna llena. Hoy, como hace cuarenta años, miles de viajeros de todo el mundo se dan cita en una noche loca de música en directo y, a veces, con bastantes excesos. El recuerdo de los hippies está presente en el mercadillo de los miércoles: joyas, artesanía tibetana o india, encantadores de serpientes, magos, paseos en elefante, sesiones de yoga, tatuadores, masajes ayurvédicos… Anjuna es un lugar perfecto para mirar, divertirse, o sencillamente, tomar el sol y sentir cómo pasa la vida.

La ruta completa, hoy

Actualmente no es posible hacer la ruta como la hicieron los Wheeler, pero sí se puede completar con algunas lecturas:
Un invierno en Kandahar: Afganistán, cuadernos de viaje, de Ana M. Briongos. La experiencia de una joven aventurera en Afganistán entre 1969 y 1973 con grupos hippies de Kandahar, y su periplo por diferentes zonas del país.
Anochece en Katmandú: un viaje a Oriente tras los pasos del sueño ‘hippy’, de Chema Rodríguez. Entretenido relato sobre unos personajes que intentan recuperar el tiempo perdido y realizar sus sueños juveniles.
Across Asia on the Cheap, de Tony y Maureen Wheeler. La primera guía de Lonely Planet, difícil de encontrar, es una lectura muy amena por la jerga hippy y el fervor juvenil del texto.
Once While Travelling: The Lonely Planet Story, de Tony y Maureen Wheeler. Esta autobiografía conjunta, publicada en 2005, cuenta en detalle el viaje por tierra que generó esta primera guía de viajes.

TÍTULO: DJOKOVIC VENCE A WAWRINKA Y SE ASEGURA EL NUMERO UNO,.

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