sábado, 14 de septiembre de 2013

TENDENCIAS,.20 pistas clave para el otoño,./ REVISTA MUJER DE HOY L´WREN SCOTT,.


Sabes lo que es un “cronut”? ¿Te has dado cuenta de que Yoko Ono, Tamara Falcó, el surrealismo y el tartán están de moda? Decodificamos ...
Puede que todavía no se caigan las hojas y, para colmo, el maldito cambio climático amenace con pasar de largo por tus looks de entretiempo, otro año más. Pero, pese que a veces la crisis nos dé la sensación de parálisis (o de repetición en bucle de la realidad), la nueva temporada ya se ha abierto paso poniendo patas arribas armarios, agendas y conversaciones. Y no puedes quedarte al margen. ¿Te sientes desconectada? Tranquila, no hace falta que te dejes las pestañas en Twitter para estar al día de los Trending Topics mundiales. Mujer hoy ha decodificado para ti, en 20 pistas clave para los próximos meses, todas las tendencias, personajes, innovaciones, fenómenos y novedades que tienes que conocer sí o sí (a no ser que prefieras hibernar en una cueva sin consexión wifi). Ya sabes, sacúdete la pereza estival y actualiza tu sistema. Y piensa que siempre podría ser peor: la Liga empezó en agosto, un problema menos.
1. Tartán omnipresente
-El tejido escocés por antonomasia tiñe todo esta temporada. Desde típicos “kilts” de las Highlands (desempolva aquella falda de tu adolescencia, si es que aún es de tu taya) a botas tipo Dr. Martens. Los legendarios cuadros de los clanes han recorrido las pasarelas, recalando en la moda pronta (vestidos en Zara, camisas en H&M, pantalones en Pull&Bear, Topshop, Mango, Asos...) en un efecto unísono asombroso. Y aunque puede llevarse al folk, lo suyo es emparentarlo con el grunge y el punk, y encajarlo con siluetas ajustadas y tejidos contrastados.
2. Los Slovz son los nuevos Crocs
-Tras los Uggs y los Crocs llegan los Slovz, un invento ruso con un nombre y una forma tan divertida como sus antecedentes. El culto a estas botas está asegurado: inspiradas en las que tradicionalmente usaban los habitantes de la gélida Siberia, están hechas a mano de una sola pieza de lana de oveja. Y mantienen los pies calentitos hasta en lo más frío del frío invierno. Búscalos en www.slovz.com.
3. Y tú qué eliges: ¿punk o grunge?
-Cada década tiene sus particulares parejas “it”: Victoria y David Beckham en los 2000; Kristen Stewart y Robert Pattinson o Rihanna y Chris Brown en la actual... En los 70, la pauta la marcaron dos británicos: Malcolm McLaren, manager de los Sex Pistol, y la diseñadora Vivienne Westwood. Ambos fueron dos de los rostros emblemáticos del punk, que llenó la calle de pinchos, pitillos, crestas y cazadoras de cuero.
En los 90, la pareja reina la formaron Kurt Cobain y Courtney Love. Y no solo porque él revolucionó el panorama musical con el grunge, un estilo de rock torturado y algo neurótico. La repercusión de sus canciones fue tal que millones de fans imitaron su look de vaqueros rotos, Converse y decoloraciones capilares extremas. Courtney aportó la lectura femenina con lencería, vestidos babydoll, botas, superposiciones, mezcla de texturas... Este otoño, podemos elegir entre el revival grunge que proponen desde Saint Laurent a H&M, o el influjo punk, homenajeado en la la última gala del Metropolitan de Nueva York, que Chanel y Versace han subido a la pasarela.
4. Camuflaje: la tendencia de las valientes
-Las auténticas heroínas de la moda no podrán sustraerse a llevar camuflaje esta temporada. ¿Arriesgado? Desde luego, pero superefectivo. El estampado militar por excelencia cubre todo tipo de prendas, de la cabeza a los pies. Christopher Kane ha demostrado que no tiene porqué ser un símbolo de masculinidad y dureza, incorporándolo al azul, el gris o el lila. Michael Kors experimenta con las sensaciones que produce hasta conseguir un efecto totalmente nuevo. Fendi, Balenciaga y Alexander Wang lo aplicaron sobre abrigos de pelo en rosa y en azul, jerseys en blanco y negro, y maxiabrigo azul, respectivamente. Y para un “total look”, Louboutin edita un bolso y Carolina Herrera, los mocasines.
5. Cosmética futurista y de autor
-El consumo de cosmética se sofistica cada vez más. Hoy, las practicantes de los ritos de belleza no se conforman con lo de siempre y quieren conocer más y mejor las innovaciones, la última tecnología o los productos de autor, series limitadas de confección orgánica o microproducciones artesanales. Uno de los lugares donde enterarse de la existencia de las nuevas DDcreams o de un espray bucal que fortalece uñas y quita ojeras es Laconium. La sección 1ª Vez en España es simplemente genial. Échale un vistazo en laconium.com.
6. Culto (documental) a la moda
-Esta temporada nos trae filmes sobre iconos fashionistas, como “Mademoiselle C”, alrededor de la figura de Carine Roitfeld (exemperatriz de Vogue París y musa de Tom Ford) o Karl Lagerfeld en “La moda como religión”: 16 meses de seguimiento al Kaiser concentrados en cuatro horas. Y en diciembre, Vogue America vuelve a la carga con “In Vogue: The Editor’s Eye” (más Coddington, sí, por favor). Y para 2014, Tiffany’s, Neiman Marcus, Iris Apfel...
7. Selfies de otoño: “bookshelfies”
-¿Cansada de retratar tus pies en la playa? Pues toma nota de la fórmula para tu “selfie” (autorretrato) de temporada: con una librería al fondo. La fiebre libresca se llama, en un oportuno juego de palabras, “bookshelfies” (“shelfies” son estanterías), y hace furor en Twitter e Instagram. En su versión radical, bajo la imagen de marras se coloca la lista de los libros que hay al fondo.
8. Toronto y Estambul: los nuevos festivales
-Nada es para siempre, y tampoco los festivales retienen su buen olfato “forever”. Mientras Cannes lucha a brazo partido con sus archienemigos europeos, el Festival Internacional de Cine de Toronto amenaza su reinado: no solo reúne a más estrellas por su cercanía a EE.UU., sino que se perfila como la verdadera antesala de los Oscar. En el arte contemporáneo, la Bienal de Estambul se ha ganado el interés de los que buscan tanto últimas tendencias como un propuesta con sentido para explicar el mundo en que vivimos. Esta edición que empieza plantea el dilema del ser humano que vive en las megalópodis modernas bajo el lema: “Mamá, ¿soy un bárbaro?”.
9. Una palabra: “tomboy”
-La moda ha logrado lo que hubiera parecido imposible: que una fea palabra como “chicazo” sirviera para denominar a la tendencia más cool del momento. Hoy, “it girls” de todo el mundo practican el look “tomboy”, una estética femenina, a pesar de construirse a través de prendas del armario de enfrente: corbatas, zapatos Oxford, tirantes, pantalones “boyfriend”... No te sentirás sola en la comunidad que se dedica exclusivamente a divulgar esta estética andrógina (www.wildfang.com), que incluye, además una tienda “on line”.
10. Vips en la tele: de Tamara a James Franco
-Nos hemos cansado de ver “gente corriente” en la pantalla. Ahora queremos ver a gente extraordinaria en su (nada) corriente acontecer. Eso pudo explicar el éxito de Alaska y Mario y la expectación que ahora nos produce “We love Tamara”, con Tamara Falcó de inesperada protagonista. Fuera de nuestras fronteras también hay novedades: James Franco va a exponerse al gran público con la coartada del arte contemporáneo. El contenido aún le resulta enigmático hasta a la propia cadena que lo emitirá.
11. Llegan las pantallas flexibles
-LG acaba de lanzar al mercado la primera televisión de pantalla curva, pero es Samsung la marca que más está invirtiendo en investigación para conseguir adaptar la tecnología Oled (pantallas de alta resolución) a soportes flexibles como plástico o vidrio. Galaxy Gear será el primer reloj inteligente con una de ellas, mientras que el primer smartphone equipado con esta tecnología podría ver la luz este mismo año (quizá el Galaxy Note 3). Aún no estamos hablando de las ansiadas pantallas capaces de enrollarse, pero sí de un primer paso que tiene más que ver con la resistencia a los golpes y una línea curva.
12. “Street food”: las “delicatessen” de la calle
-Dicen que el mejor perrito caliente del mundo se come en un puesto callejero de Reikiavik, Islandia, llamado Baejarins Betzu. Cada vez más gourmets se interesan por las delicias cocinadas en la calle: desde los exóticos platos del sudeste asiático a las refrescantes sorpresas frutales latinoamericanas o los “fish and chips” británicos. Allí donde fueres, no digas no a comer sobre la marcha: es rápido, barato y divertido. Existen guías con la mejor “street food” de casi todas las ciudades y, además, un congreso, el World Street Congress (www.wsfcongress.com).
13. Lindsay Lohan y Prince, a un click de distancia
-Con medio mundo pendiente de si culminará su enésima rehabilitación, Lindsay Lohan estrena un blog (www.lindsaylohan.com) sobre su estilo personal. La buena noticia es que sabe de lo que habla. Prince también ha abandonado su aversión a internet y está usando Twitter desde @3rdeyegirl. ¿Será porque tiene un nuevo single que presentar?
14. La combinación: falda+jersey
-La falda puede ser de tubo, midi con vuelo o larga y semitransparente; el jersey, cortísimo para compensar la longitud de la falda o todo lo contrario. Si optas por la versión XXL deshilachada y llena de agujeros, virarás hacia el punk rock. Si eliges un suéter pegado y a la cintura, y lo llevas con una falda años 50, el aire Hitchcock está asegurado. Prada combina ambos efectos y logra teñir de grunge a las heroínas que propuso el director británico. Una genialidad.
15. Apúntate a un club de lectura
-Tu ayuntamiento lo tiene. La Uned lo tiene. El Corte Inglés, también. La lectura compartida está de moda. La Fundación Germán Sánchez Rupérez ha creado el primero en la Nube (Nube de lágrimas) y, en la Casa del Lector del Matadero de Madrid, se organizan clubs temáticos y guiados.
16. Comida rara: hamburguesas ramen y “cronuts”
-En Nueva York, comer un “cronut” (una mezcla de cruasán y la famosa rosquilla) implica hacer cola. En España los ha copiado Santa Gloria, en Barcelona y Madrid. Otra extravagancia son las hamburguesas ramen, donde los fideos sustituyen al pan.
17. El nuevo (viejo)icono: Yoko Ono
-La que fuera auténtica viuda negra del pop mundial no hace más que verse reivindicada. Ha cumplido 80 años y lo celebra con un nuevo disco. Y el próximo febrero la retrospectiva sobre su obra, que ya ha visitado media Europa, recalará en el Guggenheim de Bilbao, pero ahora mismo pueden verse obras suyas en el Ivam y el Reina Sofía. 2014 es, también, el cuadragésimo aniversario de su canción-performance “I am a witch” (Soy una bruja). Han hecho falta cuatro décadas para tornar la bruja mala en buena.
18. Escapismo a la Magritte
-El período más inventivo e imaginativo del pintor belga René Magritte, todo un desafío a la realidad, ocupa la más esperada nueva exposición del MoMA de Nueva York. “Magritte: The mystery of the ordinary, 1926-1938” (Magritte: el misterio de lo ordinario) reúne 80 pinturas, collages, fotografías y objetos que relatan el viraje surrealista del pintor durante su estancia en París: tres años en los que produjo más de 200 obras.
19. Atenta a las próximas “it girls”
-El mundo no acaba en Alexa (Chung), Olivia (Palermo) o Cara (Delavigne). En el punto de mira de estilistas, marcas y fotógrafos van a estar las novísimas actrices Elizabeth Olsen, poseedora de un chic masculino híper femenino; Hailee Steinfeld, la exniña de “Valor de ley”; y Juno Temple, una musa del grunge de lujo. Rita Ora canta y es la cara de Material Girl, la firma de Madonna y su hija Lourdes. Sky Ferreira también canta, pero se ve superada por su glamour punk. Y de Asia, Fan Bingbing.
20. Leerás “La casa de hojas”
-El lanzamiento indie más esperado es esta novela de Mark Z. Danielewski, editada por Alpha Decay y Pálido Fuego. Se compone de dos historias paralelas: la de Johnny Truant y su vida en Los Ángeles a principios de los 90; y la que se inicia cuando este personaje encuentra un manuscrito en la casa de un anciano que acaba de fallecer, una casa que es mayor en el interior que en el exterior.

TÍTULO:  REVISTA MUJER DE HOY L´WREN SCOTT,

Desde su misterioso cuartel general en Londres, la favorita de las “celebrities” nos explica cómo afronta su colección... y su vida en pareja con ...
 
E stamos en su estudio en Kings Road, Londres, un lugar nada fácil de encontrar. No aparece ningún nombre en la entrada y hay que llamar a un ayudante para que te abran la puerta. Después de atravesar pasillos y escaleras, llegas a una sala de techos altos (una antigua habitación eduardiana), donde L’Wren Scott está trabajando en su colección de verano. No es un estudio grande, un dato que sorprenderá a quien piense que la mujer que comparte su vida con sir Mick Jagger debería de estar instalada en una gran mansión, rodeada de lacayos. Pero L’Wren es una mujer trabajadora y extremadamente reservada. Por ejemplo, ¿quién sabe que trabaja en Londres? “Umm. Siempre he estado aquí”, contesta, mientras sienta su impresionante cuerpo de 1,92 m de altura en la silla tras el escritorio. Hasta ahora, su política ha sido mantener su presencia como diseñadora en la capital británica de forma tan discreta que ningún “paparazzi” se ha percatado. Desde que lanzó su firma en 2006, siempre había volado a Nueva York para mostrar sus creaciones. Allí organizaba un almuerzo, al que invitaba a algunos compradores y periodistas cuidadosamente escogidos, mientras las modelos deambulaban de acá para allá y todo el mundo intentaba no volver los ojos ante la presencia de Mick Jagger. 
L’Wren quería que la gente se concentrara en su trabajo: prendas curvilíneas muy femeninas y sexys. También intentaba mantener a distancia a la voraz prensa sensacionalista británica, algo que ha logrado Victoria Beckham, más o menos, al desfilar en Nueva York. Pero esta temporada, como la anterior, será completamente británica, ya que desfila por segunda vez en la London Fashion Week.
¿Por qué? Puede que sea porque la credibilidad de Londres como plataforma de la moda se ha afianzado tanto que incluso Tom Ford desfila aquí. O tal vez porque ahora Scott tiene la suficiente confianza en sí misma como para decir bien alto quién es. O puede que sean las dos cosas.
L’Wren menciona las sensaciones que le da la capital británica: “Ahora es una ciudad en movimiento. Hay muchos talentos en Londres”, afirma, cruzando los brazos sobre su chaqueta negra de corte impecable. “Uso fabricantes locales para los estampados, los bordados y los encajes. Inglaterra tiene sus propios secretos. Y, como sabes, la moda es el segundo sector que más personas emplea en el país”. Un vestido que formará parte de su colección, acaba de llegar. “Mira, esto se ha hecho en Gran Bretaña”, dice mientras posa. Lleva el pelo negro recogido en un moño y viste completamente de negro: chaqueta, vaqueros pitillos y una blusa de raso de cuello desbocado. También luce una fascinante cantidad de joyas nada minimalista. Lleva una cadena larga y trenzada, un broche antiguo, dos pulseras victorianas en la muñeca derecha y un gemelo de esmalte negro y diamantes en la izquierda. De sus orejas cuelgan un par de pendientes con broche de esmeralda y rubíes en forma de gota. Ese color es muy L’Wren. “¡Oh, son de Jade!”, dice. Pero no se refiere al color, sino a Jade Jagger, la hija de su novio, por supuesto.

La veterana
Esta vez L’Wren parece una mujer más relajada y menos intimidante que la primera vez que la entrevisté. En 2006 nos encontramos en la suite del hotel Claridge, de Nueva York, donde vivían ella y Jagger. Se mostró recelosa, cauta y suspicaz. Casi no me atrevía a mirar la habitación, por si pensaba que estaba cotilleando. Cuando se lo comento, ella también lo recuerda y se ríe: “¡Ah! Estaba aterrorizada. Siempre te preguntas si la gente prestará atención a todo el trabajo que hay en lo que haces. Es tu empresa, tu inversión... tu vida”. 
Seguro que entonces estaba paranoica por ser tomada en serio en el mundo de la moda. Scott había tenido una larga y discreta carrera como estilista en Hollywood. En aquel momento, otros estilistas de famosos presentaron también sus propias colecciones. Pero ella no quería que se la encasillara como parte de este grupo, ni tampoco que se la conociera simplemente por ser “la novia de una estrella del rock”. 
A estas alturas, no debería haber dudas sobre el saber hacer de la diseñadora. A mí me sorprendió su excelencia técnica la primera vez que me enseñó su “little black dress”. A primera vista, era la prenda más sencilla del mundo. Sin embargo, estaba diseñada desde el conocimiento íntimo de alguien que ha aprendido los tecnicismos de la costura y sabe mucho de psicología femenina. En su interior, la costura del pecho era curva, por lo que no era necesario usar sujetador, y había dos pequeños pesos en el dobladillo para evitar que el vestido se subiese por atrás. “Siempre pruebo todos los prototipos. Estoy de pie, ando, me siento y veo cómo se comporta la prenda. Suena increíble, pero era incapaz de encontrar un vestido negro que me gustase. No quiero una prenda tipo jersey del grosor de un papel. No me gusta sentir que se me mueve el culo cuando camino. Confort y seguridad es mi primera norma”, explica.
Todos los diseños de Scott tienen secretos en su interior y están perfeccionados con la experiencia que le ha dado vestir con éxito a muchas actrices para la alfombra roja: Nicole Kidman, Penélope Cruz, Sarah Jessica Parker y Julianne Moore, entre otras. Ella diseña para hacer el cuerpo más esbelto y se asegura de que los defectos reales o imaginarios, como la flacidez en los brazos, una espalda cargada o una tripa incipiente, se oculten.

Ojo clínico

Alber Elbaz, de Lanvin, ha dicho de ella: “Su ojo es casi como una cámara. En el estudio, cuando estoy diseñando, el espejo me puede decir cosas que no puedo ver con mis ojos. Ella es así. Y al final lo que ves es a la persona, no el vestido: ese es el punto fuerte de L’Wren”. Scott llegó a estos métodos, en Utah, gracias a un comienzo precoz con una máquina de coser. A pesar de todo su cosmopolitismo, es la hija adoptiva de unos padres mormones y creció en Roy, una ciudad pequeña a una hora en coche de Salt Lake City.
Obviamente, ella no se llamaba L’Wren Scott (ese vino después, cuando huyó a París con 17 años para ser modelo) pero, para proteger la privacidad de su familia, nunca dice su nombre original. Sin embargo, muestra una foto de su madre: una mujer guapa y pequeña vestida con unos pantalones y un jersey, y reclinada sobre un coche de los 50. “Medía poco más de metro y medio, y a los 13 años yo ya superaba el 1,80”, recuerda. Debido a su altura, tuvo que coser y adaptar su ropa: “Iba a la tienda, compraba los patrones y me hacía mis propios conjuntos, a veces con telas que cortaba de ropa vintage. A menudo, compraba trajes masculinos y los arreglaba, esperando que nadie se diera cuenta de que los botones estaban en el sitio equivocado”.
Habitualmente, no habla sobre su infancia en el Medio Oeste americano, pero esta vez hace una excepción: “Mi madre era directora de una sucursal bancaria y hubo un atraco. Así que le dio a los ladrones el dinero y luego tuvo el ánimo de correr fuera y apuntar el número de matrícula. Y los cogieron –sonríe–. Fue una escena de “spaghetti western”. Literalmente, podías entrar a caballo en mi ciudad en aquella época”.

Sin miedo
Así que, en ese escenario, ¿de dónde sacó su la inspiración? Desde luego, no de las revistas. En Roy no había manera de conseguir un Vogue, pero a cambio aprendió el glamour de “aquellas películas en blanco y negro, donde las mujeres parecían mujeres”. Hoy aún le agradece a su madre que le diera la confianza necesaria para iniciar su carrera en la moda. “Ella me animó a que sacara el máximo partido a mi altura. Cuando tenía 14 años, me llevó a una zapatería y me dijo: “Pruébate zapatos con tacones, no tengas miedo”.

El destino intervino cuando fue a esquiar a Sundance con un novio. El fotógrafo de Vogue Bruce Weber estaba allí para realizar uno de sus reportajes fotográficos sobre el Oeste, y ambos posaron para él, pero solo ella destacó
. Weber le dijo que podría tener futuro como modelo en París, por lo que se compró un billete de avión (solo de ida) y acabó desfilando para Chanel.
Años después, trabajó para Thierry Mugler. “Pero nunca se me dio bien despersonalizarme. Lo que me gustaba eran las prendas, ver y aprender cómo se hacían. Por lo que me trasladé a Los Ángeles para hacer algo distinto y allí conocí a Herb Ritts”, dice. Más adelante, diseñó ropa para películas y vídeos musicales y, poco a poco, se convirtió en una especialista en estilismos para la alfombra roja.
Hoy L’Wren Scott tiene su propia marca de moda, con una línea de bolsos y un perfume, y está a punto de desfilar en la London Fashion Week por segunda vez. Casi a punto de irme, me atrevo a hacer una pregunta más mundana: “¿Va a ir Mick al desfile?”. Esperaba una de sus miradas asesinas, pero no. Contesta, con una sonrisa: “Me imagino que sí. Normalmente, viene”. 


Pasarelas y rock & roll


  • En pareja. Convivir con un Rolling Stone tiene una jugosa contrapartida: poder diseñar el vestuario de toda una gira. 
  • 50 aniversario. Scott creó los trajes de Jagger para el tour que celebraba el medio siglo de la banda. “Fue genial. Tenía un presupuesto enorme. El armario era una colección en sí misma”, explica L’Wren. 
  • Alfombra roja. No solo de rock y pasarelas vive un diseñador. L’Wren también ha seducido a actrices como Julianne Moore, Penélope Cruz o Nicole Kidman, que han lucidosus modelos en alguno de sus¡ estrenos.
  • Retaguardia. “El mundo de L’Wren se centra mucho en el trasero”, asegura la actriz Ellen Barkin, a quien Scott viste desde hace 15 años. “Yo no tenía y ella me dio uno”.

 

 

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