jueves, 19 de septiembre de 2013

BALONCESTO, Serbia -60 – España -90-,./ UPYD QUIERE PROTEGER LA FIESTA COMO PATRIMONIO CULTURAL ESPAÑOL,.

TÍTULO; BALONCESTO SERBIA-60- ESPAÑA-80-,.

Se habían ganado el derecho a confiar en ellos. En siete años solo habían fallado una vez. Solamente en el Mundial de Turquía en 2010 no habían sido capaces de subir al podio. Y tuvo que ser un estratosférico triple del serbio Teodosic desde nueve metros, con Garbajosa punteando el tiro, el que los dejara fuera en los cuartos de final. En el resto de campeonatos, un título planetario, dos platas olímpicas y dos oros y un segundo puesto en los torneos continentales.
Y precisamente Serbia se volvía a cruzar en el camino de España en cuartos de final tres años después. No se puede hablar de ganas de revancha, porque fueron los balcánicos la víctima en la final de Polonia, cuando hace cuatro años ‘La Roja’ se proclamó por vez primera campeona de Europa. Solo tres jugadores -Nenad Krstic, Nemanja Bjelica y Stefan Markovic- quedaban del equipo derrotado en 2009. Ellos, al menos, se colgaron una medalla. El resto no tuvo premio entonces y no lo tendrá ahora, y todos se volverán a casa tras recibir una lección como no se había visto en Eslovenia tras más de 80 partidos.
Dusan Ivkovic, a sus 69 años y muchos lustros de baloncesto a sus espaldas, sufrió una de las tardes más duras de su carrera. Pese a que el técnico de Belgrado había acudido al Eurobasket con una plantilla renovada y con el objetivo claro de alcanzar una de las plazas que dan acceso al Mundial del próximo año, era difícil no pensar en cotas mayores después de la buena trayectoria en las dos fases disputadas y de alcanzar la primera plaza de su grupo, la que previsiblemente le iba a otorgar el cruce más fácil.
Pero el liderato trajo consigo un castigo en lugar de una recompensa. De hecho, la prensa serbia ya había dejado caer tras conocer los cruces que España podía haberse relajado ante Italia para encontrarse con los ‘plavi’ y evitar a Lituania. ¿Miedo ante lo que preveían que se les venía encima?
A los de Juan Antonio Orenga les ha costado enseñar por qué, pese a las ausencias de los mil veces mentados Pau Gasol, Navarro, Ibaka y Reyes, partían como los grandes favoritos al título. Sin embargo, las experiencias anteriores habían demostrado que la selección es como el equipo veterano de cualquier torneo aficionado. Ese que permite que al principio luzcan otros -los más jóvenes y osados, si puede ser-, deja que pasen los días y los partidos sin esforzarse demasiado, incluso con algún que otro tropiezo por el camino, mientras los rivales van asimilando que el campeón ya no es el de antaño, que se pasó su época. Mientras, se acercan los choques importantes, esos en los que siempre están los mejores, y el veterano va afilando el diente. Y en el momento del todo o nada, del héroe o villano, explota. Saca todo lo mejor de su repertorio, mientras al adversario se le viene todo encima sin opción a remediarlo.
Así ha sido España en los últimos años y así se comportó en el partido de este miércoles. La bicampeona despertó de un letargo que ha durado quince días para aplastar a un timorato rival que solo tardó dos minutos en venirse abajo mientras le iban cayendo canastas de todos los colores. Porque España comenzó la eliminatoria con sus mejores minutos del torneo, con una defensa perfecta y con una clarividencia ofensiva y una fluidez que, sin ser excelente, permitía alcanzar una diferencia más que sustanciosa que no dejó de crecer hasta un límite insospechado, el de los 40 puntos (29-69, minuto 27). Ni en los mejores sueños de los españoles se podía atisbar un panorama tan favorable como sorprendente. En el otro banquillo, los ‘plavi’ se pellizcaban para despertar de la peor de las pesadillas.
Exhibición coral
Fue una excelsa actuación coral, una exhibición de calidad, acierto, compromiso, intensidad, carácter y genio. Pero es inevitable destacar la obra de arte que pintó Sergio Rodríguez sobre la cancha del Stozice Arena de Liubliana. El ‘Chacho’ (22 puntos y cuatro asistencias) machacó a base de talento a los serbios. Se jugó a lo que el canario quiso, a su ritmo. El problema para los de Ivkovic es que cuando el del Real Madrid se divierte, los suyos disfrutan y el rival se humilla. Sergio estuvo sublime, pero fue Rudy Fernández (19 puntos) el que abrió la puerta de las semifinales a hachazos en un primer cuarto primoroso.
Marc Gasol se dedicó a actuar como un padre para sus compañeros. Dejó que se explayaran, que se lucieran, y que gozaran como niños desbocados por su acierto desbordante. El de los Grizzlies, mientras tanto, protegió el aro (cinco rebotes), repartió caramelos (seis asistencias) y apoyó cuando fue necesario (siete puntos). Es lo que tiene ser una estrella que entiende el baloncesto como un deporte colectivo, de equipo, en el que los buenos están para ayudar, no para el lucimiento personal.
España se reencontró en los cuartos de final, en el momento preciso, mientras Serbia se perdía por el camino. El golpe en la mesa fue mayúsculo. En su primer día en el campeonato, España masacró al incauto que osó ponerse delante. El viernes disputará su octava semifinal continental consecutiva con el merecido cartel de favorita. Se lo ha ganado.
 

Serbia -60 – España -90-

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