El Villanovense se llevó tres valiosos puntos de su visita a Zafra, donde venció al Díter en un partido que sólo tuvo una parte igualada. Abriría ...
TERCERA
 El Villanovense descabalga al Díter
El Villanovense descabalga al Díter
El equipo serón remonta el gol inicial segedano, que ve frenado su fulgurante arranque liguero 
DÍTER-- 1 
 
VILLANOVENSE-- 3 
 
| DÍTER-- | 1 | 
| VILLANOVENSE-- | 3 | 
El Villanovense se llevó tres valiosos puntos de su visita a
 Zafra, donde venció al Díter en un partido que sólo tuvo una parte 
igualada. Abriría la lata José Chino para los locales cuando aún el 
choque no llegaba a la media hora de partido. Con este resultado se 
llegaría al final de una igualada primera mitad. 
Sin embargo, en la segunda mitad el panorama cambió y el 
encuentro pasó a tener como dueños a los visitantes, que dominaron la 
pelota y bajo la batuta de Vergara dieron una verdadera lección de 
fútbol ante un Díter que se vino abajo en el momento en que llegaron los
 goles. Sin embargo, hubo que esperar al minuto 72 para que Javi Ramos 
desde el punto de penalti igualara la contienda. Con diez jugadores 
sobre el terreno de juego, los locales bajaron los brazos y sólo le 
hicieron falta cinco minutos más, que con los goles de Vergara y 
Juanfran cerraron una valiosa victoria.
El partido comenzó con un contraataque de Villanovense, 
quedándose solo Juanfran ante Isaac, y este último detuvo el chut del 
jugador visitante. En el minuto 27, en una jugada de estrategia del 
Díter Zafra botada por Dieguito, el rechace del portero lo remató dentro
 de la portería José Chino estableciendo el 1-0. 
En el minuto 29, en un contragolpe dirigido por Antxo, tras
 fabricarse la jugada él mismo remató a portería e Isaac desvió a saque 
de esquina de forma muy acertada. Pasada la media hora, el Villanovense 
reclamó un penalti en el área local. Ya en el ocaso de la primera mitad,
 en el minuto 45, Álex Berjano remató sobre la portería de Fuentes, que 
detuvo el esférico. 
En la segunda mitad sólo hubo un equipo sobre el tapete del
 Nuevo Estadio de Zafra: el Villanovense. El cambio de Javi Ramos 
espoleó aún más a los visitantes, y ya en el minuto 72 un claro penalti a
 favor de Villanovense fue anotado por Javi Ramos. En la jugada resultó 
expulsado Dieguito al ver la roja directa. 
Cuando restaba un cuarto de hora para el final, Vergara se 
plantó solo ante Isaac, y en el mano a mano estableció el 1-2. Apenas 
dos minutos después, en una trenzada de los visitantes, Vergara cedió a 
Juanfran y ante la salida de Isaac estableció el 1-3 definitivo. Desde 
ahí hasta el final del partido el Villanovense mantuvo la posesión. No 
tenían nada que hacer unos locales que habían perdido en cinco minutos 
los tres puntos que tenían hasta ese momento. 
Penalti discutido
Sin embargo, hubo tiempo para la polémica al entender los 
locales que Cubi había cometido penalti al tocar el esférico en su mano 
dentro del área. El colegiado no lo decretó. Su actuación fue muy 
discutida por ambas partes al no dejar continuidad en el juego, pitando 
excesivas faltas y entendiendo los jugadores que los parones continuos 
no beneficiaban al juego.
En líneas generales, partido muy competido durante 70 
minutos donde la dosis de calidad por parte local la puso Abraham, pero 
donde el verdadero protagonista fue el visitante Vergara, que demostró 
además de su calidad y talento, su capacidad de sacrificio con un 
verdadero despliegue físico. Sin duda, el mejor futbolista de los que 
ayer se congregaron en el estadio.
TÍTULO: Motor
Vettel es el techo de Alonso
Triunfo crucial del energético alemán en Monza, feudo de Ferrari y de la velocidad pura
Increpaba la marabunta roja a Sebastian Vettel mientras el
 expiloto de Ferrari Jean Alesi trataba de silenciar la diatriba con un 
tono vociferante desde el podio, micrófono en mano para la entrevista y 
una cierta sensación de miedo escénico. El germano asestó un golpe letal
 al campeonato de Fórmula-1 y a las esperanzas de éxito de Fernando 
Alonso y su equipo, el mítico Ferrari, que observa carrera tras carrera 
cómo su techo se llama Vettel y se apellida Red Bull. Lo puede hacer 
genial la escudería en cuestiones estratégicas, cambiando ruedas o 
aplicando un demoledor sistema de salida. Puede jugarse el pescuezo 
Alonso en cada adelantamiento. El Red Bull siempre corre más. Vettel 
siempre conduce mejor. No hay fallos en el engranaje de la factoría 
energética para desolación de esta hinchada italiana que vive la 
Fórmula-1 como si fuesen partidos de la selección nacional de fútbol. El
 germano pone tierra de por medio a siete citas de la conclusión: 53 
puntos pueden obligar a una rendición de Ferrari si en el próximo Gran 
Premio de Singapur la balanza no se desnivela.
«Hemos luchado como leones y más no se puede dar», expresó 
por radio el ingeniero Andrea Stella a Fernando Alonso unos segundos 
después de concluir el Gran Premio de Italia. Fue un perfecto resumen de
 situación en Monza. Probablemente sin quererlo, Stella perpetró un 
retrato del vaivén emocional por el que transita el piloto asturiano. 
Persigue con coraje y fe su primer título con Ferrari, entrega cada fin 
de semana todo lo que tiene y el veredicto permanece invariable desde 
hace tiempo. La realidad decreta una evidencia. Sebastian Vettel parece 
intocable con su bólido alado. Volvió a ganar el alemán en el feudo de 
Ferrari y Alonso acabó segundo en una hermosa persecución.
Edoardo Bendinelli, uno de los asistentes del asturiano en 
el plano físico, cuida cada detalle en la aproximación del piloto a cada
 carrera. El preparador italiano le acompaña en sus excursiones en bici,
 estudia su telemetría corporal, programa sus entrenamientos, analiza 
sus datos fisiológicos y escrutina la dieta como si le fuera la vida en 
ello. Junto a Fabrizio Fabri ordena la vida física de Alonso. Y, en 
ocasiones como el sábado, se ofrece como pasajero suplente de la 
equipación del asturiano. Bendinelli se calza los botines del piloto 
unas horas antes de que este salga a la pista para ahormar el calzado al
 pie del protagonista principal. Nada queda a la improvisación en el 
centro de operaciones de Alonso, pero después de todo el desempeño 
laborioso, el periscopio siempre se dirige al mismo lugar. Red Bull. 
Vettel. La sombra negra que planea sobre la trazada del ovetense.
Ferrari no consigue construir monoplazas supersónicos como 
los Red Bull, cincelados a mano para mayor gloria de la aerodinámica, el
 único tótem que hoy impulsa la F-1. La escudería manufactura motores 
fantásticos, coches que nunca se rompen ni abandonan, sistemas de salida
 fabulosos que permiten avanzar a sus pilotos en cada semáforo verde y 
estrategias que rara vez contradicen a la lógica. La última y sonada aún
 la están pagando en Maranello y en la residencia asturiana de Alonso: 
aquel despropósito de Abu Dabi que entregó el primer título a Vettel y 
le arrebató el tercero al español.
El ovetense ofreció una vez más la identidad de su espíritu
 combativo. Salió quinto, derribó todos los obstáculos y alcanzó el 
límite de su actual estatus. Segundo, un escalón por detrás del 
intocable Vettel y su coche impecable. No comete un error el germano, 
conduce sólido y lo hace todo bien. Y por ahí se explica su hegemonía. 
Sexto triunfo de 2013, líder destacado del campeonato e indiscutible 
favorito.
La carrera se ventiló en dos puntos. La salida y el cambio 
de ruedas. Se lo jugó todo Alonso en la posición de partida. Arrancó 
quinto, superó a Hulkenberg y se situó detrás de Webber, Massa 
(magnífico) y Vettel. En la vuelta tres, el español exprimió su Ferrari 
en un espectacular adelantamiento al australiano y se dispuso a dar 
batalla. Massa no se opuso a que pasase el líder del equipo y, ya 
segundo, Alonso intentó buscar a Vettel.
No lo consiguió. En ningún momento y de ninguna de las 
maneras. Vettel mantuvo una distancia de cinco segundos y cuando ingresó
 en el garaje por el desgaste de sus neumáticos, Ferrari intentó 
mantener en pista a Alonso por si llovía, salía un coche de seguridad u 
ocurría algo diferente que cambiase el decorado. Nada sucedió. Alonso 
tuvo que ir al garaje y ya no hubo forma.
El resto de la carrera se dilucidó en torno a batallas 
secundarias, entre ellas la de Alonso y Webber por la segunda plaza. No 
lo permitió el español, pese a la velocidad del Red Bull. Vettel 
prosigue su escalada. Ya suma 32 triunfos en su palmarés, los mismos que
 Fernando Alonso.
 
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