«¿Qué tal el jefe? ¿Qué ha hecho?». Las preguntas van
dirigidas en la meta a un auxiliar del Euskaltel, que se extraña, pero
contesta: «Samuel ha llegado... no sé, el diez o el doce». Atina. Samuel
ha entrado el decimosegundo, a casi cuatro minutos del ganador, del
fugado Alexandre Geniez, y a unos segundos de los cinco inseparables,
Nibali -líder incontestable-, Horner, Valverde, 'Purito' y Pozzovivo.
«No, no. Te pregunto por el patrón, por Alonso. ¿Cómo ha terminado en
Monza?». Al auxiliar no le resulta extraña la pregunta. Y tiene una
respuesta inmediata: «Segundo, ha sido segundo. Bien. Ha estado bien».
Lo sabe porque durante la etapa más larga, más montañosa y más exigente,
en el coche del Euskaltel han estado también pendientes del Gran Premio
de Italia. Del nuevo patrón.
Al fin y al cabo, en la Vuelta no hubo adelantamientos. Fue
como una prueba de Fórmula-1 en la que todos llegan como arrancaron.
Y mira que ayer había curvas y kilómetros. En el Cantó, la
Bonaigua, Balés y el Peyresourde caben unos cuantos de los mejores
paisajes de los Pirineos y del ciclismo. Pero, con la excepción de
Roche, nadie atosigó a Nibali hasta el puerto final. Y ahí se bastó
solo. Sobrado. Su candidatura a la victoria cotiza al alza. Como la de
Horner para acabar a su rueda. Del hueco libre en el podio se ocuparán
Valverde y 'Purito'. Empiezan a resignarse. «Estamos muy igualados»,
dice Valverde. «No me voy a rendir, pero me conformo con el podio». Ya
conjuga el verbo 'conformarse'. Ya hace cuentas: «Aún hay terreno para
ganar, pero también para perder». Le pesa el Tour, la carrera que más
oxida, la que gasta el músculo... La que este año no han corrido ni
Nibali, ni Horner, que ayer no cedieron.
La carga del Tour también roe las piernas de 'Purito'.
«Lucharé por entrar en el podio y por una etapa», asume. La Vuelta se le
aleja. «Nibali y Horner son los más fuertes. Van muy fácil». Aunque
falta una semana de carrera y juran que no sacarán la bandera blanca,
las voces de Valverde y 'Purito' suenan a derrota. Era el día para
saltar la banca, para tensar la caña y pescar al gran 'Tiburón', que así
apodan a Nibali. Pero no pudieron. Nunca parecieron más fuertes que
Nibali y Horner; más débiles acaso. En estas dos etapas de lluvia, sus
ilusiones se han ido secando. Solo queda tirar de un recuerdo. De Fuente
Dé, la etapa antológica que premió el año pasado a Contador con el
triunfo en la Vuelta. Ayer, camino de Formigal, un puerto de segunda
como Fuente Dé, hay una ocasión para despertar ese eco. Si no, como
sueña la organización de esta desorganizada Vuelta, todo llegará más o
menos así a la etapa final en L' Angliru.
Liberado, Geniez se largó. Cundió su ejemplo. Así que con
él se fueron muchos: Nieve, Landa, Arroyo, Cardoso, Herrada, Gárate,
Carusso, Mendes, Pauwels, Zaugg, Majka, Cataldo, Henao, Flecha...
La montaña de nubes se abrió en el Port de Balés. Carretera
antigua, angosta, botona. Ahí se le salió en 2010 la cadena a Andy
Schleck y ahí le atacó Contador. Ahí se quedaron solos Geniez y el luso
Cardoso, que, falto de pericia, dio permiso al primero para ganar la
etapa en Peyragudes.
Samuel, ya en el top ten
Detrás, en la pelea por la Vuelta, Roche, valiente al fin,
buscó en Balés su día de gloria. Demasiada altura para él: luego apenas
conservó una docena de segundos sobre los favoritos. Apenas se vieron un
par de muletazos de Valverde y 'Purito'. Otro de Horner. Nada más.
Nadie le entró de lleno a Nibali. Simplemente, no podían. A unos
segundos de los que aspiran al podio llegó Samuel, que es noveno en la
general. ¿El jefe del Euskaltel? No. El patrón había sido segundo en
Monza. «Habrá que mandarle la enhorabuena», bromeaba el auxiliar.
TÍTULO; adiós al sueño olímpico,.
«Vamos a seguir igual o a empeorar»,
avisa Mireia Belmonte, mientras Pau Gasol reclama «un esfuerzo para
ayudar a los deportistas que dependen de un compromiso y una inversión»
Madrid era el maná», reconoció uno de los numerosos
representantes de las federaciones españolas que acudieron a Buenos
Aires para apoyar las opciones de Madrid 2020 en la elección de los
Juegos Olímpicos. Las cuentas estaban claras. Según el contrato con
potencial olímpico, los organismos deportivos habrían recibido más de un
60% del superávit de las cuentas del Comité Olímpico Español (COE). En
los tiempos actuales de penurias y estrecheces para las federaciones,
con algunas cuentas vigiladas de cerca por el Consejo Superior de
Deportes (CSD), la diferencia habría supuesto salir del fango para al
menos alcanzar la orilla. Otros integrantes de la numerosa delegación
española enviada a Argentina (180 miembros) apuntaron más allá y
señalaron las opciones que se habrían abierto para las generaciones de
jóvenes que ahora solo pueden ver la salida al extranjero como una
posibilidad para una nivel de vida digno.
«Estamos todos destrozados después de lo que se lo han
currado. Los Juegos nos habrían venido de maravilla para salir de la
crisis. El país se hubiera beneficiado mucho por los empleos, se habría
creado un círculo positivo, se hubieran atraído inversores de fuera...»,
explica Daniel Caverzaschi, tenista en silla de ruedas y estudiante de
Economía. «Esto para mí es como un ‘ERE’», explica el piloto de skeleton
Ander Mirambell.
«Lo vemos complicado. Vamos a seguir igual o a empeorar.
Como deportistas estamos acostumbrados a rendir con condiciones mejores o
peores según la época, pero si tenemos un objetivo en mente tenemos que
superar las adversidades de ese tipo», señala Mireia Belmonte. La
propia nadadora catalana se reconoce como un caso excepcional. En medio
de la pugna con su club (el CN Sabadell) por una subida de sueldo
después de sus dos medallas olímpicas, acudió a la Universidad Católica
de Murcia para pactar una solución salomónica. Mireia continuaría
entrenando en las instalaciones del club catalán, pero su sueldo
correría a cargo de la institución académica. «Dentro del panorama que
hay en España soy bastante afortunada, porque tengo una Universidad
(UCAM) que me apoya y me da lo que necesito», explica la reciente
estrella de los Mundiales de natación de Barcelona.
La mayor parte de los ingresos de los atletas provienen hoy
en día de las becas y premios deportivos. Así, el Plan ADO (de ayuda a
deportes olímpicos) proporciona la parte fundamental de los ingresos que
sostienen al deporte español. El programa de ayudas se instauró en 1988
para provocar una mejora en los resultados que se comprobó en los
siguientes ciclos olímpicos. Para 2014 se garantizó el mantenimiento del
mismo presupuesto que en 2013, incluso si Madrid no salía elegida como
sede para los Juegos de 2020, además de las correspondientes inversiones
relacionadas con la candidatura. «Esa inversión ha servido de mucho»,
señala Caverzaschi. Sin embargo, la cantidad económica esconde una nueva
variable: las condiciones necesarias para recibir la beca. Por ejemplo,
el palista Saúl Craviotto sufrirá un descenso en el sueldo de su ayuda
(cuando la reciba) después de su bronce en el Mundial de Duisburgo,
porque el anterior marco de referencia fue una plata en los Juegos de
Atenas.
Un compromiso
«Este Madrid 2020 lo esperábamos como una salvación»,
reconoce Mireia Belmonte. «Lo necesitábamos porque actualmente estamos
todos muy mal, los deportes tienen pocas ayudas y estamos en un momento
muy malo. Era la oportunidad», comenta la joven saltadora Ana Peleteiro.
«La verdad es que estamos con desilusión y no sé lo que nos espera.
Ojalá podamos salir de la crisis y después seguir peleando por los
objetivos. En mi caso cada vez hay menos competiciones y ayudas. Con
Madrid 2020 esperaba una mejora y ahora no sé qué pasará, apunta la
amazona Natalia Golding.
«Yo no aspiraría solo por el mantenimiento. Muchos deportes
dependen de becas que son importantes para ellos y para poder dedicarse
a sus respectivas disciplinas, en lo que supone convertirlo en medallas
o éxitos para nuestro deporte y nuestro país. Ahora viene ese esfuerzo
para ver cómo podemos ayudar a esos deportistas que dependen de ese
compromiso, de esa inversión y de esas contribuciones», reflexiona Pau
Gasol, jugador de los Lakers de Los Ángeles y portavoz de los
deportistas en la presentación del sábado ante el COI. En Londres 2012
los representantes españoles se colgaron 17 metales (tres de oro, 10 de
plata y cuatro de bronce), pero los pronósticos para Río de Janeiro
tienden a rebajar las posibilidades.
La búsqueda de soluciones no aparece con facilidad. Algunas
federaciones han diversificado sus ofertas de servicios y otras han
buscado mayor visibilidad para encontrar patrocinadores, pero entre los
atletas tampoco se ofrecen soluciones concretas. «Esperemos que el
deporte español busque la manera de seguir creciendo a todos los
niveles. Las situaciones no van a ser favorables, pero hay que buscar la
manera de que el golpe nos haga más fuertes y nos haga luchar más»,
añade Gasol. «Somos muy luchadores. Ahora es el momento de apostar por
el deporte y los resultados, porque somos unos cracks», remata
Caverzaschi.
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