Con
siete sellos se encerróy el fuego eterno guardó
el mal de su estampa
Esto está que se han de abrir
y de uno en uno han de salir
los cuatro jinetes del mal
Ha de llegar el destino
que ha forjado el camino
que nos trajo hasta aquí
La guerra, el hambre
la peste y la muerte
nos harán sucumbir
Hoy, el principio y el fin
beberán con el hombre
el agua de la vida
Hoy la mentira
ha de llegar a su fin
y el fuergo será su guía
Ven
aunque perezca la luz
aunque se extinga el edén
puedes tu alma salvar
y del agua beber
Ven
aunque perezca la luz
aunque se extinga el edén
puedes tu alma salvar
y del agua beber,.
TÍTULO: EL PIROPO PRESIDENCIAL,.
Me han
gustado los piropos hasta en mi época de feminista más dura.
Recibirlos, quiero decir. Y que me abrieran la puerta, me dejaran pasar
...
Me han gustado los piropos hasta en
mi época de feminista más dura. Recibirlos, quiero decir. Y que me abrieran la
puerta, me dejaran pasar y todas las demás galanterías masculinas tradicionales.
Y ahora, mucho más, claro está, por mera cuestión de edad, porque el
piropo comienza a ser un bien escaso a partir de los 45 años. Pero
también es cierto que siempre me pareció igualmente agradable piropear a los
hombres, sin más intencionalidad que alabar su atractivo, su gusto o su estilo.
Y, sin embargo, me contuve y me sigo conteniendo porque aún no es tan natural
que el piropo se aplique al sexo masculino. Lo que se acepta en un
sentido no se hace en otro, de ahí que esto del piropo sea más complicado de lo
que parece.
Y de ahí también que el presidente Obama tuviera un lío hace unas semanas, cuando se le ocurrió piropear públicamente a la fiscal general de California, Kamala Harris, como “la fiscal más guapa del país”. El piropo pareció tan inadecuado que el presidente se vio obligado a pedir disculpas. Lo que ha molestado, a su vez, a quienes creen una exageración tal polémica por un mero piropo. Como si se tratara de excesos propios de un feminismo trasnochado, como si hubiéramos vuelto a los 70 y los 80, cuando la corrección política tan de moda en aquellos tiempos daba lugar a todo tipo de disparates.
Pero me parece que no se trata de eso. Que la polémica es propia de nuestro tiempo y de una sociedad en la que la belleza y su tratamiento social siguen distinguiendo a hombres y mujeres. A veces, a favor de las mujeres, por ejemplo, cuando la belleza femenina es una ventaja para acceder a determinados puestos, a algunos lugares, a ciertos privilegios. Y otras, ocurre en política, en contra de las mujeres, y este puede ser uno de esos casos. Y no porque el presidente Obama tuviera intención de perjudicar a Kamala Harris, todo lo contrario, pues ambos se apoyan y se admiran mutuamente.
Pero, en su sincero aprecio, Barack Obama no fue consciente de que este tipo de elogios los carga el diablo, pues un piropo así pone en el primer plano de los atributos de Harris su físico en lugar de sus logros profesionales. Desde entonces, ella pasó a ser la fiscal más guapa y no la mejor fiscal. El asunto de la belleza eclipsó todo lo demás y esto es muy peligroso para la reputación profesional de las mujeres. Sí, de las mujeres y no de los hombres.
Cuando Obama valoró pública y políticamente su físico, se le olvidó que era la fiscal general mucho antes que una mujer bella. Una igual que compite en el mundo profesional de tú a tú con los hombres y no una mujer de ese reciente pasado en el que el éxito femenino se medía por parámetros como la belleza atribuida por los hombres. O de este presente en el que aún tantas mujeres insisten en el recurso a la belleza como mecanismo de conquista social antes que a los logros profesionales. Así de complicada sigue siendo la construcción de la reputación profesional de las mujeres. Tan complicada que ser tan guapa como Harris puede ser un problema.
Y de ahí también que el presidente Obama tuviera un lío hace unas semanas, cuando se le ocurrió piropear públicamente a la fiscal general de California, Kamala Harris, como “la fiscal más guapa del país”. El piropo pareció tan inadecuado que el presidente se vio obligado a pedir disculpas. Lo que ha molestado, a su vez, a quienes creen una exageración tal polémica por un mero piropo. Como si se tratara de excesos propios de un feminismo trasnochado, como si hubiéramos vuelto a los 70 y los 80, cuando la corrección política tan de moda en aquellos tiempos daba lugar a todo tipo de disparates.
Pero me parece que no se trata de eso. Que la polémica es propia de nuestro tiempo y de una sociedad en la que la belleza y su tratamiento social siguen distinguiendo a hombres y mujeres. A veces, a favor de las mujeres, por ejemplo, cuando la belleza femenina es una ventaja para acceder a determinados puestos, a algunos lugares, a ciertos privilegios. Y otras, ocurre en política, en contra de las mujeres, y este puede ser uno de esos casos. Y no porque el presidente Obama tuviera intención de perjudicar a Kamala Harris, todo lo contrario, pues ambos se apoyan y se admiran mutuamente.
Pero, en su sincero aprecio, Barack Obama no fue consciente de que este tipo de elogios los carga el diablo, pues un piropo así pone en el primer plano de los atributos de Harris su físico en lugar de sus logros profesionales. Desde entonces, ella pasó a ser la fiscal más guapa y no la mejor fiscal. El asunto de la belleza eclipsó todo lo demás y esto es muy peligroso para la reputación profesional de las mujeres. Sí, de las mujeres y no de los hombres.
Cuando Obama valoró pública y políticamente su físico, se le olvidó que era la fiscal general mucho antes que una mujer bella. Una igual que compite en el mundo profesional de tú a tú con los hombres y no una mujer de ese reciente pasado en el que el éxito femenino se medía por parámetros como la belleza atribuida por los hombres. O de este presente en el que aún tantas mujeres insisten en el recurso a la belleza como mecanismo de conquista social antes que a los logros profesionales. Así de complicada sigue siendo la construcción de la reputación profesional de las mujeres. Tan complicada que ser tan guapa como Harris puede ser un problema.
P. D.: ¿Alguien se imagina a la presidenta Angela
Merkel alabando al fiscal general, pongamos que de Alemania, como el fiscal más
guapo del país? Seguro que no, lo que demuestra que esto de los piropos
ni es tan natural ni tan inocuo como parece. No hay nada como
comparar.
TÍTULO: 7 DÍAS CITAS:
1--Sábado-4-Turismo de tablero,.
2--Domingo- 5- La vida real, en pantallam,.
3--Lunes-6- Muestra ejemplar,.
4--Martes-7- Oda a la edad dorada,.
5 --Miércoles-8- Las chicas son guerreras,.
6--Jueves-9- Leonardo ficción.
7--Viernes-10- De amor y de guerra,.
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