lunes, 13 de mayo de 2013

VEGAS, REELEGIDO PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE PEÑAS FLAMENCAS,./ UN PAÍS EN CAMINO.

TÍTULO: VEGAS, REELEGIDO PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE PEÑAS FLAMENCAS,.


Vegas, reelegido presidente de la Federación de Peñas Flamencas
-foto---Celestino Vegas fue reelegido el pasado sábado por unanimidad como presidente de la Federación de Peñas Flamencas de Badajoz, ...
 
Celestino Vegas fue reelegido el pasado sábado por unanimidad como presidente de la Federación de Peñas Flamencas de Badajoz, un cargo que ostentará otros cuatro años al frente de una organización que agrupa a 42 asociaciones de toda la provincia pacense.
Según se explica desde la asociación, la candidatura de Celestino Vegas ha sido la única presentada a la elección de presidente de la Federación de Peñas Flamencas de la Provincia de Badajoz y, por lo tanto, «fue aclamada por unanimidad».
La asamblea, que se celebró en la sede de la Asociación de Arte Flamenco de Badajoz, en la calle Porrina de la capital pacense, contó con la práctica totalidad de presidentes de peñas locales y varios artistas flamencos, como Pilar 'La Ratita', Juan de Carmen, Matías de Paula, 'El Niño de la Encina', entre otros.
Tras la reelección, Celestino Vegas agradeció el apoyo recibido a su gestión y la ratificación para los cuatro años siguientes, manifestando que el flamenco en la provincia «no está en crisis, vive un momento dulce, pero le afecta la crisis como a todo».
«Afortunadamente tenemos unos artistas de primer nivel y una población que cada vez se interesa más por este arte que, como todo, precisa tanto de buena gestión como de una buena difusión y, por supuesto, de altas dosis de ilusión», destacó Celestino Vegas.
Tras la elección del presidente, unos cien peñistas participaron en una comida de hermandad, donde destacó el «buen ambiente».

TÍTULO:  UN PAÍS EN CAMINO.


Los somalíes piden caminos. Algunos demandan carreteras practicables y seguras, libres de los habituales controles armados, accesos ...
 
Los somalíes piden caminos. Algunos demandan carreteras practicables y seguras, libres de los habituales controles armados, accesos fáciles y rápidos a los centros de aprovisionamiento, mientras que otros, más ambiciosos, reclaman rutas convincentes que les otorguen voz y voto en la reconstrucción de su país. Pero la laboriosa resurrección del Estado africano también ha puesto de manifiesto la búsqueda de nuevas vías por los demás implicados en el proceso. La cumbre de donantes celebrada en Londres el martes ha mostrado el deseo de Gran Bretaña de mantener su condición privilegiada en África, pero también el indisimulado tesón de Turquía por encontrar la proyección mundial adecuada al estatus de potencia emergente.
La comunidad internacional acaba de comprometer 250 millones de euros en partidas destinadas, principalmente, a reforzar el sistema policial y judicial. Los dos principales mecenas han seguido con su pulso por el mejor padrinazgo. Reino Unido aportará fondos para prevenir futuras hambrunas y mejorar las comunicaciones radiofónicas en la costa, un medio para luchar contra la piratería naval, actualmente en horas bajas. El Gobierno otomano, consciente de que esta no era su mano, no ha desplazado a su primer ministro porque ya había anticipado el correspondiente movimiento táctico. El pasado abril fue anfitrión de una reunión entre las autoridades de Mogadiscio y Somaliland, el secesionista territorio noroccidental.
Esa pugna por liderar la recuperación de Somalia, auspiciada por Naciones Unidas y la Unión Europea, no cuestiona la figura del presidente Sheikh Hassan Mohamud, elegido el pasado año por el Parlamento y representante de una clase dirigente moderna. Ahora bien, la realidad es notablemente distinta y menos alentadora. La política local sigue encallada en el ancestral juego de alianzas entre clanes y subclanes, verdadero poder en la sombra, capaz de determinar, en función de sus movedizos intereses, el auge y declive de las facciones islamistas y progubernamentales.
El nacimiento de Jubaland demuestra la importancia de esa corriente subterránea. La ofensiva contra Al-Shabab en el extremo meridional, ha liberado las provincias meridionales y, rápidamente, ha alentado a crear una nueva república autónoma. Tal entidad resulta útil para las elites nativas que aspiran a controlar el puerto de Kismayo, gran exportador de carbón, y establecer un nuevo marco administrativo más o menos ajeno a las directrices gubernamentales.
Además de Gran Bretaña y Turquía, la península arábiga constituye el otro agente esencial en este proceso de recuperación. Somalia se halla integrada en el pujante sistema comercial regional, masivo demandante de bienes de primera necesidad. Más del 80% de los flujos comerciales de Mogadiscio se establecen con las monarquías ribereñas del golfo Pérsico. La cuasi ciudad-Estado los abastece de productos de alimentación y recaba materiales de construcción y vehículos para su reciente desarrollo y expansión urbana. Kuwait, Catar y los Emiratos, con una gran comunidad de expatriados, prevén la próxima apertura de Embajadas en la peligrosa capital siguiendo los pasos de Londres y Ankara.
El maná proporcionado por la solidaridad internacional constituye el otro asiento para el 'boom' económico que experimenta Somalia, donde sectores como las telecomunicaciones o los servicios se hallan en franca expansión. Pero el optimismo parece matizado por otro fenómeno tan extendido como es la corrupción. Los esfuerzos de Occidente por auditar la ayuda otorgada han sido tan vanos como los intentos de fiscalizar el comercio internacional.
La falta de una Administración ha impulsado una autogestión, libre de impuestos y controles, que no favorece la soberanía financiera del nuevo país, condición inexcusable para su viabilidad. La reciente conferencia de Londres ha impuesto un plazo de cuatro años para conseguir una gestión pública trasparente.

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