Es un gran desafío encontrar alguna película donde Smith (43) no
haya sido un éxito, un lujo que pocos actores se pueden dar. En 1996 sus
ganancias llegaban a más de 800 millones de dólares con la cinta El día
de la independencia y hoy la suma se ha multiplicado de manera
vertiginosa. Se declara un ser dichoso junto a su esposa e hijos.
Nominado a los Oscar por su largometraje En busca de la felicidad
(2006), donde compartió set con su hijo Jaden, el actor habla sobre
Hombres de negro, cinta que destronó a Los vengadores como la más vista
de este año.
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¿Qué fue lo que más disfrutaste de esta nueva versión de la saga?
Cuando me comentaron que el director Barry Sonnenfeld pensaba hacer
una tercera parte, no dudé ni un momento en aceptar la propuesta de
interpretar de nuevo al ‘Agente J’. Me siento muy agradecido por volver a
estar en familia, con un equipo que conozco desde 1997 y del que estaba
alejado hacía una década. Me emocioné al ver el producto final,
considero que encontramos la manera perfecta y más divertida de hallar
el clímax de la historia.
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Y teniendo en cuenta que estamos en el mes del padre… ¿Qué fue lo que más les gustó a tus hijos de la cinta?
Les fascinó el reloj del tiempo. Cuando era niño la idea de viajar a
través del tiempo me quitaba el sueño. Acuérdate de que las comunidades
afrodescendientes en el pasado estuvieron sometidas a injusticias y
abusos. Por eso ahora me trasnocha es la alternativa de ir al futuro.
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¿Ellos son los mejores admiradores de tu trabajo?
Entre mis hijos, a Jaden (En busca de la felicidad) le gusta competir
conmigo, no te imaginas cuánto. Teniendo hijos de edades tan diferentes
me pareció maravilloso volver a la pantalla grande con una película
querida por todos, sin importar los años que se tenga. Eddie Murphy me
afirmó hace algún tiempo: ‘Si llegas a tener suerte de seguir en este
negocio, cada 20 años tendrás que hacer un proyecto que no deje de lado a
niños y mayores. Como consejo: complace a todo público’. Así como él
hizo con Doctor Doolittle. Me parece extraordinario que en cada
propuesta de trabajo que me hacen, los primeros jueces que me ayudan a
decidir están en mi hogar.
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¿Cómo es esa lucha con Jaden?
Jaden es extremadamente competitivo. Le pido todo el tiempo que me
preste atención, le hago entender que estoy a su lado para enseñarle y
aconsejarle para que llegue a ser la ‘segunda’ estrella de cine más
importante del mundo. (Risas).
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¿Qué papel juega tu familia en tu vida?
Lo son todo. Los últimos tres años los pasé con los míos. Siempre
soñé con tener el estilo de vida que se refleja en la serie Dallas,
donde toda la familia se mantenía unida y trabajando alrededor del
negocio filial. He crecido con esta visión y desde que me casé he
tratado de hacerla realidad. Sin embargo, ahora que ese sueño podría
materializarse, me he dado cuenta de que mi esposa y mis hijos tienen un
concepto de la vida muy diferente al mío. Durante estos años me he
enfocado en conocer a profundidad a mi familia, sus ideas y opiniones.
Hoy como padre creo que tengo una radiografía real de quién es mi
esposa, Jada, mis hijos: Trey (19) y Jaden (13) y mi hija Willow (11).
En este tiempo entendí que cada uno tiene su vida, pero que aún podemos
mantenernos unidos y amarnos.
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¿Alguna vez imaginaste que ibas a tener tanto éxito? ¿Será una casualidad?
Hace muy poco estaba reflexionando sobre este tema, recordé que el
primer año de grabaciones de El príncipe del rap, cuando abrieron los
estudios Planet Hollywood (1990), estaba rodeado de celebridades como
Silvester Stallone, Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis; verlos por los
estudios de grabación me parecía una locura, no lo creía. En una
ocasión estaba sentado y Arnold me dijo: “Para ser una auténtica
estrella del cine no basta con ser famoso en Norteamérica, a las
verdaderas las reconocen alrededor del mundo”. Desde aquel momento
comencé a pensar en abrir nuevos mercados laborales.
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¿Cuando eres productor de una película que no protagonizas, el proceso creativo es diferente?
Yo produje Karate Kid (2010) en compañía de mis hijos y Jada. Pienso
que en el campo de la producción me siento en un ambiente muy natural a
mi personalidad. Me gusta tener un punto de vista global de las cosas,
ver todo lo que pasa durante un rodaje y ayudar a la gente. Pero también
me ocurre que al pasar mucho tiempo alejado de la actuación, mi mente y
mi espíritu dejan de funcionar de la misma forma; en pocas palabras, es
como si dejara de ejercitar mis músculos. Si bien en estos últimos años
me he alejado de las cámaras, ese distanciamiento me ayudó a volver
recargado y con mucha inspiración, fue como volver a ponerme unos
zapatos viejos y cómodos que me gustan y nunca he querido botar.
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¿Tuviste que viajar con mucha regularidad a Nueva York para rodar?
‘La gran manzana’ es una protagonista más de esta historia. Para
todos era muy claro que teníamos que volver. Cada vez que aterrizo en
esa ciudad me pongo frenético, para mí los rascacielos, el Central Park y
Wall Street son lugares acogedores que conservan muchos recuerdos
gratos.
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¿Y debutas en el mundo del 3D?
Sí y tuve mucho miedo al principio. Con una película en 3D mis
defectos serían aún más notorios, mis orejas tapaban la mitad de la
pantalla. (Risas). Los avances tecnológicos son impresionantes, los
efectos especiales de hoy en día te permiten vivir de forma muy
sensorial una película. Probablemente, en los últimos cinco o seis años
cualquier límite que existiera en el séptimo arte se sobrepasó. Con el
celuloide pasó una transición muy parecida a la de la música, cuando
entramos al universo digital. No obstante, está sucediendo un fenómeno
contradictorio: aunque las herramientas técnicas han mejorado mucho, no
existen buenos guiones o películas que estén a la altura de estos
avances.
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Si tuvieras una máquina del tiempo, ¿cambiarías algo en particular de tu vida?
Lo que aprendí en la investigación que hice sobre los viajes a través
del tiempo fue que si cambias algo, ya sea del pasado o del futuro,
puedes llegar a transformarlo todo de manera radical. Cualquier
experiencia, buena o mala, pensamientos y sentimientos pueden borrarse
para siempre. Por eso creo que no cambiaría nada. Ahora más que nunca me
siento satisfecho con las decisiones que he tomado en la vida,
correctas e incorrectas.
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¿Piensas seguir protagonizando películas de acción?
En estos momentos tengo 43 años y tal vez me queden otros siete años
para disfrutar de momentos cargados de mucha adrenalina. Me divierte
hacer este género cinematográfico. Es como estar en Miami, usar camisas
ajustadas y conducir a toda velocidad. Pero confieso que estoy en un
punto de la vida donde el material visual tiene que valer la pena para
que me decida a participar en el proyecto. No significa que con tal de
estar en una película entretenida te veas acorralado a sacrificar tus
criterios y prioridades.
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¿Es verdad que actuarás junto a Denzel Washington en el remake
de la película ‘Sucedió un sábado’, que hicieron Bill Cosby y Sidney
Poitier?
Este filme reunió hace 36 años a dos estrellas afroamericanas de los
años setenta; se contaba la historia de un par de tipos que intentaban
recuperar un boleto de lotería premiado que les fue arrebatado por unos
ladrones en un bar. Seguramente si el material resulta realizable,
deberá estar a la altura de este monstruo del celuloide, Denzel
Washington. El plan no se ha concretado. Cuando cada uno firme su
contrato, se definirá quién es quién.
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¿Llegaste a ver la versión doblada en español de ‘El príncipe del rap’?
No la he visto pero me asombra que todavía las personas me vean y me griten ‘Príncipe’.
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¿Tus hijos la han visto? ¿Te critican?
Bueno, a Jaden le parece inaudito que en esa época se usara el estilo
de ropa típica de los noventa. Mi hija Willow se ríe a carcajadas y lo
entiende mucho mejor. (Risas).
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