Como habéis podido ver, tengo algunos problemas de mecánica que han regresado estos últimos días y, por recomendación de los médicos, .
Don Juan Carlos-foto- anuncia por sorpresa que el martes será operado por tercera vez de la cadera,.
Como habéis podido ver, tengo algunos problemas de mecánica que han regresado estos últimos días y, por recomendación de los médicos, me veo obligado a pasar por el taller por culpa de mi maltrecha cadera». De esta manera tan campechana, Don Juan Carlos anunció anoche por sorpresa que vuelve al quirófano para someterse a una nueva operación de cadera, en este caso la izquierda. Será su tercera intervención quirúrgica desde que hace siete meses sufriera una caída mientras participaba en un safari de elefantes en Botsuana. El Rey suspenderá a partir de la próxima semana su agenda oficial sin fecha para retomar sus actividades.
Esta revelación no cogió desprevenido a Mariano Rajoy,
que ya había sido informado, pero sí al resto de los 15 jefes de Estado y
de Gobierno que en ese momento se disponía a brindar antes de comenzar
la cena oficial de la XXII Cumbre Iberoamericana que se celebra en
Cádiz.
Don Juan Carlos, que cumplirá 75 años el próximo enero,
confesó que los médicos querían operarle de manera inmediata. «Pero yo
decidí posponerlo -aclaró el Monarca- a la semana que viene para estar
aquí junto a vosotros, mis hermanos iberoamericanos». En ese momento,
los asistentes, entre los que también se encontraban Doña Sofía y los
Príncipes de Asturias, ofrecieron un caluroso aplauso al orador. «No he
faltado a ninguna Cumbre Iberoamericana y no estaba dispuesto a hacerlo a
esta, siendo además España el país anfitrión», remató.
El Rey, pese a su patente estado de fatiga, cumplió con
la apretada agenda de la jornada inaugural, aunque visiblemente
renqueante. Caminó con la ayuda de dos muletas y en todas las sillas en
las que se sentó, tanto en el acto en el Oratorio San Felipe como en la
comida y cena de trabajo, había dos cojines.
Fuentes del Palacio de la Zarzuela habían indicado con
anterioridad que el Rey se saltaría el protocolo para justificar ante
sus invitados por qué llevaba muletas, aunque en ningún momento
detallaron la relevancia de esta información. En los últimos días, sin
embargo, se había especulado con su estado de salud, sobre todo tras
suspender un viaje oficial que tenía previsto realizar la semana pasada a
París. La Zarzuela justificó la suspensión con el argumento de que el
Rey debía «levantar el pie del acelerador».
Tampoco pasó inadvertido en Cádiz el inédito protagonismo
del Príncipe Felipe en esta Cumbre Iberoamericana. El heredero a la
Corona asistió a la que se desarrolló en Salamanca en 2005, pero su
presencia fue testimonial. En esta ocasión, sin embargo, estará en el
denominado retiro de presidentes, el acto central de la cumbre. No hay
constancia de que el Rey se haya planteado ceder de manera temporal a
Don Felipe sus atribuciones. Solo suspende su agenda.
La operación podría llevarse a cabo el próximo martes, en
el mismo hospital madrileño en el que fue intervenido en abril para
reducir una luxación de su cadera derecha. En esta ocasión será la
izquierda.
Diez veces
Con esta, serán diez veces las que Don Juan Carlos haya
pasado por el quirófano desde los años 80. El pasado abril también le
implantaron una prótesis tras la caída en Botsuana, donde se había
desplazado para practicar la caza mayor.
Otras tres intervenciones se produjeron por accidentes que sufrió mientras practicaba deporte y el resto por motivos de salud.
El 4 de septiembre de 2011, el Rey ingresó para someterse
a una cirugía por la rotura del tendón de Aquiles a cargo del mismo
doctor, Ángel Villamor. La operación no requirió hospitalización, por lo
que abandonó el centro al día siguiente y continuó la recuperación en
el Palacio de La Zarzuela.
Pocos meses antes, el 3 de junio, al Rey se le implantó
bajo anestesia epidural una prótesis en su rodilla derecha. Tras la
operación de artroplastia, estuvo ingresado dos días y después se
trasladó a la Clínica Planas de Barcelona, donde realizó la primera fase
de la rehabilitación.
El 8 de mayo de 2010 Don Juan Carlos fue sometido a una
intervención en el Hospital Clinic de Barcelona para la extirpación y
estudio de un nódulo pulmonar, que permitió descartar la existencia de
células malignas.
El Rey se había sometido los días 26 y 27 de abril a un
chequeo anual en la Clínica Planas de la Ciudad Condal y el equipo
médico consideró necesario analizar posibles cambios morfológicos de una
calcificación en el pulmón derecho, ya encontrada en estudios en años
anteriores.
Abandonó el hospital el 11 de mayo y continuó su
recuperación en la Clínica Planas. El 30 de septiembre de 2010 la Casa
del Rey anunció que Don Juan Carlos se encontraba totalmente recuperado y
no requeriría posteriores revisiones por esta causa.
TÍTULO: ¿ DÓNDE ESTABAIS CARROÑAS?
¿Dónde estábais entonces, salvadores de la libertad? .... Cartas de los lectores · El Cóndor remonta el vuelo, la carroña se esconde,.
España se rompe». Era una de las frases que nos repetían
machaconamente los mismos periodistas subnormales en la época de la
interminable depresión económica de principios de siglo. Pero al final
se rompió de una forma que ninguno de esos gilipollas se esperaba.
Destripada de arriba abajo por muertos vivientes. Qué recuerdos tan
jodidos los del brote de la epidemia. Cuando las autoridades españolas
ya no pudieron controlar la infección todos nuestros amiguitos de la
Unión Europea se reunieron de urgencia en Bruselas y firmaron el acuerdo
más rápido de toda su historia. Unanimidad total en expulsar a España y
Portugal de la comunidad y revocar la libertad de movimiento. Con dos
cojones. De los Pirineos para abajo, «cerrado por reforma». Los que
pudieron, huyeron al grito de «tonto el último». En Ceuta y Melilla
izaron la bandera marroquí. Las Islas Baleares se las repartieron entre
Italia y Francia. Ah, y las Canarias… ahora se denominan New Hawaii.
Aquí en la península nos quedamos encerrados en la estacada con nuestros
hermanitos portugueses. Qué bien les caíamos antes… ahora nos odian a
muerte. Pero algo positivo nos ha quedado: ¡Gibraltar volvía a ser
español!
¿Cómo empezó todo?, ¿cómo se originó la puta epidemia? Buenas
preguntas, sí señor. Empezaron preguntándoselas al ministro de Sanidad,
quien remitió muy elegantemente la responsabilidad al secretario de
Estado de la materia, quien desvió el asunto al delegado estatal en
asuntos epidemiológicos, quien a su vez ordenó crear un comité especial y
urgente para evaluar el alcance del tema, quienes, al final,
concluyeron que se debía organizar una comisión de expertos para
analizar la dimensión global del incidente. Terminaron montando un
informe confidencial que fue archivado o extraviado, nadie se acuerda,
pero seguramente llegaron a la conclusión de que lo mejor era cruzar los
dedos y que el problema se resolviera solo. Sin embargo, desde los
primeros brotes, nuestro laboratorio de la universidad empezó a trabajar
bajo presión para investigar la epidemia. Sin medios, ni coordinación,
ni soporte económico. No podíamos hacer milagros. Cuando la alarma
social empezó a elevarse exigiendo soluciones, en una rueda de prensa
acorralaron a uno de esos zoquetes burócratas, que se meó encima y soltó
el nombre de nuestro equipo para salir del paso. Las cámaras tardaron
medio segundo en plantarse en nuestra universidad. Y a quien cazaron
primero para preguntar fue a la última becaria del laboratorio. A mí.
Las portadas de los informativos al día siguiente fueron unánimes. Mi
cara de empanada y el titular con mi respuesta: «No tenemos nada». Esa
foto mía con expresión desorientada y balbuciendo respuestas indecisas
fue el principio del pánico universal. Provocó la caída del penúltimo
gobierno entre acusaciones de ineptitud, incompetencia y dejadez. Y yo
representaba esa imagen.
El resto es de sobra conocido. Epidemia masiva. Los españoles a mordiscos entre ellos. Los de siempre huyendo los primeros. Y los últimos gilipollas limpiando la mierda que han dejado los de arriba. Y así acabamos en este puto país. Tampoco muy diferente de los siglos precedentes: nos ha invadido todo Cristo desde que el primer íbero inventó la siesta, y cuando nos dio por salir de nuestra choza y construirnos un imperio, dejamos nuestros excrementos en todos los continentes con los que nos hemos tropezado, y siempre nos han echado a patadas como a un borracho en un puticlub. Y luego volvíamos a casa a retozar en nuestra propia mierda. Ahí queda mi Breve Historia de España. Punto y coño.
Ahora voy a contar un poco de mi puta vida. Nací de culo. Creo que, desde que tenía cuatro añitos, soy consciente de que me equivoqué de momento y lugar para haber salido del coño de mi madre. Desde que comprendí que mis compañeros y profesores sonreían cada vez que oían mi nombre. Me llamo Sheyla Kitty, y mis padres son unos hijos de puta. Eran unos pastilleros sin cerebro, y su hijita tenía que ser una auténtica chica de barrio, bautizada con un nombre de poligonera y otro de su peluche para anormales preferido. Pero yo no quería ser una idiota de extrarradio. Me gustaban los libros y tenía cerebro. Pero los estúpidos de barrio me rechazaban porque era una sabihonda, y los listos porque con ese nombre no me tomaban en serio. Que les jodan a todos y se empachen con carne putrefacta. Sacar buenas notas me sirvió para escapar del colegio de marginados y estudiar en una universidad de niños de papá que seguían burlándose de mí. Que les jodan también. Nadie me puede quitar que me labré mi carrera yo sola. Sin becas, extinguidas hace un huevo de años, y lavando coches para pagar las astronómicas matrículas. Me licencié como número uno en Biología y nadie acudió a mi graduación, ni amigos ni familia, porque esa tarde era la final de la Champions. Todos esos sacrificios, ¿para qué? Para tener un contrato de becaria, ganar lo justo para pagar tasas e impuestos, y acabar encerrada en un búnker con militares con caras de polla. Al menos tengo el consuelo de que todos los que me dieron por culo se están arrastrando por ahí para meterse en la boca un intestino crudo.
El resto es de sobra conocido. Epidemia masiva. Los españoles a mordiscos entre ellos. Los de siempre huyendo los primeros. Y los últimos gilipollas limpiando la mierda que han dejado los de arriba. Y así acabamos en este puto país. Tampoco muy diferente de los siglos precedentes: nos ha invadido todo Cristo desde que el primer íbero inventó la siesta, y cuando nos dio por salir de nuestra choza y construirnos un imperio, dejamos nuestros excrementos en todos los continentes con los que nos hemos tropezado, y siempre nos han echado a patadas como a un borracho en un puticlub. Y luego volvíamos a casa a retozar en nuestra propia mierda. Ahí queda mi Breve Historia de España. Punto y coño.
Ahora voy a contar un poco de mi puta vida. Nací de culo. Creo que, desde que tenía cuatro añitos, soy consciente de que me equivoqué de momento y lugar para haber salido del coño de mi madre. Desde que comprendí que mis compañeros y profesores sonreían cada vez que oían mi nombre. Me llamo Sheyla Kitty, y mis padres son unos hijos de puta. Eran unos pastilleros sin cerebro, y su hijita tenía que ser una auténtica chica de barrio, bautizada con un nombre de poligonera y otro de su peluche para anormales preferido. Pero yo no quería ser una idiota de extrarradio. Me gustaban los libros y tenía cerebro. Pero los estúpidos de barrio me rechazaban porque era una sabihonda, y los listos porque con ese nombre no me tomaban en serio. Que les jodan a todos y se empachen con carne putrefacta. Sacar buenas notas me sirvió para escapar del colegio de marginados y estudiar en una universidad de niños de papá que seguían burlándose de mí. Que les jodan también. Nadie me puede quitar que me labré mi carrera yo sola. Sin becas, extinguidas hace un huevo de años, y lavando coches para pagar las astronómicas matrículas. Me licencié como número uno en Biología y nadie acudió a mi graduación, ni amigos ni familia, porque esa tarde era la final de la Champions. Todos esos sacrificios, ¿para qué? Para tener un contrato de becaria, ganar lo justo para pagar tasas e impuestos, y acabar encerrada en un búnker con militares con caras de polla. Al menos tengo el consuelo de que todos los que me dieron por culo se están arrastrando por ahí para meterse en la boca un intestino crudo.
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