TÍTULO: Franz Kafka,.
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Todo en el escritor judío, nacido hace hoy 130 años, es un dolor que se procrea y recrea constantemente, un dolor que algunos quisieron ..
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Franz Kafka, el perfeccionista obsesivo
Todo en el escritor judío, nacido hace hoy 130 años, es un dolor que se procrea y recrea constantemente, un dolor que algunos quisieron llamar absurdo, pero que le elevó como el autor más inquietante y revelador del siglo pasado
Franz Kafka,
escritor judío nacido en Praga, fue el autor más inquietante y
revelador del siglo pasado. Y eso pese a que en sus 40 años y once meses
de vida sólo dio por terminadas 350 páginas y dejó inacabadas 3.500, entre ellas tres novelas. Esto da muestra de la característica principal de Franz Kafka,
su perfeccionismo neurótico que le convertía en un ser obsesivo que
decía estar «hecho de literatura», para él, más que un interés y una
inclinación, más que una profesión y un entretenimiento, su propia vida.
Franz Kafka
se colocaba una «dulce máscara» de cara al exterior, pero poseía un
«lado oscuro», un mundo interior enrevesado donde habitaba lo kafkiano.
Insatisfecho crónico, autoexigente hasta la flagelación, neurótico
compulsivo, Franz Kafka no era sin embargo ese personaje débil
que se ha estereotipado, como demuestra que tuviera fuerzas para
escribir pese al pefeccionismo inhumano que se autoimponía. Su forma de
redactar también era particular: tenía una visión Franz Kafka
-surgida de sus temores más profundos, de lo más recóndito de su ser- de
lo que quería contar y pretendía exponerla en su totalidad sin ninguna
interrupción. Mantener esa intensidad era casi imposible. De ello dan fe
la gran cantidad de obras que no terminó.
Con todo, existe un divorcio entre el Franz Kafka que conocieron sus semejantes y el Franz Kafka
fabricado por la posteridad, tras su canonización literaria. El primero
era bastante más jovial, vitalista, alegre y divertido de lo que el
lector supone tras enfrentarse a su obra. La personalidad del Franz Kafka
de carne y hueso no se deja atrapar con facilidad en el cliché de lo
kafkiano acuñado bajo la influencia del universo narrativo que creó.
Ciertamente era ingenuo, poco práctico y reservado. Tenía enormes
dificultades para organizar su vida, especialmente las relaciones con
las mujeres. Sin embargo, no era un amargado, ni un aguafiestas ni un
misérrimo místico. Tenía un ingenio rápido y era aficionado a hacer
juegos de palabras chispeantes que esparcía a menudo en sus encuentros
con la gente. También era un buen compañero de juegos y, al parecer,
poseía una habilidad extraordinaria para proyectar en la pared sombras
con las manos que causaban el asombro de quienes las contemplaban.
Franz Kafka nació en Praga (1883) en el
seno de una familia de comerciantes judíos y murió en Kierling, Austria,
en 1924. Llegó a doctorarse en Derecho y profundizó también en el
estudio y la mística de las religiones judías. En 1917, cuando pensaba
irse a Palestina, enfermó de tuberculosis y comenzó a dedicarse en
cuerpo y alma a la literatura, a pesar de la oposición familiar, de
cinco proyectos matrimoniales frustrados, de su trabajo como agente de
seguros y de su grave dolencia que acabaría con su vida. Algo que se
repite en varios testimonios de aquellos que concidieron con él en vida
es que Franz Kafka daba mucha importancia al hecho de ir bien
vestido y que empleaba tiempo en aparentar una elegancia que no llamase
la atención. Ni la enfermedad que lo carcomía ni la muerte pudieron
arrebatarle a Franz Kafka su cautivadora sonrisa, un gesto que,
según la enfermera que le cerró los ojos, permaneció en sus labios
cuando ya se había ido.
Los insectos de Kafka
La Metamorfoisis es la novela corta más famosa de Franz Kafka.
Publicada en 1916, sorprendió al mundo literario del momento porque la
anécdota que soporta el relato es tan simple como absurda: un hombre
despierta una mañana convertido en un enorme insecto -aparentemente un
escarabajo, aunque no se cita explícitamente en el texto-. Continúa
viviendo en su cuarto, tolerado por su familia, y contemplando el
transcurrir de la vida desde la óptica de un animal. Después de leer la
novela más famosa de Franz Kafka, el gran escritor Gabriel García
Márquez decidió atreverse a escribir su primera obra, al darse cuenta
de que lo más importante de una narración no está en la trama o en el
argumento, de que cualquiera vale, hasta un absurdo, sino que la clave
radica en la manera de contarlo y en el fondo reflexivo que aporte.
Franz Kafka
es la voz de la conciencia de una época, la suya, el primer cuarto del
siglo XX, el crepúsculo de todas las grandes ilusiones e idolatrías del
alma moderna. Por eso, a Franz Kafka se interesa más la reflexión
que se desprende de sus obras que su esencia narrativa. De hecho, no es
un narrador propiamente dicho, porque los acontecimientos que relata no
se suceden y evolucionan en una dinámica literaria adecuada, sino que
se instala delante de un poderoso símbolo y allí deja solo al lector
para que de vueltas alrededor de ese punto hasta llegar a sus propias
conclusiones, que nunca suelen distar mucho de las del autor.
Cuanto más absurdo sea el símbolo presentado por Franz Kafka, más carga significativa acerca a la reflexión lectora. Los personajes de Franz Kafka
son zarandeados y amenazados por instancias ocultas. No tienen
importancia en sí mismos, sino que son prototipos del hombre desvalido y
desorientado. Se trata de poner en evidencia el sentido absurdo de la
vida y, para ello, introducir en la realidad más cotidiana una
distorsión sorprendente utilizando elementos absurdos y fantásticos,
como la transformación del viajante comercial Gregor Samsa en
escarabajo.
TÍTULO; JUAN PABLO II SUPERSTAR,.
Hechos de Hoy
Juan Pablo II ha tenido una vida de película. Hasta de ópera, piensan algunos. Por eso, sus avatares van a ser llevada a los escenarios en un ...Juan Pablo II ha tenido una vida de película. Hasta de ópera, piensan algunos. Por eso, sus avatares van a ser llevada a los escenarios en un formato no demasiado común si se piensa un Pontífice. Pero no va a ser tarea fácil encontrar al candidato ideal para recrear la existencia de Karol Wojtyla, teniendo en cuenta que se busca a un aspirante con grandes dotes para el canto y la danza. Son tres actores los necesarios para encarnar al Papa como niño, como joven de veinte años y como hombre de cincuenta.El lugar donde tienen lugar las pruebas es el teatro Canal de Madrid. Allí se preparan los aspirantes para sus últimos ensayos. Jacinto Bobo de 26 años, explica sus sensaciones antes de iniciar su prueba: “Me ha impactado la cantidad de medios que había, no me lo esperaba”, explica. “Estoy contento con la prueba, espero gustarle al jurado”, agrega. Otro de los candidatos, Daniel Román, de 42 años, ha realizado una magnífica exhibición de canto que ha impresionado a sus compañeros: “Ahora la suerte está echada. Ya solo queda me avisen con la decisión”.Además de actores, se buscan cantantes, bailarines, acróbatas y danzantes aeróbicos. La experta vaticana Paloma Gomez Borrero, que ha trabajado como asesora para el libreto de la obra y que conoce muy bien la vida del Papa por ser corresponsal en Roma durante más de cuarenta años, se emociona al recordar partes de la obra. “En una de las primeras escenas, cuando muere la madre de Wojtyla, aparecen unos ángeles danzantes bailando música y llevándose a la fallecida”, cuenta Gómez Borrero, que recuerda vivencias de Juan Pablo II, como su etapa de obrero y el sufrimiento bajo el nazismo en su Polonia natal. Pero no todo son tristezas. "Lo bueno que tiene un musical es que cabe todo un mundo de fantasía y que además presenta a un personaje que ha marcado la historia”, cuenta la vaticanóloga.La directora del cásting, Vicky Martínez, explica que el musical se va a interpretar en tres lenguas, italiano, español e inglés. Martínez cuenta que, para recrear la vida de un Papa tan carismático como Juan Pablo II, necesitan a “una persona que tenga algo especial, que transmita magia”. Alrededor de 300 personas de todas las edades se han presentado hoy para conseguir el papel.
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