domingo, 21 de julio de 2013

DESAYUNO DE DOMINGO CON Miguel Ángel Muñoz:/ ESTUPIDA VANIDAD,.

TÍTULO; DESAYUNO DE DOMINGO CON Miguel Ángel Muñoz: twitter prefiero vivir el presente en vez de compartirlo todo el rato"

  1. El actor Miguel Ángel Muñoz. (Foto: Javier Ocaña).
    Miguel Ángel Muñoz: "¿Twitter? Prefiero vivir el presente en vez de compartirlo todo el rato"

    XLSemanal. Otro españolito en Hollywood...Miguel Ángel Muñoz. Otro que trabaja fuera de España, como muchos.XL. No se va a comparar ...
     
     
    Desayuno de domingo con...

    Miguel Ángel Muñoz: "¿Twitter? Prefiero vivir el presente en vez de compartirlo todo el rato"

    Soy actor y tengo 30 años. Ahora se estrenan tres películas en las que participo: Todos mueren, Viral y What about love, en la que trabajo con Sharon Stone y Andy García.
    XLSemanal. Otro españolito en Hollywood...
    Miguel Ángel Muñoz. Otro que trabaja fuera de España, como muchos.
    XL. No se va a comparar con los mileuristas en Alemania...
    M.Á.M. No, pero decir que trabajo en Hollywood suena un poco pedante. Solo he hecho un papel protagonista allí, lo que no significa que esté allí instalado.
    XL. A los 10 años debutó con Paco Rabal y a los 29 trabaja con Sharon Stone. ¿A esto se le llama prosperar?
    M.Á.M. Se le llama ir creciendo. No se parecen en nada: Paco era corpulento y tenía una voz muy grave, y Sharon es delgada, superestilizada, y tiene una voz muy dulce. Pero los dos te inspiran.
    XL. Ha compartido reparto con Toni Cantó, ¿se ve, como él, en política?
    M.Á.M. De momento, no. Toni tiene casi el doble de años que yo y muchas ideas claras. Mi energía está puesta en otra cosa, pero me alegra que haya gente como él que quiera cambiar todo esto.
    XL. Ha dicho que no tiene una ideología clara ni le gusta hablar de política, ¿no lo veremos protestando en las galas?
    M.Á.M. La ideología me la guardo para mí. No tengo unos líderes a los que apoyar a tope. Y la gala de los Goya es una fiesta del cine español a la que vamos a disfrutar. Hay muchas oportunidades para salir a la calle contra las barbaridades que nos hacen.
    XL. Se trabaja muy bien su Twitter, ¿no?
    M.Á.M. Ya menos. He hecho una terapia de desintoxicación de las redes sociales y no tengo tarifa de datos en el móvil para no poder conectarme.
    XL. ¿Enganchado como un adolescente?
    M.Á.M. Sí, pero el remedio me lo doy yo, no mis padres. Es más importante vivir el presente que compartirlo todo el rato.
    XL. Dice que no se cuida, pero practica snowboard, waveboard, esgrima, monta a caballo, juega al fútbol...
    M.Á.M. Soy hiperdeportivo. Nada me gusta más que hacer deporte. Pero creo que lo importante es cuidarse el alma.
    XL. ¡Qué profundo!
    M.Á.M. (Ríe). Es que las endorfinas que produce el deporte vienen muy bien para la mente y el alma.
    XL. ¿Aún entrena con los veteranos del Real Madrid en Valdebebas?
    M.Á.M. ¡Sí, señor! Jugué con alevines en el Madrid y soy madridista hasta la muerte.
    XL. ¿Los madridistas acabarán votando a Florentino con uve o con be?
    M.Á.M. Los buenos madridistas estamos hasta el final con los presidentes y entrenadores que nos tocan.
    Su desayuno: «Una tostada con aceite y embutido, pavo o queso, y un zumito de naranja. ¿El café? No me gusta. A lo mejor dentro de unos años tenga mejor paladar para él».

    TÍTULO; ESTUPIDA VANIDAD,.
     
    Estúpida vanidad
    Mucho antes de que Lampedusa dijera aquello de que «algo debe cambiar para que todo siga igual», los franceses habían acuñado ya una ...
     
    Mucho antes de que Lampedusa dijera aquello de que «algo debe cambiar para que todo siga igual», los franceses habían acuñado ya una frase similar y más pesimista si cabe: «Plus ça change, plus cest la même chose», «más cambian las cosas, más iguales son». Por supuesto se puede argumentar que no es cierta, que la humanidad ha progresado en todos los sentidos y no solo en aspectos tecnológicos y sociales, sino que intrínsecamente también es mejor. Dicho de otro modo, somos mejores y más buenos que nuestros antepasados, ya no nos comemos los unos a los otros, por ejemplo, y las leyes que nos hemos dado sirven, si no para desterrar, al menos para embridar nuestros peores instintos. Somos, por tanto, la mejor versión del ser humano de todos los tiempos y, si bien existen aún injusticias, abusos y desmanes, el hecho de que vivimos en un mundo interconectado hace que todo se conozca y, por tanto, los sátrapas y abusadores no tienen más remedio que tentarse la ropa.
    En efecto, los medios de comunicación por su celeridad y universalidad son quizá el invento humano que más ha contribuido a moderar los malos instintos del hombre y evitar o al menos disimular que el hombre siga siendo un lobo para el hombre. Sin embargo, es fascinante (y a la vez aterrador) observar cómo aquello que sirve para una cosa sirve también para la contraria. Así, medios de comunicación que contribuyen a frenar nuestro lado oscuro sirven también para potenciarlo. Tomemos el caso de Internet. Ese inmenso universo virtual en el que todo se ve, todo se sabe y que, por tanto, contribuye a fomentar la verdad y la transparencia permite a su vez que se manifieste el lado más cruel del ser humano. Decía Schopenhauer que el hombre hace el mal por instinto de supervivencia y, cuando la tiene asegurada, hace el mal por tedio.
    Según él, no hay nada tan peligroso como esto último, pero yo, viendo lo que pasa en la Red, añadiría otro elemento igualmente perturbador: la vanidad estúpida. ¿Qué, si no, hace que tipos hechos y derechos se dediquen a colgar en la Red vídeos en los que se juegan su vida y también la de otros conduciendo a 250 kilómetros por hora en una autopista o haciendo balconing? ¿Qué impele a niños sanos y educados a grabar con sus teléfonos móviles la hazaña de vejar a un compañero de colegio? ¿Qué extraño e incomprensible placer produce incitar a una menor para que se desnude y mande su vídeo a un supuesto amigo que luego traiciona su confianza divulgándolo en la Red? ¿Son psicópatas y perturbados los que actúan de este modo?
    Lo más fácil es una respuesta afirmativa y, sin embargo, todos sabemos que no es así. No seré yo quien le enmiende la plana a Schopenhauer, pero me parece que se quedó corto con su definición. Es verdad que el ser humano comete todo tipo de tropelías por un malentendido instinto de supervivencia, de ahí tantos egoísmos, tantos quítate tú para que me ponga yo, etcétera. También es cierto que el aburrimiento (o la pereza, como dice el refrán) es la madre de todos los vicios. Sin embargo, me parece que el anónimo y vasto territorio sin ley que es Internet indica que a estos dos agentes de las miserias humanas habría que sumar al menos uno más. La vanidad imbécil, que hace que no solo se cometan las antes mencionadas infamias, sino que se tenga la necesidad de fanfarronear de ellas. Nada muy distinto, por cierto, de lo que hacían antaño los guerreros primitivos exhibiendo mutilados trofeos humanos o jibarizando cabezas para colgárselas del cinto: «Más cambian las cosas, más iguales siguen». No es mi intención arruinarles el día hablando de nuestro lado oscuro, pero sí me gustaría señalar que es mejor saber que no hay nada nuevo bajo el sol, solo nuevas maneras de manifestarse y que la mejor manera de protegerse y proteger a los nuestros es saber que el hombre no es ese ser mirífico que algunos bien intencionados pretenden vendernos. Somos lo que siempre hemos sido, un inestable equilibrio entre grandeza y miseria, entre ángeles y demonios o, como decía más científicamente Darwin, entre cooperación y egoísmo.

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