Resuena
atronadora la salida de la GP2 en el pinturero hogar de Ferrari, un
motorhome cromado en rojo y blanco sin una brizna de roña, ...
Resuena atronadora la salida de la GP2 en el pinturero
hogar de Ferrari, un motorhome cromado en rojo y blanco sin una brizna
de roña, y Fernando Alonso hace un paréntesis en su reguero de
consideraciones para descifrar quién toma la cabeza. Dos segundos de
receso en un océano de incertidumbres respecto a la productividad de un
coche que patina cada sábado. El curso arrancó fino para el español y el
monoplaza italiano, pero se ha internado en una dinámica rutinaria y
peligrosa. Clasificaciones deficientes en la ubicación de parrilla,
tardes de explicaciones ante la Prensa y semblantes sombríos, y en el
colofón del fin de semana, gran progreso el domingo que compensa el
sinsabor del día anterior. En esas está Ferrari. Alonso sale octavo hoy
en Nurburgring, Alemania, autopistas sin peajes, tráfico ordenado,
conductores que respetan las normas de circulación. Y mira con catalejo
al ocupante de la primera casilla. Lewis Hamilton lo hizo otra vez. Es
su tercera pole del curso y la sexta de un equipo en trance (Mercedes).
Cuenta Alonso dimes y diretes por la insistencia de los
periodistas en preguntar cuestiones relativas al 4-4-2 de la F1. La
estrategia de los neumáticos duros en la Q3 que le permitirá alargar su
parada hoy, las simulaciones del ordenador Ferrari que aconsejaba esta
táctica y no otra, la temperatura ambiente que afecta más o menos a la
degradación de las gomas, el tráfico que tendrán Vettel y Hamilton
cuando paren a cambiar ruedas... Se extiende con su proverbial
elocuencia en detalles, pero al final deja la sentencia verdadera, la
que entiende el aficionado. «Cuando un coche va rápido, te da igual todo
esto, los neumáticos, la temperatura, las estrategias... Y cuando va
lento, también».
Ferrari lleva un lustro a la sombra, en una evidente
ausencia de liderazgo. No innova, no imagina, no expresa su leyenda en
coches hegemónicas. Y el pulso competitivo de Alonso no le alcanza para
sobreponerse a esas carencias. Son tres años de gobierno de Red Bull, en
el que otros han aportado sus pinceladas. Ahora asoma Mercedes, con su
chequera sin fondo y un lanzador con apellido. Hamilton ha impulsado a
la escudería alemana. Con Michael Schumacher de vuelta de todo no era ni
parecido el equipo.
Mercedes sigue exultante en la Fórmula 1. Lewis Hamilton
consiguió la sexta pole para tropa alemana en nueve carreras disputadas.
Un porcentaje altísimo que expone la potencia del coche teutón en las
manos del piloto británico (29 poles ya en siete temporadas). Superó en
el duelo a Vettel y aspira a ganar en su país. El líder de Red Bull
nunca ha triunfado en Alemania, aunque no parece inquieto por ese
pormenor emotivo. Él es un robot preparado para la victoria.
La sorpresa de Rosberg
La Q1 no alteró los biorritmos del mediodía en el pueblo de
Nurburg. Alonso salió muy pronto a marcar tiempo para evitar sorpresas
desagradables, como en Silverstone. Lo consiguió y evitó problemas.
Felipe Massa, su compañero de escudería, obtuvo el mejor registro de los
participantes. Lo hizo, eso sí, con los neumáticos blandos, los que
procuran más velocidad. Red Bull y Mercedes utilizaron los medios, es
decir, los más lentos.
La segunda tanda regaló una de las sorpresas de la
temporada. Nico Rosberg, propietario de tres poles este año, piloto
emergente en un equipo en alza (Mercedes), cayó eliminado en el último
instante por un error en su vuelta de oro, aunque su equipo asumió el
fallo. Tan inesperado como eso fueron los tiempos en los puestos de
mando. Felipe Massa encabezó la ronda, seguido por Raikkonen y Alonso.
El combate definitivo se ventiló, como estaba cantado, en
un mano a mano entre Hamilton y Vettel. El asunto se dilucidó por dos
décimas a favor del inglés, que arrebató la pole a su rival en el último
momento, sobre la campana. Alonso y Ferrari ni siquiera se emplearon a
fondo en la Q3. Optaron por montar neumáticos «duros» para así poder
estirar su primera parada en la carrera de hoy -los coches tienen que
usar el mismo compuesto en la Q3 que en la carrera-. Saldrá octavo.
Suena a decepción, se vista como se quiera vestir.
«Desgraciadamente nuestro coche no ha evolucionado desde la
carrera de China», dijo Alonso. «Nos hemos quedado un poco por detrás y
las modificaciones que hemos aplicado no han funcionado».
TÍTULO: ESPAÑA SE DESPIDE EN CUARTOS,.
ESPAÑA SE DESPIDE EN CUARTOS,.
Tenfield.com
- Españoles y charrúas surtieron un encuentro entretenido, de ritmo vivo, con detalles para el buen paladar y un resultado incierto. Lo animado ...
fútbol
España se despide en cuartos
Uruguay elimina al equipo de Lopetegui con un tanto en la prórroga
Ficha técnica:
Españoles y charrúas surtieron un encuentro entretenido, de
ritmo vivo, con detalles para el buen paladar y un resultado incierto.
Lo animado del duelo se debió a las estrategias de los entrenadores y a
la actitud de los futbolistas. Solo una acción a balón parado en el
tiempo extra del encuentro logró desnivelar un choque igualado en el que
los europeos se apoderaron del balón pero los sudamericanos fueron más
punzantes.
Los de Lopetegui proyectaron su juego de toque y
transiciones largas hasta que el balón llegó a los dominios de los
veloces Deulofeu, Jesé y Suso. En el bando contrario los celestes no
desentonaron con su técnica y buenas llegadas a las bandas para
presentarse con peligro en el área de sus rivales. Pero de las dos ideas
de juego la que más ocasiones concibió fue la española.
El más cercano al gol fue Deulofeu, quien desde su exilio
en la cal se inventó un saque de esquina que sorprendió al sobresaliente
De Amores hasta que el guardameta desvió con la ayuda del larguero el
disparo fuera. Tampoco pudo terminar el extremo del Barça con gol en una
excelente combinación Óliver Torres con regates y paredes excelentes
que culminaron con un disparo defectuoso en la jugada colectiva más
brillante del enfrentamiento. En realidad, la privación de goles
españoles se debió a la mezcla entre la falta de acierto de los
delanteros europeos, la tenacidad de los defensas uruguayos y a la
excelente actuación del portero charrúa. Si Jesé se empeñó en disparar a
su marcador cuando se colocó dentro del área con un balón muerto, antes
Pais evitó que Derik rematara a bocajarro y De Amores cerró su
magnífico trabajo de la primera parte con un flamante despeje a un
peligroso disparo de Suso.
Tampoco los charrúas no se sentaron a ver desfilar a sus
rivales. El primero en atisbar la posibilidad de un gol fue De
Arrascaeta, pero cabeceó fuera un gran centro de Rodríguez. Después,
aunque las ocasiones escasearon, los de Juan Verzeri no perdieron de
vista la lejana portería de Sotres. Pero con el goleador Nico López bien
atado, los sudamericanos sumaron pocas probabilidades para que el balón
terminara en la red contraria.
Tras una hora de juego, el vistoso fútbol de los jóvenes se
oscureció. Con menos oxígeno en el cerebro y mayor fatiga en las
piernas los muchachos aseguraron cada pase y miraron a la banda para
recibir las instrucciones de los entrenadores. En el choque de tácticas
había devenido en tablas y se necesitaban modificaciones para
desequilibrar el choque. Lopetegui apostó por un nuevo elemento en
ataque con Pablo Alcácer para suplir la ausencia de un delantero centro
definido y cedió un puesto en el centro del campo. Verzeri redobló la
apuesta con el atacante Rolan.
La ausencia de defensores provocó la eventual apertura de
líneas y las ocasiones resucitaron con una frecuencia olvidada. Alcácer
no supo aprovechar un error rival para batir a De Amores y la jugada
terminó en el área contraria con un flojo disparo de De Arrascaeta. Esta
vez no ocurrió el milagro de los octavos contra México y por el
contrario estuvo más cerca de la sorpresa Roland con un remate en el
último minuto. Sotres evitó el gol con una gran intervención que
conllevó una cara amarga puesto que el guardameta se golpeó la nariz
contra el poste al caer y debió ser sustituido por la lesión.
Avenatti acierta en la prórroga
La prórroga se desarrolló con menos energía y más lentitud
hasta que irrumpió Avenatti. El delantero de River Plate cabeceó un
saque de esquina botado por De Arrascaeta y su limpio testarazo acabó en
la red. Nadie marcó al uruguayo en la defensa en zona de Lopetegui y el
chaval de 1,96 clavó su remate en la red.
El tanto en contra ofuscó a los españoles a un paso del
descanso. Si la circulación del balón debía trabajarse con esmero ante
el trabajo defensivo de los uruguayos, con el camino en cuesta los de
Lopetegui se aplicaron con más peligro cuando colgaron balones al área
rival. Pero Israel Puerto falló con su testarazo un centro de Óliver
Torres, Derik erró con otro servicio de Bernat y los futbolistas
españoles demostraron que emplean mejor la cabeza para pensar que para
rematar.
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