TÍTULO; El salto de niño a hombre.
- Cuenta Nelson Mandela en su autobiografía que uno de los episodios más traumáticos de su azarosa existencia fue el salto de niño a hombre.
Cuenta Nelson Mandela en su autobiografía que uno de los episodios más
traumáticos de su azarosa existencia fue el salto de niño a hombre. Como
miembro de la comunidad xhosa, el carismático líder surafricano tuvo
que someterse a un complejo ritual que marca el paso de la infancia
(inkwenkwe) a la hombría (indoda) y que culmina con la práctica de la
circuncisión. Es una ceremonia sometida a códigos ancestrales que se
traspasan de generación en generación y que desde hace unos años ha
empezado a ser muy cuestionada al menos en su vertiente quirúrgica. El
corte de la piel que recubre el prepucio se realiza sin analgésico
alguno y, lo que es peor, siguiendo prácticas muy poco higiénicas que
provocan frecuentemente infecciones, que a veces se complican hasta el
punto de causar la muerte. Tras someterse a la circuncisión, los jóvenes
se rebozan por completo de barro y deambulan como espíritus -en la
foto- por los campos que rodean a sus poblaciones, hasta que se
recuperan de la intervención. Todo aquel xhosa que no luzca un pene
mutilado no es considerado un hombre y corre el riesgo de ser condenado
al ostracismo por sus congéneres.
TÍTULO; La lana de Ermenegildo,.
Zegna vive pendiente de dos hilos: de Stefano Pilati
(Milán, 1965) y la lana. El diseñador italiano representa el definitivo
enganche con la modernidad. Pilati tomó las riendas de una de las casas
más tradicionales de su país después de su desgraciada estancia en Saint
Laurent Paris. Sufrió de lo lindo los ocho años que permaneció al
frente de la dirección creativa de la mítica firma francesa. Una cascada
de rumores y maledicencias le colocaban al final de cada temporada
fuera de la compañía, a la que sin convertir en una superventas siempre
mantuvo en la cumbre del estilo. Hedi Slimane, uno de los seres más
extraños y misteriosos de la moda, terminó de moverle la silla hasta que
Zegna lo puso de nuevo en circulación. Pilati tiene por delante un
complicado reto: modernizar una compañía con una imagen demasiado
clásica.
Recuperado para el negocio, el otro hilo del que pende el
futuro de Zegna es su tradición. Es imposible desligar esta casa,
fundada en 1910, de sus simpáticas ovejas merinas: compactas y con el
cuello y las patas cortas. Así son estos maravillosos ejemplares con los
que fabrica trajes de corte impecable que lucen algunos de los hombres
más poderosos. Cada colección supone en realidad un viaje al mundo de la
lana.
Los directivos de Ermenegildo Zegna suelen viajar una media
de doce veces al año a Australia. No por casualidad, sino porque allí,
dicen, se encuentran los hombres y las ovejas que producen la mejor lana
del mercado. Según los especialistas, la lana merino es la más fina,
versátil, duradera y resistente al pliegue. Con sus delicadas fibras dan
forma a una exquisita sastrería. Cada tejido se compone de «muelles en
espiral» que se estiran sin romperse. Son fibras tan resistentes y
elásticas que pueden ser dobladas 30.000 veces «sin peligro de rotura o
daño», según explica Gildo Zegna, director ejecutivo.
Los italianos tienen una sensibilidad especial para
conseguir los tejidos más deseados mediante un compromiso ético con las
comunidades dedicadas a su recolección. Como Zegna, Loro Piana, otra
firma de culto transalpina especializada en el cachemir, forma parte de
las sagas concienciadas con la sostenibilidad en la obtención de las
mejores materias primas. El todo vale a cualquier precio no figura en el
catálogo de sus principios.
Los Zegna empezaron su viaje por Australia a principios del
pasado siglo. A Ermenegildo, el patriarca, siempre le interesó
comprobar in situ el origen de los tejidos, pero mucho más cómo vivían
los campesinos que criaban aquellas ovejas. Entendía que con ellos
arrancaba la cadena de producción y que merecían la misma atención que
los empleados que trabajaban en su lanificio de Trivero, una pequeña
región del Piamonte.
Albergues para niños
«Esto es una cadena. Tú cuidas el animal, pero hay otros
que cosen, cortan, dibujan o hacen la campaña promocional. Lo importante
es que toda la cadena tenga su rentabilidad», recordaba hace unos años
Paolo Zegna. La compañía dispensa a las ovejas merinas el mismo cariño
que a las manadas de vicuñas peruanas, otro disputado rumiante en la
industria de la moda. Hubo un tiempo en que esta raza, con la que se
fabrican ternos cuyo precio puede alcanzar fácilmente los 20.000 euros,
estuvo al borde de la desaparición. Los campesinos mataban a las vicuñas
para vender toda la piel de contrabando. Gracias a un acuerdo con el
Gobierno peruano, Zegna aseguró la pervivencia de esta especie al tiempo
que garantizaba una mejor vida a los criadores y a sus descendientes, a
los que procuró la construcción de albergues para que los niños
durmiesen cerca de las escuelas. Las vicuñas también han salido ganando
con el pacto. Comen los mejores alimentos y en lugar de matarlas son
esquiladas cada dos años.
Con los criadores de las ovejas merinas, descendientes de
los incas, se ha pactado un arreglo similar. Zegna promulgó el
Manifiesto de Fibras Naturales. Este compromiso le ha permitido
estrechar lazos con los pueblos andinos y tener la posibilidad de elegir
«la oveja o cabra y hablar con el cliente antes de hacer un traje por
encargo». Pocas empresas de moda pueden presumir de mantener un contacto
tan directo y sincero con sus proveedores. «Antes se hacían las cosas
mejor, y podemos volver a intentarlo», sostienen fuentes de la compañía.
El programa suscrito con los productores australianos está inspirado en
los principios del movimiento 'Slow Food': defensa del valor de lo
local y el más profundo respeto a los ciclos de la naturaleza.
En terrenos sin arbustos
La operatividad de este singular acuerdo se ajusta al
cumplimiento de unas reglas rigurosas. Los criadores tienen totalmente
prohibido trabajar con transgénicos y mantener a las ovejas hacinadas o
encerradas sin luz. Zegna, por su parte, mima a los animales como si las
criara entre en algodones. Los rebaños nunca pastan en terrenos con
arbustos para evitar que se rocen la piel.
Así es como Australia se ha convertido en un gigante ovino,
pero lo que es hoy se lo debe curiosamente a España. En 1789 partieron
las primeras treinta ovejas merinas con destino a Oceanía. Para celebrar
la 50 edición de los prestigiosos Premios de la Lana, Zegna, en manos
de la cuarta generación de la familia, abandonó sus cuarteles de Milán y
se trasladó a Sidney a celebrar la efeméride. Es lo que tiene la moda,
que aprovecha cualquier conmemoración para festejarlo por todo lo alto.
Zegna, al que los negocios no terminan de irle demasiado bien en España
-cerró sus tiendas de Bilbao y Valencia-, trata de reafirmar su posición
en el mercado del lujo.
Fue la primera marca occidental en abrir, en 1991, una
boutique en China. Sus ingresos superan los 1.100 millones de euros
anuales. Además de renovar la línea masculina, el humillado Pilati
trabaja en la reinvención de la franquicia femenina, Agnona. Esta vez
cuenta con el apoyo de una saga que cree firmemente en su propuesta y el
aval de la mejor lana del mundo: la de las ovejas merinas.
TÍTULO: MIRA QUIEN HABLA,. ESPAÑA SIN EXTREMADURA NO SERIA NADA , PERO NO NOS LO CREEMOS,.
«España sin Extremadura no sería nada, pero no nos lo creemos»
TÍTULO: MIRA QUIEN HABLA,. ESPAÑA SIN EXTREMADURA NO SERIA NADA , PERO NO NOS LO CREEMOS,.
«España sin Extremadura no sería nada, pero no nos lo creemos»
A los 16 años, fue la empresaria más joven de España. Preside la asociación de casas rurales extremeñas. En esta entrevista se replantea su ...
Es la mediana de cinco hermanos y, asegura, eso la ha
preparado para la negociación. Desde niña le gusta convencer y hablar en
público, vender sus propias historias y eso la ha preparado para la
empresa. Con estos mimbres, a los 16 años monta una boutique con unas
socias y es designada por las cámaras de comercio Empresaria Más Joven
de España.
Desde entonces no ha parado: azafata de congresos,
figurante en películas, directora de una empresa de informática,
fundadora de una consultora de proyectos de desarrollo, propietaria del
hotel rural La Encarnación, el más pequeño de la región, presidenta de
la Federación de Turismo Rural de Extremadura, directora de la fundación
Cáceres Capital, miembro del Consejo de Turismo de Extremadura,
cofundadora de la primera organización de mujeres empresarias de
Extremadura, etcétera.
Es hija de Juan Bazaga, político independiente que llegó a
presidir la Junta Preautonómica, y hermana de Juan Bazaga, torero y
presentador de Canal Extremadura. Confiesa haber sufrido más crisis que
la actual y haberse reinventado varias veces.
-¿En este momento económico es posible reinventarse como empresaria?
-Ahora es difícil. Lo importante es conocer las reglas del
juego. En este momento estoy intentando averiguar cuáles son las reglas
del juego. Por primera vez empiezo a pensar si me merece la pena el
juego. Después de haber dado todo lo que he podido, ahora empiezo a
plantearme si merece la pena intentarlo de nuevo pensando en lo que
puede venir. No quiero desanimar a nadie. Soy partidaria de sacudirme el
polvo y de construirme una realidad con lo que me queda. Pero me estoy
dando cuenta de que las reglas del juego no están claras y si no tengo
un papel dentro de ellas, tampoco tiene mucho sentido. No sé si puedo
dar un salto a lo mejor a la política o a alguna cosa así que me
apetezca más como reto finalizando una actividad profesional o puede que
sea más recogimiento y menos exposición pública.
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