sábado, 20 de julio de 2013

EL HOROSCOPO , Helen Mirren,./ TODOS ASUMEN QUE GANA FROOME,.

TÍTULO; EL HOROSCOPO , Helen Mirren,.


Helen Mirren
HelenMirrenBerlin.jpg
Helen Mirren en Berlín en septiembre de 2011.
Nombre real Illiana Lydia Petrovna Mironova
Nacimiento Chiswick (Londres) Bandera del Reino Unido Reino Unido
26 de julio de 1945 (67 años)
Premios
Premios Óscar Mejor actriz
2006 • The Queen
Globos de Oro Mejor actriz - Drama
2007 • The Queen
Mejor actriz - Miniserie o telefilme
1996 • Losing Chase
2007 • Elizabeth I
Premios BAFTA Mejor actriz
2006 • The Queen
Mejor actriz de televisión
1991 • Prime Suspect
1992 • Prime Suspect 2
1993 • Prime Suspect 3
Premios Emmy Mejor actriz - Miniserie o telefilme
1995 • Prime Suspect 5
1999 • The Passion of Ayn Rand
2006 •Elizabeth I
2007 • PrimeSuspect: The Final Act
Premios SAG Mejor actriz de reparto
2001 • Gosford Park
Mejor reparto
2001 • Gosford Park
Mejor actriz
2006 • The Queen
Mejor actriz - Miniserie o telefilme
2006 • Elizabeth I
Festival de Cannes Mejor interpretación femenina
1984 • Cal
1995 • La locura del rey Jorge
Ficha en IMDb
Dame Helen Mirren DBE (n. Chiswick, 26 de julio de 1945) es una actriz británica.
Es una de las pocas actrices que ha ganado los 4 premios principales dentro del cine comercial por una sola película (The Queen): el Óscar, el BAFTA, el Globo de Oro y el Premio del Sindicato de Actores. En dos oportunidades ha sido galardonada con el premio por interpretación femenina en el Festival Internacional de Cine de Cannes, en 1984 por la película Cal y en 1995 por La locura del rey Jorge.

Helen Mirren nació como Ilyena Vasilievna Mironova en 1945 en Londres, nieta de un General ruso que en 1917 negociaba un acuerdo de armas entre Rusia y Japón en la capital británica en el momento que estalló la Revolución rusa. Por su relación con el zarismo, su familia sufrió un exilio forzoso. La madre de Helen Mirren era hija de un carnicero, y su abuelo había sido el carnicero de la Reina Victoria, algunos dicen que de sangre gitana.1 Educada en la escuela de St Bernard (Essex), la joven Helen se aficiona al mundo de la interpretación y se prepara para perseguir su meta: en 1965 debuta con Cleopatra en el National Youth Theatre. A esta obra le seguirían Troilo y Crésida y Macbeth, donde encarnó a la manipuladora Lady Macbeth, instigadora del asesinato del Rey Duncan. En cine ahonda su repertorio clásico con El sueño de la noche de verano (1968), donde interpreta a la enamoradiza Hermia. Peter Brooks se fija en ella y le ofrece realizar una gira en el norte de África con la obra The Conference of the Birds en 1971, donde ya se despunta como una mujer desinhibida y sexy.

Carrera ascendente

Consolidada en su trayectoria, Helen Mirren ejecuta el doble papel de Ofelia —la cortesana vilipendiada por su amado y cuyo rechazo le empuja a la locura y a la muerte— y Gertrud —la reina que se casa al mes de enviudar con su cuñado, el mismo hombre que apuñaló a su marido— en Hamlet (1976), pero su popularidad se dispara al protagonizar las escenas eróticas del Calígula de Tinto Brass (1979), donde su imagen de mujer liberada y accesible sexualmente se asienta definitivamente.
En los años siguientes John Boorman requiere sus servicios para componer a Morgana en Excalibur (1981) revisión oscura del mito artúrico, y Peter Weir le ofrece el personaje de la mujer sufridora de Harrison Ford en La costa de los mosquitos (1986). En esta época la actriz gana por primera vez el premio del Festival de Cannes por Cal (dirigida por Pat O'Connor), (1984), en la que interpreta a Marcela, viuda de un hombre asesinado por el IRA, que vive un romance con un miembro de la susodicha organización terrorista. En la misma línea la actriz acepta sendos papeles en El placer de los extraños (Paul Schrader, 1990) y junto al aclamado actor Sir Michael Gambon protagoniza El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante (Peter Greenaway, 1989), cinta que provoca cierto escándalo y donde encarna a Giorgina, una mujer hastiada de su matrimonio y que encuentra a un amante. La isla de Pascualini (1987) y Cuando vuelven las ballenas (1989) confirman la excepción a la regla con su clasicismo narrativo.
El cambio de década le trae el papel de la detective Jane Tennison de la saga televisiva Prime Suspect. En cine colabora en la adaptación de Edward Morgan Foster Donde los ángeles no se aventuran (1991), en la que defiende el papel de la solterona Lilia Herrinton, una mujer que fallece en el parto de su hijo, fruto de una aventura, que a su vez perecería por la accidentada intervención de los miembros de su familia para hacerse con la custodia.
Instaurada en las películas de prestigio, la actriz secunda a Nigel Hawthorne en La locura del rey Jorge (1994), donde encarna a una Reina Charlotte que vela por la salud de su marido enfermo de porfiria a la vez que vigila expectante las aspiraciones dinásticas de sus ambiciosos hijos. Por su papel Helen Mirren obtiene su segunda Palma de Oro y su primera candidatura al Óscar a la mejor actriz de reparto. Al año siguiente con su regreso al teatro con A Month in the Country (1995), por la que aspira al premio Tony.
Con su prestigio consolidado, la actriz protagoniza En el nombre del hijo (Terry George, 1996), en la que se encarga de dar vida a Kathleen Quinlan, la madre de un preso del IRA que mantiene la huelga de hambre contra Margaret Thatcher, y que sobrelleva su situación refugiándose en su amiga Annie (Fionnula Flanagan), una mujer que, al revés de ella, sí respetará la decisión de su vástago de no alimentarse por vía intravenosa con las consecuencias que ello supone. Con dicho papel, Helen Mirren empieza a asociar su imagen con mujeres ya maduras, de fuerte voluntad, con capacidad para enfrentarse a las cosas y mantener a la familia a salvo.
A este título le seguiría En estado crítico —sátira de Sidney Lumet sobre el funcionamiento de la sanidad—, El príncipe de Egipto —en la que pondría su voz a la reina— y Secuestrando a la señorita Tingle, donde compone a una odiosa profesora (Eva Tingle), amargada por no haber salido del pueblo y que humilla a sus alumnos hasta que éstos la secuestran, momento en el que les obligará a mirarse en su propia imagen. Al finalizar los años noventa (1997) se casó con su compañero de hace diez años, Taylor Hackford, director de cine conocido por el taquillazo Oficial y caballero.
En la nueva década su carrera vuelve a tomar nuevos impulsos: en 2001 es candidata al premio Laurence Olivier y se acumulan los proyectos cinematográficos: El juramento (Sean Penn, 2001), Last Orders (Fred Schepisi, 2002) y, sobre todo, Gosford Park, donde encarna al ama de llaves de una mansión, la Señora Wilson, una mujer cuyo señor —el mismo hombre con el que mantuvo una relación—, William McCordle, le obligó a donar a su hijo (Charles: Clive Owen) en un orfanato, y que treinta años después reconoce entre los miembros del servicio de los caballeros a éste, convertido en un joven deseoso de matar a su progenitor. El gesto de la Señora Wilson, consciente de las intenciones de su hombre, la obliga a cometer el asesinato anticipándose a Charles: Sé cuando los invitados quieren cenar, cuando tiene hambre. Soy el ama de llaves perfecta: no tengo vida propia. Varias asociaciones de críticos y el Sindicato de Actores la reconocen como la mejor actriz de reparto del año, no así en los Óscar —al cual optó por segunda vez—, en cuya ceremonia se anuncia que el galardón es para Jennifer Connelly por su actuación en la película A Beautiful Mind.
Después del éxito, Helen Mirren encadena la adaptación televisiva de La primavera romana de la Sra. Stone con el rodaje de Las chicas del calendario (2003), donde interpreta a Chris, una mujer de pueblo que decide animar a su amiga Annie (Julie Walters), recién enviudada, proponiéndole participar —para recaudar fondos para una asociación— en la elaboración de un calendario... donde ellas posarían desnudas; decisión que les acarrearía un gran éxito, viaje a Hollywood incluido. El inesperado éxito comercial de la cinta la lleva a las puertas de los Globos de Oro.
Al año siguiente interviene en La sombra de un secuestro, en la que se pondría en el lugar de Eilen Hayes, una mujer cuyo marido Wayne (Robert Redford) es secuestrado por un individuo (Arnold: Willem Dafoe) que exige un rescate que ella se ve obligada a pagar mientras recuerda tanto los momentos felices como las infidelidades de su marido. La buena racha se completa con la candidatura de Taylor Hackford al Óscar al mejor director por Ray (2004).
En 2005 rueda The Shadowboxer —donde encarna a una asesina a sueldo enferma de cáncer—; y en 2006 la miniserie Elizabeth I —que le vale el Premios Emmy— y la película La reina donde interpreta a la reina Isabel II en el momento en el que Lady Di fallece en un accidente de coche. La cinta concurre en el Festival de Venecia, donde se proclama vencedora de la Copa Volpi a la mejor actriz. A lo largo del invierno recibió el Golden Satellite, todos los premios de las asociaciones de críticos, y dos candidaturas a los Globos de Oro, incluida la correspondiente al Globo de Oro a la mejor actriz de drama en una terna compuesta por Penélope Cruz, Judi Dench, Maggie Gyllenhaal y Kate Winslet. Finalmente la Asociación de críticos extranjeros afincados en Hollywood le concedió dos Globos, así como el Premio del Sindicato de Actores. Esta fulgurante sucesión de premios se vio culminada con la obtención de Óscar a la mejor actriz por su papel en la citada película.

TÍTULO;  TODOS ASUMEN QUE GANA FROOME,.


Todos asumen que gana Froome


Todos asumen que gana Froome
Lástima que a este emocionante Tour se le hayan acabado antes las fuerzas que las etapas. Todos, incluido el más rebelde, Alberto Contador, ...
 
Lástima que a este emocionante Tour se le hayan acabado antes las fuerzas que las etapas. Todos, incluido el más rebelde, Alberto Contador, asumen la victoria mañana del primer africano que conquista el Tour, Chris Froome. En Le Grand Bornand, penúltima meta alpina, el líder albino se frota los ojos. Le pican. La etapa y la tormenta le han ensangrentado los bordes. «Disculpadme, pero solo tres preguntas», pide a la prensa. «Tengo que descansar. Cada noche llego muerto al hotel», confiesa. Una respuesta en inglés: «Hoy ha sido el día más duro del Tour». Otra en francés: «Me queda el último esfuerzo. Ni soñaba con ganar el Tour». La tercera, en italiano: «Tengo cinco minutos de ventaja. Será difícil que mis rivales me cojan en la última etapa de montaña». Sopla y se va. Lento.
Este Tour está casi andado, pero cada vez cuesta más dar un paso. Carrera cruel. La paliza la notan incluso el mejor, Froome, y los que con él han llegado a la meta, los que se juegan hoy las otras dos plazas del podio: Contador, Quintana, Kreuziger y 'Purito'. Ayer no atacaron. Llevaban pedales de plomo. «Froome no perderá este Tour», concluye 'Purito'. Todos asienten. Fin. Mientras subía por el Glandon y La Madeleine, el día se volvió gris. De colores cansados. De ciclistas agotados. La enredadera del cansancio trepa por las piernas del pelotón. Los directores dicen: «Venga». Y los músculos contestan: «Basta». Sordos.
A dos etapas para volar a París y con Froome tan lejos de sus rivales, era tiempo para hacer cuentas, para no irse de ayunas de este Tour centenario. Unos cuantos, muchos, cuarenta, compartieron la gran fuga del día. Todos buscaban la etapa. Uno, el portugués Rui Costa, algo más. El premio doble. Quería su segundo triunfo, otro para el Movistar. Fiel a su reputación, el luso mantuvo el temple. Dejó que Rolland, en fuga y acalambrado, se desangrara bajo la lluvia. Y calibró las fuerzas de Nieve, Navarro -gracias a la ventaja de la fuga, el asturiano se aupó a la octava plaza de la general-, Bakelandt y Kloden, los más peligrosos. Les vio desgastarse en el inicio del último puerto, la Croix Fry. Buena carretera; no tanto desnivel.
Ahí, al notar la flojera del resto, arrugó la nariz, bajó las cejas, sacó los dientes y relinchó. Pura sangre portugués. Los focos de los coches pulverizaban la lluvia. Le vieron pasar. Pasó un silencio. Una centella. Ya no volvieron a verle, ni en lo que faltaba de subida ni en el descenso, calado pero sin curvas de peligro. «Me gusta el Tour», dijo Rui Costa en la meta. Y se ha comido doble ración: dos etapas. Con la de 2011, ya tiene tres, una menos que Joaquim Agostinho, dios luso.
La gigantesca nube sostenida por las montañas que flanquean el valle azotaba al pelotón. Cielo bajo. Empapado. Era un día para hacer recuento y cuadrar los números. Como ya estaba claro que el Tour es de Froome, cada uno se dedicó a lo suyo. Los de la fuga y los del pelotón. Por delante, Rolland y Nieve sumaban puntos para disputarle, si pueden, el maillot de la montaña a Froome. El africano tiene 104 puntos; el francés 103 y el navarro 98. Cerca anda Quintana, con 97. Pero la guerra del colombiano es otra. La del podio: Contador, Quintana, Kreuziger y 'Purito', separados apenas por 47 segundos, se ordenarán definitivamente hoy en el último puerto del Tour, el duro Semnoz, balcón sobre el lago de Annecy. En ese espejo quedará retratado el cajón final de París. Hubo ayer otra guerra menor, anónima para el público y vital para los patrocinadores: la clasificación por equipos.
En la fuga inicial se colaron dos ciclistas del RadioShack. Y eso puso en peligro el primer puesto del Saxo, el conjunto de Contador. Por una vez, el madrileño se resignó. Colocó en hilera a sus gregarios para tirar del grupo. ¿Para castigar a Froome? No. Para defender el estatus del Saxo. «Somos el mejor equipo de este Tour y no podíamos perder esa plaza. Me habría dado mucha rabia», argumentó el madrileño. Ni atacó en el ascenso, ni en la bajada del puerto final. Ni siquiera salió a por Valverde y Gadret. Tiene las fuerzas hechas ceniza. Le queda el coraje. Y hoy le hará falta para defender la medalla de plata ante Quintana y 'Purito', el único que ayer, justo al final de la Croix Fry, cató las fuerzas del resto. Todos respondieron. Presentes. Y ahí se acabó. A la meta de Le Grand Bornand llegaron dos ganadores justo antes de la tormenta. Primero, el de la etapa, Rui Costa, ciclista versátil, capaz de casi todo.

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