TÍTULO; Pussy Riot golpean de nuevo.
- A lo mejor Vladímir Putin creía que, con meter entre rejas a un par de integrantes de Pussy Riot, ya se había librado de este incómodo ...
A lo mejor Vladímir Putin creía que, con meter entre rejas a
un par de integrantes de Pussy Riot, ya se había librado de este
incómodo comando punk, dedicado a vocear al mundo entero las vergüenzas
del país. Pero los pasamontañas de colores eléctricos han vuelto a
aparecer, y esta vez lo han hecho en una enloquecida 'tournée' por
explotaciones petrolíferas: en el vídeo difundido por el colectivo esta
semana, vemos a las activistas sacudiendo mazazos a un oleoducto,
tocando en lo alto de una unidad de bombeo -esas maquinarias de
extracción que cabecean de forma incesante, como agachándose para
picotear el suelo-, desplegando una pancarta en una gasolinera y, en
fin, embadurnando de crudo los retratos de señores muy importantes. En
la letra de la canción, aprovechan para comparar a Putin con un ayatolá y
entonan versos como «alimaña homófoba, vete de la Historia», que quizá
no entren en las antologías de poesía rusa, pero desde luego tienen su
sentido de la oportunidad, justo cuando se han aprobado las leyes contra
la «propaganda» homosexual. «Solo Putin y sus amigos han visto los
200.000 millones de dólares de ingresos fiscales por el gas y el
petróleo que hubo el año pasado», han criticado Pussy Riot, siempre
dispuestas a asestar otro golpe.
TÍTULO; El 'irreality' de Tamara
T
amara en un reality? ¡Pero si no pisa la realidad!, exclamarán algunos.
Y puede que tengan razón. Sin embargo, lo uno no quita lo otro.
T amara en un reality? ¡Pero si no pisa la realidad!,
exclamarán algunos. Y puede que tengan razón. Sin embargo, lo uno no
quita lo otro. Se puede vivir en las nubes y triunfar como personaje de
la tele. Es más, cuanto más fuera de este mundo mejor para cosechar
altos índices de audiencia. Hoy para arrasar en los medios hay que tener
lengua propia (Carmen Lomana), planeta propio (Carlos Jesús) y
filosofía propia (Mario Vaquerizo). Tamara tiene todo eso y mucho más.
Habla raro sin necesidad de ser hija de Julio Iglesias, vive en 'Los
mundos de Yupi' (o mejor dicho, de 'yuppie') y ha encontrado en la
religión católica la fórmula más eficaz para alcanzar la paz interior,
cuando lo normal sería que hubiera abrazado el budismo, el tai-chi o el
yoga Bikram como hacen casi todos los famosos. Es cierto que a simple
vista Tamara puede resultar tan obvia como esos carteles instalados en
las carreteras comarcales mexicanas que advierten: 'Este camino no es de
alta velocidad'. Pero no me dirán que esa misma obviedad no roza el
surrealismo... Algo surreal, friki e imprevisible habrán intuido los
productores televisivos en esta chica para animarse a invertir en ella.
Ahora la singular existencia de la hija que Isabel Preysler
tuvo con el marqués de Griñón va a disponer de show televisivo propio
en el canal Cosmopolitan. Como el de 'Alaska y Mario', pero en 'fisno'.
Eso sí, ¿Tamara y quién? ¿Tamara y su gato de angora? ¿Tamara y su
chihuahua caniche? ¿Tamara y su inseparable bolso de Hermès? ¿Tamara y
la Biblia? No. Tamara y su gente. Sus gentes, que diría el 'tito' Julio.
Es decir, los amigos que, o sea, salen con ella y, o sea, habitualmente
la acompañan. Ignoro qué sintonía le van a adjudicar a esta serie, pero
deberían pensar en la de 'El Hombre y la Tierra' porque, tal como está
España, Tamara y los suyos (niños ricos en un país que no para de
empobrecerse) pertenecen sin duda a una de las especies ibéricas con
mayor riesgo total de extinción.
El día a día de Tamara Falcó, con sus viajes y sus cosas
(desde rezar el rosario a conceder exclusivas) será la heterogénea
materia místico-frívola de la que va a estar hecho el guión. Y no crean,
es rico y diverso el universo de esta joven porque con un padre
bodeguero, una madre reina de corazones, un padrastro ex ministro de
Economía y un hermano estrella mundial del pop melódico se puede decir
que tiene cubiertos todos los frentes... Por ejemplo, yo no me perdería
ese capítulo en el que Tamara (¡tiembla, Punset!) debatiera con 'tito'
Miguel (Boyer) sobre la existencia de Dios. Ella ha contado más de una
vez que su padrastro es «más ateo que ateo» y que la intentó educar (sin
éxito, como después se ha visto) en el agnosticismo. O ese otro
(¡tiembla Gran Reserva!) en el que la protagonista visite el pago
vitivinícola de su padre biológico, el encantador Carlos Falcó, y
comente con él las vicisitudes familiares... Por no hablar de una sesión
de confidencias con su madre (¡Temblad todas las demás cadenas!) en la
que por fin Isabel Preysler desvele sus secretos de seducción... Pero no
caerá esa breva. Me temo que al final todo se va a reducir a moda,
'glamour', risitas... Y alguna que otra novena.
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