Pep Guardiola, el más exitoso entrenador que haya conocido el fútbol
español, tiene muchos aspirantes a la sucesión, pero de momento solo hay uno que
reúne los requisitos para considerarse su legítimo heredero. -foto--Philippe Montanier
(Normandía, 1965) no solo es un buen técnico desde el punto de vista
futbolístico -la Real Sociedad despliega el mejor juego del campeonato-, sino
que además se ha revelado un especialista a la hora de sacar a la luz el talento
de jugadores que antes de su llegada eran por completo desconocidos. Si a ello
le sumamos que es un hombre de talante comedido, que proyecta una imagen
irreprochable -tiene un físico agraciado y es atildado en el vestir-, el retrato
tiene muchos más puntos en común con el del nuevo entrenador del Bayern de
Múnich de lo que a primera vista puede parecer.
Montanier llegó a San Sebastián hace un par de años procedente del
Valenciennes, un modesto equipo francés recién ascendido de la Ligue 2. En su
etapa como jugador había sido portero, un puesto que le proporcionó una
envidiable plataforma para descifrar los códigos del fútbol. En cuanto dejó la
portería se sacó el título de entrenador y se fue de segundo de Robert Nouzaret,
un histórico del fútbol francés, primero al Toulouse, luego al Bastia y
finalmente a la selección de Costa de Marfil. En 2004 decidió emprender su
propio camino y se puso al frente del Boulogne, un equipo semiamateur que
militaba en el equivalente a nuestra Tercera División.
Montanier demostró que valía para el oficio. En cinco temporadas el
Boulogne escaló sucesivamente a las divisiones National, Ligue 2 y Ligue 1. El
mismo año de su ascenso a la máxima categoría se despidió del Boulogne y se
situó al frente del Valenciennes, por cuya continuidad en primera división nadie
daba un euro. Nuevamente dio la campanada al convertirlo en el equipo revelación
del campeonato, con un juego valiente y técnico alejado del fútbol físico que
entonces prevalecía en los manuales tácticos del país vecino. Las comparaciones
no tardaron en llegar y el Valenciennes pronto empezó a ser conocido como 'le
Barça du nord'.
El siguiente paso era cuestión de tiempo. Cuando logró que su equipo
terminase décimo, la mejor clasificación de su historia, Montanier era ya el
'Guardiola normando'. Es posible que la comparación le resultase excesiva debido
a una modestia cosida a fuego en su carácter, pero en el fondo seguro que le
halagaba. El francés nunca ha ocultado su admiración por el fútbol técnico del
Barça y, por extensión, de la selección española. El vistoso juego ofensivo que
despliegan sus equipos dice mucho de su fuente de inspiración.
En el bolsillo
La Real Sociedad, con una buena red de observadores en Francia, se
fijó en él y lo contrató para sustituir al uruguayo Martín Lasarte. El equipo
necesitaba asentarse en la máxima categoría después de una oscura travesía en
Segunda y, a falta de dinero, no había otra vía que el descubrimiento de nuevos
valores.
Montanier no logró al principio conectar con la afición realista. El
desconocimiento del idioma y su ignorancia de los códigos de la Liga le pasaron
factura y en Anoeta se llegaron a oír voces pidiendo su dimisión. Cosas del
fútbol. Una temporada más tarde el francés se ha metido en el bolsillo a la
afición después de haber hecho de la Real un equipo de ensueño: no solo obtiene
buenos resultados (un único partido perdido de los últimos veintitrés jugados),
sino que borda el juego como se supone que solo saben hacerlo los ángeles.
A punto de certificar la clasificación para la Champions, Montanier
se muestra igual de cauteloso que cuando llegó. Sigue siendo exquisitamente
respetuoso con los rivales y nunca se le ha oído pronunciar una palabra más alta
que otra. Quienes le conocen aseguran que es leal, perfeccionista y un punto
guasón, un faceta que ha empezado a salir a la luz a medida que se siente más
cómodo en su nuevo idioma. Pero Philippe, el nuevo Pep de la Liga, no va a
necesitar de momento las bromas para alegrar a la afición realista. Con hacer
que sus futbolistas sigan jugando al balón como lo han hecho hasta ahora tiene
todas las sonrisas ganadas.
TÍTULO: LA OPERACIÓN COMIENZA CON UNA ACTIVIDAD FISICA Y UNA DIETA EQUILIBRADA,.
El presente puente de mayo será el detonante para que cientos de
personas comiencen a pensar en ponerse a régimen o en inscribirse en un
gimnasio. La inactividad del invierno, las suculencias de la gastronomía
nacional y las malas costumbres a la hora de alimentarse son las principales
causas de que muchos no hayan podido embutirse en el bañador del año pasado por
unos kilos de más. Sin embargo, los especialistas son tajantes. Todo es
reversible, solo hay que elegir una actividad física adecuada y llevar una dieta
equilibrada para que, en poco más de un mes, la llamada 'operación bikini' sea
historia.
No hace falta tener la llamada 'tableta' en el vientre. Solo hay que
hacer trabajar al cuerpo para eliminar esas calorías de más. En la Federación de
Empresarios de Instalaciones Deportivas (Fneid) saben que la vuelta al gimnasio
en abril y mayo es ya un clásico. «Con el verano a la vuelta de la esquina
muchos usuarios regresan al gimnasio que no han pisado desde el momento de su
inscripción, y otros nuevos se apuntan pensando que en dos o tres meses se puede
conseguir lo que otros logran con constancia durante todo el año», explica la
presidenta de Fneid, Hortensia Vigil.
Sin embargo, «la perseverancia, seleccionar una actividad adecuada a
nuestros gustos y capacidades y, por supuesto mantener una dieta equilibrada es
básico para conseguir un cuerpo denominado 10», advierte. «Es muy importante
mantener la rutina de practicar ejercicio todos los meses, no solo cuando se
acerca el verano y por cuestiones de estética, también porque el deporte influye
de forma positiva en nuestro día a día. Mejora nuestra salud y nos hace sentir
mejor anímicamente, con mayor optimismo y un adecuado equilibrio mental», añade
Vigil. La responsable de la patronal de los gimnasios recuerda que el deporte
ayuda a prevenir la aparición de enfermedades asociadas al sedentarismo y estilo
de vida del siglo XXI, tales como la obesidad, el colesterol, la diabetes,
osteoporosis o dolencias cardiovasculares. «Cuando practicamos ejercicio,
generamos endorfinas que producen un efecto positivo sobre nuestro estado
anímico, lo que nos ayuda a sentirnos mejor. Eso se une a que los gimnasios se
han convertido en espacios de socialización donde las personas amplían y/o
afianzan las relaciones personales, lo que contribuye a mantener un equilibro
mental», afirma.
Por ello, desde Fneid advierten que «los milagros no existen. Quienes
acudan al gimnasio con la esperanza de perder peso o esculpir una silueta nueva
de forma inmediata se frustrarán. El cliente tiene que tener claro que bajar los
kilos de más cogidos durante los meses de otoño e invierno es una tarea
continuada en el tiempo, que requiere constancia y práctica diaria».
Comer bien y de todo
En todo caso, siempre hay que «elegir una actividad que se adecúe a
tus gustos y necesidades físicas», tanto por la edad y como por las limitaciones
físicas. Siempre con el asesoramiento de personal cualificado para que «no
suframos ninguna lesión innecesaria por haber practicado deporte de forma
errónea».
Los médicos consideran que lo aconsejable es perder entre 1,5 y dos
kilos al mes. Para ello también hay que llevar una dieta equilibrada. En eso los
monitores coinciden con los médicos. No hay dietas 'estrella' que permitan bajar
dos tallas en un mes sin correr el peligro de ganarlas al mes siguiente. Según
el Jesús Román Martínez, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y
presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias
de la Nutrición, el problema es que los kilos de más terminarán, con el tiempo,
convirtiéndose en obesidad, lo que es una enfermedad. Habitualmente se ingieren
más calorías de las que se gastan y eso se traduce en sobrepeso y esto, según el
doctor Martínez, es debido a que no se come bien, porque no se tiene tiempo para
alimentarse correctamente.
Otro de los errores a la hora de 'ponerse a tipo' es acudir a la
dietas 'yo-yo', consistentes en disociaciones, en abstenerse de ciertos
alimentos o consumir otros en cantidad. La escasez de nutrientes que alberga
este tipo de dietas provoca que puedan existir importantes desequilibrios en el
organismo. La insuficiencia renal y el aumento de riesgo cardiovascular son dos
de los daños más comunes
Estas dietas 'yo-yo', como bien dice su nombre, suponen la rápida
pérdida de kilos que, una vez que se deje ese pseudorégimen vuelven a
acumularse.
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