El límite suele estar en los 80 kilómetros por hora.
Cuando el viento supera esa velocidad, los responsables de las
estaciones de esquí echan la vista a los remontes y cruzan los dedos.
«Si el aire es racheado o sopla de forma lateral hay riesgo de que las
cabinas o las sillas empiecen a balancearse hasta chocar con las pilonas
o de que los cables se salgan de las poleas», observa Eduardo
Valenzuela, director de Montaña de Sierra Nevada. En casos así es mejor
desconectar el motor y cerrar el remonte. Ocurrió el pasado miércoles en
la estación aragonesa de Panticosa, cuando ráfagas por encima de los
100 kilómetros por hora hicieron aconsejable la paralización del
telecabina que da acceso al área esquiable. La clausura obligó a evacuar
a los más de mil esquiadores que había en la estación en un operativo
que se prolongó durante toda la madrugada y finalizó la mañana del
jueves.
El cierre de remontes por la fuerza del viento no es un
hecho excepcional en las estaciones de esquí españolas. «Ocurre con
cierta frecuencia, lo que pasa es que en Panticosa se dan unas
circunstancias especiales porque el telecabina es el único acceso a la
estación y eso complica las cosas cuando se cierra». Todos los centros
invernales cuentan con sus planes de evacuación. «Cuando hay que parar
los remontes se agrupa a los esquiadores para que vayan descendiendo por
las pistas hasta llegar a los aparcamientos, pero en Panticosa eso no
fue posible porque no había nieve suficiente en la parte baja de la
estación y hubo que bajarlos en vehículos», explica el responsable de
Sierra Nevada.
Los remontes son piezas clave en cualquier estación de
esquí. Su instalación requiere inversiones millonarias y exigen además
un mantenimiento exhaustivo. En España no hay ningún fabricante y los
centros invernales recurren a empresas especializadas de países como
Austria, Francia o Italia. «Un telesilla de pinza fija de tamaño medio
cuesta unos dos millones de euros, pero si nos vamos a uno desembragable
de los grandes tenemos que hablar de cinco o seis millones de euros»,
explica Santiago Cabrera, de Teleféricos y Nieve, filial española del
fabricante italiano Leitner, uno de los gigantes del sector.
Cada instalación tiene su plan de mantenimiento. Hay
revisiones rutinarias de las que se ocupan los técnicos de las
estaciones, pero otras requieren la presencia de especialistas de la
casa fabricante. Antes del inicio de la temporada todos los remontes son
sometidos a una prueba de carga. Consiste en testar la instalación
haciéndola trabajar al máximo de sus posibilidades con el peso de
grandes sacos llenos de arena o agua. También se revisan todos los
cables, que son la columna vertebral de los remontes. Hay que tener en
cuenta que algunos tienen hasta cinco kilómetros de longitud. «Se hace
un examen magneto-inductivo que permite determinar si hay hilos de acero
rotos en el interior», precisa el especialista de Leitner.
Treinta años de vida
El umbral de vida de un remonte no suele ir más allá de
los treinta años. «Hasta esa edad no suelen dar grandes problemas,
aunque eso no quiere decir que una instalación deje de ser válida por el
hecho de tener más de tres décadas; si supera las revisiones
reglamentarias puede seguir funcionando sin ninguna clase de límites».
Como era de esperar, la crisis también se deja sentir en el negocio de
la nieve y eso ha supuesto una paralización de las inversiones en
remontes. «Desde hace un par de años en España no se ha montado nada
nuevo. Sobrevivimos gracias al mantenimiento y las inspecciones», dice
el técnico del fabricante italiano.
De la seguridad de los remontes mecánicos da fe el hecho
de que en las hemerotecas no haya noticias de accidentes con víctimas en
las estaciones españolas. «Ha habido algunos sustos menores, pero hasta
donde me alcanza la memoria no recuerdo que en España haya muerto nadie
en un remonte», cuenta Eduardo Valenzuela, el veterano responsable de
Montaña de Sierra Nevada. Hay que cruzar la frontera y alcanzar la cara
norte del Pirineo para dar con un accidente mortal: la ruptura de una
pilona el 1 de marzo de 1987 en la estación francesa de Luz-Ardiden
provocó el desplome de cincuenta sillas de un remonte y la muerte de
seis de los esquiadores que viajaban en ellas.
Además del viento, el otro gran enemigo de los remontes
es el hielo. «Lo peor es cuando se forma lo que se conoce como el
manguito de hielo, que hace que se paralice la instalación, y por eso no
es extraño que cuando se prevé un tiempo especialmente frío se deje el
remonte en funcionamiento durante toda la noche para evitar que las
poleas se queden bloqueadas».
TÍTULO: EL FLAMENCO TRIUNFA EN JAPÓN:
El flamenco y las clases de español triunfan en Japón
Extenda, la Agencia Andaluza de Promoción
Exterior, ha organizado un encuentro comercial del sector flamenco y de
enseñanza del español en Japón, que tiene lugar estos días en Tokio y
en el que participan siete firmas andaluzas.
El objetivo de Extenda con esta misión es lograr la
internacionalización de las firmas andaluzas asistentes en el mercado
japonés, así como consolidar la presencia de la oferta andaluza en el
mismo. Los sectores que estarán representados serán los de trajes de
baile, complementos y escuelas de español en Andalucía.
En total son siete las empresas andaluzas que
participan en este encuentro comercial que tiene lugar del 29 al 31 de
octubre. De ellas, cuatro proceden de Sevilla y son: Aires de Feria,
dedicada a la moda flamenca; Centro de Lenguas e Intercambio Cultural,
S.L. (CLIC-IH), especializada en la enseñanza del español; La Casona de
Calderón, que ofrece alojamiento idiomático con ‘masterclass’ de
flamenco; y Peris complementos, S.L., especializada en bisutería y
artesanía flamenca.
También estarán presentes la firma Academia
Hispánica, procedente de Córdoba y que centra su actividad en la
enseñanza del español; Guadalupe Rosales Sánchez, empresaria de Málaga
especializada en la fabricación de trajes de flamenca; y Voss Flamenco
Internacional, dedicada a la moda flamenca.
Agenda de actos
En relación con las actividades que se van a
desarrollar durante esta acción, las empresas participantes expondrán su
oferta y productos a los compradores en un ‘showroom’, que estará
abierto durante las dos primeras jornadas y que tendrá lugar en la
oficina de Extenda en Japón. Asimismo, en el tercer día de este
encuentro comercial las firmas andaluzas tendrán una agenda de reuniones
con quince importadores y agentes nipones que se han interesado en sus
productos y visitarán algunas de las sedes de los clientes.
Estas acciones están destinadas tanto a los agentes
lingüísticos y agencias de turismo idiomáticos, en relación con las
ofertas de las empresas de enseñanza del español, como a importadores de
moda flamenca y academias de baile, a los que se les presentarán los
productos de las firmas del sector flamenco.
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