Una de las imágenes de la muestra de Sargent. SITIO MUSEO
- La exposición londinense se centra en los años formativos de Sargent
El mar ejerció una gran fascinación en los impresionistas del tercio final del siglo XIX, y Sargent sucumbió desde joven también a su hechizo
LONDRES,INGLATERRA (06/JUL/2010).- John Singer Sargent es conocido sobre todo como un gran retratista ( Rodin llegó a decir de él que era el Van Dyck de su tiempo), pero no es a ese género sino en su faceta menos conocida de paisajista a la que la Royal Academy of Arts londinense dedicará, hasta el 26 de septiembre, su exposición de verano.
El mar ejerció una gran fascinación en los impresionistas del tercio final del siglo XIX, y Sargent (1856-1925), un hijo de norteamericanos expatriados en Florencia, sucumbió desde joven también a su hechizo.
En su época de estudiante en París, en el estudio de Carolus-Duran, un reputado retratista, la capital francesa estaba ya unida por el ferrocarril con las costas de Normandía y la Bretaña, refugio de muchos artistas que trataban de escapar del estrés de la vida ciudadana.
La exposición londinense se centra en los años formativos de Sargent (de 1874 a 1879, aproximadamente), comienza con una serie de apuntes que hizo durante sus viajes veraniegos a esas costas y continúa con una serie de marinas realmente innovadoras que le inspiró su primer travesía del océano en 1876 para conocer a sus familiares americanos.
Dos de los óleos surgidos de aquella juvenil experiencia transatlántica muestran a un buque perdido en medio de un mar inmenso sin que se vea un trozo de tierra que sirva para fijar la posición del observador.
Otra obra muestra a la madre del artista, que le acompañaba en el viaje, tendida en cubierta, y en otro cuadro, claramente inspirado por J.M.W. Turner, Sargent refleja con tintes dramáticos una tormenta en pleno océano.
La parte central de la exposición la forman, sin embargo, los cuadros que pintó Sargent en la Bretaña francesa: imágenes de pescadoras del pueblecito de Cancale como el titulado "Camino de la Pesca" o "Pescando ostras en Cancale", que estableció su reputación en Estados Unidos después de que se exhibiese en Nueva York en la primavera de 1878.
Sargent seguía en esas obras la tradición de los pintores franceses que, como Jean-François Millet o Gustave Courbet, habían reflejado la vida rural, aunque sin la nostalgia que rezuman los cuadros del primero o el mensaje social del segundo.
Como explica la comisaria de la exposición, Sarah Cash, de la Corcoran Gallery of Art, de Washington, las imágenes bretonas de Sargent no son moralizantes ni tratan de idealizar la vida de los pescadores.
El propio Sargent señaló que él se limitó a representar lo que veía como un simple cronista de las actividades de aquella gente.
Según Cash, aunque se sabe muy poco del método de trabajo de Sargent, esos cuadros se realizaron con toda seguridad en su estudio parisino a partir de algunos estudios del natural.
En el citado cuadro "Camino de la pesca", comenzado en Cancale en el verano de 1877 y acabado en el estudio parisino el invierno siguiente, muestra a un grupo de mujeres que bajan a la playa a recoger las ostras que han dado fama a esa localidad bretona.
La Royal Academy muestra junto a esa obra algunos estudios también al óleo, lo que permite seguir detalladamente las distintas fases de esa composición, que Sargent mandó al Salón de París en 1878, en el que había participado ya una vez antes aunque con un retrato.
Pero la pintura más impactante de la serie es la titulada "El Retorno de las pescadoras", de 1877, un pequeño óleo que muestra a un grupo de figuras negras, todas ellas de espalda y dobladas por la carga de la pesca, que, aprovechando la marea baja, vuelve caminando al puerto, visible en el horizonte, por una playa inmensa.
A lo largo de su carrera, Sargent presentaría al Salón de París una serie de ambiciosos retratos y cuadros de género que iban a cimentar su fama.
Sus paisajes, sin embargo, muchos más experimentales y audaces en el manejo de los pinceles, se exhibieron en galerías privadas junto a las obras de impresionistas como Claude Monet, del que llegó a ser íntimo amigo y cuya obra contribuyó a popularizar entre sus amigos ricos a ambos lados del Atlántico.
En 1907, Sargent debió de cansarse de pintar retratos, para enojo de la sociedad elegante de la época, que seguía esperando que la siguiera retratando, y se dedicó sobre todo al paisaje.
Junto a las obras creadas en la Bretaña, la exposición muestra diversos apuntes al óleo de niños desnudos en las playas de Capri así como escenas de distintos puertos del Mediterráneo para acabar con las preciosas acuarelas que pintó en Venecia ya a comienzos del siglo XX.
El mar ejerció una gran fascinación en los impresionistas del tercio final del siglo XIX, y Sargent (1856-1925), un hijo de norteamericanos expatriados en Florencia, sucumbió desde joven también a su hechizo.
En su época de estudiante en París, en el estudio de Carolus-Duran, un reputado retratista, la capital francesa estaba ya unida por el ferrocarril con las costas de Normandía y la Bretaña, refugio de muchos artistas que trataban de escapar del estrés de la vida ciudadana.
La exposición londinense se centra en los años formativos de Sargent (de 1874 a 1879, aproximadamente), comienza con una serie de apuntes que hizo durante sus viajes veraniegos a esas costas y continúa con una serie de marinas realmente innovadoras que le inspiró su primer travesía del océano en 1876 para conocer a sus familiares americanos.
Dos de los óleos surgidos de aquella juvenil experiencia transatlántica muestran a un buque perdido en medio de un mar inmenso sin que se vea un trozo de tierra que sirva para fijar la posición del observador.
Otra obra muestra a la madre del artista, que le acompañaba en el viaje, tendida en cubierta, y en otro cuadro, claramente inspirado por J.M.W. Turner, Sargent refleja con tintes dramáticos una tormenta en pleno océano.
La parte central de la exposición la forman, sin embargo, los cuadros que pintó Sargent en la Bretaña francesa: imágenes de pescadoras del pueblecito de Cancale como el titulado "Camino de la Pesca" o "Pescando ostras en Cancale", que estableció su reputación en Estados Unidos después de que se exhibiese en Nueva York en la primavera de 1878.
Sargent seguía en esas obras la tradición de los pintores franceses que, como Jean-François Millet o Gustave Courbet, habían reflejado la vida rural, aunque sin la nostalgia que rezuman los cuadros del primero o el mensaje social del segundo.
Como explica la comisaria de la exposición, Sarah Cash, de la Corcoran Gallery of Art, de Washington, las imágenes bretonas de Sargent no son moralizantes ni tratan de idealizar la vida de los pescadores.
El propio Sargent señaló que él se limitó a representar lo que veía como un simple cronista de las actividades de aquella gente.
Según Cash, aunque se sabe muy poco del método de trabajo de Sargent, esos cuadros se realizaron con toda seguridad en su estudio parisino a partir de algunos estudios del natural.
En el citado cuadro "Camino de la pesca", comenzado en Cancale en el verano de 1877 y acabado en el estudio parisino el invierno siguiente, muestra a un grupo de mujeres que bajan a la playa a recoger las ostras que han dado fama a esa localidad bretona.
La Royal Academy muestra junto a esa obra algunos estudios también al óleo, lo que permite seguir detalladamente las distintas fases de esa composición, que Sargent mandó al Salón de París en 1878, en el que había participado ya una vez antes aunque con un retrato.
Pero la pintura más impactante de la serie es la titulada "El Retorno de las pescadoras", de 1877, un pequeño óleo que muestra a un grupo de figuras negras, todas ellas de espalda y dobladas por la carga de la pesca, que, aprovechando la marea baja, vuelve caminando al puerto, visible en el horizonte, por una playa inmensa.
A lo largo de su carrera, Sargent presentaría al Salón de París una serie de ambiciosos retratos y cuadros de género que iban a cimentar su fama.
Sus paisajes, sin embargo, muchos más experimentales y audaces en el manejo de los pinceles, se exhibieron en galerías privadas junto a las obras de impresionistas como Claude Monet, del que llegó a ser íntimo amigo y cuya obra contribuyó a popularizar entre sus amigos ricos a ambos lados del Atlántico.
En 1907, Sargent debió de cansarse de pintar retratos, para enojo de la sociedad elegante de la época, que seguía esperando que la siguiera retratando, y se dedicó sobre todo al paisaje.
Junto a las obras creadas en la Bretaña, la exposición muestra diversos apuntes al óleo de niños desnudos en las playas de Capri así como escenas de distintos puertos del Mediterráneo para acabar con las preciosas acuarelas que pintó en Venecia ya a comienzos del siglo XX.
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Las Escuelas Normales de Maestros (1844) y Maestras de Badajoz (1855) supusieron un cambio fundamental en el panorama educativo de la región. Por primera vez en la historia de Extremadura, se incorporaban al mundo de la enseñanza generaciones de jóvenes formados en la ilusión de contribuir a la alfabetización de unas clases populares que carecían de medios para dar a sus hijos una formación académica.
Ambas escuelas fueron el antecedente inicial de la actual Facultad de Educación de la UEx y es de destacar la labor de la Escuela Normal de Maestras, donde un grupo de profesoras entusiastas y cultas llevó a cabo durante años la tarea de tratar de incorporar a las mujeres al mundo de la educación en el que habían venido siendo preteridas hasta entonces.
Ayer se inauguró en Badajoz una exposición titulada 'Las Escuelas Normales de maestros y maestras' que fue inaugurada por la consejera de Educación y Cultura, Trinidad Nogales Basarrate. El material que contiene fue manejado por María José Mateo mientras realizaba su tesis doctoral, que trataba sobre la historia de la educación física en las escuelas de Magisterio desde su inicio hasta el año 1975 y que fue leída en el año 2009.
Con los hallazgos realizados se organizó hace dos años una exposición que estuvo abierta en la Facultad de Educación y cuyo contenido vuelve a mostrarse en parte ahora por iniciativa de la Real Sociedad Económica de Amigos del País (RSEAP).
La exposición recuerda la figura de alguna de aquellas maestras pioneras en una foto que está instalada al comienzo del recorrido, y en la que destaca la figura de Walda Lucenqui, que dirigió la escuela Aneja. También se recuerda la figura, entre otras personalidades, de Benito Mahedero, que fue director de la Escuela Normal.
Entre el material expuesto hay recuerdos en abundancia de los métodos de estudio con que se formaron los maestros de mediados del siglo XIX en adelante. Pueden verse ejercicios de caligrafía y exámenes de reválida de algunas alumnas, como el realizado por Julia Casas Rodríguez en 1908, en el que se suceden los sobresalientes.
También se exponen listas de alumnos con sus correspondientes calificaciones y se exhiben dibujos, como el de un jarrón realizado a lápiz en el que se especifica que el autor era ambidiestro.
Muy interesantes son las memorias de prácticas presentadas por las alumnas que cubrían esa etapa final antes de convertirse en maestras. Una de ellas presenta la suya en 1920 y dice que «tiene manía por la limpieza y el orden» y que por eso eligió para las prácticas la escuela número 3 de Villanueva de la Serena, que está a cargo de doña Inés Ripoll.
Las diversas memorias están ilustradas con dibujos y en el siglo XX se presentan ya mecanografiadas, como la de Remedios Sanabria Escudero, en 1949, que añade un dibujo del grupo escolar Trajano y en la portada sitúa la imagen del Puente Romano de Mérida.
La muestra está instalada en la antigua sede de la RSEAP, en la calle Hernán Cortés. Permanecerá abierta hasta el día 8 de febrero.
TÍTULO: LOS PROFESORES AMENAZAN CON OTRA HUEGA SI NO SE RETIRA LA LOMCE,.
Tras un periodo de relativa calma -al menos en las calles- la comunidad educativa vuelve a la carga contra la Ley Orgánica de Mejora de la ...
Tras un periodo de relativa calma -al menos en las calles- la comunidad educativa vuelve a la carga contra la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) que el Gobierno espera aprobar antes del verano. Los sindicatos de profesores no descartaron ayer convocar una nueva huelga si el Ministerio de Educación no retira el anteproyecto de reforma educativa. El último punto de desencuentro tiene que ver con la memoria económica de la normativa. Los docentes temen que la reducción de carga horaria del Bachillerato por la compactación de las asignaturas (menos optativas) suponga la reducción de 2.534 profesores en los centros públicos. De momento, los sindicatos de profesores y las asociaciones de padres y madres se sumaron a la manifestación convocada por el Sindicato de Estudiantes para el 7 de febrero en contra de la reforma.
«Es la primera vez en la historia que se anuncia que se va a ahorrar en profesores», aseguró el secretario general de Enseñanza de CC OO, Francisco García, quien insistió en «no descartar nada» en referencia a una futura huelga de docentes. En su opinión, la reforma no perjudicará solo al profesorado, «sino que va a perjudicar a este país y va a introducir una quiebra en el capital humano muy importante». Y es que según denuncian los docentes, en la memoria económica de la normativa que se debatirá con las comunidades autónomas el próximo 7 de febrero, «se llevará por delante a 2.534 docentes de Bachillerato».
En el anteproyecto de ley se contempla una reducción de asignaturas optativas ofertadas por cada centro. El objetivo de la normativa, según el ministerio, es que los institutos se especialicen en unas determinadas asignaturas en aras de la autonomía de centros. En la práctica, esto supondrá que los institutos no tendrán la obligación de ofrecer una gama de asignaturas optativas tan amplia como sucede en la actualidad. Esta reducción de la carga horaria en la secundaria no obligatoria los sindicatos la estiman en 2.534 profesores.
Esta disminución va completamente en contra de las peticiones de incrementar el número de docentes que solicitan los sindicatos para reforzar los dos itinerarios que surgen en 4º de ESO. Las posiciones están tan enfrentadas que desde UGT tampoco rechazan el paro. Su portavoz en materia educativa, Charo Perez, reconoció que todavía no hay nada planteado y que la primera opción es apoyar las próximas manifestaciones en la calle. «Las movilizaciones tienen que ser del perímetro más amplio posible, pero sin descartar que en algún momento vayan acompañadas de huelga de profesores, que no es descartable», aseguró Pérez.
A falta de concretar una huelga de profesores, lo que sí está asegurado es una marcha el siete de febrero. La Plataforma en Defensa de la Educación Pública -que engloba a representantes de profesores, estudiantes, padres y madres- decidieron apoyar la manifestación convocada por el Sindicato de Estudiantes el 7 de febrero en contra de la reforma y en la que se pide la dimisión del ministro José Ignacio Wert.
'Semana de la lucha'
La manifestación se engloba en la denominada por los sindicatos de estudiantes como 'semana de la lucha' del 4 a 9 de febrero. Los días 5, 6 y 7 los alumnos de Secundaria están convocados a la huelga. «Los jóvenes españoles no van a dejar de salir a la calle hasta que no dimita el ministro peor valorado», explicó el representante estudiantes Thoil Delgado. El Sindicato de Estudiantes espera que el Ministerio de Educación tome nota de las jornadas de protesta y modifique su política. En caso contrario, advirtieron sobre una respuesta «más contundente». «El PP pide sacrificios a la sociedad y a la educación pública mientras sus miembros se llevan sobresueldos», criticó Delgado.
La manifestación también cuenta con el apoyo de la Confederación de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa). Su presidente, Jesús Sánchez, insistió en las críticas a la Lomce, especialmente en lo relativo a la asignatura alternativa a la religión. «El Gobierno dedica más dinero a la Iglesia que a la ciencia», lamentó.
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