Francisco Pan-Montojo es otro emigrante de la ciencia. Eso sí ... Podemos decir que algunos casos de párkinson idiopático esto es, de causa ...
Francisco Pan-Montojo-foto
Un científico espanol revoluciona la lucha contra el Párkinson
Este joven de 33 años ha demostrado que
los pesticidas están detrás de la mayoría de los casos de párkinson. Y
que su origen no arranca en el cerebro, sino en el intestino. Su estudio
ha abierto una ventana a la curación de esta dolencia incurable. La
mala noticia: Francisco Pan-Montojo trabaja en Alemania. Es uno de los
muchos cerebros que han tenido que abandonar el país.
Francisco Pan-Montojo es otro emigrante de la ciencia. Eso
sí, entrenado. «En los primeros doce años de mi vida nos mudamos nueve
veces siguiendo a mi padre, ingeniero. Estuvimos en muchas ciudades de
España y en Kuwait».
Estudió Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid. «Estaba haciendo la residencia cuando me dieron una beca y me lancé a la aventura alemana». Tenía 24 años. Cogió su moto y condujo 2300 kilómetros hasta Dresde. Allí realizó sendos doctorados: Neurociencia, en el Instituto Max Planck, y Medicina, en la Universidad Técnica. Y allí sigue, dirigiendo un equipo de investigación puntero que acaba de demostrar una curiosa vinculación...
XLSemanal. Así que el párkinson empieza en el intestino...
Francisco Pan-Montojo. [Sopesando cada palabra]. Podemos decir que algunos casos de párkinson idiopático esto es, de causa desconocida, que es el 90 por ciento; el resto es de origen genético comienzan en el intestino por la exposición a determinados tóxicos ambientales.
XL. ¿Qué tóxicos?
F.P.-M. Nosotros hemos experimentado con rotenona, que es un pesticida que causa estrés oxidativo celular. La oxidación provoca el envejecimiento y la muerte de las neuronas.
XL. La rotenona estuvo autorizada en la Unión Europea hasta 2008. ¡Incluso para agricultura ecológica! Y aún se usa en España como insecticida en ganadería y en mascotas.
F.P.-M. Se trata de un producto natural y que se degrada rápido si hay luz. De hecho, se sigue utilizando en el mundo. Canadá lo usaba hasta hace un mes, China permite este pesticida y muchos más... Y gran cantidad de los alimentos que comemos son importados.
XL. Nos va a dar miedo hasta comernos una ensalada...
F.P.-M. Lo más probable es que estas sustancias representen un riesgo para los que trabajan con ellas, sobre todo para los agricultores. Pero se supone que los consumidores pueden estar tranquilos porque existen unos controles alimentarios estrictos.
XL. Ya, pero ya no hablo solo de párkinson, parece que cada vez hay más casos de cáncer y otras enfermedades en gente joven y que lo que comemos y respiramos tiene mucho que ver.
F.P.-M. La relación entre el aumento del cáncer y la contaminación parece evidente. Y va a más. Estamos hablando de una exposición continuada a múltiples agentes químicos ambientales, no solo a los pesticidas. Y, lo digo con cautela, cada vez se ve más gente joven con cáncer. En el caso del párkinson pasa algo parecido. Hay estudios que sugieren que con la edad se pierde capacidad para protegerse del exceso oxidativo de las neuronas. Pero el 20 por ciento de los 150.000 casos diagnosticados en España son menores de 50 años.
XL. ¿Qué otras sustancias causan estrés oxidativo?
F.P.-M. En el Caribe se cultiva una planta de té que contiene anonacina. Esta sustancia, como hace la rotenona, afecta a la mitocondria celular. La población que la bebe tiene un alto índice de enfermos de párkinson. Pero hay más. Por ejemplo, el paraquat, un herbicida utilizado en más de cien países; entre ellos, España.
XL. Y sabiendo esto, ¿los políticos no deberían hacer algo?
F.P.-M. Sería conveniente analizar sistemáticamente todos los pesticidas que hay en el mercado.
XL. El Gobierno francés ha incluido el párkinson en el cuadro de enfermedades profesionales de los agricultores. ¿Cree que puede haber un alud de demandas contra los fabricantes de pesticidas, como sucedió con las tabacaleras?
F.P.-M. No soy abogado ni legislador. Por lo menos los agricultores deberían estar bien informados. Y en las etiquetas de estos productos habría que alertar, como se hace en las cajetillas de tabaco.
XL. Insisto, ¿la industria no es responsable?
F.P.-M. Supongo que es una cuestión de si la industria sabía o no de estos efectos. En el caso del tabaco, los propios fabricantes habían encargado estudios cuyos resultados mantuvieron en secreto. Nosotros hemos demostrado la conexión de un tipo de pesticida. Lo hemos hecho con ratones. Ahora hay que demostrarlo en humanos.
XL. Pero todo hace sospechar que es así.
F.P.-M. De hecho, ya hay más de 1.400 estudios que relacionan la enfermedad de Parkinson con los pesticidas.
XL. ¿Entonces por qué es tan importante el suyo?
F.P.-M. Porque identifica, paso a paso, un mecanismo concreto de propagación del párkinson, y a partir de ahí se pueden desarrollar fármacos que impidan que esa proteína se altere y se pueda transportar al cerebro.
XL. ¿Cuándo habrá un medicamento contra esta enfermedad?
F.P.-M. En cinco o diez años. Entonces sabremos cómo parar la enfermedad. Es muy diferente quedarse en un simple temblor que llegar a los estadios más avanzados, cuando el paciente sufre un enorme deterioro. Si combinamos el frenazo al progreso de la enfermedad con una detección precoz, como los marcadores tumorales para el cáncer, conseguiremos un avance fundamental.
XL. ¿Y una vacuna?
F.P.-M. Ya se están investigando sustancias para que el cuerpo genere más anticuerpos contra la alfa-sinucleína y evitar que se transmita de neurona a neurona. Nosotros formamos parte de uno de estos estudios. Los realizados con ratones son muy prometedores. Espero que los resultados se publiquen en unos meses.
XL. ¿Algo que se pueda patentar?
F.P.-M. Aún estamos en una fase demasiado temprana.
XL. Pero le han dado una pista valiosísima a las farmacéuticas para saber dónde tienen que centrarse.
F.P.-M. A ver, a ningún científico le parece justo que solo las compañías privadas saquen provecho de su trabajo, que, normalmente, ha sido financiado con fondos públicos. Lo justo sería que una parte vaya al investigador y otra, a la universidad. En Alemania, cuando patentas algo, el 70 por ciento va a la universidad y el 30 por ciento, al investigador. Imagínese si eso sucediera en las universidades españolas. Se financiarían sin problemas.
XL. Las universidades españolas las están pasando canutas...
F.P.-M. En Alemania se entiende esa colaboración entre universidad y empresa privada. Aquí es muy normal que, si una industria quiere sacar un producto, le pague un par de millones o lo que haga falta al equipo investigador, y si luego sale una patente, un porcentaje va a la universidad y otro, a la empresa. El Instituto Max Planck tiene la patente del mp3 y el mp4. Imagínese la autonomía que le da eso con la cantidad de dinero que ganan.
XL. ¿Y en España no pasa eso?
F.P.-M. Creo que hay otra mentalidad. Acuérdese de la que se montó cuando Mariano Barbacid quiso introducir inversión privada en el CNIO.
XL. ¿Por qué 'emigró'?
F.P.-M. Vine a Alemania en 2005 con una beca de la Fundación La Caixa y prolongué mi estancia con otra de la Fundación Barrié. Las posibilidades para investigar en Alemania no tienen nada que ver con las de España.
XL. ¿Cuál es la diferencia?
F.P.-M. El apoyo de las instituciones. Es el sistema 5+2. Aquí te garantizan que podrás investigar al menos cinco años, que no tendrás que preocuparte de nada más. Y si vales, te dan dos años más. La sociedad alemana sabe que el motor de su economía es la industria. Y la industria se basa en el sistema de patentes y en la innovación tecnológica. Los alemanes lo tienen muy claro.
XL. ¿Volverá a España?
F.P.-M. Cuando vine a Alemania, pensaba: «Hago el doctorado, termino mi proyecto y me vuelvo». Pero ahora creo que no volveré, no en un futuro inmediato. ¿Qué hago yo en España? ¿Qué oportunidades me ofrece?
Los cinco síntomas del Párkinson
1.- Temblor en reposo. Afecta inicialmente a una sola parte del cuerpo; la agitación disminuye cuando el paciente duerme o realiza una actividad. Puede empezar con una ligera contracción del brazo, la mano o los dedos, el característico movimiento de contar monedas.
2.- Pérdida de equilibrio. El paciente tiene dificultades para mantener la postura, sobre todo cuando camina, está de pie o se gira. También al intentar levantarse o inclinarse. Puede conllevar caídas.
3.- Lentitud de los movimientos. Sobre todo para comenzarlos o terminarlos. Suele aparecer también una especie de 'congelación' durante unos instantes al caminar.
4.- Rigidez muscular...... inexpresividad facial (cara de póquer), alteraciones de la motricidad fina (los movimientos de precisión, como escribir o abrocharse los botones, son trabajosos; la letra empieza a ser ilegible), hipofonía y excesiva producción de saliva.
5.- Depresión, ansiedad...Las tareas cotidianas se vuelven estresantes. Trastornos del sueño, pérdida del olfato, agotamiento físico y mental, lagunas de memoria, pérdida de apetito y del interés por la vida social o sexual. El paciente se enoja por sus limitaciones.
TÍTULO: PARA QUE NOS SIRVE LA INTUICIÓN,.
Medio: XL Semanal · Eduard Punset: imagen miniatura del artículo; pincha para descargar el PDF “Excusas para no pensar” es el artículo que ...
Excusas para no pensar” es el artículo que Eduard Punset publica cada semana en la revista XLSemanal y en el que responde a preguntas de los lectores.
Destacado:
Cuesta aceptar que la intuición es una fuente de conocimiento tan válida como la razón.
Para la ciencia, casi todo es intuición porque no hay tiempo o argumentos para otra cosa.
.utor: Eduard Punset 4 noviembre 2012
Una manera distinta de clasificar a la gente en introvertidos y extrovertidos consiste en dividirlos en intuitivos y racionales. Estos primeros van por la vía más fácil a la hora de tomar una decisión, mientras que los segundos tienden a complicarse la vida para –según ellos– equivocarse menos. Digamos de antemano que los partidarios de utilizar la razón en lugar de la intuición se equivocan tanto o más que los segundos y que la mente se mueve con menos dificultades en el último caso.
Por muchas vueltas que le demos, solo parece haber dos grandes sistemas a la hora de tomar decisiones. ¿Cómo hemos tardado tantos siglos en descubrir algo que resultaba esencial hasta para andar por casa? Fue el premio Nobel Daniel Kahneman el que descubrió esa obviedad: el sistema intuitivo es mucho más influyente de lo que la experiencia parece aconsejar; es, sencillamente, el secreto de muchos juicios y pareceres que la gente elige.
La verdad es que cada vez comparto más el sentimiento de la señora de avanzada edad que, en plena calle, se me quejaba, llorando, de que nunca le habían permitido fiarse de la intuición frente a la razón; de pequeña le habían enseñado, erróneamente, que la intuición no era tan válida como la razón.
Hubo dos experimentos que pudieron comprobar la existencia de la intuición, y no solo eso, sino que la percepción de la realidad dependía de una y mil cosas, como la presencia de un recuerdo a largo plazo que justificaba lo que estábamos viendo, una foto que no solo nos avivaba el recuerdo sino que lo podía reformar, una nota o melodía cuyo impacto iba a ser netamente mayor que el de una fotografía. El primer experimento es de sobra conocido. Se trataba de demostrar que podemos estar ciegos a la hora de ver algo que no vemos, simplemente, porque estamos obnubilados en otra cosa. Es la famosa historia del ejercicio del siguiente vídeo:
Hay un dibujo simple que demuestra algo portentoso relativo a nuestra capacidad para equivocarnos. Lo llaman los psicólogos la «ilusión de Müller-Lyer». Lo que más me fascina de esta ilusión óptica no es tanto el hecho de que añadir unas simples prolongaciones rectilíneas a un rectángulo conduzca al observador a creer que ese rectángulo en particular es más grande que otro de idénticas dimensiones, sino que el observador –una vez explicado por qué un rectángulo parece mayor que el otro– siga sin creernos y siga viendo un rectángulo mayor que el otro.
El día que descubrí hasta qué punto las ilusiones ópticas pueden hacerme ver una cosa por otra, retiré toda validez a las comprobaciones que los jueces obtienen de los testigos. El tiempo las borra, transforma, diluye hasta el punto de que no sabemos si el hecho o la supuesta prueba se dio en la realidad.
Después de todo este jeroglífico mental, Daniel Kahneman da una pista para no equivocarse a la hora de transmitir un mensaje: manténgalo simple, memorable para que no lo olvide fácilmente, póngalo en verso si es posible. Pero no se olvide de que los racionales, en lugar de los intuitivos, son vagos y no quieren saber nada de esfuerzos.
Estudió Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid. «Estaba haciendo la residencia cuando me dieron una beca y me lancé a la aventura alemana». Tenía 24 años. Cogió su moto y condujo 2300 kilómetros hasta Dresde. Allí realizó sendos doctorados: Neurociencia, en el Instituto Max Planck, y Medicina, en la Universidad Técnica. Y allí sigue, dirigiendo un equipo de investigación puntero que acaba de demostrar una curiosa vinculación...
XLSemanal. Así que el párkinson empieza en el intestino...
Francisco Pan-Montojo. [Sopesando cada palabra]. Podemos decir que algunos casos de párkinson idiopático esto es, de causa desconocida, que es el 90 por ciento; el resto es de origen genético comienzan en el intestino por la exposición a determinados tóxicos ambientales.
XL. ¿Qué tóxicos?
F.P.-M. Nosotros hemos experimentado con rotenona, que es un pesticida que causa estrés oxidativo celular. La oxidación provoca el envejecimiento y la muerte de las neuronas.
XL. La rotenona estuvo autorizada en la Unión Europea hasta 2008. ¡Incluso para agricultura ecológica! Y aún se usa en España como insecticida en ganadería y en mascotas.
F.P.-M. Se trata de un producto natural y que se degrada rápido si hay luz. De hecho, se sigue utilizando en el mundo. Canadá lo usaba hasta hace un mes, China permite este pesticida y muchos más... Y gran cantidad de los alimentos que comemos son importados.
XL. Nos va a dar miedo hasta comernos una ensalada...
F.P.-M. Lo más probable es que estas sustancias representen un riesgo para los que trabajan con ellas, sobre todo para los agricultores. Pero se supone que los consumidores pueden estar tranquilos porque existen unos controles alimentarios estrictos.
XL. Ya, pero ya no hablo solo de párkinson, parece que cada vez hay más casos de cáncer y otras enfermedades en gente joven y que lo que comemos y respiramos tiene mucho que ver.
F.P.-M. La relación entre el aumento del cáncer y la contaminación parece evidente. Y va a más. Estamos hablando de una exposición continuada a múltiples agentes químicos ambientales, no solo a los pesticidas. Y, lo digo con cautela, cada vez se ve más gente joven con cáncer. En el caso del párkinson pasa algo parecido. Hay estudios que sugieren que con la edad se pierde capacidad para protegerse del exceso oxidativo de las neuronas. Pero el 20 por ciento de los 150.000 casos diagnosticados en España son menores de 50 años.
XL. ¿Qué otras sustancias causan estrés oxidativo?
F.P.-M. En el Caribe se cultiva una planta de té que contiene anonacina. Esta sustancia, como hace la rotenona, afecta a la mitocondria celular. La población que la bebe tiene un alto índice de enfermos de párkinson. Pero hay más. Por ejemplo, el paraquat, un herbicida utilizado en más de cien países; entre ellos, España.
XL. Y sabiendo esto, ¿los políticos no deberían hacer algo?
F.P.-M. Sería conveniente analizar sistemáticamente todos los pesticidas que hay en el mercado.
XL. El Gobierno francés ha incluido el párkinson en el cuadro de enfermedades profesionales de los agricultores. ¿Cree que puede haber un alud de demandas contra los fabricantes de pesticidas, como sucedió con las tabacaleras?
F.P.-M. No soy abogado ni legislador. Por lo menos los agricultores deberían estar bien informados. Y en las etiquetas de estos productos habría que alertar, como se hace en las cajetillas de tabaco.
XL. Insisto, ¿la industria no es responsable?
F.P.-M. Supongo que es una cuestión de si la industria sabía o no de estos efectos. En el caso del tabaco, los propios fabricantes habían encargado estudios cuyos resultados mantuvieron en secreto. Nosotros hemos demostrado la conexión de un tipo de pesticida. Lo hemos hecho con ratones. Ahora hay que demostrarlo en humanos.
XL. Pero todo hace sospechar que es así.
F.P.-M. De hecho, ya hay más de 1.400 estudios que relacionan la enfermedad de Parkinson con los pesticidas.
XL. ¿Entonces por qué es tan importante el suyo?
F.P.-M. Porque identifica, paso a paso, un mecanismo concreto de propagación del párkinson, y a partir de ahí se pueden desarrollar fármacos que impidan que esa proteína se altere y se pueda transportar al cerebro.
XL. ¿Cuándo habrá un medicamento contra esta enfermedad?
F.P.-M. En cinco o diez años. Entonces sabremos cómo parar la enfermedad. Es muy diferente quedarse en un simple temblor que llegar a los estadios más avanzados, cuando el paciente sufre un enorme deterioro. Si combinamos el frenazo al progreso de la enfermedad con una detección precoz, como los marcadores tumorales para el cáncer, conseguiremos un avance fundamental.
XL. ¿Y una vacuna?
F.P.-M. Ya se están investigando sustancias para que el cuerpo genere más anticuerpos contra la alfa-sinucleína y evitar que se transmita de neurona a neurona. Nosotros formamos parte de uno de estos estudios. Los realizados con ratones son muy prometedores. Espero que los resultados se publiquen en unos meses.
XL. ¿Algo que se pueda patentar?
F.P.-M. Aún estamos en una fase demasiado temprana.
XL. Pero le han dado una pista valiosísima a las farmacéuticas para saber dónde tienen que centrarse.
F.P.-M. A ver, a ningún científico le parece justo que solo las compañías privadas saquen provecho de su trabajo, que, normalmente, ha sido financiado con fondos públicos. Lo justo sería que una parte vaya al investigador y otra, a la universidad. En Alemania, cuando patentas algo, el 70 por ciento va a la universidad y el 30 por ciento, al investigador. Imagínese si eso sucediera en las universidades españolas. Se financiarían sin problemas.
XL. Las universidades españolas las están pasando canutas...
F.P.-M. En Alemania se entiende esa colaboración entre universidad y empresa privada. Aquí es muy normal que, si una industria quiere sacar un producto, le pague un par de millones o lo que haga falta al equipo investigador, y si luego sale una patente, un porcentaje va a la universidad y otro, a la empresa. El Instituto Max Planck tiene la patente del mp3 y el mp4. Imagínese la autonomía que le da eso con la cantidad de dinero que ganan.
XL. ¿Y en España no pasa eso?
F.P.-M. Creo que hay otra mentalidad. Acuérdese de la que se montó cuando Mariano Barbacid quiso introducir inversión privada en el CNIO.
XL. ¿Por qué 'emigró'?
F.P.-M. Vine a Alemania en 2005 con una beca de la Fundación La Caixa y prolongué mi estancia con otra de la Fundación Barrié. Las posibilidades para investigar en Alemania no tienen nada que ver con las de España.
XL. ¿Cuál es la diferencia?
F.P.-M. El apoyo de las instituciones. Es el sistema 5+2. Aquí te garantizan que podrás investigar al menos cinco años, que no tendrás que preocuparte de nada más. Y si vales, te dan dos años más. La sociedad alemana sabe que el motor de su economía es la industria. Y la industria se basa en el sistema de patentes y en la innovación tecnológica. Los alemanes lo tienen muy claro.
XL. ¿Volverá a España?
F.P.-M. Cuando vine a Alemania, pensaba: «Hago el doctorado, termino mi proyecto y me vuelvo». Pero ahora creo que no volveré, no en un futuro inmediato. ¿Qué hago yo en España? ¿Qué oportunidades me ofrece?
Los cinco síntomas del Párkinson
1.- Temblor en reposo. Afecta inicialmente a una sola parte del cuerpo; la agitación disminuye cuando el paciente duerme o realiza una actividad. Puede empezar con una ligera contracción del brazo, la mano o los dedos, el característico movimiento de contar monedas.
2.- Pérdida de equilibrio. El paciente tiene dificultades para mantener la postura, sobre todo cuando camina, está de pie o se gira. También al intentar levantarse o inclinarse. Puede conllevar caídas.
3.- Lentitud de los movimientos. Sobre todo para comenzarlos o terminarlos. Suele aparecer también una especie de 'congelación' durante unos instantes al caminar.
4.- Rigidez muscular...... inexpresividad facial (cara de póquer), alteraciones de la motricidad fina (los movimientos de precisión, como escribir o abrocharse los botones, son trabajosos; la letra empieza a ser ilegible), hipofonía y excesiva producción de saliva.
5.- Depresión, ansiedad...Las tareas cotidianas se vuelven estresantes. Trastornos del sueño, pérdida del olfato, agotamiento físico y mental, lagunas de memoria, pérdida de apetito y del interés por la vida social o sexual. El paciente se enoja por sus limitaciones.
TÍTULO: PARA QUE NOS SIRVE LA INTUICIÓN,.
Medio: XL Semanal · Eduard Punset: imagen miniatura del artículo; pincha para descargar el PDF “Excusas para no pensar” es el artículo que ...
Excusas para no pensar” es el artículo que Eduard Punset publica cada semana en la revista XLSemanal y en el que responde a preguntas de los lectores.
Destacado:
Cuesta aceptar que la intuición es una fuente de conocimiento tan válida como la razón.
Para la ciencia, casi todo es intuición porque no hay tiempo o argumentos para otra cosa.
.utor: Eduard Punset 4 noviembre 2012
Una manera distinta de clasificar a la gente en introvertidos y extrovertidos consiste en dividirlos en intuitivos y racionales. Estos primeros van por la vía más fácil a la hora de tomar una decisión, mientras que los segundos tienden a complicarse la vida para –según ellos– equivocarse menos. Digamos de antemano que los partidarios de utilizar la razón en lugar de la intuición se equivocan tanto o más que los segundos y que la mente se mueve con menos dificultades en el último caso.
Por muchas vueltas que le demos, solo parece haber dos grandes sistemas a la hora de tomar decisiones. ¿Cómo hemos tardado tantos siglos en descubrir algo que resultaba esencial hasta para andar por casa? Fue el premio Nobel Daniel Kahneman el que descubrió esa obviedad: el sistema intuitivo es mucho más influyente de lo que la experiencia parece aconsejar; es, sencillamente, el secreto de muchos juicios y pareceres que la gente elige.
La verdad es que cada vez comparto más el sentimiento de la señora de avanzada edad que, en plena calle, se me quejaba, llorando, de que nunca le habían permitido fiarse de la intuición frente a la razón; de pequeña le habían enseñado, erróneamente, que la intuición no era tan válida como la razón.
Hubo dos experimentos que pudieron comprobar la existencia de la intuición, y no solo eso, sino que la percepción de la realidad dependía de una y mil cosas, como la presencia de un recuerdo a largo plazo que justificaba lo que estábamos viendo, una foto que no solo nos avivaba el recuerdo sino que lo podía reformar, una nota o melodía cuyo impacto iba a ser netamente mayor que el de una fotografía. El primer experimento es de sobra conocido. Se trataba de demostrar que podemos estar ciegos a la hora de ver algo que no vemos, simplemente, porque estamos obnubilados en otra cosa. Es la famosa historia del ejercicio del siguiente vídeo:
Ponte a prueba: debes contar cuántos pases de pelota realiza el equipo blanco.
Puede que estemos, efectivamente, como estaban los alumnos objeto del
experimento, obcecados por ver quién ganaba el partido de baloncesto,
sin darnos cuenta de que nos estábamos codeando con un gorila al que se
había dado rienda suelta para que se mezclara con el grupo de alumnos.
El experimento demostró no solo que podemos estar ciegos ante una evidencia, como la de un gorila paseándose por la clase, sino que seguimos estando ciegos ante nuestra ceguera.Hay un dibujo simple que demuestra algo portentoso relativo a nuestra capacidad para equivocarnos. Lo llaman los psicólogos la «ilusión de Müller-Lyer». Lo que más me fascina de esta ilusión óptica no es tanto el hecho de que añadir unas simples prolongaciones rectilíneas a un rectángulo conduzca al observador a creer que ese rectángulo en particular es más grande que otro de idénticas dimensiones, sino que el observador –una vez explicado por qué un rectángulo parece mayor que el otro– siga sin creernos y siga viendo un rectángulo mayor que el otro.
El día que descubrí hasta qué punto las ilusiones ópticas pueden hacerme ver una cosa por otra, retiré toda validez a las comprobaciones que los jueces obtienen de los testigos. El tiempo las borra, transforma, diluye hasta el punto de que no sabemos si el hecho o la supuesta prueba se dio en la realidad.
Después de todo este jeroglífico mental, Daniel Kahneman da una pista para no equivocarse a la hora de transmitir un mensaje: manténgalo simple, memorable para que no lo olvide fácilmente, póngalo en verso si es posible. Pero no se olvide de que los racionales, en lugar de los intuitivos, son vagos y no quieren saber nada de esfuerzos.
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