martes, 29 de enero de 2013

EL PÁNICO DEVORÓ LA FIESTA DE BRASIL./ EL HORMIGUERO MARIA DEL MONTE,./ LOS EXCESOS de las estrellas,.

TÍTULO: EL PÁNICO DEVORÓ LA FIESTA DE BRASIL,.
 Los bomberos que respondieron la madrugada de ayer a la alarma de incendio en la discoteca Kiss de la ciudad brasileña de Santa María no olvidarán fácilmente la escena que encontraron al llegar: una única puerta, por la que horas antes habían entrado al menos 500 jóvenes con ansias de diversión, se veía incapaz de franquear el paso al torrente de personas presas del pánico que trataban de abandonar el local.
Cientos de jóvenes buscaban una salida, casi asfixiados por una humareda altamente tóxica y bloqueados, primero, por el empeño de los guardias de seguridad en que no se marcharan sin pagar y, después, por los cadáveres de los más desafortunados, que ya no podían atender unos teléfonos móviles que no dejaban de sonar. Las autoridades facilitaron un balance de 233 víctimas mortales -120 hombres y 113 mujeres- y más de un centenar de heridos, muchos de ellos graves.
El establecimiento, propiedad del cantante y actor Kiko Spohr y su socio, el también empresario Mauro Hoffmann, acogía el sábado una fiesta privada de estudiantes de varias facultades de esta ciudad sureña de 260.000 habitantes que, entre otros centros, alberga la Universidad Federal de Santa María. Alumnos de esta institución, en su gran mayoría brasileños pero también de Uruguay y Paraguay, figuran en las interminables listas de fallecidos que proporcionó la Policía a la cola de medio kilómetro de familiares que aguardaba noticias de sus seres queridos.
Hacia las 2.00 hora local, el grupo Gurizada Fandangueira actuaba ante un público cuyo número exacto se desconocía anoche. Según testigos y varias agencias, el cantante del conjunto -que se autodenomina «banda pirotécnica» por el uso de este tipo de artefactos en escena- encendió un señalizador o bengala -algo prohibido en espacios cerrados- que, en una zona de techo bajo, alcanzó de inmediato el material de aislamiento acústico de la discoteca. Diversos asistentes a la fiesta declararon que los intérpretes trataron de sofocar las primeras llamas con extintores, que fallaron. El acordeonista de la banda figura entre las víctimas mortales del siniestro.
Licencia caducada
La luz se apagó y el fuego se extendió en muy pocos minutos por un local que desde el pasado agosto tenía caducada la licencia de actividad, explicó el comandante del Cuerpo de Bomberos del Estado de Río Grande do Sul, Moisés da Silva. Este permiso, que se concede tras comprobar las condiciones idóneas de seguridad, prevención y combate de incendios, había quedado invalidado y sus propietarios estaban en trámites para renovarlo. La ley brasileña permite, entretando, que el establecimiento continúe funcionando.
Las terribles escenas de pánico y desorientación que relatan los asistentes a la fiesta hacen dudar del buen criterio de las autoridades al mantener abierta la discoteca. Los bomberos, que tuvieron que tirar abajo parte de la fachada, localizaron en los servicios de Kiss decenas de cadáveres de jóvenes que habrían confundidos las puertas de los baños con inexistentes salidas al exterior. El caos se apoderó del único acceso al local. Los guardias de seguridad, supuestamente ignorantes del fuego, frenaron la estampida de los estudiantes durante unos instantes interminables y al final mortales para las víctimas.
Pero el terrible balance de 233 víctimas mortales es producto, sobre todo, del humo tóxico que inundó el recinto. «Gran parte de los fallecidos estaban amontonados en la entrada y la mayoría murió por asfixia», declaró el comandante Da Silva a 'O Globo'. La neumóloga Margareth Dalcolmo relató que la combinación de «la falta de salidas de emergencia y la cantidad de material sintético convirtieron el local en una ratonera». «La combustión de las sustancias de composición artificial en un ambiente sin entrada de oxígeno es altamente letal», añadió la especialista.
El precedente argentino
Kiss ahora es un establecimiento destruido pero hasta el sábado mandaba en la noche universitaria de Santa María. Su propietario se jactó en junio de 2011 de que cada jornada tenía «700 entradas vendidas de antemano y otras 700» cuando se abría la discoteca. Kiko Spohr lamentó en una entrevista «la manía que tiene todo el mundo de salir de casa al mismo tiempo». El empresario, al que los habitantes de la ciudad pedían en las redes sociales que diera la cara y transmitiera sus condolencias a las familias de las víctimas, declaró anoche ante la Policía.
El incendio de Santa María, que mantendrá Brasil de luto oficial durante tres días -serán treinta en la ciudad afectada-, suscitó especial interés en Argentina. A finales de 2004, un suceso similar causó 194 muertos en la discoteca República de Cromañón de Buenos Aires. En ambas ocasiones, durante un recital de una banda, una bengala fue el detonante de la tragedia. En el caso argentino, el siniestro le costó el cargo al alcalde y llevó a la cárcel a los componentes del grupo Callejeros.

TÍTULO: EL HORMIGUERO MARIA DEL MONTE,.

DANIEL DIGES, MARÍA DEL MONTE Y ÁNGELES MUÑOZ

'En Tu cara me suena nos veis en registros muy diferentes a los nuestros'

Los concursantes de Tu cara me suena, Daniel Diges, María del Monte y Ángeles Muñoz se han divertido junto a Pablo Motos en El Hormiguero. María del Monte ha entrado en el programa asegurando que quiere hacer la competencia a Anna Simon con el escote que lleva al programa.

TÍTULO: LOS EXCESOS de las estrellas:

La industria del cine era una bacanal. El maestro de ceremonias era mi depravado amigo Edmund Golding -director de Grand Hotel-, con ,.
La industria del cine era una bacanal. El maestro de ceremonias era mi depravado amigo Edmund Golding -director de 'Grand Hotel'-, con Marshall Neilan, otro director, siguiéndole de cerca. Estos dos hombres iniciaron a más mujeres y hombres jóvenes en prácticas sexuales perversas de las que se puedan imaginar. La zanahoria que ofrecían era la promesa de una prueba o un buen papel».
Así era aquel perverso Hollywood que despertaba al cine sonoro y que Frederica Sagor Maas conoció muy bien como guionista en estudios como la Universal o la Metro (MGM). Ese Hollywood que la autora, que murió el 5 de enero de 2012 con ¡112 años!, descubre en sus memorias, que ahora se publican en España con el título de 'La escandalosa señorita Pilgrim'.
Ni siquiera tras el escándalo que acabó con la carrera de uno de los actores más famosos de la época, el cómico Fatty Arbuckle -denunciado por causarle la muerte a una joven actriz tras violarla con una botella, acusación de la que fue absuelto-, bajaron el listón las sonadas y salvajes fiestas que directores, productores y estrellas daban en hoteles y mansiones.
Sagor Maas recuerda aquella vez en la que fue invitada por Clara Bow, la primera 'It Girl' famosa tanto por sus papeles en el cine mudo como por su fama de 'devorahombres' que, sin embargo, no fue más que «una cría hambrienta de amor» que estaba obsesionada con el sexo.
«De aquella fiesta, además de ver a todo el mundo borracho, solo recuerdo a Clara sobre una mesa, quitándose la ropa y bailando desnuda ante los gritos entusiastas de su audiencia», escribe la autora.
Orgías, cenas en las que se contrataban a 'starlets' y bailarinas para que hicieran compañía a los hombres que acudían solos, bungalows reservados para 'travesuras', mujeres corriendo desnudas perseguidas por jaurías masculinas y siempre mucho alcohol eran las notas destacadas de aquellas bacanales en la meca del cine.
Así nace una estrella
La típica historia sobre una pobre chica que llega a la gran ciudad a cumplir sus sueños de actriz se veía empañada muchas veces por la obsesión de llegar a ser una estrella.
En ese camino, muchas inocentes se perdían, como le sucedió a Sally O'Neill -protagonista de 'La huerfanita', de John Ford-. Virgen y guapa, la joven no fue más que un capricho para el cineasta Marshall Neilan. Para cuando este la abandonó, se había convertido en una veinteañera alcoholizada y consumidora de narcóticos que fue incapaz de adaptarse al cine sonoro.
Otras tuvieron más suerte. Cuando Joan Crawford no era más que una simple aspirante a la ristra de 'starlets' de la MGM aún se llamaba Lucille LeSueur, y poco o nada tenía que ver con la actriz que vemos en películas e imágenes de la época.
«Era una tipa que mascaba chicle, muy maquillada, con la falda hasta el ombligo, el pelo rizado y en desorden. Un putón claramente», cuenta la guionista en sus memorias.
Pero esta solitaria que no hacía amigos fácilmente estaba decidida a convertirse en una de las grandes.
«Me han puesto un nuevo nombre. A partir de ahora voy a ser Joan Crawford. Me gusta como vistes, como una dama. Tengo que ir bien vestida. Elegante. He pensado que me puedes ayudar». Con estas palabras pidió ayuda la actriz a Sagor Maas, y así fue como su guardarropa cambió aquellas ropas chillonas por trajes a medida, colores uniformes y joyas sobrias.
Además, estudió francés, dicción, fue a clases de baile, leía buenos libros y usaba un diccionario y todo con la férrea voluntad que le ponía a cualquier tarea que la ayudara en su carrera hacia la fama. Para cuando la Crawford se convirtió en una estrella se había transformado en una verdadera dama capaz de conquistar a hombres como su marido Douglas Fairbanks Jr., educados y sofisticados.
Así, entre trapos sucios, experiencias vitales y crónicas picantes las memorias de Sagor Maas revelan que el material del que están hechos los sueños no reluce tanto como a veces creemos,.

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