Cómo hablar a tu hijo en edad preescolar acerca de la muerte
La mayoría de los niños en edad preescolar saben acerca de la muerte desde muy pequeños. Escuchan hablar de ella en cuentos de hadas, la ven en televisión y encuentran insectos y pájaros muertos en el campo o en la calle. Algunos niños ya han vivido la muerte de un animal doméstico o de un miembro de la familia.
A pesar de esto, hay aspectos de la muerte que los niños en edad preescolar son demasiado pequeños para comprender. No pueden entender que la muerte es permanente, inevitable y que le pasa a todo el mundo. Tampoco pueden comprender que estar muerto significa que el cuerpo ya no funciona. Pueden creer que el fallecido todavía come, duerme y hace cosas normales, excepto que las hacen en el cielo o bajo tierra. No importa cuántas veces se les explique, los niños pequeños tampoco son capaces de comprender las causas de la muerte. Incluso cuando ha muerto uno de sus padres o un hermano, no ven la muerte como algo que les puede pasar a ellos.
Los niños de esta edad reaccionan ante la muerte de varias maneras. No te sorprenda que tu hijo necesite más cariño, que vuelva a hablar como un bebé o de pronto se niegue a ir a lugares familiares como la guardería o el colegio o centro de educación infantil. Después de todo, sus rutinas diarias se han interrumpido durante un tiempo, y le costará comprender por qué los adultos con los que vive están tan tristes.
Tu hijo puede mostrarse enfadado contigo, con los médicos, las enfermeras e incluso con la persona que ha fallecido. También puedes anticipar que tenga más rabietas como manera de expresar su tristeza, o como reacción a la tensión y tristeza en tu hogar.
Por otro lado, es posible que no muestre reacción alguna ante la muerte, o que sus reacciones sean intermitentes y se mezclen con su alegría y juegos habituales. Esto también es normal. Los niños no asimilan la pérdida de una vez, sino poco a poco. Y muchos retrasan el luto hasta que se sienten seguros de poder manifestar sus sentimientos. Éste es un proceso que puede llevar meses o incluso años, sobre todo si han perdido a alguien de su núcleo familiar principal.
Tu hijo también puede mostrar comportamientos que te pueden parecer extraños, como hacerse el muerto. Aunque te parezca morboso, no le digas que no lo haga. Se trata de una forma de procesar sus sentimientos acerca de la muerte. También es posible que se comporte de manera desapegada o fría en comparación con las reacciones de personas de más edad. Puede que haga preguntas muy directas, o pregunte sobre los detalles de la muerte. Es natural que quiera comprender mejor lo que ha pasado.
La muerte es uno de los temas más difíciles de abordar con un niño de corta edad, especialmente cuando intentas superar tu propia tristeza. Sin embargo, es parte inevitable de la vida y los niños quieren entenderla. -foto de los niños, etc,.
La mayoría de los niños en edad preescolar saben acerca de la muerte desde muy pequeños. Escuchan hablar de ella en cuentos de hadas, la ven en televisión y encuentran insectos y pájaros muertos en el campo o en la calle. Algunos niños ya han vivido la muerte de un animal doméstico o de un miembro de la familia.
A pesar de esto, hay aspectos de la muerte que los niños en edad preescolar son demasiado pequeños para comprender. No pueden entender que la muerte es permanente, inevitable y que le pasa a todo el mundo. Tampoco pueden comprender que estar muerto significa que el cuerpo ya no funciona. Pueden creer que el fallecido todavía come, duerme y hace cosas normales, excepto que las hacen en el cielo o bajo tierra. No importa cuántas veces se les explique, los niños pequeños tampoco son capaces de comprender las causas de la muerte. Incluso cuando ha muerto uno de sus padres o un hermano, no ven la muerte como algo que les puede pasar a ellos.
Los niños de esta edad reaccionan ante la muerte de varias maneras. No te sorprenda que tu hijo necesite más cariño, que vuelva a hablar como un bebé o de pronto se niegue a ir a lugares familiares como la guardería o el colegio o centro de educación infantil. Después de todo, sus rutinas diarias se han interrumpido durante un tiempo, y le costará comprender por qué los adultos con los que vive están tan tristes.
Tu hijo puede mostrarse enfadado contigo, con los médicos, las enfermeras e incluso con la persona que ha fallecido. También puedes anticipar que tenga más rabietas como manera de expresar su tristeza, o como reacción a la tensión y tristeza en tu hogar.
Por otro lado, es posible que no muestre reacción alguna ante la muerte, o que sus reacciones sean intermitentes y se mezclen con su alegría y juegos habituales. Esto también es normal. Los niños no asimilan la pérdida de una vez, sino poco a poco. Y muchos retrasan el luto hasta que se sienten seguros de poder manifestar sus sentimientos. Éste es un proceso que puede llevar meses o incluso años, sobre todo si han perdido a alguien de su núcleo familiar principal.
Tu hijo también puede mostrar comportamientos que te pueden parecer extraños, como hacerse el muerto. Aunque te parezca morboso, no le digas que no lo haga. Se trata de una forma de procesar sus sentimientos acerca de la muerte. También es posible que se comporte de manera desapegada o fría en comparación con las reacciones de personas de más edad. Puede que haga preguntas muy directas, o pregunte sobre los detalles de la muerte. Es natural que quiera comprender mejor lo que ha pasado.
Cómo explicar la muerte a tu hijo
No evites sus preguntas
Es normal que tu hijo muestre curiosidad acerca de la muerte, incluso aunque no haya muerto un ser querido. Responde sus preguntas acerca de la muerte y no temas leer cuentos que aborden el tema.
Dale respuestas breves y sencillas
Los niños de corta edad no pueden manejar demasiada información de una vez. A esta edad, es más útil explicar la muerte en términos de funciones físicas que han cesado, en lugar de meterte en una complicada explicación de una determinada enfermedad: “Ahora que el tío Juan ha muerto, su cuerpo ha dejado de funcionar. No puede caminar, correr, comer o comer, pero ya no siente dolor".
Dale razones sencillas
Cuando intentes explicar la causa de la muerte, sé directa y ve al grano: “La abuela estaba viejecita y su cuerpo ya no funcionaba bien”. Si la abuela estaba enferma antes de morir, asegura a tu hijo que si se coge un resfriado o la gripe, esto no significa que vaya a morir. Explícale que la gente pone enferma de maneras diferentes.
Expresa tus propias emociones
Guardar luto es un proceso importante para superar la muerte, tanto para niños como para los adultos. No asustes a tu hijo mostrándote exageradamente triste, pero tampoco ignores el tema. Explícale que los adultos a veces también necesitan llorar y que estás triste porque echas de menos a la abuela. Tu hijo es muy consciente de tus cambios de humor, y se preocupará aún más si siente que pasa algo, pero intentas ocultarlo.
Evita eufemismos
Las frases comunes de los adultos en referencia a la muerte ("descanse en paz", "sueño eterno") resultan confusas para un niño, así que no digas que el fallecido está “durmiendo” o que “se ha ido”. Tu hijo puede pensar que cuando se acuesta por la noche también se puede morir o que si te vas al trabajo, no volverás.
Ten cuidado cuando hables de Dios y del cielo
Naturalmente esto dependerá de tus creencias religiosas. Sin embargo, decirle a tu hijo que “Dios siempre se lleva a los mejores con él” le puede hacer pensar que no es merecedor, o puede hacer que tema portarse bien, por si acaso también se muere. Decir algo genérico como “Estamos tristes porque María ya no está con nosotros, y la echaremos mucho de menos, pero es bueno saber que está con Dios ahora”, reconfortará a tu hijo sin añadirle más preocupaciones.
Dale seguridad
Debido a que los niños de corta edad creen que el mundo gira en torno a ellos, pueden pensar que algo que hicieron o dijeron fue la causa de la muerte. Asegúrate de que tu hijo sepa que no es así.
Ten en cuenta que el tema surgirá repetidamente
Prepárate para responder las mismas preguntas de tu hijo una y otra vez, ya que comprender la permanencia de la muerte le resulta difícil. También es posible que te haga nuevas preguntas según vaya aumentando su comprensión de la muerte, y mejoren sus habilidades cognitivas. No te preocupes pensando que no le explicaste bien la muerte la primera vez; las preguntas repetitivas de tu hijo son normales. Sigue respondiéndolas con toda la paciencia de la que seas capaz.
Recuerda al fallecido
Los niños necesitan mostrar su luto por la pérdida de un ser querido. A esta edad, tu hijo seguramente no esté preparado para asistir a un funeral, pero puede prender una vela en la casa, cantar una canción, hacer un dibujo o soltar al aire un globo. También le ayudará que le recuerdes la buena relación que tenía con la persona que ha fallecido: “¿Recuerdas cuando tú y la abuela íbais a recoger fresas? Lo pasaban tan bien juntos”.
Habla del aborto espontáneo
Si has sufrido un aborto espontáneo, seguramente pasarás por un período de luto. Pero quizá te sorprenda que tu hijo pequeño también esté disgustado, aunque su comprensión del embarazo todavía no sea muy nítida. Es posible que se sienta culpable por la muerte, o que esté disgustado por haber perdido su puesto de “hermano mayor”, para el que le estabas preparando. Deja que le diga adiós, fabricando un regalo especial para el bebé.
No le quites importancia a la muerte de un animal doméstico. Éste es el primer contacto de muchos niños con la muerte y puede ser un acontecimiento muy trágico para ellos. Un perro o gato a menudo es el primer amigo de un niño, y le ofrece amor y compañía incondicional. Muéstrale toda la simpatía del mundo por su pérdida.
Ayúdale a reaccionar ante las noticias de un desastre natural o una guerra
Tu hijo posiblemente no se fije mucho en las noticias de los medios de comunicación acerca de desastres naturales o guerras. Pero sí se fijará en que te ves triste o con miedo, y es muy posible que escuche a otros niños hablar de estos temas. Asegúrale que estás ahí para cuidar de él y que harás lo posible por salvaguardarlo.
Esfuérzate por que tu hijo pequeño recupere la normalidad en su vida
No abandones por completo la rutina habitual de tu hijo, ya que la rutina le da una sensación de seguridad. Necesita irse a la cama a su hora habitual, levantarse a tiempo, comer a sus horas y si participa en grupos de juego, interactuar con sus amiguitos habituales y pasarlo bien.
No intentes ser perfecta
Si estás muy triste por una muerte reciente, no siempre podrás responder todas las preguntas, perfectamente y a la primera. Pide a amigos y familiares que te ayuden y recuerda que cuanto más te ayudes a ti misma a procesar tu pérdida, mejor preparada estarás para ayudar a tu hijo, ahora y más adelante.
Es normal que tu hijo muestre curiosidad acerca de la muerte, incluso aunque no haya muerto un ser querido. Responde sus preguntas acerca de la muerte y no temas leer cuentos que aborden el tema.
Dale respuestas breves y sencillas
Los niños de corta edad no pueden manejar demasiada información de una vez. A esta edad, es más útil explicar la muerte en términos de funciones físicas que han cesado, en lugar de meterte en una complicada explicación de una determinada enfermedad: “Ahora que el tío Juan ha muerto, su cuerpo ha dejado de funcionar. No puede caminar, correr, comer o comer, pero ya no siente dolor".
Dale razones sencillas
Cuando intentes explicar la causa de la muerte, sé directa y ve al grano: “La abuela estaba viejecita y su cuerpo ya no funcionaba bien”. Si la abuela estaba enferma antes de morir, asegura a tu hijo que si se coge un resfriado o la gripe, esto no significa que vaya a morir. Explícale que la gente pone enferma de maneras diferentes.
Expresa tus propias emociones
Guardar luto es un proceso importante para superar la muerte, tanto para niños como para los adultos. No asustes a tu hijo mostrándote exageradamente triste, pero tampoco ignores el tema. Explícale que los adultos a veces también necesitan llorar y que estás triste porque echas de menos a la abuela. Tu hijo es muy consciente de tus cambios de humor, y se preocupará aún más si siente que pasa algo, pero intentas ocultarlo.
Evita eufemismos
Las frases comunes de los adultos en referencia a la muerte ("descanse en paz", "sueño eterno") resultan confusas para un niño, así que no digas que el fallecido está “durmiendo” o que “se ha ido”. Tu hijo puede pensar que cuando se acuesta por la noche también se puede morir o que si te vas al trabajo, no volverás.
Ten cuidado cuando hables de Dios y del cielo
Naturalmente esto dependerá de tus creencias religiosas. Sin embargo, decirle a tu hijo que “Dios siempre se lleva a los mejores con él” le puede hacer pensar que no es merecedor, o puede hacer que tema portarse bien, por si acaso también se muere. Decir algo genérico como “Estamos tristes porque María ya no está con nosotros, y la echaremos mucho de menos, pero es bueno saber que está con Dios ahora”, reconfortará a tu hijo sin añadirle más preocupaciones.
Dale seguridad
Debido a que los niños de corta edad creen que el mundo gira en torno a ellos, pueden pensar que algo que hicieron o dijeron fue la causa de la muerte. Asegúrate de que tu hijo sepa que no es así.
Ten en cuenta que el tema surgirá repetidamente
Prepárate para responder las mismas preguntas de tu hijo una y otra vez, ya que comprender la permanencia de la muerte le resulta difícil. También es posible que te haga nuevas preguntas según vaya aumentando su comprensión de la muerte, y mejoren sus habilidades cognitivas. No te preocupes pensando que no le explicaste bien la muerte la primera vez; las preguntas repetitivas de tu hijo son normales. Sigue respondiéndolas con toda la paciencia de la que seas capaz.
Recuerda al fallecido
Los niños necesitan mostrar su luto por la pérdida de un ser querido. A esta edad, tu hijo seguramente no esté preparado para asistir a un funeral, pero puede prender una vela en la casa, cantar una canción, hacer un dibujo o soltar al aire un globo. También le ayudará que le recuerdes la buena relación que tenía con la persona que ha fallecido: “¿Recuerdas cuando tú y la abuela íbais a recoger fresas? Lo pasaban tan bien juntos”.
Habla del aborto espontáneo
Si has sufrido un aborto espontáneo, seguramente pasarás por un período de luto. Pero quizá te sorprenda que tu hijo pequeño también esté disgustado, aunque su comprensión del embarazo todavía no sea muy nítida. Es posible que se sienta culpable por la muerte, o que esté disgustado por haber perdido su puesto de “hermano mayor”, para el que le estabas preparando. Deja que le diga adiós, fabricando un regalo especial para el bebé.
No le quites importancia a la muerte de un animal doméstico. Éste es el primer contacto de muchos niños con la muerte y puede ser un acontecimiento muy trágico para ellos. Un perro o gato a menudo es el primer amigo de un niño, y le ofrece amor y compañía incondicional. Muéstrale toda la simpatía del mundo por su pérdida.
Ayúdale a reaccionar ante las noticias de un desastre natural o una guerra
Tu hijo posiblemente no se fije mucho en las noticias de los medios de comunicación acerca de desastres naturales o guerras. Pero sí se fijará en que te ves triste o con miedo, y es muy posible que escuche a otros niños hablar de estos temas. Asegúrale que estás ahí para cuidar de él y que harás lo posible por salvaguardarlo.
Esfuérzate por que tu hijo pequeño recupere la normalidad en su vida
No abandones por completo la rutina habitual de tu hijo, ya que la rutina le da una sensación de seguridad. Necesita irse a la cama a su hora habitual, levantarse a tiempo, comer a sus horas y si participa en grupos de juego, interactuar con sus amiguitos habituales y pasarlo bien.
No intentes ser perfecta
Si estás muy triste por una muerte reciente, no siempre podrás responder todas las preguntas, perfectamente y a la primera. Pide a amigos y familiares que te ayuden y recuerda que cuanto más te ayudes a ti misma a procesar tu pérdida, mejor preparada estarás para ayudar a tu hijo, ahora y más adelante.
TÍTULO: HISTORIA GANDHI Y SUS ESCANDALOSAS CARTAS DE AMOR,.
Equivocado, idealista o contradictorio, Gandhi lego la humanidad el mas valioso de los testamentos, el ejemplo de su vida y de su lucha. LA LLEGADA DE ...
La vida sexual de Gandhi-foto-
Corría el rumor de que en un lugar de África vivía el hombre más fértil del mundo.
La periodista Joana Socías lo encontró. El diario EL MUNDO corrió con todos los gastos de su largo viaje hasta Ahora Chudlo, una aldea en el suroeste de Kenia, en el África Ecuatorial. El fenomenal ejemplar humano existe.
El caso de este semental romántico, copulador empedernido, ha hecho que algunos medios de comunicación hayan destapado los excesos sexuales de grandes figuras de la humanidad, entre ellas el místico y mítico político hindú Mahatma Gandhi.
La reciente biografía del historiador inglés Jay Adams, titulada GANDHI NAKED AMBITION (“La ambición desnuda de Gandhi”), afirma que el constructor de la India moderna vivía obcecado por el sexo. Su obsesión empezó en 1882, cuando tenía 13 años y su padre le obligó a casarse con Kasturba Kapodia, de su misma edad. Tres años más tarde su padre murió mientras él estaba haciendo el amor con Kasturba.
El largo trabajo en el que el periodista Daniel Postico comenta en el Suplemento CRÓNICA, del diario EL MUNDO, la biografía de Adams, no tiene desperdicio. En comunidades que fundó Gandhi empezó a practicar lo que él denominaba experimentos de la Brahmacharia , que consistía en dormir con mujeres desnudas para aprender a controlar su apetito sexual.
Hallándose en un campamento temporal en la localidad de Srirampur, en una peligrosa región controlada por musulmanes, Gandhi, que entonces tenía 77 años, se hizo llevar a la joven Manu, de 18 años, por la que estaba fascinado. Ambos durmieron desnudos, según el Mahatma, “para aprender a contener su deseo carnal”. Pero su relación con Manu provocó escándalos en todo el país y llegó a poner en juego su reputación como político. Dos de sus más fieles secretarios en la comunidad dimitieron molestos por las prácticas del jefe. Sushila, la mujer que hasta entonces dormía con él, le abandonó por un tiempo, molesta por haberla reemplazado por otra que tenía la mitad de su edad.
A propósito de este incidente, Gandhi escribió una carta a su hijo Manilol, de 54 años, en la que le decía: “No dejes que te afecte el hecho de que duerma con Manu. Dios ha querido ponerme a prueba con este último paso”. Siempre Dios como pretexto de nuestras locuras.
Fuerte, muy fuerte la biografía de Jay Adams. El retrato que hace del venerado político hindú más parece novela inventada que vida real. Describe a Gandhi “como un hombre traumatizado y obsesionado con el sexo”. También cuestiona que “bañarse y acostarse con muchachas desnudas, aunque no las tocara, no se pudiera considerar sexo”.
Cuenta Postico que “el Mahatma se llevaba a la cama mujeres cada vez más jóvenes, hasta que llegó Manu, la que ocuparía los últimos meses de su vida, la que le acompañaba aquel 30 de enero de 1948 en Delhi, cuando el llamado profeta de la paz fue abatido a tiros por un extremista hindú”.
¿Sorprende esta historia? No tiene porqué. Tres mil años antes que Gandhi, Abisag sunamita , “una joven hermosa” elegida entre todas las muchachas de Israel, dormía con David para que el anciano rey “entrara en calor”.
Y así ha sido, más o menos, desde que el mundo es mundo. El gozo sexual de hombres mayores con mujeres jóvenes ha sido el camino de la vida. Todo un señor Fernando el Católico , rey de Castilla, azote de judíos y árabes, espada de la Inquisición, a la muerte de su esposa Isabel I contrae matrimonio con Germana de Foix. Fernando tiene 53 años; Germana 17.
Hay que leer con calma el formidable libro de Paul Johnson titulado simplemente INTELECTUALES, para mejor entender la fascinación que muchachas jóvenes han ejercido en consagrados hombres de las letras, la política, la economía, en todos los tiempos y en todas las latitudes.
Johnson relata los escarceos sexuales de León Tolstoi con gitanas, cosacas y jóvenes campesinas rusas. “Las jóvenes me han llevado por el mal camino”, decía el famoso escritor en su diario el 25 de junio de 1853. Más tarde escribió de su refugio en Yasraya Polyana: “Recuerdo las noches que pasé allí y la belleza y juventud de Dunyasha. Su cuerpo fuerte y femenino”.
En las 445 páginas de INTELECTUALES abundan los personajes masculinos que consideraban estar exentos a perpetuidad de las reglas normales de conducta sexual y coleccionaban jóvenes mujeres a las que abandonaban pasado un tiempo. No así Akuku Danger , el africano con quien inicié este artículo. Poseedor de grandes extensiones de tierra, a cada una de sus mujeres daba un trocito, les construía una chabola y les regalaba cuatro vacas. Asimismo se ocupaba de todos sus hijos. En esto se organizaba bien: Pagaba la educación al primero habido con cada mujer y éste debía encargarse de educar a sus hermanos.
Sexo. La historia de la humanidad. Todos seríamos perfectos si no fuéramos hombres y mujeres. Pero desde que Adán descubrió la desnudez de Eva en la aurora de los tiempos, la actividad sexual ha venido dominando nuestra débil naturaleza.
Se llama Akuku Danger, tiene 92 años, mide dos metros y diez centímetros de estatura. Danger (“peligro” en inglés), ha sido toda su vida un peligro para las mujeres. La información suministrada por la periodista que le entrevistó constata que ha tenido 130 esposas, 415 hijos, medio millar de nietos. La última de sus esposas, Josephine, quien contrajo matrimonio con Akuku cuando tenía ella 18 años (ahora tiene 31), estaba embarazada en los primeros días de febrero. Así es, embarazada de un gigante de 92 años.
El caso de este semental romántico, copulador empedernido, ha hecho que algunos medios de comunicación hayan destapado los excesos sexuales de grandes figuras de la humanidad, entre ellas el místico y mítico político hindú Mahatma Gandhi.
La reciente biografía del historiador inglés Jay Adams, titulada GANDHI NAKED AMBITION (“La ambición desnuda de Gandhi”), afirma que el constructor de la India moderna vivía obcecado por el sexo. Su obsesión empezó en 1882, cuando tenía 13 años y su padre le obligó a casarse con Kasturba Kapodia, de su misma edad. Tres años más tarde su padre murió mientras él estaba haciendo el amor con Kasturba.
El largo trabajo en el que el periodista Daniel Postico comenta en el Suplemento CRÓNICA, del diario EL MUNDO, la biografía de Adams, no tiene desperdicio. En comunidades que fundó Gandhi empezó a practicar lo que él denominaba experimentos de la Brahmacharia , que consistía en dormir con mujeres desnudas para aprender a controlar su apetito sexual.
Hallándose en un campamento temporal en la localidad de Srirampur, en una peligrosa región controlada por musulmanes, Gandhi, que entonces tenía 77 años, se hizo llevar a la joven Manu, de 18 años, por la que estaba fascinado. Ambos durmieron desnudos, según el Mahatma, “para aprender a contener su deseo carnal”. Pero su relación con Manu provocó escándalos en todo el país y llegó a poner en juego su reputación como político. Dos de sus más fieles secretarios en la comunidad dimitieron molestos por las prácticas del jefe. Sushila, la mujer que hasta entonces dormía con él, le abandonó por un tiempo, molesta por haberla reemplazado por otra que tenía la mitad de su edad.
A propósito de este incidente, Gandhi escribió una carta a su hijo Manilol, de 54 años, en la que le decía: “No dejes que te afecte el hecho de que duerma con Manu. Dios ha querido ponerme a prueba con este último paso”. Siempre Dios como pretexto de nuestras locuras.
Fuerte, muy fuerte la biografía de Jay Adams. El retrato que hace del venerado político hindú más parece novela inventada que vida real. Describe a Gandhi “como un hombre traumatizado y obsesionado con el sexo”. También cuestiona que “bañarse y acostarse con muchachas desnudas, aunque no las tocara, no se pudiera considerar sexo”.
Cuenta Postico que “el Mahatma se llevaba a la cama mujeres cada vez más jóvenes, hasta que llegó Manu, la que ocuparía los últimos meses de su vida, la que le acompañaba aquel 30 de enero de 1948 en Delhi, cuando el llamado profeta de la paz fue abatido a tiros por un extremista hindú”.
¿Sorprende esta historia? No tiene porqué. Tres mil años antes que Gandhi, Abisag sunamita , “una joven hermosa” elegida entre todas las muchachas de Israel, dormía con David para que el anciano rey “entrara en calor”.
Y así ha sido, más o menos, desde que el mundo es mundo. El gozo sexual de hombres mayores con mujeres jóvenes ha sido el camino de la vida. Todo un señor Fernando el Católico , rey de Castilla, azote de judíos y árabes, espada de la Inquisición, a la muerte de su esposa Isabel I contrae matrimonio con Germana de Foix. Fernando tiene 53 años; Germana 17.
Hay que leer con calma el formidable libro de Paul Johnson titulado simplemente INTELECTUALES, para mejor entender la fascinación que muchachas jóvenes han ejercido en consagrados hombres de las letras, la política, la economía, en todos los tiempos y en todas las latitudes.
Johnson relata los escarceos sexuales de León Tolstoi con gitanas, cosacas y jóvenes campesinas rusas. “Las jóvenes me han llevado por el mal camino”, decía el famoso escritor en su diario el 25 de junio de 1853. Más tarde escribió de su refugio en Yasraya Polyana: “Recuerdo las noches que pasé allí y la belleza y juventud de Dunyasha. Su cuerpo fuerte y femenino”.
En las 445 páginas de INTELECTUALES abundan los personajes masculinos que consideraban estar exentos a perpetuidad de las reglas normales de conducta sexual y coleccionaban jóvenes mujeres a las que abandonaban pasado un tiempo. No así Akuku Danger , el africano con quien inicié este artículo. Poseedor de grandes extensiones de tierra, a cada una de sus mujeres daba un trocito, les construía una chabola y les regalaba cuatro vacas. Asimismo se ocupaba de todos sus hijos. En esto se organizaba bien: Pagaba la educación al primero habido con cada mujer y éste debía encargarse de educar a sus hermanos.
Sexo. La historia de la humanidad. Todos seríamos perfectos si no fuéramos hombres y mujeres. Pero desde que Adán descubrió la desnudez de Eva en la aurora de los tiempos, la actividad sexual ha venido dominando nuestra débil naturaleza.
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