Aurelio Montero Jubilado.
Acude los jueves al encuentro semanal que tienen las personas relacionadas con el mundo del campo.
Aquí nos enteramo de todo, de los precios, de posibles ofertas y de si alguna persona necesita un trabajo o alguna cosa.
Aunque está jubilado, sigue muy de cerca el negocio. Se trata de Aurelio Montero, natural de la localidad cacereña de Aldea del Obispo. Cada jueves acude al mercado regional de ganados de Trujillo. Considera que no hay que faltar a esta cita puesto que es el lugar donde se reúnen tratantes y personas relacionadas con el mundo del campo semanalmente. «Aquí nos enteramos de todo, de los precios, posibles ofertas y de si una persona necesita un trabajo o alguna cosa». Para Aurelio, como para muchos ganaderos y agricultores, es un lugar de encuentro semanal. Aunque ahora no ejerce, reconoce que actúa como si fuera el representante de sus hijos, que han continuado con la labor de su padre en el campo. «Yo siempre voy buscando trabajo, por si surge algo». Además de una explotación vacuna, se dedican a segar, arar y hacer pacas en distintas fincas de la zona, entre otras actividades agrícolas. Ahora, no descansan.
-Me inicié en el campo de la mano de mi tío. Fue el encargado de enseñarme el oficio cuando era niño. Comencé con la yunta de vacas para el arado. A los 21 años, me saqué el carnet de conducir. Seguidamente, me dediqué a llevar un vehículo como servicio público. Estuve en este trabajo 18 años, en la época de la emigración. Hacía numerosos viajes al País Vasco para llevar y traer personas. Al cabo del tiempo, di de baja el taxi y fui comprando, poco a poco, hasta tres tractores. Con mi cuñado, íbamos a arar a otras fincas. Nos pagaban hasta mil pesetas por una jornada. También he llegado a segar a mano. Esta labor ahora la siguen mis dos hijos. Uno de ellos comenzó con los tractores a los nueve años. Yo los sigo muy de cerca. Soy casi su representante para que consigan trabajo. Si hablo con alguna persona, les digo que si necesitan personal, que me lo digan y allá van. Por ahora, hay faena.
-En esta empresa familiar, ¿no hay animales?
-Sí. Hace ya tiempo, se compró una explotación de ovejas. Sin embargo, las vendimos el año pasado y ahora tenemos vacas. Puede ser que el ovino dé más dinero que el vacuno. Sin embargo, necesitan muchas más horas de atenciones. Además, la labor de siega, cosecha y la realización de pacas por distintos lugares de la provincia es más fácil compatibilizarlo con el ganado vacuno, porque no necesita esa atención. Sin duda, yo les ayudo echando de comer a los animales con el coche. Si fuera el ovino, así no podría.
El dinero
-¿Para qué es la explotación?
-Criamos los terneros para carne. Creo que ahora no se paga demasiado mal. Se puede sacar para mantenerse.
-¿Resulta rentable ese trabajo de ir de finca en finca?
-Nos conocen en muchos sitios y saben el trabajo que se puede hacer. Yo siempre he ido con los mismos principios, que todo el mundo quede conforme y la formalidad en el trabajo. Me conocen en todos los pueblos de la zona. Prueba de ello es que se trabaja desde la comarca de Trujillo hasta Zarza de Montánchez, en donde hemos arado. Para ello, la empresa tiene varios tractores, empacadoras para hacer paquetes grandes y pequeños, así como remolques, además de cosechadoras y todo tipo de aperos para arar. Esto de la maquinaria, a lo largo de los años, ha cambiado mucho. A pesar de ello, sigo manteniendo el primer tractor que compré. Con esta maquinaria, se puede hacer un buena labor a pesar del sacrificio que supone.
-El tiempo debe influir para este trabajo.
-Como en todo lo relacionado con el campo, el tiempo influye mucho. Este año no ha venido demasiado bien. Pongo un ejemplo. En una finca cercana a Trujillo, el año pasado sacamos cerca de 900 paquetes de paja grandes. Este año no se ha podido sacar nada.
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