TÍTULO: DJOKOVIC DESTRONA A NADAL,.
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Durante el primer set Nadal debió de sentirse como en alguna de aquellas siete derrotas consecutivas ante Djokovic entre 2011 y 2012.La lluvia previa no trajo buenos presagios a Rafael Nadal. Pista húmeda, kriptonita para su 'liftado', que pierde el veneno con que paraliza a sus rivales. Pronto asomó el sol, 'arcilla' seca, pero nada cambió porque en la final de Montecarlo el estado de la superficie no condicionó el diálogo, que tuvo más de monólogo. Novak Djokovic, un huracán con raqueta, se llevó todo por delante para destruir la resistencia del tenista que muchos creían invencible en el Principado. Ocho años después, Nadal claudicó. Ante el número uno del mundo (6-2, 7-6),.Durante el primer set Nadal debió de sentirse como en alguna de aquellas siete derrotas consecutivas ante Djokovic entre 2011 y 2012. Impotente. Ninguno de sus envíos hizo daño al serbio. Apenas pudo obligarlo a golpear en carrera, a sacarlo de su zona de confort. Se dedicó a defenderse, a correr tras la bola, siempre limpia, que despedían las dos caras de la raqueta balcánica. Apenas sumó dos puntos con el segundo servicio en ese primer parcial y no más de nueve al resto.
Por eso la primera manga fue un auténtico repaso del serbio. El 'rodillo' Djokovic se puso 5-0 y a punto estuvo de endosar un 'rosco' en el primer set, algo que muy pocos han conseguido con Rafa. Pero la tímida reacción del heptacampeón de Roland Garros evitó el sonrojo e hizo presagiar un partido más competido que el que se vio al final.
Imponer sus reglas
La respuesta del balear se produjo más con el corazón que con argumentos tácticos y técnicos. Tiró más largo y asumió más riesgos con las líneas, pero nunca se sintió dominador. Un partido que se desarrolló más de revés que de 'drive', otro mérito en la cuenta de Djokovic, capaz de imponer las reglas del juego en el territorio más inexpugnable del circuito, donde se llegó a pensar que Nadal reinaría eternamente.
Tanto empeño del número cinco del mundo y un momento de tregua ofrecido por Djokovic, al que sólo le falta ganar en Cincinnati -ha perdido cuatro finales allí- para ser el primer tenista con trofeos en todos los Masters 1.000, permitieron a Nadal sumar su primer 'break' para situarse con 4-3 y servicio en la segunda manga.
Pero de nuevo retrocedió, conservador, tratando de encontrar el error de Djokovic. El serbio no falló y le devolvió en blanco la rotura del saque. El partido alcanzó el 'tie break', pero la frustración de Nadal era completa. Sólo añadió un punto a su marcador en el desempate con el que entregó su corona. El final a una racha de 45 triunfos consecutivos en Montecarlo, récord absoluto del tenis contemporáneo,.
TÍTULO: SALVAR LA EMPRESA A CARCAJADAS,.
Salvar
la empresa a carcajadas
En un
mercado de Seattle, al noroeste de Estados Unidos, hay una pescadería que
aparece en todos los circuitos turísticos. Cientos de,.
En un mercado de Seattle, al noroeste de Estados Unidos, hay una
pescadería que aparece en todos los circuitos turísticos. Cientos de viajeros
pasan a diario por este punto de venta para ver el espectáculo que, a sabiendas,
forman los dependientes. Están todo el día dando voces y bromeando, persiguiendo
con un pulpo a los clientes, y lanzándose pescados a metros de distancia. Es su
esencia. Todo forma parte del 'show' que les ha convertido en una atracción para
guiris y en un referente económico en todo el mundo. Algunas universidades
internacionales estudian el método de gestión laboral de Pike Place, la
filosofía 'Fish' que, basada en una actitud positiva, en alegrar la vida a los
demás, en el buen humor, cuenta ya con una legión de imitadores por todas
partes.
Spike Lee, los Harlem Globe Trotters o David Beckham han pasado por
Pike Place Fish, fuente de inspiración también de El Buen Humor, una consultora
valenciana que da cursos de 'coaching' para empresas desarrollados por el hilo
conductor de la risa. Ofrecen soluciones a carcajada limpia. Un primer vistazo
puede llevar a una conclusión errónea: Javi y Jesús, las dos personas que
ejecutan esta sesión, son un par de jetas. Van a la empresa, hacen reír a los
trabajadores, cobran y se marchan. Pero el asunto tiene mucha más miga.
Hace unos días desplegaron su terapia del humor en Crea, una empresa
de reproducción asistida de Valencia. Carmen Calatayud, la copropietaria,
alardea del buen rollo que impera en su negocio. «Nosotros hacemos mogollón de
cosas juntos: la 'piscifiesta' en verano, los disfraces en Navidad... Ya estamos
acostumbrados a pasarlo bien, así que cuando me propusieron esta terapia de la
risa, me gustó y pensé que pasaríamos otra tarde entretenida». Jöelle, una
italo-francesa de brillantes ojos azules, corrobora la teoría de la jefa. «Aquí
todos tenemos una buena relación. Ya había hecho algún curso de trabajo en
equipo, pero no de este tipo». Todo es aparentemente fabuloso. Y más mientras
juegan con unos globos de colores.
La primera prueba, mantener al grupo encima de folios sin tocar el
suelo, despierta nuevas risas. Cada vez hay que quitar una hoja y seguir sin
pisar la superficie. Esa dinámica tan simple, retirar un folio cada vez, va
extrayendo el carácter de cada uno. La chistosa, no para de hacer bromas; la
explosiva, sin pudor alguno, se lanza de un brinco sobre la espalda de un
compañero mientras le atenaza con las piernas; y esa alemana tan competitiva, al
conocer que ha ganado el grupo de al lado, insiste en que se han llevado el
triunfo porque han hecho trampa. Y como nadie le hace ni caso, lo repite varias
veces. Con sonrisa de anuncio, pero lo repite.
«Se involucran más»
Javier Navarro lleva más de 20 años aplicando técnicas de PNL
(programación neurolingüística) para potenciar la comunicación, la cohesión de
equipo, la motivación individual y colectiva, y el clima laboral. Ahora se ha
especializado en el humor como herramienta porque cuando se instaura en una
empresa, dice, «genera una gran ventaja competitiva y hace que los empleados se
involucren más». Javi no cree que todo sea perfecto en Crea. La terapia, de
hecho, le ha permitido detectar fallos que transmitirá a Carmen para mejorar la
productividad.
Los trabajadores siguen con los juegos. Ahora ha entrado Jesús,
colaborador de Javier, quien se indigna cuando los empleados no se ciñen a las
normas e interrumpen su charla. Jesús los alinea en dos filas y les hace dar una
serie de saltos, siguiendo un orden, en el que cada uno se ha de coordinar con
el compañero que está a su lado. Los empleados le miran con cara de suficiencia.
«Menuda chorrada», piensa más de uno. Pero después de la sesión, los terapeutas
coinciden en que la plantilla de Crea es un gran grupo pero no un buen equipo.
«Saltar es un símbolo y ese juego lo han hecho fatal. Cada uno iba por su
cuenta».
Javi insiste en no perder el buen humor a pesar de la crudeza de la
crisis. «El empresario suele cometer casi siempre el mismo error. Cuando hay
problemas económicos asume el liderazgo con mano firme y limita la libertad
individual. Pero debería ser al revés, tener fe en los trabajadores para que
aumenten su confianza, iniciativa e implicación». La sesión, cuatro horas
después, concluye con una nariz de payaso, redefinida por Javi como «la máscara
más pequeña del mundo y la más potente». Carmen ve reír a su gente y se siente
feliz. «Es que Miguel (su marido) y yo no somos empresarios, somos médicos»,
explica para justificar el buen ambiente. La terapia acaba. Todos se marchan
felices. Los trabajadores, con una sonrisa; los empresarios, con la sensación de
haber hecho algo útil, y los expertos en 'coaching', con valiosas
conclusiones.
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