Ala chita callando, su padre va construyendo un imperio de moda con un lujoso ramillete de firmas. Diesel controla Maison Martin Margiela, ...
Ala chita callando, su padre va construyendo un imperio de
moda con un lujoso ramillete de firmas. Diesel controla Maison Martin
Margiela, Viktor & Rolf y Staff International y es accionista
mayoritario de Marni, su última adquisición. A quienes tachan a Renzo
Rosso, el rey de los vaqueros, de ser un insaciable tiburón empeñado en
sacar rápido rédito a marcas ultracomerciales, hay que recordarles por
lo menos su gusto exquisito por las etiquetas de culto. En su empeño por
hacer «más grande» su empresa, acaba de situar a Andrea, uno de sus
hijos, al frente de la división de cosméticos y gafas.
Lo primero que llama la atención de este joven italiano con
aires californianos es el gorro que cubre su cabeza. Ni rastro de los
desenfadados rizos que jalonan la cabellera de su progenitor. En una
heladora mañana parisina de finales de febrero, Andrea descubrirá otra
diferencia con respecto al fundador de Diesel y, a la sazón, su jefe. A
él no le interesa «mucho» la moda. Lo confiesa en inglés y está a punto
de provocar una convulsión de imprevisibles consecuencias entre los
miembros de su equipo de prensa. Tampoco conviene dejarse llevar por
las apariencias. Admite que ha heredado el punto de ambición de su
progenitor.
Hincha del Milan, Andrea presentó en París el primer
perfume que lanza la compañía bajo su mando, Fuel for Life Spirit, una
fragancia que compara con «un elixir de la felicidad. Es gasolina para
la vida», promociona. Él parece sacar tiempo para todo. Si la noche
anterior al lanzamiento del perfume se divirtió en el club de moda de la
capital gala, al día siguiente se comportó como un ejecutivo con las
ideas muy claras. Viste informal, igual que su padre. Podría pasar por
un estudiante de Erasmus, pero sabe que le ha llegado su turno y que hay
depositadas muchas expectativas en él. «Aunque yo no tengo pelo»,
bromea mientras se descubre el gorro.
-¿Qué ha heredado de su padre?
- El dinamismo, no parar nunca...
- ¿Y qué le ha enseñado?
- A ser más, a creer en las cosas que hago, a no tener miedo e incluso a arriesgar.
- ¿Dónde quiere llegar?
- Mi reto es aprender muchísimo, todo lo que pueda, y dar un buen espíritu a Diesel.
- ¿Qué es lo que más le atrae de la moda?
- Yo no soy un tío muy de moda. Me gusta el origen, el
'vintage', de donde viene todo este negocio. Es con lo que más disfruto
de esta industria.
- Ha pasado por varias escuelas de diseño. ¿Es necesario?
- Vengo de una escuela técnica donde he seguido toda la
mecánica de las prendas. He estudiado para aprender a coser. Es muy
importante conocer los tejidos, saber cómo está hecho todo, el proceso
de producción y construcción de la ropa.
«Sabemos lo que hay»
- ¿El talento se trabaja?
- No creo que haya que estudiar para cultivar el talento. Hay que ser, sobre todo, muy apasionado con lo que haces.
- ¿Qué espacio reserva para la inspiración?
- Vivo la calle, me fijo mucho en las fotografías, la
naturaleza, los colores que me rodean... Y, sobre todo, en Italia. Adoro
mi país. Diesel es la alternativa a lo estático. Hay que mirar a todos
los lados.
- ¿Puede ser una losa la sombra triunfadora de su padre?
- Vivo con ello. Sé que está ahí. Es lo positivo y lo
negativo. Mi hermano también está metido en el negocio. Lo sabemos y no
hay nada que podamos hacer.
- Al igual que su padre, ¿tampoco usa corbatas para llegar lejos?
- Ja, ja. Me gusta llevarlas, pero con un toque deportivo.
Las combino con chaquetas 'casual'. Si me las pongo no es para conseguir
algo. Llevo corbatas porque me apetece, no por la imagen que
transmiten, que no me gusta nada.
- Su padre ha invertido mucho dinero en la compra de nuevas marcas. ¿No preferiría crearlas?
- Es difícil empezar de cero e igual de complicado mantener
las firmas ya existentes. Cuando empiezas desde abajo, empleas más
tiempo, pasión, devoción... Intentamos incorporar esos mismos
sentimientos a las etiquetas que compramos, porque tal vez se habían
perdido.
- ¿Un emporio de moda sólo se puede montar a base de osadía?
- Mi padre es muy valiente.
- Cada año engordan la empresa con la compra de nuevas
firmas. ¿Los dos grandes emporios del lujo (Louis Vuitton y PPR) les
miran como un enemigo a batir?
- Es una pregunta difícil. Todavía no formo parte del
corazón estratégico de la empresa. Estoy más en la parte creativa. Mi
padre siempre mete los mejores ingredientes en las marcas para las que
trabaja.
Hay un punto de transgresión en la carrera del patrón que
parece contagiar a todo su equipo. A principios de mes, Renzo Rosso
anunció el fichaje de Nicola Formichetti. Tras 35 años al frente de la
dirección artística, traspasó los poderes al excerebro de Thierry
Mugler. «Al fin he hallado a alguien tan loco como yo», aseguró. «Somos
dos planetas creativos que colisionamos para generar ideas locas. Espero
romper más reglas». El jefe ha puesto patas arriba la compañía. Dice
que ya no puede «volver atrás». Se ha centrado en las labores directivas
e incorporado como principal ejecutivo a Stefano, otro de sus hijos.
- Andrea, usted lleva las divisiones de fragancias, relojes y gafas. ¿ Se conforma solo con los complementos?
- ¡Es muchísimo! Voy a ir poco a poco.
- Tras lograr el control de Marni, una de las firmas italianas más exquisitas, ¿Diesel no tiene límites?
- Se lo preguntaré a mi padre. Somos un producto global. Es
algo muy extraño. Venimos de una ciudad muy pequeña (Brugine) que
emplea a muchos trabajadores extranjeros. Mi padre siempre te pone al
límite. Te reta.
- ¿También es ambicioso?
- Sí, pero no tanto como mi padre. Yo soy difícil de
satisfacer. Estoy empezando a entender la dimensión de todo lo que me
rodea y me gustaría que la maquinaria de Diesel fuera todavía más
fuerte. Yo venía de un mundo muy pequeño y trabajar en este enorme
engranaje es muy difícil, aunque estoy aprendiendo rápido. Las
fragancias son muy importantes. Después de la moda, tienen mucho poder.
Yo también aspiro a ser más grande.
- Martin Margiela, Viktor & Rolf, Marni... ¿Su marca preferida?
- A lo mejor es raro para vosotros, pero yo no sigo tanto
la moda como debiera. ¡Me encanta Margiela! Me gusta la idea que hay
detrás. Es inteligente y muy bueno. Aunque hay prendas que nunca podría
llevar.
- ¿Hay que ser paciente para ser un grande en la moda?
- Yo no soy tan grande. ¡Aún!
- Tiene algo 'hitchkoniano' su aspiración. ¿Acabará destronando al jefe?
- ¡Ufff! ¿Destronar?
- ¡Cargarse al jefe!
- Ja, ja. Me encanta trabajar con él. Estamos en el mismo espacio, pero no nos vemos. Así que...
TÍTULO: MAQUINA DE HACER QUERELLAS,.
Máquinas de hacer querellas
Con su insistencia en imputar a la infanta Cristina y las querellas contra el extesorero del PP han despistado. ¿Pero no eran un.
Con su insistencia en imputar a la infanta Cristina y las
querellas contra el extesorero del PP han despistado. ¿Pero no eran un
pseudosindicato a la caza de políticos y personalidades de la izquierda y
el mundo nacionalista? ¿La Corona no era intocable? Aquí está Virginia
López Negrete para desmentir lo primero y lo segundo: «De pseudo, nada.
Somos sindicato y asociación. Tampoco nos escoramos en política: estamos
en los EREs de Andalucía y contra Bárcenas. Y la Corona no es
intocable. Hay prueba de cargo para que la infanta declare, por
supuesto. Yo antes era monárquica. Ahora, no. Esta Casa Real es una
vergüenza. Lo digo así. También he sido votante del PP. Y ahora, no. Lo
están haciendo mal. Ellos siguen con sus privilegios y no aterrizan en
el pueblo».
Eso trata de hacer Manos Limpias, que es más social que en
sus orígenes, y está omnipresente en sumarios judiciales que acaban en
titulares. Urdangarin, Gürtel, Barcenas, Madrid Arena, Oriol Pujol... y
esta semana Ada Colau, la portavoz y cofundadora de la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca (PAH). El lunes la denunciaban en la Fiscalía
General del Estado por considerarla autora de amenazas y coacciones a
los diputados, en relación con los escraches promovidos por este
colectivo. «Cada día me parece mejor que los ciudadanos se levanten,
pero los escraches son intolerables», distingue López Negrete.
Lo que medio país se pregunta es de dónde sacan el dinero,
el tiempo y otros recursos para moverse con esa agilidad en los juzgados
ante cualquier asunto de trascendencia pública, personándose con
sospechas que las partes directamente afectadas no plantean. Ejercen
siempre de acción popular y no tienen a abogados en nómina. La
estructura empieza en su secretario general y fundador, Miguel Bernard
Remón, y acaba en la secretaria. Colaboran de manera habitual «menos de
cinco letrados», entre los que se encuentra Montse Suárez. Como
Virginia, cada vez más habitual en los platós de televisión. Los
procuradores son también voluntarios, aunque a estos les suelen dar
algún pellizco de lo que ingresa la asociación vía donativos y cuotas.
No hay muchos más nombres, ni cifras. Tanta discreción...
- ¿Qué intereses representan?
- No somos extrema derecha, como nos llama el 'lobby
garzoniano'. Representamos el interés publico. La gente ha vivido con
una venda en los ojos. Y hay que quitársela. No podemos vivir con tanta,
perdón, mierda. Es cierto que nuestro fundador militó en Fuerza Nueva,
pero como miles de españoles lo hicieron en la extrema derecha y en la
izquierda.
- Resulta extraño que los abogados no cobren un euro. ¿De qué viven?
- De nuestros casos privados, particulares. Mis honorarios
son cero. El sindicato no tiene economía. Los únicos ingresos son la
cuota de los afiliados de 60 euros al año, lo que saca Miguel con la
venta de lotería de Navidad y algunos donativos.
- ¿Les llega para pagar el alquiler de la sede?
- Es una oficinita, de muy poca renta, que la ha pagado
Miguel de su bolsillo. Sorprendente, pero real. No recibimos ni un solo
euro público.
Garzón y Atutxa
Virginia y Montse, jóvenes y mediáticas, le han quitado
naftalina a la imagen de un colectivo que hasta hace unos meses solo se
le identificaba con su fundador, letrado del Ayuntamiento de Madrid y
delfín de Blas Piñar. Miguel Bernard, imputado recientemente por
chantaje y estafa, militó en Fuerza Nueva y en el Frente Nacional. Soñó
con alumbrar un partido de hechuras similares a las de la formación
francesa de Le Pen. Pero se estrelló en las elecciones europeas de 1994.
Un año más tarde fundó Manos Limpias -su presidente honorífico es
Francisco Jiménez Luis, afín a la extrema derecha- para luchar «siempre
por la defensa del orden constitucional de nuestro país, frente a los
movimientos separatistas que pretenden disgregarlo».
En este campo ha ganado una de sus pocas batallas, porque
pese a prosperar el 80% de sus demandas, muy pocas acaban en condena.
Hace cinco años, Bernard consiguió que el Tribunal Supremo inhabilitara
al expresidente del Parlamento vasco Juan María Atutxa y a los
exmiembros de la Mesa de esta Cámara Kontxi Bilbao y Gorka Knörr por un
delito de desobediencia a la autoridad judicial al no disolver el grupo
Sozialista Abertzaleak, antigua Batasuna.
Luego fue a por Garzón. Manos Limpias le llevó a los
tribunales por investigar los crímenes del franquismo. El exjuez de la
Audiencia Nacional no fue inhabilitado por esta querella, sino por las
escuchas del 'caso Gürtel', pero el sindicato logró publicidad en todo
el país sin dejar de coquetear con iniciativas conservadoras, como sus
denuncias por los «atentados» contra la imagen de las esculturas del
Valle de los Caídos, su oposición a la investigación con células madre o
su petición al Gobierno para que suspenda el acuerdo Schengen, el que
nos permite movernos sin pasaporte por buena parte de Europa.
Miguel Bernard, vallisoletano, conoció hace seis años a una
paisana con ganas de pelear y verbo preciso a la que nos hemos
acostumbrado a escuchar cada vez que hay revuelo en los juzgados.
Virginia López Negrete, directora jurídica de la asociación, lleva
personalmente los casos de Urdangarin, Madrid Arena, Afinsa, Caja
Madrid... Un menú más variado que en el pasado, apoyado por los más de
6.000 afiliados que sujetan el sindicato. En la organización no
facilitan contactos con ellos, pero aseguran que no están adscritos a un
sector concreto de población: «Son empresarios, amas de casa,
universitarios, obreros, jubilados, jóvenes, gente de la calle normal.
No hay un segmento definido, tampoco ideológicamente».
«No son un sindicato»
Es complicado encajarles una definición porque nacieron
como central sindical del Ayuntamiento de Madrid, pero luego abrieron la
afiliación a «todos los funcionarios del país y después a toda la
calle. Aquí cabemos todos». Otra cosa es que el resto les acepte como
sindicato, palabra que la Real Academia de la Lengua define como
«asociación de trabajadores constituida para la defensa y promoción de
intereses profesionales, económicos o sociales de sus miembros». El
analista y profesor de Sociología del Trabajo y Relaciones Laborales de
la Universidad de Valencia Pere J. Beneyto recuerda que la legislación
española señala los mecanismos para acreditar la legitimidad de una
central sindical: «Son la afiliación y las elecciones sindicales. En
España habrá cerca de 320.000 delegados electos y el llamado sindicato
Manos Limpias no tiene ninguno. Se autodenomina sindicato, pero no lo
es. Ni celebra elecciones ni está presente en las negociaciones
colectivas. De los 30.000 representantes que intervienen en ellas,
ninguno es de Manos Limpias. Ello nos permite concluir que esta
asociación, legítima, no es sindicato».
En las elecciones sindicales del Ayuntamiento madrileño, un
par de miembros de Manos Limpias han figurado como independientes en
las listas de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios,
CSI-F. Pero su presidente nacional, Miguel Borra, puntualiza que su
relación acaba ahí. «No tienen trascendencia laboral, son totalmente
ajenos a nosotros. Es una organización atípica, distinta. Su repercusión
es política».
Esta misma semana, Manos Limpias ha anunciado la apertura
de un nuevo servicio para defender a los afectados por las preferentes.
Por algo fue la primera organización en denunciar la estafa de este
producto financiero. Pero una cosa es levantar la voz contra bancos y
cajas de ahorros y otra contra la Corona. Imputada la infanta, han
pedido la retirada del pasaporte diplomático a su esposo: «Nuestra
acción en este caso ha levantado ampollas. Pero es que el secretario de
las infantas tenía menos indicios y fue imputado en un auto de cinco
líneas que nadie discutió. Nosotros vamos a seguir hasta que
aguantemos».
Tras fracasar en el lanzamiento de un partido
ultraconservador, el letrado del Ayuntamiento de Madrid Miguel Bernard
fundó en 1995 el sindicato Manos Limpias. Se «inspiró» en el colectivo
italiano del mismo nombre Mani Pulite, referente contra la corrupción en
ese país desde los años noventa. Comparten el mismo lema: «Allí donde
exista un delito debe haber alguien capaz de denunciarlo». Bernard
militó en Fuerza Nueva y no oculta su admiración por Blas Piñar.
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