domingo, 28 de abril de 2013

DESAYUNO DE DOMINGO CON FALETE,/ EL EFECTO NOCEBO,.

TÍTULO: DESAYUNO DE DOMINGO CON FALETE,.

Falete: "El juicio paralelo al que está sometida Isabel Pantoja es horrible" -
 
Nací en Sevilla hace 35 años. Lo mío es el flamenco y la copla, pero en mi último disco, Sin censura, me arranco por baladas, boleros y ...
 
Desayuno de domingo con...

Falete-foto-: "El juicio paralelo al que está sometida Isabel Pantoja es horrible"

Nací en Sevilla hace 35 años. Lo mío es el flamenco y la copla, pero en mi último disco, 'Sin censura', me arranco por baladas, boleros y rancheras. En 'Splash!', el concurso de saltos de trampolín de Antena 3, he inventado el 'faletazo'.
Nací en Sevilla hace 35 años. Lo mío es el flamenco y la copla, pero en mi último disco, 'Sin censura', me arranco por baladas, boleros y rancheras. En 'Splash!', el concurso de saltos de trampolín de Antena 3, he inventado el 'faletazo'.
XLSemanal. Toda la vida cantando, con una voz envidiable, y se hace famoso por una 'frikada' como Splash!
Falete. No [rotundo]. No estoy de acuerdo. Yo he llenado los teatros antes de saltar en Antena 3, que no se le olvide a nadie. Yo soy Falete, desde que mi madre me echó por el coño...
XL. Pero no me dirá que lo de ser trending topic por sus saltos...
F. Eso es porque la gente está muy aburrida, hay muchos parados y el ADSL cuesta muy barato.
XL. Defíname: ¿qué es un 'faletazo'?
F. Un 'faletazo' es un salto muy mal hecho pero de mucho éxito.
XL. ¿Y quién salta mejor: Carmen Lomana o usted?
F. ¡Uy! En estilo, ninguna de las dos; en el andar, la Lomana; en arte, yo.
XL. ¿Es cierto que piensa sacar una colección de bañadores este verano?
F. Me lo han ofrecido, pero como no soy ni egoísta ni agonías se ha quedado ahí, en una proposición muy decente.
XL. ¿Dónde se pasa peor...?
F. [Me interrumpe] En el trampolín; en el escenario me lo paso en grande.
XL. ¿Rocío Jurado o Isabel Pantoja?
F. Las dos. La una porque ha dejado un legado muy importante del que sigo aprendiendo; la otra, porque es mi amiga y me da magníficos consejos.
XL. ¿Cómo está viviendo el tema de su juicio y la sentencia?
F. De eso hablo con ella lo justo, pero el juicio paralelo al que se la está sometiendo me parece horrible.
XL. Hablemos de su disco. ¿Ha dejado Falete de ser flamenco en Sin censura?
F. En este disco sí, pero soy flamenca hasta la muerte. Todo artista debe renovarse y, si pretendes dejar a tu público un legado extenso y variado, era el momento de darle baladas, boleros...
XL. ¿Se puede cantar sin censura sobre cualquer cosa en esta vida?
F. Sí. Nunca he censurado a nadie ni he permitido que me censurasen, aunque si hubiese nacido en cierta época me hubiese pasado como a Miguel de Molina o me hubiesen pegado dos tiros.
XL. Entonces, ¿qué enmudece a Falete?
F. Lo único, un resfriado...
XL. ¿Es 'marca España'?
F. Sí. Soy muy patriota. Ni te puedes imaginar. Yo defiendo mucho mi tierra.
XL. ¿Qué tiene que hacer Falete para que le salga un novio bueno?
F. Nada, porque no quiero. Quiero lo que quiere todo el mundo: pegarse un 'refrescón' cuando le entran las ganas...
XL. ¿La veremos 'blanca y radiante'?
F. [Irónico] Sí, en Cibeles o Gaudí.

Su desayuno: «Para arrancar necesito cafés cortados como para una boda. Nada más hasta la hora de la comida. Y ahí, cualquier guiso bien hecho: un potaje, un buen puchero..

 TÍTULO; EL EFECTO NOCEBO,.

 Leo con interés una noticia médica que habla de un fenómeno que desconocía. Lo llaman el efecto nocebo, y es la otra cara de la moneda o, ..

Leo con interés una noticia médica que habla de un fenómeno que desconocía. Lo llaman el efecto nocebo, y es la otra cara de la moneda o, mejor aún, el hermano feo del efecto placebo. Tras el latinajo placebo, que significa algo así como «yo complazco o yo beneficio», se esconde una práctica empleada desde hace siglos y que, como todos sabemos, logra que un preparado farmacéutico desprovisto de principio activo produzca sin embargo un efecto curativo. Se calcula que ese efecto tiene resultados positivos en una media del treinta por ciento de los casos, pero en algunas dolencias, como la úlcera duodenal, llega a un sesenta; mientras que en la artrosis crónica el porcentaje puede elevarse incluso al ochenta por ciento. ¿Cómo funciona? Según los expertos, no se trata de un simple fenómeno de sugestión al que son más sensibles las personas hipocondriacas, neuróticas o demasiado influenciables. A veces el efecto placebo actúa como simple antiansiolítico, pero en otras se produce, además, un interesante fenómeno de movilización interna. Dicho de otro modo, la sola ingesta de algo que uno cree que lo va a curar desencadena reacciones químicas en el cerebro para que el cuerpo del enfermo sea el que produzca sus propios medicamentos. Sustancias como anfetaminas, por ejemplo, o antiinflamatorios, sedantes e incluso hormonas. El estudio señala también que el efecto placebo está muy relacionado con la confianza que nos merezca el médico que prescribe dicho placebo (o cualquier otro medicamento, por supuesto).
Si el doctor habla del producto con convicción y lo presenta como muy eficaz y positivo, el efecto es mayor que si simplemente lo prescribe de forma mecánica y rutinaria. En cuanto al efecto nocebo (que significa «yo perjudico»), este utiliza los mismos mecanismos que su beneficioso hermano, pero para producir el efecto exactamente contrario. Así, puede ocurrir por ejemplo que personas que están acostumbradas a tomar una medicina de determinada marca comercial no solo no mejoran, sino que a veces empeoran cuando se les suministra el genérico del mismo producto, simplemente, porque no creen en él. El efecto nocebo se produce también cuando el médico que receta un medicamento no logra conquistar la confianza del enfermo para que se convenza de que lo que le prescribe va a curarlo.
Este interesante informe, que viene a corroborar lo importante que es nuestra mente a la hora de generar efectos positivos y negativos, me ha hecho pensar en cómo influirán los efectos placebo y nocebo en un fenómeno muy actual, relacionado con las redes sociales. Desconozco las estadísticas, pero estoy por apostar que hoy en día un porcentaje nada desdeñable de la población lo primero que hace es entrar en Internet para leer sobre la enfermedad que le han diagnosticado a él o un ser querido. No es raro tampoco oír hablar o incluso enterarse por los medios de comunicación de casos en los que esta práctica ha salvado alguna vida. «Después de consultar en Internet, Fulanito de tal hizo ver a su médico que la dolencia que sufría su hijo era distinta de la que le había diagnosticado», leí hace poco, y también: «Menganito de cual, enfermo de cáncer, desoyendo los consejos de su médico, se sometió con magníficos resultados a una dieta vegana que le ha salvado la vida». Es cierto que de todo hay en la viña del Señor (o en la de Galeno e Hipócrates en este caso) y por tanto existen diagnósticos equivocados. Cierto es también que por creer a pies juntillas en algo, incluso en lo más disparatado o irracional, a veces se producen curaciones que parecen milagrosas (el bendito efecto placebo). Pero los que han adoptado a san Google como médico de cabecera deberían saber que un exceso de información sin la debida formación puede despertar también o quizá habría que decir sobre todo al hermano gemelo, al más feo e imprevisible efecto nocebo.

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