jueves, 25 de abril de 2013

AL FINAL ESTAMOS CON ÁLEX GONZALEZ,./ CONTRA LOS DESAHUCIOS DE LA RAZÓN,.

TÍTULO: AL FINAL ESTAMOS CON ÁLEX GONZALEZ,.


Augusto Alejandro José González (n. Madrid; 13 de agosto de 1980) conocido artísticamente como Álex González es un actor español.
 Combustión' pone a cien a Álex González, Adriana Ugarte y Alberto Ammann.

'Combustión' pone a cien a Álex González, Adriana Ugarte y Alberto Ammann

  • La nueva película de Daniel Calparsoro apuesta por la adrenalina de las carreras de coches ilegales.
  • Hablamos con los protagonistas de la cinta sobre su experiencia al mando de unos espectaculares Porches.
  •  El triángulo amoroso creado en 'Combustión'  sigue manteniendo la química fuera de la pantalla. Alberto Ammann, Adriana Ugarte y Álex González comparten charlas distendidas y risas también cuando están fuera del set de rodaje.
    La cinta cuenta la historia de Mikel (Álex González), un joven con una vida acomodada a punto de casarse que conoce a Ari (Adriana Ugarte), una camarera que le volverá loco. Ari comparte con Navas (Alberto Ammann) mucho más que una amistad y ambos harán que Mikel de un giro de 180 grados y apueste por el riesgo de las carreras ilegales de coches.
    Teinteresa.es ha compartido con el equipo de la nueva película de Daniel Calparsoro (que llega a los cines el 26 de abril), un día en un circuito de buggies y lo cierto es que tanto Álex como Alberto viven la adrenalina de los coches como nadie, y al final fueron capaces de ganar al equipo de periodistas.

    Un rodaje lleno de velocidad

    Las carreras de coches son parte importante en 'Combustión' y para eso, los chicos de la peli han tenido que prepararse. "Hicimos entrenamiento con especialistas durante un día muy intenso. Fuimos a un circuito cerrado y jugamos bastante, poniendo al límite los coches...", explica Alberto Ammann a Teinteresa.es.
    "Luego también entrenamos por nuestra cuenta", bromea Álex González, al que interrumpe Adriana Ugarte aclarando: "Es mentira, pero doy fé de que se lo pasaron bomba entrenando porque me mandaron fotos", dice entre risas.
    Y lo cierto es que la velocidad es la constante en este filme que mezcla amor, sexo, carreras y mucha acción. "El entrenamiento nos sirvió mucho para luego ir al set de rodaje. Fue un aprendizaje que nos facilitó mucho el trabajo posterior. El tema de las marcas es muy complicado en el cine y a veces es difícil llegar por tus medios a la marca, ponerte en la luz... así que imagínate con coches a tope de velocidad", añade Álex.
    "Además, creo que también nos sirvió para entender lo que sienten nuestros personajes, ponernos en su piel en situaciones extremas... En una escena Alberto me pide que pise a fondo el acelerador y escuche el motor... y ahí sentí de verdad la adrenalina. A lo mejor es algo infantil, es como disfrutar como un niño, esa simpleza que tenemos los hombres", bromea. "¡A mí también me pasa!", replica Adriana riendo.
    Pero no sólo los chicos de 'Combustión' han vivido al límite el rodaje. Adriana Ugarte interpreta a la 'famme fatale', pone en apuros a los chicos con sus encantos... y corre con unos taconazos de vértigo. "La verdad es que me encantan los taconazos. Tengo una anécdota y es que cuando era muy pequeña, yo creo que justo empezaba a hablar claro, el primer regalo que pedí a mis padres fueron unos tacones. Yo aprendí a hablar muy tarde, pero cuando empecé no me callé. Y con cinco años les pedí unos zapatos de tacón cuando se iban a Roma de viaje. Me trajeron un taconcillo pequeño y me llevé un disgusto", ríe.
    Pero claro, después de horas de rodaje, "lo cierto es que cuesta cuando avanza el rodaje y estás cansado. Eran unos zapatos super cómodos de ante, pero cuando empieza a darse de sí, sí que lo pasaba regular. Al principio me lo pasé bomba porque era sexy y divertido", añade la actriz.
    "¿Qué suerte hemos tenido nosotros, que Daniel no nos puso también tacones a nosotros verdad, Álex?", bromea Alberto. "La verdad es que sí, porque sino no se hubiese llamado 'Combustión', sino 'Colisión' o algo así", bromea Álex.
    La química entre ellos como se puede leer (y nosotros vivimos in situ) es verdadera pese a que nunca habían trabajado juntos antes. "Creo que hemos hecho un triángulo de ángulos perfectos. Cada uno potenciaba un poco las cualidades del otro y eso se ve en la película. Los tres somos en algún punto muy parecidos, en otros muy distintos, pero en la película se ve, hemos conseguido que los personajes se empapen de esa relación que tenemos nosotros personalmente", concluye Álex.

    TÍTULO:  CONTRA LOS DESAHUCIOS DE LA RAZÓN,.

     Bonald, contra «los desahucios de la razón»

    Poesía para combatir la injusticia. Palabras contra aquellos que abrasan libros en las hogueras, imponen ideas bárbaras y señalan con el ...
     
    Poesía para combatir la injusticia. Palabras contra aquellos que abrasan libros en las hogueras, imponen ideas bárbaras y señalan con el dedo a quiénes tienen que ser los herejes. Caballero Bonald, retirado ya de su oficio de escritor, pero aún combativo, conserva todavía esa rebeldía primera que da la juventud a pesar de que, como reconoció ayer, anda ya por el «arrabal de senectud». A este poeta, a este hombre de falsa apariencia débil y de modales sencillos, le costó asumir el atuendo ceremonioso, ajustarse el chaqué obligado. «Venga, vístete de lagarterana, que nos vamos a Alcalá», le ordenó Pepa Ramis, su mujer, para que se desprendiera ya de la ropa doméstica y atendiera a la etiqueta que exige la entrega del Premio Cervantes de Literatura. El escritor, indócil en la pluma, se reveló comprensivo y coherente en este punto, y obedeció.

    Un largo aplauso

    El hábito no hace al monje, y la ropa no le arrebató a Caballero Bonald un ápice de su lúcido inconformismo. «Siempre hay que defenderse con la palabra de quienes pretenden quitárnosla. Siempre hay que esgrimir esa palabra contra los desahucios de la razón», leyó, de pie, ante sus amigos y ante los Príncipes de Asturias, después de recibir el galardón y, también, uno de los aplausos más largos que se recuerdan en este premio. «Creo honestamente en la capacidad paliativa de la poesía, en su potencia consoladora frente a los trastornos y desánimos que pueda depararnos la historia. En un mundo como el que hoy padecemos, asediado de tribulaciones y menosprecios a los derechos humanos, en un mundo como éste, de tan deficitaria probidad, hay que reivindicar los nobles aparejos de la inteligencia, los métodos humanísticos de la razón».
    En su discurso evocó al Cervantes del silencio, al Cervantes ágrafo y desdeñado por la vida que tuvo que afrontar calamidades antes de dedicarse a la literatura. Y, también, a ese otro Cervantes ninguneado, el Cervantes poeta que ayer reivindicó. Y lo hizo para señalar la importancia de la poesía en nuestros días materialistas, desposeídos de humanidad: «Tal vez una sociedad decepcionada, perpleja, zaherida por una renuente crisis de valores, tiende así a convertirse en una sociedad ennoblecida por su propio esfuerzo regenerador. Quiero creer que el arte también dispone de ese poder terapéutico y que los utensilios de la poesía son capaces de contribuir a la rehabilitación de un edificio social menoscabado». Las palabras de Caballero Bonald encontraron su justa atención en Doña Letizia que, en un aparte con los periodistas, comentó cómo le había gustado el discurso del escritor y, también, expresó su admiración por Pepa Ramis y el papel que ella ha desempeñado en la vida del novelista. El Príncipe, también en un aparte, en los corrillos a los que da lugar la ceremonia a su conclusión, reconoció cómo le había gustado. Y es que Caballero Bonald, que recordó el verso de Quevedo: «Falta la vida, asiste lo vivido», trajo a un Cervantes que apela a la nostalgia, al Cervantes derrotado por los obstáculos que va interponiendo el día a día. «Más que la imagen del vencido por la vida, lo que ese Cervantes acaba sugiriendo es la del vencedor literario de todas las batallas por la libertad».
    Caballero Bonald, en el día del libro, aprovechó para reivindicar la lectura: «Los enemigos históricos de la libertad han recurrido desde siempre a una suprema barbarie: la hoguera. O quemaban herejes o quemaban libros (...). Bien sabemos que destruir, prohibir ciertas lecturas ha supuesto siempre prohibir, destruir ciertas libertades. Quien no leía, tampoco almacenaba conocimientos. Y quien no almacenaba conocimientos era apto para la sumisión. De lo que fácilmente se deduce que conocimiento y libertad vienen a ser nutrientes complementarios de toda aspiración a ser más plenamente humanos». Caballero Bonald, emotivo, concluyó con estas palabras: «La poesía puede corregir las erratas de la historia».

    Un discurso bonito y otro «currado»

    Caballero Bonald no acudió con toda su familia, pero sí con parte de ella. Ahí estaban sus hijos José Manuel y Julia, y sus nietos Julita, Agar, Álvaro. Los dos últimos estuvieron grabando la ceremonia. «Quieren hacer luego un montaje», reconocía Julia, la hermana del escritor. Ella misma admitía que Agar ha sido tentado por la escritura, igual que su abuelo, y que «ha escrito ya cosas, apunta maneras, pero ya veremos, a saber lo que pasa». Ella misma admitió que Caballero Bonald estaba cansado después de tantas entrevistas y actos sociales. De hecho, al levantarse de la silla al final del acto, tuvo un leve mareo: «Fue muy leve. Se le pasó enseguida. Es propio de viejos», aseguró su esposa. La propia Pepa Ramis se mostró muy contenta y no dudó en admitir que el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, «se había currado su discurso» y que el del Príncipe le había parecido «muy bueno».

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