TÍTULO: Dos expolíticos socialistas se divorcian por Twitter,.
Aina Salom, inhabilitada para
ejercer un cargo público, acusa a su exmarido a través de esta red
social de engañar a la Universidad de Baleares,.foto,.
Hay quienes se dan de baja en las redes
sociales para no meter la pata, y otros que las utilizan para meterla
hasta el fondo. El ciberespacio actúa a veces de celestina y es testigo
de peticiones de mano, pero de ahí a que te enteres por un tuit de que
tu mujer te ha dejado, va un trecho. Y encima que te acusen de
corrupción en 140 caracteres públicos.
La rocambolesca historia no tendría
mayor trascendencia si no la hubieran protagonizado dos exconsejeros
socialistas baleares: la farmacéutica Aina Salom y el catedrático de
Historia de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) Carles Manera.
Salom, que hace un mes divulgó por Twitter que se divorciaba de su
marido y le dedicaba un fragmento de la canción ‘Que tengas suerte’, de
Lluis Llach, no ha dudado en usar la red para acusarle de corrupción y
«fraude a los emolumentos públicos» por haber cobrado de la UIB mientras
«incumplía» una estancia como profesor en las universidades de
Barcelona y Londres.
Según la exconsejera de Salud del
expresidente balear Frances Antich, Manera permaneció en Palma durante
los tres meses –entre el 1 de mayo y el 31 de julio de 2012– para los
que se le concedió la licencia de estudios. «Tengo los mails donde me
pides discreción para que no te pillen», escribió Salom. La Universidad
salió ayer al paso de la polémica y aseguró que no le consta que el
profesor «incumpliera o hubiese alterado» la licencia de estudios y
aclaró que tal licencia no obliga al profesor a permanecer «atado en una
mesa en Barcelona o en Londres». Tras estas declaraciones, Salom,
también vía Twitter, reconoció que su ex «tiene los certificados
correctos», aunque lamentó que las universidades consientan esa forma de
proceder. El detonante de esta supuesta venganza: al parecer, Manera
seguía utilizando unos teléfonos a nombre de la farmacia de Aina Salom.
Y lo más sorprendente es que ella
fue inhabilitada durante un año para ejercer cargo público debido a que
siendo consejera incumplió el régimen de incompatibilidades y facturó
más de tres millones de euros al Gobierno balear.
TÍTULO: PINCHA EL CID, GUSTA JIMENEZ FORTÉS Y NO TIENE SUERTE PERERA,.
De
los seis toros de Daniel Ruiz solo se aprobaron cuatro. El relleno fue
caro: dos toros del hierro de Parladé. Fueron de muy desigual ...
De los seis toros de Daniel Ruiz solo se aprobaron cuatro.
El relleno fue caro: dos toros del hierro de Parladé. Fueron de muy
desigual condición y distinta traza tanto los de Daniel como los de no
está claro si primer o segundo hierro de Juan Pedro Domecq hijo. El
primero de los cuatro de Daniel, más serio por fuera y por dentro que
los demás, rompió plaza. Un toro espléndido: negro muy lustroso, veleto y
paso de cuerna, algo degollado, alto de agujas. Con mucha plaza y
muchos pies, codicioso, con ganas.
Atacó por los pechos el caballo de pica, se salió sueltito,
enterró pitones en un volatín completo. 515 kilos, que parecían más.
Por lo largo del toro, que, pronto y vivo, metió los riñones sin hacerse
de rogar. El Cid abusó de los lances de cata y doma. Perera quitó por
chicuelinas aceptables -la suerte no se aviene tanto con los toreros
espigados como con los de estatura mediana o menor- y remató con larga
excelente, traída por delante y rematada por abajo.
En banderillas confirmó el toro su buen son y El Cid brindó
a la gente. Era su segunda y última tarde de feria. El cuarto toro que
iba a matar esta semana en Sevilla. Bastante más claro que cualquiera de
los tres victorinos del pasado martes. Y, sin embargo, no se llegó a
templar. Una toma de largo en el primer viaje, una tanda acelerada de
regular encaje, dos de pecho; una segunda tanda algo eléctrica. Más
voces que toques o enganches. El toro se comía el engaño, pero escarbó
antes de ponerse El Cid por la otra mano sin mayor convicción. Una
notable estocada. Palmas fuertes en el arrastre.
La excepción de Daniel Ruiz
Ese toro tan prometedor fue solo pantalla: ninguno de los
otros de Daniel Ruiz defendió el honor de la casa. El segundo fue uno de
esos que han dado en llamarse mentirosos porque, sin llegar a pararse,
esperaba, y pese a ser pronto en varas, se blandeó dolido en el peto,
escarbó mucho y se puso enseguida a desparramar. Muy mirón. El más
equivocado por la mentira fue Perera, seducido tal vez por las hechuras.
Toro de fino hocico, casi tan lustroso y fino de piel como el que
acababa de arrastrarse, engatillado, cuajadito, serio. A pies juntos lo
dejó fijado Perera con buenos lances de toma. A los diez muletazos, sin
embargo, ya le tuvo el toro tomada la matrícula y por dos veces estuvo
de prenderlo por la pantorrilla y el muslo. En las dos bazas se vino por
él y lo desarmó de un trallazo. Una entera con vómito.
Montado, alto de agujas y rizado, el tercero de los
danieles echó las manos por delante, cabeceó en el peto de pica, se
soltó de capas, se emplazó y dio pronto señal de querer marcharse. El
raje fue casi clamoroso. Saúl Fortes abrió con atrevidos estatuarios en
la segunda raya, salió desarmado del tercero, le tragó al toro en una
tanda de viajes inciertos, se fajó, sufrió un segundo desarme y no se
inmutó, pero tomó de razón la decisión de cambiar de espada. Una
estocada. Muerte de manso barbeando tablas.
Primero de Parladé
Cuarto de corrida fue el primero de los de Parladé.
Enlotado con el descarado primero, se compensaba con él. Brochito,
engatillado, grandón pero armónico, castaño albardado, de buen aire,
bravo en la primer vara, elástico y, encima, toro de menos a más.
Trompicados los primeros viajes -excesos de El Cid en lances de brega,
poco asiento en un intento de quite por delantales- pero a ritmo
compuesto después. No anduvo cómodo El Cid. Muchos tirones. No cupo
taparse porque el toro lo estaba viendo todo el mundo. Muy pocas ideas, Y
cortas. Una buena estocada. Tres descabellos. Un silencio de castigo.
Con el quinto se volvió a turnos de Daniel. Un toro bien
puesto pero montado. Un primer puyazo traserísimo, un segundo muy caído,
igual de lesivos los dos. Fortes hizo un bonito quite por gaoneras. El
remate, una larga, de delicado dibujo. Perera brindó al público. Se
arrepentiría enseguida, porque en la primera escarbadura se dejó
entrever que el toro iba a afligirse y protestar. No tardó en puntear
engaños y defenderse. Igual de mentiroso que el otro, como quien dice. O
más. Aconchado en tablas, no descubrió después de tres pinchazos y
media tendida, llegó a escupir el verduguillo hasta quince metros,
Perera no acertó hasta el decimotercer intento, sonaron dos avisos y
faltó el canto de un duro para el tercero.
El otro de Parladé se jugó de sexto. Bien armado, acodado,
apaisado, gruesas mazorcas, finas puntas, ancho y bajo. Fortes lo esperó
a porta gayola, el toro salió con pies y casi sin reparar en él. Fortes
se fue en su busca gateando y le pegó una de las largas cambiadas de
rodillas más originales vistas nunca en Sevilla. Porque fue en paralelo
con las tablas. Y luego, dos faroles de rodillas. Del segundo,
desarmado. Y firmes y airosos lances a pies juntos largando mucha tela
pero templadamente. Picó bien, medido y certero Ángel Rivas hijo, Saúl
quitó por chicuelinas de costado y mano de salida alta, larga de remate
muy bonita. Bonita y valiente una faena de mucha decisión y tanta
firmeza como decisión, la mano baja, bruscos los toques en los remates
de pecho, mejor compuesta con la diestra que con la otra.
Buena la entrega. Se arrancó la música con un pasodoble
infalible de los de Abel Moreno: el Dávila Miura. En pleno solo de
trompeta mandó el maestro parar. Se había atascado la faena. Falta de
astucia. Una estocada ladeada. Casi una oreja.
Hay quienes se dan de baja en las redes
sociales para no meter la pata, y otros que las utilizan para meterla
hasta el fondo. El ciberespacio actúa a veces de celestina y es testigo
de peticiones de mano, pero de ahí a que te enteres por un tuit de que
tu mujer te ha dejado, va un trecho. Y encima que te acusen de
corrupción en 140 caracteres públicos.
La rocambolesca historia no tendría
mayor trascendencia si no la hubieran protagonizado dos exconsejeros
socialistas baleares: la farmacéutica Aina Salom y el catedrático de
Historia de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) Carles Manera.
Salom, que hace un mes divulgó por Twitter que se divorciaba de su
marido y le dedicaba un fragmento de la canción ‘Que tengas suerte’, de
Lluis Llach, no ha dudado en usar la red para acusarle de corrupción y
«fraude a los emolumentos públicos» por haber cobrado de la UIB mientras
«incumplía» una estancia como profesor en las universidades de
Barcelona y Londres.
Según la exconsejera de Salud del
expresidente balear Frances Antich, Manera permaneció en Palma durante
los tres meses –entre el 1 de mayo y el 31 de julio de 2012– para los
que se le concedió la licencia de estudios. «Tengo los mails donde me
pides discreción para que no te pillen», escribió Salom. La Universidad
salió ayer al paso de la polémica y aseguró que no le consta que el
profesor «incumpliera o hubiese alterado» la licencia de estudios y
aclaró que tal licencia no obliga al profesor a permanecer «atado en una
mesa en Barcelona o en Londres». Tras estas declaraciones, Salom,
también vía Twitter, reconoció que su ex «tiene los certificados
correctos», aunque lamentó que las universidades consientan esa forma de
proceder. El detonante de esta supuesta venganza: al parecer, Manera
seguía utilizando unos teléfonos a nombre de la farmacia de Aina Salom.
Y lo más sorprendente es que ella
fue inhabilitada durante un año para ejercer cargo público debido a que
siendo consejera incumplió el régimen de incompatibilidades y facturó
más de tres millones de euros al Gobierno balear.
TÍTULO: PINCHA EL CID, GUSTA JIMENEZ FORTÉS Y NO TIENE SUERTE PERERA,.
De
los seis toros de Daniel Ruiz solo se aprobaron cuatro. El relleno fue
caro: dos toros del hierro de Parladé. Fueron de muy desigual ...
De los seis toros de Daniel Ruiz solo se aprobaron cuatro.
El relleno fue caro: dos toros del hierro de Parladé. Fueron de muy
desigual condición y distinta traza tanto los de Daniel como los de no
está claro si primer o segundo hierro de Juan Pedro Domecq hijo. El
primero de los cuatro de Daniel, más serio por fuera y por dentro que
los demás, rompió plaza. Un toro espléndido: negro muy lustroso, veleto y
paso de cuerna, algo degollado, alto de agujas. Con mucha plaza y
muchos pies, codicioso, con ganas.
Atacó por los pechos el caballo de pica, se salió sueltito,
enterró pitones en un volatín completo. 515 kilos, que parecían más.
Por lo largo del toro, que, pronto y vivo, metió los riñones sin hacerse
de rogar. El Cid abusó de los lances de cata y doma. Perera quitó por
chicuelinas aceptables -la suerte no se aviene tanto con los toreros
espigados como con los de estatura mediana o menor- y remató con larga
excelente, traída por delante y rematada por abajo.
En banderillas confirmó el toro su buen son y El Cid brindó
a la gente. Era su segunda y última tarde de feria. El cuarto toro que
iba a matar esta semana en Sevilla. Bastante más claro que cualquiera de
los tres victorinos del pasado martes. Y, sin embargo, no se llegó a
templar. Una toma de largo en el primer viaje, una tanda acelerada de
regular encaje, dos de pecho; una segunda tanda algo eléctrica. Más
voces que toques o enganches. El toro se comía el engaño, pero escarbó
antes de ponerse El Cid por la otra mano sin mayor convicción. Una
notable estocada. Palmas fuertes en el arrastre.
La excepción de Daniel Ruiz
Ese toro tan prometedor fue solo pantalla: ninguno de los
otros de Daniel Ruiz defendió el honor de la casa. El segundo fue uno de
esos que han dado en llamarse mentirosos porque, sin llegar a pararse,
esperaba, y pese a ser pronto en varas, se blandeó dolido en el peto,
escarbó mucho y se puso enseguida a desparramar. Muy mirón. El más
equivocado por la mentira fue Perera, seducido tal vez por las hechuras.
Toro de fino hocico, casi tan lustroso y fino de piel como el que
acababa de arrastrarse, engatillado, cuajadito, serio. A pies juntos lo
dejó fijado Perera con buenos lances de toma. A los diez muletazos, sin
embargo, ya le tuvo el toro tomada la matrícula y por dos veces estuvo
de prenderlo por la pantorrilla y el muslo. En las dos bazas se vino por
él y lo desarmó de un trallazo. Una entera con vómito.
Montado, alto de agujas y rizado, el tercero de los
danieles echó las manos por delante, cabeceó en el peto de pica, se
soltó de capas, se emplazó y dio pronto señal de querer marcharse. El
raje fue casi clamoroso. Saúl Fortes abrió con atrevidos estatuarios en
la segunda raya, salió desarmado del tercero, le tragó al toro en una
tanda de viajes inciertos, se fajó, sufrió un segundo desarme y no se
inmutó, pero tomó de razón la decisión de cambiar de espada. Una
estocada. Muerte de manso barbeando tablas.
Primero de Parladé
Cuarto de corrida fue el primero de los de Parladé.
Enlotado con el descarado primero, se compensaba con él. Brochito,
engatillado, grandón pero armónico, castaño albardado, de buen aire,
bravo en la primer vara, elástico y, encima, toro de menos a más.
Trompicados los primeros viajes -excesos de El Cid en lances de brega,
poco asiento en un intento de quite por delantales- pero a ritmo
compuesto después. No anduvo cómodo El Cid. Muchos tirones. No cupo
taparse porque el toro lo estaba viendo todo el mundo. Muy pocas ideas, Y
cortas. Una buena estocada. Tres descabellos. Un silencio de castigo.
Con el quinto se volvió a turnos de Daniel. Un toro bien
puesto pero montado. Un primer puyazo traserísimo, un segundo muy caído,
igual de lesivos los dos. Fortes hizo un bonito quite por gaoneras. El
remate, una larga, de delicado dibujo. Perera brindó al público. Se
arrepentiría enseguida, porque en la primera escarbadura se dejó
entrever que el toro iba a afligirse y protestar. No tardó en puntear
engaños y defenderse. Igual de mentiroso que el otro, como quien dice. O
más. Aconchado en tablas, no descubrió después de tres pinchazos y
media tendida, llegó a escupir el verduguillo hasta quince metros,
Perera no acertó hasta el decimotercer intento, sonaron dos avisos y
faltó el canto de un duro para el tercero.
El otro de Parladé se jugó de sexto. Bien armado, acodado,
apaisado, gruesas mazorcas, finas puntas, ancho y bajo. Fortes lo esperó
a porta gayola, el toro salió con pies y casi sin reparar en él. Fortes
se fue en su busca gateando y le pegó una de las largas cambiadas de
rodillas más originales vistas nunca en Sevilla. Porque fue en paralelo
con las tablas. Y luego, dos faroles de rodillas. Del segundo,
desarmado. Y firmes y airosos lances a pies juntos largando mucha tela
pero templadamente. Picó bien, medido y certero Ángel Rivas hijo, Saúl
quitó por chicuelinas de costado y mano de salida alta, larga de remate
muy bonita. Bonita y valiente una faena de mucha decisión y tanta
firmeza como decisión, la mano baja, bruscos los toques en los remates
de pecho, mejor compuesta con la diestra que con la otra.
Buena la entrega. Se arrancó la música con un pasodoble
infalible de los de Abel Moreno: el Dávila Miura. En pleno solo de
trompeta mandó el maestro parar. Se había atascado la faena. Falta de
astucia. Una estocada ladeada. Casi una oreja.
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