Calamaro se desata la lengua,.
Andrés Calamaro odia Twitter, red de la que ya se divorció una vez, y también a su club de decenas de miles de seguidores («de los que solo ...
Andrés Calamaro odia Twitter, red de la que ya se divorció
una vez, y también a su club de decenas de miles de seguidores («de los
que solo se salvan un 2%», según dice), pero usa el universo del
'microblogging' para verter su ira contra ellos, contra el mundo y
contra sí mismo. Aborrece la prensa del corazón, pero desde hace tres
años ocupa portadas de papel couché, sobre todo, en su querida
Argentina. Ahora, El Salmón, ídolo del rock latino e integrante con
Ariel Rot de Los Rodríguez, se empeña en demostrar que no lleva nada
bien las rupturas sentimentales -más carnaza para la plebe que
desprecia- y arremete contra su exnovia y su nuevo chico. Lo suyo
siempre ha sido provocar con las letras de sus canciones, pero ¿qué
sensibilidad, o debates filosóficos y literarios espera que discurran
por 140 caracteres? Pues parece haber tomado nota de ello, y ha decidido
explotar esa nueva oportunidad, aunque muchos de sus fans le reprochen
que anda con las neuronas un pelín, o un pelucón, descontroladas.
Hace apenas mes y medio que la modelo de 'Playboy' Micaela
Breque, de 23 años anunció, de forma unilateral, la ruptura con
Calamaro, de 51. El bonaerense reaccionó subiendo a la red una foto de
ella desnuda... Y los tuits del tipo «Sos un mal nacido, poco hombre!!!
Es para hacerte un juicio! Enfermo!!!», escrito por la actriz argentina
Georgina Barbarossa, se sucedieron sin pausa. El intérprete bonaerense
se revolvió entre las letras de sus temas y tampoco se quedó corto en
las respuestas. «Están todos peor que locos, yo comparto mucha música y
algunas fotos artísticas, siempre discretas y elegantes, textos cortos y
deliciosos», contestó el consolidado músico iberoamericano, que a
primeros de mayo inicia la gira 'Bohemio' por toda Latinoamérica y que
ya trabaja en la producción de su nuevo disco.
«Sos un gavilán pollero»
El autor de 'Honestidad brutal' y 'Lengua popular' acaba de
volver a las andadas insultando al corredor de coches argentino Pablo
Piumetto, que supuestamente mantiene una relación sentimental con
Micaela. El piloto le dedicó a su chica un tuit elogiando su forma de
aparcar, en solo dos maniobras, lo que enervó al cantante. «Siempre
viene bien un buen tweeter para que todo el país se entere. Tenés al
país de testigo... ¿O alguien les obliga a tweetyarlo todo?
¿Discretamente pierde encanto 'estacionar'?», respondió. Y en otro tuit
le llamó «pesado» y «gavilán pollero hijo de p...».
La vedette le había quitado importancia a lo de la imagen
desnuda, pero el pasado lunes estalló en un programa de televisión,
donde se enteró de la casacada de insensateces de su ex. «La verdad es
que no había leído esto porque ya no lo sigo. Le pedí que frenara el
tema pero no hay caso. A Pablo le pedí que no le responda para evitar
que esto siga y se descarrile», admitió angustiada. Tras reconocer que
el artista había sido una persona «muy importante» en su vida y a quien
«querré siempre», con los ojos humedecidos confesó que estaba «agotada
de todo esto. Tengo derecho a seguir con mi vida», concluyó.
A pesar del revés amoroso, Calamaro se refirió
cariñosamente a Micaela. «Porque tengo sentimientos. Es la mujer que
prometió amarme toda la vida. Solo está equivocada... nos seguimos
amando, pero estas cosas no son gratas. Es la capitana de mi vida», le
contestó a un seguidor.
El cantante, que empezó a tocar el bandoneón con 8 años,
que siente pasión por el fútbol -es amigo de Maradona, a quien le
compuso una canción-, tiene una hija de cinco años con la actriz
argentina Julieta Cardinali, de la que se separó en 2010, el mismo año
que se casaron. El verano pasado también la lió gorda al tuitear que
«Hace bastante años le quité la vida a un yonqui en Madrid». Se armó tal
escándalo, que en pocas horas su cuenta registró 10.000 nuevos
seguidores, justo en el momento en que intentaba promocionar
'Salmonalipsis Now'.
Calamaro es un enamorado de España, ha vivido varios años
en nuestro país y lo visita con frecuencia. Aparte de integrar el grupo
Los Rodríguez, ha compuesto temas y realizado giras con Joaquín Sabina.
Mantiene lazos de amistad con él y con los artistas con los que ha
colaborado como Diego El Cigala, 'El Langui', Enrique Bunbury o Leiva,
de Pereza. Provocador, poeta y deslenguado, hace 22 años que escribió la
canción 'Mi enfermedad'. Ahora parece premonitoria. «Estoy vencido
porque el mundo me hizo así, no puedo cambiar. Soy el remedio sin receta
y tu amor mi enfermedad».
TÍTULO: EDU YA NO DICE QUE NO,.
Edu ya no dice que no.
– Qué
envidia me das!», le suelta a su buen amigo Álvaro de Luna cada vez que
el actor le comenta su última charleta con escritores, pintores o ...
Qué envidia me das!», le suelta a su buen amigo Álvaro de
Luna cada vez que el actor le comenta su última charleta con escritores,
pintores o músicos. Eduardo Madina cree en el poder terapéutico del
arte, en la capacidad de la cultura como aliento del pensamiento
crítico, pero hace casi diez años que eligió contribuir a la
rehabilitación del país desde la tribuna política, renunciando en parte a
su yo más intelectual. Ya no lee seis horas al día. Aunque hay momentos
en que la melancolía por ese otro mundo más poético le puede, como la
maldita prótesis encajada en el muslo izquierdo que a veces le deja
tirado de dolor en casa. Le acaba de pasar por una calcificación
entreverada como una aguja en el muñón. Se la han extraído y ha vuelto
al ruedo sin decir ni mu, porque nunca ha querido construir su imagen en
torno al atentado de 2002. Pero la reaparición pública, esta semana,
del secretario general del grupo socialista en el Congreso no ha sido lo
sosegada que había calculado.
Todos los focos le apuntaban en la reunión de la Ejecutiva
Federal del partido, después de que trascendiera que tanto él como su
amigo el exlehendakari Patxi López han dejado de rechazar con
contundencia, como hacían hasta ahora, la posibilidad de presentarse a
las primarias para elegir al líder socialista: «Cuando lleguen todo se
verá», regaló a los medios. Los que han hablado con él en los últimos
días describen «al Edu de siempre, que irradia convicción, reflexión y
equilibrio, pero está abrumado. Vuelve a tener la sensación de que le
devoran los acontecimientos. En realidad piensa que su vida quizás
habría tomado otro sendero si no llega a ser por el atentado; no le
abandona la idea de que muchos creen que ha llegado donde está por ese
terrible día».
Ojalá pudiera borrarlo. Con los 26 recién cumplidos, una
bomba lapa de ETA camuflada en los bajos de su Seat Ibiza le robó la
pierna izquierda y el sueño de triunfar en el voleibol. Un metro noventa
de ilusión sudando el dorsal 10 en el equipo de la Universidad del País
Vasco, en la Segunda División nacional. Su íntimo amigo Mikel Torres,
hoy alcalde de Portugalete, recuerda que Madina andaba entonces más
cerca del balón que de la política. No había decidido su futuro.
Militaba en las Juventudes Socialistas, pero soñaba con varios
horizontes. Se nublaron aquel 19 de febrero de 2002: «En mi casa se hizo
de noche y una sombra de pena y de tristeza envolvió a mi familia»,
declaró al juez Gómez Bermúdez cuatro años después, en el juicio contra
los autores del atentado. Estremeció a la sala y al país cuando explicó
con su prosa nítida y sosegada que, a los diez meses del bombazo, su
madre murió de un infarto y mucho sufrimiento.
Hijo único, hizo las maletas para Bruselas, como asistente
de Rosa Díez, que entonces encabezaba el grupo socialista en el
Parlamento europeo. Allí conoció a Paloma Villa, su bastón. Desde
entonces no se han separado. Hoy celebran con los amigos de Madrid el
cuarto cumpleaños del pequeño Unax. «Nadie dice bien su nombre en la
capital, que es como el del actor Unax Ugalde, al que Edu conoció de
crío en sus veraneos en el valle alavés de Valdegovía. Su mujer y su
hijo le han dado estabilidad y fuerza para encajar en Madrid. Paloma ha
sido fundamental», sentencia el alcalde vizcaíno que le inoculó el virus
de la política. Es uno de los primeros a los que llama Madina cuando
pisa suelo bilbaíno. Y lo hace todos los meses: «Nos dice que necesita
respirar en Euskadi». Su tierra ha dejado de ser un lugar amenazante,
asfixiante por la falta de libertad.
En el Bilbao de su Athletic mantiene la cuadrilla de
chaval. Algunos colegas incluso aún hacen botellón cuando no salen con
él, claro. «Es que es un tío muy normal. Con su prosa poética, su bagaje
cultural y la experiencia de estos años en el Congreso, donde se ha
ganado el respeto del grupo, sigue siendo un tipo muy normal», alaba su
compañero de bancada e íntimo Juan Moscoso.
Los amigos de la pecera
Madina aterrizó en 2004 en la Cámara Baja y cautivó a
Zapatero, que le nombró en 2009 secretario general del Grupo Socialista
en el Congreso de los Diputados. Hace año y medio, Rubalcaba le confirmó
en el cargo. En este tiempo, coinciden políticos de diversos colores,
se ha distinguido por saber ponerse la chaqueta del otro, por imaginarse
la vida tal y como se ve desde las ventanas de la oposición. En el PP
congenió pronto con José Luis Ayllón, secretario general de su grupo
parlamentario la legislatura pasada y actual secretario de Estado de
Relaciones con las Cortes. Como describe Moscoso, tiene amigos en cada
uno de los pequeños mundos que conviven en la pecera del Congreso,
«donde todos nos ven, pero nosotros no somos conscientes. Aquí se hacen
vínculos fuertes con gente de tu edad o de tu partido o de tu
territorio. Y Eduardo los ha hecho en todos. Es capaz de transmitir
ideas duras con elegancia, sin romper puentes».
Cuando salta de la pecera a la calle, lo mismo acude a las
Naves del Español, en el Matadero de Madrid, a ver un monólogo de Juan
Diego Botto, que cena con el Príncipe Felipe -tienen buena relación-,
Javier Solana o Felipe González. Cuida la agenda. Las alubias las cocina
en casa para los íntimos. Moscoso y Torres dicen que «son únicas». Se
guardan la receta.
También suele compartir mesa con el bueno de Álvaro de
Luna: «Mi mujer lo adora, por su trabajo y por su ternura. Llama la
atención en una persona joven su mundo de conocimientos, la seriedad que
emerge de una cabeza tranquila. Y lo digo con rotundidad, porque aquí,
en mi casa, hemos hablado muchas veces. Es además un hombre
absolutamente familiar, siempre pendiente de Paloma y del niño».
El fichaje de su mujer
Por ahí ha recibido las primeras banderillas. Su esposa,
una sevillana a la que dio el sí quiero en un barco sobre el
Guadalquivir con Patxi López de DJ, fue contratada el año pasado por
Telefónica. Paloma Villa llevaba más de diez años trabajando para el
partido en Bruselas y en Madrid, donde fue asesora de confianza de la
exministra Trinidad Jiménez. Perdió unas oposiciones y se fue a la cola
del Inem. Con cinco meses de paro y una veintena de currículos enviados,
recibió una oferta de César Alierta para su división de Relaciones
Internacionales. Casualidad o no, el fichaje se conoció poco después de
trascender el del marido de la vicepresidenta del Gobierno en la misma
compañía, y se armó la marimorena.
En los casi diez años que lleva en Madrid, Madina ha
endurecido la piel y sofisticado su discurso. «Cuando se marchó, no
sabíamos cómo se iba a amoldar», admite Mikel Torres. «Pero le ha ido
muy bien. Sigue siendo el amigo de siempre, un chico algo tímido que lo
supera con su simpatía. Pero su análisis político ha evolucionado
mucho». Empieza a dejar de ser ese nuevo valor del que siempre se acaba
hablando más de su juventud e inexperiencia que de sus posibilidades.
Brega en la oposición «con resolución y amabilidad. No hay decisiones
perfectas, pero él sabe que hay que tomarlas y las toma. El día a día es
enormemente complejo y él no genera tensiones. Hemos ido descubriendo
dificultades juntos. Es agradable trabajar con él. La experiencia es muy
satisfactoria», le concede Soraya Rodríguez, su jefa en el Congreso.
Frente a las dudas por su falta de ganas para llevar el
timón, a favor del hombre de moda en el PSOE juega su perfil renovador y
de consenso. Tiene adeptos dentro del equipo de Rubalcaba y en el que
apoyó a Carme Chacón en el último congreso de Sevilla. Entonces, hubo
incluso quienes, como José Bono, le quisieron colocar al frente del
partido. Juan Moscoso no olvida aquel «¡estáis locos!» que le soltó
cuando le insistieron un poco. «Él es consciente de la impresión que
causa su prosa poética, con principios e ideas. Y eso le produce rubor,
sorpresa, se avergüenza un poco».
Pero ya no dice que no. Otra cosa es que al final emprenda
el vuelo de las primarias. «Cuando Eduardo comenta que 'el partido es
grande y yo soy muy pequeño' creo que es sincero. Le conozco bien porque
tenemos una relación muy intensa y sé que la decisión que adopte será
muy meditada», confía la portavoz socialista en el Congreso. Los
compañeros del País Vasco están convencidos de que no competirá con
Patxi López: «Siguen siendo muy buenos amigos, no pelearán». De todas
formas, aunque han empezado los precalentamientos, todavía no se ha
inaugurado el baile oficial de candidatos. Álvaro de Luna se atreve con
la primera quiniela: «Yo soy amigo de Edu y del 'gran jefe', y me ha
sorprendido la posibilidad de que se presente. Es muy respetuoso con
Alfredo Rubalcaba y todo su entorno. Edu es una persona de gran temple,
no va a jugar».
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