TÍTULO: REVISTA SEMANAL XL,. FOTOTEATRO ARRIBA EL TELON.
Fototeatro ¡Arriba el telón!
Tres premios Planeta y un reto:
escribir una pequeña pieza para convertirla en fototeatro. Nuestras
firmas recogieron el guante encantadas. Un regalo veraniego para los
lectores. Esta semana, la primera entrega: 'A solas' de Lorenzo Silva
La consigna era sencilla: «Olvidad los relatos de verano,
hagamos fototeatro». Lorenzo Silva, Carmen Posadas y Juan Manuel de
Prada no se lo pensaron dos veces. Silva entregó un intenso episodio
policial; Posadas le dio la vuelta a una fábula intemporal; y Prada se
destapó con una exploración histórica. Satisfechos con la experiencia,
ninguno descarta apostar por el teatro, el único género -como afirma
Prada- con la vida asegurada. «No se puede piratear».
XLSemanal. ¿Cómo se tomaron esta propuesta de hacer microteatro?
Juan Manuel de Prada. Yo me he divertido mucho. De niño adoraba las fotonovelas.
Carmen Posadas. ¿Ah, sí? Yo también, pero es gracioso que te gusten, siempre lo vi como un género para chicas.
J.M.P. Las leía en peluquerías y lugares así. Esperando a mi madre.
Lorenzo Silva. Es un poco 'retro', pero es un formato ágil. Hay esa idea de que lo pequeño tiene menos mérito, pero lo que importa es el resultado. Mil páginas no son, por definición, más valiosas que unos pocos párrafos.
XL. ¿Les costó encontrar el tema?
C.P. Cuando me lo propusisteis, me dije: «¿¡Qué hago!?». Siempre pienso: «Qué horror, no lo voy a poder hacer». Pero me senté y apareció.
L.S. Yo tenía ya la historia y vi que encajaba hacerla como microteatro.
J.M.P. A mí sí, hasta que leí un libro sobre los Reyes Católicos y descubrí a Isabel como personaje excepcional. Yo, que tengo fama de misógino, me he permitido ser feminista [se ríe].
C.P. No me pareces misógino.
J.M.P. Es que no lo soy. Las etiquetas... No soporto a las personas estúpidas, sean mujeres u hombres.
XL. ¿Les ha picado el gusanillo del teatro después de esto?
J.M.P. Sí, sí. Yo me ofrezco. Salvo sexualmente, me ofrezco para todo. Bueno, dependiendo del momento, sexualmente también [se ríe].
C.P. Oye, si hay un productor interesado, encantada.
L.S. A mí, formatos guerrilleros como este, y más en estos tiempos, me parecen estupendos. Hay que abrir nuevos caminos.
J.M.P. El teatro es el único género con la vida asegurada; no se puede piratear, que es el gran problema de la tecnología digital, que lo está banalizando todo.
XL. ¿A qué se refiere?
J.M.P. A ver, tú te vas a una web de estas piratas de libros, películas o canciones a buscar una obra concreta y, una vez ahí, te descargas otras 200. Ese acto tan hermoso de comprarte el libro pasa a ser algo banal. La tecnología digital, además de portar el virus de la destrucción de las industrias culturales, incluye el de la destrucción del temblor de la adquisición física. La magia desaparece.
L.S. Yo espero que esto se reconduzca. Algunos lo ven rebelde, o romántico, pero habrá un momento en que la gente dejará de crear contenidos, porque será imposible vivir de ello.
XL. ¿Ya buscan otro trabajo entonces?
C.P. Yo creo que los artistas hemos de volver a la esencia. Los músicos, a tocar de pueblo en pueblo...
J.M.P. El músico tiene la alternativa del directo, pero la literatura...
C.P. Pero podemos hacer lecturas, conferencias... Dickens, por ejemplo, hacía lecturas todo el rato. Murió dando una, de hecho.
J.M.P. Yo soy más misántropo, y menos solicitado que Carmen, claro.
C.P. Porque tú quieres [se ríe].
J.M.P. El contacto con el lector me da miedo. He sido huidizo en este sentido. Pero bueno, habrá que hacerlo, claro.
XL. ¿Teme que si lo conocen en persona dejen de leer sus libros?
J.M.P. Temo decepcionarlos, romper el encanto. Que les gusten mis textos no implica que les vaya a gustar yo.
C.P. A veces se desilusionan. Yo también soy introvertida y me cuesta, hasta que he descubierto los clubes de lectura y las conferencias. He estado en sitios ante 500 personas. ¡Y un fervor! Me he sentido como Madonna, me tocaban y todo [se ríe].
L.S. La novela no goza de mala salud, se lee mucho, pero cada día es más difícil encontrar lectores para libros que requieren esfuerzo de concentración e inmersión profunda.
XL. Los tres colaboran en XLSemanal. ¿Se conocían de antes?
L.S. A Juan Manuel lo conocí en mi primera Feria del Libro, en el 95. Y de Carmen te diré que vivimos juntos una experiencia de las que no se olvidan.
C.P. ¡Y tanto! Me llevó a un exorcismo en una iglesia cerca de Madrid. Había una niña de 14 años que, según el exorcista, un cura, estaba poseída por 20 demonios. La había liberado de seis y quedaban otros 14. Tenía una fuerza increíble. La agarraban dos hombres y les costaba sujetarla. Hasta se puso en pie, apoyada solo sobre los talones. Y hablaba en varias lenguas.
L.S. Daba bastante miedo, la verdad.
C.P. Y a Juan Manuel lo conocí en la gala del Planeta.
J.M.P. Lo ganamos seguido. Recuerdo también ese primer encuentro con Lorenzo. Se jaleaba entonces a una nueva generación de escritores, pero augurábamos que mucha de esa literatura que se aplaudía quedaría por el camino. Así ha ocurrido, en efecto.
EL MICROTEATRO DE VERANO: ¡A Solas! por Lorenzo Silva
XLSemanal. ¿Cómo se tomaron esta propuesta de hacer microteatro?
Juan Manuel de Prada. Yo me he divertido mucho. De niño adoraba las fotonovelas.
Carmen Posadas. ¿Ah, sí? Yo también, pero es gracioso que te gusten, siempre lo vi como un género para chicas.
J.M.P. Las leía en peluquerías y lugares así. Esperando a mi madre.
Lorenzo Silva. Es un poco 'retro', pero es un formato ágil. Hay esa idea de que lo pequeño tiene menos mérito, pero lo que importa es el resultado. Mil páginas no son, por definición, más valiosas que unos pocos párrafos.
XL. ¿Les costó encontrar el tema?
C.P. Cuando me lo propusisteis, me dije: «¿¡Qué hago!?». Siempre pienso: «Qué horror, no lo voy a poder hacer». Pero me senté y apareció.
L.S. Yo tenía ya la historia y vi que encajaba hacerla como microteatro.
J.M.P. A mí sí, hasta que leí un libro sobre los Reyes Católicos y descubrí a Isabel como personaje excepcional. Yo, que tengo fama de misógino, me he permitido ser feminista [se ríe].
C.P. No me pareces misógino.
J.M.P. Es que no lo soy. Las etiquetas... No soporto a las personas estúpidas, sean mujeres u hombres.
XL. ¿Les ha picado el gusanillo del teatro después de esto?
J.M.P. Sí, sí. Yo me ofrezco. Salvo sexualmente, me ofrezco para todo. Bueno, dependiendo del momento, sexualmente también [se ríe].
C.P. Oye, si hay un productor interesado, encantada.
L.S. A mí, formatos guerrilleros como este, y más en estos tiempos, me parecen estupendos. Hay que abrir nuevos caminos.
J.M.P. El teatro es el único género con la vida asegurada; no se puede piratear, que es el gran problema de la tecnología digital, que lo está banalizando todo.
XL. ¿A qué se refiere?
J.M.P. A ver, tú te vas a una web de estas piratas de libros, películas o canciones a buscar una obra concreta y, una vez ahí, te descargas otras 200. Ese acto tan hermoso de comprarte el libro pasa a ser algo banal. La tecnología digital, además de portar el virus de la destrucción de las industrias culturales, incluye el de la destrucción del temblor de la adquisición física. La magia desaparece.
L.S. Yo espero que esto se reconduzca. Algunos lo ven rebelde, o romántico, pero habrá un momento en que la gente dejará de crear contenidos, porque será imposible vivir de ello.
XL. ¿Ya buscan otro trabajo entonces?
C.P. Yo creo que los artistas hemos de volver a la esencia. Los músicos, a tocar de pueblo en pueblo...
J.M.P. El músico tiene la alternativa del directo, pero la literatura...
C.P. Pero podemos hacer lecturas, conferencias... Dickens, por ejemplo, hacía lecturas todo el rato. Murió dando una, de hecho.
J.M.P. Yo soy más misántropo, y menos solicitado que Carmen, claro.
C.P. Porque tú quieres [se ríe].
J.M.P. El contacto con el lector me da miedo. He sido huidizo en este sentido. Pero bueno, habrá que hacerlo, claro.
XL. ¿Teme que si lo conocen en persona dejen de leer sus libros?
J.M.P. Temo decepcionarlos, romper el encanto. Que les gusten mis textos no implica que les vaya a gustar yo.
C.P. A veces se desilusionan. Yo también soy introvertida y me cuesta, hasta que he descubierto los clubes de lectura y las conferencias. He estado en sitios ante 500 personas. ¡Y un fervor! Me he sentido como Madonna, me tocaban y todo [se ríe].
L.S. La novela no goza de mala salud, se lee mucho, pero cada día es más difícil encontrar lectores para libros que requieren esfuerzo de concentración e inmersión profunda.
XL. Los tres colaboran en XLSemanal. ¿Se conocían de antes?
L.S. A Juan Manuel lo conocí en mi primera Feria del Libro, en el 95. Y de Carmen te diré que vivimos juntos una experiencia de las que no se olvidan.
C.P. ¡Y tanto! Me llevó a un exorcismo en una iglesia cerca de Madrid. Había una niña de 14 años que, según el exorcista, un cura, estaba poseída por 20 demonios. La había liberado de seis y quedaban otros 14. Tenía una fuerza increíble. La agarraban dos hombres y les costaba sujetarla. Hasta se puso en pie, apoyada solo sobre los talones. Y hablaba en varias lenguas.
L.S. Daba bastante miedo, la verdad.
C.P. Y a Juan Manuel lo conocí en la gala del Planeta.
J.M.P. Lo ganamos seguido. Recuerdo también ese primer encuentro con Lorenzo. Se jaleaba entonces a una nueva generación de escritores, pero augurábamos que mucha de esa literatura que se aplaudía quedaría por el camino. Así ha ocurrido, en efecto.
EL MICROTEATRO DE VERANO: ¡A Solas! por Lorenzo Silva
De
los actores solitarios, masculinos, y femeninos. De la danza como
máxima expresión a la palabra que se da forma en tres dimensiones.
De los actores solitarios, masculinos, y femeninos. De la
danza como máxima expresión a la palabra que se da forma en tres
dimensiones. Del más puro drama a la comedia más castúa, de la mano de
extremeños. La recta final de esta 59 edición del Festival Internacional
de Teatro Clásico comienza y lo hace con las producciones, compañías y
actores de la tierra. Continuando con la política de apostar «por lo
nuestro», como defiende desde el año pasado el Gobierno de Extremadura,
'Tesmoforias' es la primera de las dos representaciones extremeñas que
se dejaran ver y escuchar entre las columnas del Teatro Romano.
Unas 'Tesmoforias' con sabor a comedia, y humor del bueno.
De ese compuesto por los ingredientes justos y necesarios, en el que se
mezclan todos los tipos, gustos y colores. Así lo explica Esteve Ferrer,
director y dramaturgo de la obra, que además, desde hace mes y medio
vive en Mérida como uno más. «Es la mejor manera de entender lo que para
los emeritenses significa el Festival y esperan de él y de sus obras»,
indica Ferrer.
Como viene siendo habitual, 'Tesmoforias' de Aristófanes
nunca antes había visto el cielo estrellado del Teatro Romano y sentido
la arena de su escenario. Precisamente, esta obra, al igual que la
representación de José Carlos Plaza, está diseñada por y para espacio
emeritense con la intención de llenarlo por entero. «Ese era uno de
nuestros objetivos, montar el espectáculo para este escenario», recalca
el director, quien además añade en tono jocoso, «si después recorre
otros teatros, ya veré como lo arreglo».
Para el catalán, esta es su tercera vez en Mérida, y la
segunda en el Romano. «Para mí es como el doctorado, la reválida».
Además de considerar un lujo regresar a la capital autonómica, también
lo es con el texto de uno de los primeros comediógrafos de la historia,
Aristófanes. «Él sembró la semilla de la comedia con el estilo que lleva
a escena el gran Dario Fo», explica.
Ese tipo de comedia que ridiculiza la situación del
momento, se mofa de sus personajes, de su ciudad, con el fin de
transmitir un mensaje que haga reflexionar a los presentes. Sobre esto
versa Tesmoforias, la descripción de la realidad que vivió el autor del
texto y la rivalidad que entonces mantuvo con el gran trágico Eurípides.
Tan nombrado en las presentaciones, pero nunca presente en el escenario
hasta esta noche, que se verá envuelto en un enredo por la imagen que
dibuja en sus obras de las féminas.
Aunque Ferrer y Juan Copete, adaptador del texto clásico,
han respetado la esencia de la obra, lo cierto es que han recurrido a
nuevos personajes, como el narrador de la historia, que aunque no
resulta necesario para la compresión de la obra, si lo es para aportar
detalles que no tienen que conocer los espectadores. «Es como el hilo
conector entre el presente y el pasado», explica Ferrer. Copete además
resalta la agilidad del lenguaje y diálogos elaborados, que se sustentan
en la comedia moderna. También señala que el dardo envenenado de
Aristófanes no podía no desembocar en un enfrentamiento entre ambos
autores.
Aunque quizás la novedad que más aporte ritmo y lo
diferencie del texto original tiene que ver con el coro. Los personajes
que forman el coro dejan de estar en un segundo plano para dar lugar a
seis mujeres, con nombre y presencia en la obra. «Se trata de seis
termóforas con identidad y características singulares», destaca el
calamonteño.
Elenco castúo y televisivo
Cuando un director pretende llenar todo el espacio del
Teatro Romano asume una gran responsabilidad si cuenta con un elenco
reducido. 'Tesmoforias' no es el caso. Un total de dieciséis actores y
más de veinte personajes dar forma a la obra que defiende el catalán, de
la mano de Samarkanda y Triclinium. Esto se explica cuando Ferrer
aclara que hay actores que interpretan hasta ocho personajes. «Con
cambios que tienen que realizar en treinta segundos», puntualiza el
director.
Eurípides, el padre de la tragedia clásica, estará presente
en el escenario con la voz de Fermín Núñez, principal precursor de esta
obra. «Aunque hago de malo, creo que Eurípides buscaba mostrar a la
mujer pasional capaz de todo», indica. El actor junto a Ana Trinidad,
ideó en la celebración de los Premios Ceres la producción de una obra.
Así surgió 'Tesmosforias'. Trinidad, que durante los ensayos se lesionó
la rodilla al subirse en una mula, se mete en la piel de una de las
mujeres que forman el particular coro, Nania. «Habrá una coja entre las
actrices», señala entre risas el director, quien no dudó en integrar la
lesión en el argumento de la obra.
Las caras reconocibles, por haber participado en series de
televisión, se corresponden con Pablo Viña y Marta Calvó. Viña
interpreta al suegro de Eurípides, que intenta ayudarlo para que las
mujeres no pidan su cabeza. Para el actor estar en Mérida es un sueño
hecho realidad. «Los actores soñamos con cosas y estar aquí es una de
ellas».
Calvó, que se toma su primera vez como su bautizo en la
ciudad, reconoce que lloró cuando se subió al escenario romano.
Interpreta a otra de las mujeres, Aspasia de Crisoria. «Mi personaje es
una mujer que tiene mucho que decir», y hasta ahí puede leer, indica la
actriz. El resto del enredo y personajes se llenarán de luz esta noche y
brillarán hasta el domingo.
En cuanto al vestuario, promete ser un homenaje a las obras
que dejaron huella en las primeras ediciones de la cita cultural que
llena de vida la antigua villa romana. Al más puro estilo clásico, con
túnicas y de todo. «También habrá guiños al presente, pero sobre todo es
una manera de homenajear al teatro de los años 60 y 70», explica el
director.
Por no faltar, no faltarán ni animales. «Hemos querido montar una fiesta y creemos que conectará con el público», recalca.
Para ello Ferrer cuenta con toda su artillería pesada.
Actores conocidos, aliados extremeños, animales en el escenario, la
comedia como la mejor baza para meterse al público en el bolsillo, y un
iluminador ganador de varios Premios Marx, Juanjo Llorens.
Esta obra lo tiene todo para conectar desde el comienzo con
el público emeritense. La idea es buena, ya sólo queda esperar a que la
práctica cumpla las expectativas y en el mejor de los casos, la
esperada comedia por fin, las supere.
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