TÍTULO; FÚTBOL, CHELSEA-1- REAL MADRID-3-,.
El Madrid entierra a Mou
La victoria ante el Chelsea debe
tener un efecto catártico en el club blanco que le permita romper
definitivamente con el pasado protagonizado por el técnico luso,.
Comienza la ‘era Ancelotti’. Después de tres temporadas
aferrado a Mourinho, a sus éxitos, fracasos y, sobre todo, a sus
palabras, el Real Madrid ha enterrado definitivamente su pasado reciente
y ha roto con el técnico que no solo guió los designios de la primera
plantilla, sino que además se erigió en el adalid blanco y defensor de
la causa merengue frente al eterno rival culé, las injusticias
arbitrales o las confabulaciones externas para destruir la unión de su
ejército de figuras.
La personalidad arrebatadora y el liderazgo del técnico
luso acabaron por devorar al club para convertirle en la imagen casi
única de la entidad ante el ensimismamiento de dirigentes y del resto de
figuras públicas de la casa blanca.
Pese a oficializarse su salida el pasado mayo, la
actualidad madridista desde entonces ha pasado irremisiblemente por el
portugués y se ha intensificado en los últimos días, los previos a la
final del torneo veraniego International Champions Cup -aquel que
Mourinho se vanagloriaba de haber preparado y de contar con el club de
Chamartín pese a saber que no seguiría al frente del equipo-, que
enfrentó al Real Madrid contra el Chelsea. A los sabidos problemas con
Casillas, Pepe o Sergio Ramos, ‘The Special One’ decidió añadirle más
picante al atacar directamente a Cristiano Ronaldo, otrora su protegido.
Las cuentas pendientes alimentaron el morbo de un partido
que acabó con la victoria de los españoles por 3-1 y que separa
definitivamente los caminos de la entidad madridista y del entrenador
luso. El choque disputado en Miami debe ser el punto de partida de algo
nuevo y ejercer un efecto catártico en el Madrid que le permita iniciar
una nueva etapa con las ideas frescas (no por novedosas, sí por romper
en cierto modo con el modelo anterior) de Carlo Ancelotti, sin anclajes
ni cargas previas. Ahora bien, el italiano tampoco debe renegar de lo
bueno que hereda, como el espíritu competitivo y el recuperado estatus
en Europa.
De momento, el ex del Milan y PSG (que también estuvo a las
órdenes de Abramóvich en los ‘blues’) ha conseguido que sus hombres
jueguen a otra cosa, menos especuladores y más dominantes. Este Madrid
quiere el balón, pero no pierde el instinto asesino para oler la
portería rival cuando tiene la oportunidad de correr a campo abierto y
lanzarse con verticalidad extrema y a la velocidad del rayo en busca del
gol. «La idea quedó plasmada, pero sabemos que tenemos que mejorar.
Hemos jugado un gran fútbol, especialmente en la primera parte, cuando
dominamos con control y eficacia», señaló satisfecho Ancelotti tras la
victoria y destacó que su equipo «necesita jugar un fútbol positivo».
Motivación especial
Pero, pese a los mensajes previos de que el duelo contra el
Chelsea solo era un amistoso como otro cualquiera, la realidad
evidenció que había algo más en la trastienda que lo convertía en
especial. El once inicial blanco que saltó al Sun Life Stadium -que no
parece que se vaya a alejar demasiado del titular que inicie la liga en
el Bernabéu ante el Betis-, demostró una motivación sorprendentemente
elevada para ser un partido de pretemporada.
Y las celebraciones de los goles, sin ser excesivas, sí
tenían una segunda lectura que incluía un recado al exjefe. Marcelo
apuntó hacia el banquillo del rival en el primero (aunque después
puntualizó que era una dedicatoria al público) y Cristiano celebró su
doblete sin estruendo pero con alguna mirada furtiva que pudo cruzarse
en el camino con su compatriota.
Este Ronaldo, el portugués, también tiene clase para
hartarse, como el brasileño, el bueno. Marcó dos golazos -uno de sus
misiles a balón parado y un gran remate de cabeza tras un soberbio
centro de Isco- y dejó claro después que a él solo le gustaba «hablar en
el campo».
El propio Mourinho tiró balones fuera y aclaró que la
polémica creada por sus declaraciones previas partía de «una película
que se han montado en Madrid, que es la ciudad del cine». «No es mi
película. Dije lo del verdadero Ronaldo porque fue el primero. Si me
preguntas quién es el verdadero Muller, si Thomas Muller y Gerd Muller,
te digo éste último. Para mí es el primero porque es el más antiguo»,
subrayó con cierta sorna. La misma que mostró su colega transalpino, con
recado incluido a su antecesor, al analizar el juego de sus pupilos y
resaltar que, cuando el Madrid bajó el ritmo en la segunda parte,
«Casillas y Ronaldo estuvieron muy bien y nos ayudaron a ganar».
TÍTULO; EL FESTIVAL DE ALCANTARA ES UNICO DE LOS CLASICOS QUE ME FALTABA,.
Es la primera vez que pisará la localidad cacereña de
Alcántara. Completa así una gira por los festivales de teatro clásico de
toda España que le ha llevado a citas tan significativas como Almagro,
Olite, Alcalá o Cáceres.
-Su pasión por el cine y el teatro le vienen de familia, ¿siempre quiso ser actriz?
-Hubo un momento en mi adolescencia en el que me debatía
entre mis dos amores, la medicina y el teatro. La medicina porque mi
padre era neurocirujano, mi abuelo, mis primos y mis tíos también eran
médicos; ambos me tiraban, pero finalmente mi madre tuvo más fuerza y
nos llevó a todas al huerto del teatro.
-¿Qué beneficios y qué cosas negativas ve usted en la profesión?
-Cosas negativas, muchas. Esta profesión es vocacional, es
una pasión. Si te engancha no hay vuelta de hoja, es como la llamada de
la fe, tienes que amarla. Pero lo negativo, sobre todo es la
inestabilidad, la inseguridad, el que no tienes un contrato indefinido
jamás, te contratan por lo que dura una función, tienes que estar
pendiente de que te llamen. Realmente tu trabajo no depende de ti, ni de
la fuerzas que tengas, ni de tu talento, sino que una persona determina
lo que vales. Eso es fastidioso. Por eso, a los 18 años y con la ayuda
de Manolo Collado, que luego fue mi marido, y que era uno de los
productores más importantes del país, formé mi propia compañía. Así no
esperaba que nadie me llamase, yo generaba mi propio trabajo. Primero
estuve con Emilio Gutiérrez Caba, con 'Al Alimón', y luego me quedé sola
con la compañía.
-Además del teatro, también ha aparecido usted en la
pequeña pantalla en series como 'Yo Soy Bea'. ¿Qué diferencias hay entre
la tele y el teatro?
-Es otro medio, es otra forma de actuar. El actor es el
mismo pero al tener una cámara delante la gestualidad es menor, es otro
tipo de cosa. En el teatro tienes que emitir más la voz, no hay
micrófonos, por regla general. En el teatro hay que proyectar. El señor
que está en la fila 20 tiene el mismo derecho a ver tu cara, tus gestos y
tu voz como el que está en primera fila. Hay que cambiar el mecanismo,
tiene que ser orgánica, tienes que ser auténtica y tienes que mostrar
sentimiento.
-¿Es la primera vez que viene usted a Alcántara?
-Sí, es la primera vez. Hemos hecho el Festival de Teatro
Clásico de Almagro el día 7 de julio, hemos estado en 'Los Clásicos de
Alcalá', en los Jardines de Sabatini y ahora vamos a Alcántara. Emilio
Gutiérrez Caba, Ramón Langa, Cristina Goyanes y yo somos los que
trabajamos en la obra.
-¿Qué cree usted que se encontrará en el festival?
-Todo lo que me han dicho de Alcántara es maravilloso.
Todos los actores que han trabajado allí me han hablado fenomenal. Yo
soy una amante de Extremadura, me parece que tiene sitios incomparables.
He trabajado mucho en Cáceres, en sus plazas maravillosas, en su parte
antigua. Adoro ir a Mérida también. Creo que la comunidad es la gran
desconocida, tiene cosas hermosas que no están tan reconocidas como
otros lugares a los que se da publicidad. Alcántara tiene un puente
grandioso que no tiene parangón. Estoy deseando subirme al escenario. He
ido a la mayoría de festivales clásicos de España y creo que Alcántara
era el único que me faltaba.
-Usted además da el pregón este año, ¿ya lo tiene preparado?
-Lo tengo escrito. Es muy sincero. En el pregón hago
alusión a la frase «un pueblo que no fomente el teatro es un pueblo
moribundo». Creo que Alcántara es una prueba de que hay ciudades que no
están moribundas y villas maravillosas que luchan por mantener
festivales de teatro.
-'Amor y Lujuria', es el título de la obra, ¿se podría decir que con estas dos palabras ya se adelanta el contenido?
-Es una recopilación de textos de los grandes clásicos, en
un noventa por ciento del siglo de oro, Lope, Calderón, Tirso de Molina,
Quevedo. Son joyas universales que forman parte de la cultura mundial.
Es un monográfico de todos los estadios del amor: el descubrimiento, el
más puro, los celos, el desencuentro, el amor más apasionado y la
lujuria. Llega a escenas xxx. Fundamentalmente está llena de humor, de
sentimiento. Creo que se lo pueden pasar muy bien. Hay un reparto
estupendo, ¿qué se puede decir de Emilio Gutiérrez Caba que además le
acaban de dar el premio Ceres en Mérida. Es uno de los mejores actores
de este país.
-Afirma usted en una reciente entrevista que la sociedad aún siente pudor al hablar de sexo ¿por qué piensa así?
-Es normal, no es una cosa tan rara. Creo que en twitter ha
habido cientos de comentarios por esa frase tan ingenua. Es una opinión
y además está sacada de contexto, parece que yo estoy llamando
'patatos' a la sociedad. Creo que sentimos pudor porque es un acto muy
íntimo. Los actores cuando hacemos esta función, cuando decimos ciertas
cosas subidas de tono, oímos como grititos, el público se escandaliza y
es algo normal. Cuando verbalizas algo muy fuerte que normalmente hablas
con tus amigos o tu 'churri', por eso se siente pudor.
-¿Qué hará después de Alcántara?
-Me tomaré vacaciones. Hasta septiembre no empezaré la gira.
Comienza la ‘era Ancelotti’. Después de tres temporadas
aferrado a Mourinho, a sus éxitos, fracasos y, sobre todo, a sus
palabras, el Real Madrid ha enterrado definitivamente su pasado reciente
y ha roto con el técnico que no solo guió los designios de la primera
plantilla, sino que además se erigió en el adalid blanco y defensor de
la causa merengue frente al eterno rival culé, las injusticias
arbitrales o las confabulaciones externas para destruir la unión de su
ejército de figuras.
La personalidad arrebatadora y el liderazgo del técnico
luso acabaron por devorar al club para convertirle en la imagen casi
única de la entidad ante el ensimismamiento de dirigentes y del resto de
figuras públicas de la casa blanca.
Pese a oficializarse su salida el pasado mayo, la
actualidad madridista desde entonces ha pasado irremisiblemente por el
portugués y se ha intensificado en los últimos días, los previos a la
final del torneo veraniego International Champions Cup -aquel que
Mourinho se vanagloriaba de haber preparado y de contar con el club de
Chamartín pese a saber que no seguiría al frente del equipo-, que
enfrentó al Real Madrid contra el Chelsea. A los sabidos problemas con
Casillas, Pepe o Sergio Ramos, ‘The Special One’ decidió añadirle más
picante al atacar directamente a Cristiano Ronaldo, otrora su protegido.
Las cuentas pendientes alimentaron el morbo de un partido
que acabó con la victoria de los españoles por 3-1 y que separa
definitivamente los caminos de la entidad madridista y del entrenador
luso. El choque disputado en Miami debe ser el punto de partida de algo
nuevo y ejercer un efecto catártico en el Madrid que le permita iniciar
una nueva etapa con las ideas frescas (no por novedosas, sí por romper
en cierto modo con el modelo anterior) de Carlo Ancelotti, sin anclajes
ni cargas previas. Ahora bien, el italiano tampoco debe renegar de lo
bueno que hereda, como el espíritu competitivo y el recuperado estatus
en Europa.
De momento, el ex del Milan y PSG (que también estuvo a las
órdenes de Abramóvich en los ‘blues’) ha conseguido que sus hombres
jueguen a otra cosa, menos especuladores y más dominantes. Este Madrid
quiere el balón, pero no pierde el instinto asesino para oler la
portería rival cuando tiene la oportunidad de correr a campo abierto y
lanzarse con verticalidad extrema y a la velocidad del rayo en busca del
gol. «La idea quedó plasmada, pero sabemos que tenemos que mejorar.
Hemos jugado un gran fútbol, especialmente en la primera parte, cuando
dominamos con control y eficacia», señaló satisfecho Ancelotti tras la
victoria y destacó que su equipo «necesita jugar un fútbol positivo».
Motivación especial
Pero, pese a los mensajes previos de que el duelo contra el
Chelsea solo era un amistoso como otro cualquiera, la realidad
evidenció que había algo más en la trastienda que lo convertía en
especial. El once inicial blanco que saltó al Sun Life Stadium -que no
parece que se vaya a alejar demasiado del titular que inicie la liga en
el Bernabéu ante el Betis-, demostró una motivación sorprendentemente
elevada para ser un partido de pretemporada.
Y las celebraciones de los goles, sin ser excesivas, sí
tenían una segunda lectura que incluía un recado al exjefe. Marcelo
apuntó hacia el banquillo del rival en el primero (aunque después
puntualizó que era una dedicatoria al público) y Cristiano celebró su
doblete sin estruendo pero con alguna mirada furtiva que pudo cruzarse
en el camino con su compatriota.
Este Ronaldo, el portugués, también tiene clase para
hartarse, como el brasileño, el bueno. Marcó dos golazos -uno de sus
misiles a balón parado y un gran remate de cabeza tras un soberbio
centro de Isco- y dejó claro después que a él solo le gustaba «hablar en
el campo».
El propio Mourinho tiró balones fuera y aclaró que la
polémica creada por sus declaraciones previas partía de «una película
que se han montado en Madrid, que es la ciudad del cine». «No es mi
película. Dije lo del verdadero Ronaldo porque fue el primero. Si me
preguntas quién es el verdadero Muller, si Thomas Muller y Gerd Muller,
te digo éste último. Para mí es el primero porque es el más antiguo»,
subrayó con cierta sorna. La misma que mostró su colega transalpino, con
recado incluido a su antecesor, al analizar el juego de sus pupilos y
resaltar que, cuando el Madrid bajó el ritmo en la segunda parte,
«Casillas y Ronaldo estuvieron muy bien y nos ayudaron a ganar».
TÍTULO; EL FESTIVAL DE ALCANTARA ES UNICO DE LOS CLASICOS QUE ME FALTABA,.
Es la primera vez que pisará la localidad cacereña de
Alcántara. Completa así una gira por los festivales de teatro clásico de
toda España que le ha llevado a citas tan significativas como Almagro,
Olite, Alcalá o Cáceres.
-Su pasión por el cine y el teatro le vienen de familia, ¿siempre quiso ser actriz?
-Hubo un momento en mi adolescencia en el que me debatía
entre mis dos amores, la medicina y el teatro. La medicina porque mi
padre era neurocirujano, mi abuelo, mis primos y mis tíos también eran
médicos; ambos me tiraban, pero finalmente mi madre tuvo más fuerza y
nos llevó a todas al huerto del teatro.
-¿Qué beneficios y qué cosas negativas ve usted en la profesión?
-Cosas negativas, muchas. Esta profesión es vocacional, es
una pasión. Si te engancha no hay vuelta de hoja, es como la llamada de
la fe, tienes que amarla. Pero lo negativo, sobre todo es la
inestabilidad, la inseguridad, el que no tienes un contrato indefinido
jamás, te contratan por lo que dura una función, tienes que estar
pendiente de que te llamen. Realmente tu trabajo no depende de ti, ni de
la fuerzas que tengas, ni de tu talento, sino que una persona determina
lo que vales. Eso es fastidioso. Por eso, a los 18 años y con la ayuda
de Manolo Collado, que luego fue mi marido, y que era uno de los
productores más importantes del país, formé mi propia compañía. Así no
esperaba que nadie me llamase, yo generaba mi propio trabajo. Primero
estuve con Emilio Gutiérrez Caba, con 'Al Alimón', y luego me quedé sola
con la compañía.
-Además del teatro, también ha aparecido usted en la
pequeña pantalla en series como 'Yo Soy Bea'. ¿Qué diferencias hay entre
la tele y el teatro?
-Es otro medio, es otra forma de actuar. El actor es el
mismo pero al tener una cámara delante la gestualidad es menor, es otro
tipo de cosa. En el teatro tienes que emitir más la voz, no hay
micrófonos, por regla general. En el teatro hay que proyectar. El señor
que está en la fila 20 tiene el mismo derecho a ver tu cara, tus gestos y
tu voz como el que está en primera fila. Hay que cambiar el mecanismo,
tiene que ser orgánica, tienes que ser auténtica y tienes que mostrar
sentimiento.
-¿Es la primera vez que viene usted a Alcántara?
-Sí, es la primera vez. Hemos hecho el Festival de Teatro
Clásico de Almagro el día 7 de julio, hemos estado en 'Los Clásicos de
Alcalá', en los Jardines de Sabatini y ahora vamos a Alcántara. Emilio
Gutiérrez Caba, Ramón Langa, Cristina Goyanes y yo somos los que
trabajamos en la obra.
-¿Qué cree usted que se encontrará en el festival?
-Todo lo que me han dicho de Alcántara es maravilloso.
Todos los actores que han trabajado allí me han hablado fenomenal. Yo
soy una amante de Extremadura, me parece que tiene sitios incomparables.
He trabajado mucho en Cáceres, en sus plazas maravillosas, en su parte
antigua. Adoro ir a Mérida también. Creo que la comunidad es la gran
desconocida, tiene cosas hermosas que no están tan reconocidas como
otros lugares a los que se da publicidad. Alcántara tiene un puente
grandioso que no tiene parangón. Estoy deseando subirme al escenario. He
ido a la mayoría de festivales clásicos de España y creo que Alcántara
era el único que me faltaba.
-Usted además da el pregón este año, ¿ya lo tiene preparado?
-Lo tengo escrito. Es muy sincero. En el pregón hago
alusión a la frase «un pueblo que no fomente el teatro es un pueblo
moribundo». Creo que Alcántara es una prueba de que hay ciudades que no
están moribundas y villas maravillosas que luchan por mantener
festivales de teatro.
-'Amor y Lujuria', es el título de la obra, ¿se podría decir que con estas dos palabras ya se adelanta el contenido?
-Es una recopilación de textos de los grandes clásicos, en
un noventa por ciento del siglo de oro, Lope, Calderón, Tirso de Molina,
Quevedo. Son joyas universales que forman parte de la cultura mundial.
Es un monográfico de todos los estadios del amor: el descubrimiento, el
más puro, los celos, el desencuentro, el amor más apasionado y la
lujuria. Llega a escenas xxx. Fundamentalmente está llena de humor, de
sentimiento. Creo que se lo pueden pasar muy bien. Hay un reparto
estupendo, ¿qué se puede decir de Emilio Gutiérrez Caba que además le
acaban de dar el premio Ceres en Mérida. Es uno de los mejores actores
de este país.
-Afirma usted en una reciente entrevista que la sociedad aún siente pudor al hablar de sexo ¿por qué piensa así?
-Es normal, no es una cosa tan rara. Creo que en twitter ha
habido cientos de comentarios por esa frase tan ingenua. Es una opinión
y además está sacada de contexto, parece que yo estoy llamando
'patatos' a la sociedad. Creo que sentimos pudor porque es un acto muy
íntimo. Los actores cuando hacemos esta función, cuando decimos ciertas
cosas subidas de tono, oímos como grititos, el público se escandaliza y
es algo normal. Cuando verbalizas algo muy fuerte que normalmente hablas
con tus amigos o tu 'churri', por eso se siente pudor.
-¿Qué hará después de Alcántara?
-Me tomaré vacaciones. Hasta septiembre no empezaré la gira.
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