TÍTULO. CALDERON, SEGURO QUE TODOS LOS RIVALES NOS TIENEN
GANAS.
Calderón: «Seguro que todos los rivales nos tienen ganas»
España afronta esta noche en Montpellier la revancha de la victoria del sábado ante Francia
El base de la selección española de baloncesto José Manuel
Calderón restó importancia al deseo de revancha con el que afrontará
Francia el encuentro que le medirá esta noche (21.45 horas)en
montpellier con el conjunto español, ya que, como señaló, los éxitos de
los últimos años convierten a España en el rival a batir. «Es normal. Si
empiezas a preguntar a todos los equipos seguro que todos nos tienen
ganas por nuestros logros de los últimos años. Eso también puede jugar a
nuestro favor por ese exceso de ganas que ellos tienen», señaló
Calderón en declaraciones a la página web de al Federación.
El nuevo jugador de Dallas Mavericks aseguró que los
internacionales españoles afrontarán el duelo amistoso con los galos
como «uno más» de la fase de preparación, aunque como reconoció siempre
es importante jugar fuera de casa. «Viene bien jugar fuera algún
encuentro», comentó el internacional de Villanueva de la Serena, que
destacó la progresión del juego de la selección española, vigente
campeona de Europa, durante la fase de preparación para el Eurobasket de
Eslovenia.
«Estoy contento porque estamos dando pasitos en la
preparación y estamos muy tranquilos», indicó Calderón, que el pasado
viernes alcanzó en Madrid los 150 encuentros como internacional español.
«Cuando empiezas es algo impensable. Ojalá puedan ser
muchos más. Sobre todo me quedo, la mejor sensación, es con tantísima
gente con la que he compartido todos estos partidos», concluyó el base
internacional español.
TÍTULO. SAMUEL SÁNCHEZ REVIENTA.
A Samuel Sánchez la pantalla de su potenciómetro le ayuda a
usar el corazón. Que no reviente. Mientras pedalea controla sus
latidos. Está en el primer final en alto de la Vuelta, en el monte da
Groba, la cuesta que huele a yodo del mar, que vigila la bahía de Baiona
y ve cómo las olas acosan a las islas Cíes. Samuel no mira más allá de
su corazón. De repente, a siete kilómetros del final, cuando aún están
allí todos los favoritos, empieza a renquear. Cabecea. Como si negara la
realidad. El potenciómetro, espejito, espejito, le cuenta la verdad. No
va.
El aire se le detiene en la boca, sin pasar a los pulmones.
«Simplemente, no podía pedalear», resume. Nota cómo en solo dos días
esta Vuelta, la última del Euskaltel, se le escurre de las manos. Aunque
se resiste a despedirse de ese sueño, ya le ha dicho adiós: en la meta,
Nicolas Roche, el hijo de Stephen, el ganador, le saca 2 minutos y 41
segundos. Valverde y 'Purito', que le arañan dos segundos al líder, a
Nibali, le quitan a Samuel 2 minutos y medio. La candidatura de
asturiano ha dejado de latir. Se puede leer en la pantalla: Nibali está
ya a 3.41 en la general. Apagón.
La salida estaba en Pontevedra y allí, en la catedral, está
el Cristo del Buen Viaje. A él se encomendaron nada más partir
Henderson, Alex Rasmussen y el navarro Aramendía, que es de Falces, el
pueblo de las vacas enloquecidas. Su viaje era una locura. Galicia, tan
quebrada, y el viento, tan en contra, los consumió. Roídos, huecos,
llegaron a Baiona. El aire picaba la mar. En esta playa contó el marino
Pinzón, capitán de la 'Pinta', que Colón había descubierto el nuevo
mundo. Y, como prueba, trajo un indio. El pobre no duró. Las
enfermedades de la vieja Europa le enterraron enseguida. Murió en otro
planeta. En Baiona. Allí, como indios, iban a caer los tres de la fuga,
justo en el inicio del monte da Grova, once kilómetros de puerto, de
escalones y descansillos.
Al primer duelo de la Vuelta, todos llegan con un fardo de
dudas. Siempre hay sorpresas. El Movistar, la tropa de Valverde, quiso
desvelarlas. Lastras y Herrada sondearon. Hicieron la radiografía. Es su
tarea. Y pronto tuvo fruto. Samuel, que había tenido varios problemas
mecánicos, miraba y no creía los datos que le escupía el potenciómetro.
El espejo cruel. ¿Qué pasa? No lo sabe. «Me he preparado bien», se
repetía, se animaba. Está fino, flaco, a punto. Se le notan los huesos
bajo el maillot, como la leña dentro de un saco. Sin embargo, no va.
«Estaba sin fuerzas». Clavo. Clavado al suelo. Su compañero Antón,
siempre el último del primer grupo, le esperó. Para nada. A esas
alturas, ya no resucita nadie. La Vuelta les dejó colgados en una curva
gallega.
Mientras esa oleada de sofoco ahogaba a Samuel, delante se
movía Txurruka, el inquieto. Pulga. Pica y pica. El Movistar la aplastó
de un manotazo. Se encargó el polaco sin vocales, Szmyd. Eso era que
Valverde quería la etapa y también desmigar el grupo. Esto último sí lo
hizo: como Samuel, se vino abajo el colombiano Henao, supuesto líder del
Sky. Tampoco aguantaron el ritmo Intxausti, el líder Brajkovic y
Scarponi. Nada más. Los demás resistieron la marcha ordenado por
Valverde. Allí seguían 'Purito', Nibali, Basso, Mollema, Urán, Martin,
Horner, Pinot, Nieve -consuelo para el Euskaltel-, Zubeldia,
Kiserlovski, Arroyo... y tres del equipo Saxo, el del ausente Contador:
Roche, Kreuziger y Majka. Quedaban muchos y la cuesta se terminaba.
Quedaba saber quién le ponía nombre a la etapa.
Quiso firmarla un checo, Konig, pero solo destapó la
descarga de Pozzovivo, Dani Moreno y Roche, que nació en París, creció
en Dublín, maduró en la Costa Azul francesa, vive en Italia y defiende a
muerte a Contador. «Cada mañana del pasado Tour, aunque sabía que
Froome era el más fuerte, nos animaba para buscar la manera de ganarle»,
declaró ayer en el monte da Groba. Roche era feliz. Había podido con
Moreno y Pozzovivo. En la cima lo contó, en español, en inglés, en
francés y en italiano, la lengua que aprendió leyendo un diccionario.
«Me gustan los idiomas». No le gusta, en cambio, que le llamen el 'hijo
de Roche', su padre, el ganador del Tour de 1987, el verdugo de Perico
Delgado.
Es ciclista como su padre, como dos de sus tíos y como su
primo Daniel Martin, que ayer entró decimoprimero, a 14 segundos, el
mismo tiempo que cedieron Nibali, Mollema, Basso, Urán, Zubeldia,
Kreuziger y Nieve. Dos segundos por delante de ellos, con más pegada
ayer, aparecieron Ullissi, 'Purito' y Valverde, cabreado, encendido
porque sólo su equipo había buscado la etapa. Y, sobre todo, porque él
no la había rematado. Tendrá más ocasiones. Hoy, por ejemplo, en el
Mirador de Lobeira, la tercera etapa de esta Vuelta, la primera en la
que Samuel ya no será candidato.
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