TÍTULO: EL BARCO ESTA HUNDIDO.
El mar es nuestro enemigo o nuestro amigo en saber que los
tiburones son los asesinos que matarán al cuerpo humano lanzado su caña con la
suerte de saber que los ojos estas hundidos como el barco.
Los disparos realizados con una pistola a los pulpos como
salvar al miedo de morir en el barco hundido mirando a los horizontes lejanos
del cementerio encontrado la manera de nacer otra vez en esta vida tan bonita
que nos dio el señor.
La maquina de escribir es como apuntar las notas que tenemos
que hacer cada día en nuestro barco con el ángel de la guarda en saber en no
hundir el barco con las mareas de viento o las tormentas entre rayos quemados
desapareciendo a la naturaleza,.
Toda la fruta que tengo en el almacén del barco para comer o
ser tirada como cepo de que venga los peces a mi red y luego venderlos en el
mercadillo del pescado comprado por la señoras en saber amar de otra manera mi
barco hundido.
Dame tu periódico escrito entre trozos caminado hacia el
puerto de Cadiz o Tenerife sabiendo que nuestro trabajo es el dinero aceptado
cada momento lanzado la red al mar para comer nuestra familia del barco
hundido.
Las bicicletas son como correr carreras sin contaminar el
tráfico al llegar a mi puesto que tengo en mi barco hundido con la ropa mojada
y que huele a pescado rico.
Adiós a esta gran historia llamada el barco hundido .
TÍTULO: JUANMARI ENCUENTRA UN DONANTE.
Juanmari encuentra un donante
El niño extremeño se sometió ayer a un trasplante de hígado, que concluyó pasadas las 23 horas
Eran cerca de las tres de la madrugada del martes al
miércoles pasado y el teléfono sonó en el piso que AFAL (Ayuda a
Familias Afectadas por Leucemias) ha cedido a la familia Corchado en
Madrid. Era la llamada de teléfono que tanto habían esperado, la que
anunciaba un hígado compatible para su niño de cinco años y ocho meses,
Juanmari, listo para el trasplante. Los padres, naturales del municipio
pacense de Solana de los Barros, buscan un donante para su hijo desde el
pasado mes de marzo. La previsión inicial era que la operación podría
llegar a extenderse más allá de las diez horas. A la hora de cerrar esta
información, pasadas las once de la noche, el pequeño Juanmari
continuaba en el quirófano aunque el trasplante ya se había realizado.
«Queda una hora o una hora y media aún, pero los médicos nos han dicho
que todo ha transcurrido muy bien», explicaba Isabel, una familiar.
Juanmari sufre un tipo de tumor cancerígeno denominado
hectoblastoma que no es nada frecuente y que además, le afecta la vena
porta hepática, lo que limita las posibilidades de recibir tratamiento.
El tiempo ha pasado desde entonces tremendamente despacio para esta
familia extremeña, que ha dado un giro total a sus vidas para salvar la
de su pequeño Juanmari. Pero el teléfono sonó al fin en casa de los
Corchado y el día de ayer, miércoles 21 de agosto, permanecerá en la
memoria de cada uno de los miembros de esta familia durante mucho
tiempo. La llamada precisaba que había un donante de hígado fallecido
compatible con el pequeño y les citaba a acudir cuanto antes al Hospital
La Paz de Madrid, para realizar la intervención. Casi doce horas
después de la esperada llamada telefónica, a las 14.15 horas, el niño
entraba en uno de los quirófanos del centro hospitalario, después de
haber pasado parte de la mañana sometiéndose a las últimas pruebas
necesarias antes de la intervención.
Ana Isabel y Juan María, sus progenitores, han luchado sin
descanso durante cinco meses. Se trasladaron desde Solana de los Barros
a Madrid, donde comenzaron las sesiones de quimioterapia para el niño.
En total, Juanmari ha recibido ocho sesiones. Cada una de ellas se
extiende durante 72 horas y después, el niño tiene que estar 24 horas
hidratándose.
Cuando le diagnosticaron el tumor, medía 20 centímetros y
tras dichas sesiones, se había reducido a un centímetro, aunque el niño
seguía necesitando un trasplante de hígado, un órgano que ninguno de los
miembros de su familia ha podido donarle. Su padre, Juan María, y su
hermana, Elisabeth, de trece años, no coinciden con el grupo sanguíneo
del niño, el cero positivo, y su madre, Ana Isabel, no es apta debido a
su Índice de Masa Corporal.
Los médicos deciden poner al niño en la lista de receptores
de un donante cadáver, de la que hasta entonces estaba fuera por
tratarse de un paciente oncológico, y programan una nueva sesión de
quimio, la que hubiera sido la novena si hubiera llegado a producirse.
Este diario se hizo eco entonces de su historia (HOY 11 de agosto), lo
que se tradujo en el incremento de la oleada de apoyos y solidaridad
para la familia Corchado. Dos días después, ya había 86 posibles
donantes con los requisitos necesarios: ser menor de 45 años, tener el
grupo sanguíneo cero positivo y no haber tenido ningún problema de salud
importante. A pesar de la avalancha de personas que estaban dispuestas a
donar parte de su hígado, los médicos comunican a la madre su decisión
de mantener dos semanas más al niño sin quimioterapia a la espera de que
llegue un donante fallecido. La impotencia de la familia crece con cada
día de espera.
Mientras, los ojos azules de este niño ya habían
conquistado completamente a los extremeños y continuaban surgiendo
iniciativas para ayudar a la familia. Una de ellas fue el partido
benéfico del VI Trofeo de la Cordialidad de Almendralejo, hasta donde
acudió el abuelo del niño para agradecer la solidaridad de sus paisanos.
Otras, más modestas, eran contribuciones particulares a la familia.
Ana Isabel agradecía sin descanso el apoyo de su tierra,
aunque no podía estar completamente satisfecha. Cada madrugada, esperaba
a que sonara el teléfono con noticias para Juanmari. Confesaba que
esperaba con impaciencia el sobresalto de esa llamada de teléfono que
irrumpe en plena noche, la misma que para el común de los mortales suele
estar cargada de malas noticias pero que para su niño supone una vida
llena de esperanza.
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