TÍTULO: La enseñanza y la maternidad son mi cruz y mi pasión, aunque compensan el esfuerzo,.
«Este periodo de 'desaceleración'
puede hacer que algunas regiones dejen de correr a la velocidad que lo
hacían y, si sabemos aprovechar esa circunstancia, nos dará tiempo a
acercarnos. Es cuestión de llegar a creer en nosotros mismos» ,.
-Para quien no le conozca, ¿usted es?
-Soy profesora a título principal. Además, soy madre a
jornada completa. A la enseñanza llevo dedicados veinticinco años de mi
vida y a la maternidad, dieciocho. Ambas actividades son mi cruz y mi
pasión aunque, en general, las alegrías que me reportan compensan
ampliamente los esfuerzos que conllevan.
-¿Cómo resumiría, brevemente, la época que nos toca vivir?
-Es una época en la que cada día está tan cargado de
sucesos que podría aparecer en los libros de historia de nuestros
nietos. Un momento con muchos más medios que fines y con tantas
posibilidades que deberíamos aprender a pararnos para contemplar el
inmenso potencial que tenemos ante nosotros antes de lanzarnos a
utilizarlo.
-Será una época positiva porque.
-Habremos aprendido a valorar cosas que dábamos por hechas y
que son más frágiles de lo que creíamos: la justicia, la libertad, los
derechos adquiridos.
-O quizás será lo contrario porque.
-Habremos perdido demasiadas conquistas sociales que
costaron mucho esfuerzo y que quizás algún día, como en el libro de
Orwell, alguien negará que hubiésemos llegado a disfrutar.
-¿Cómo saldremos de esta en Extremadura? ¿Mejores, peores, más, menos, más lejos, más cerca.?
-Supongo que, en el fondo, este periodo de «desaceleración»
puede hacer que algunas regiones dejen de correr a la velocidad que lo
estaban haciendo y, si sabemos aprovechar esa circunstancia, nos dará
tiempo a, si no alcanzarlas, al menos acercarnos. Es cuestión de llegar a
creer en nosotros mismos.
-¿Comentar la actualidad supone un reto, un riesgo, un placer, un dolor.? ¿Por qué?
-Supone, por un lado, un pequeño desafío y, por otro, un
privilegio. Sentarse cada semana ante el ordenador intentando contar
algo de una manera amena para el mayor número de personas desde el
respeto e, inevitablemente, el compromiso. Pero, sobre todo es un gusto
cuando piensas en el posible lector que te concede unos minutos de su
tiempo. Esto es algo que anima a la vez que impone bastante.
-¿Y hacerlo en el HOY implica.?
-En un mundo donde se emiten millones de opiniones por
minuto, contar con una ventana en un periódico con el prestigio del
diario HOY aporta un respaldo de seriedad y confianza, sin perder la
cercanía que implica un medio local. Es como opinar para los amigos sin
imponerles que te atiendan.
-Son muchas las veces que se muerde la lengua? ¿Con qué temas, personas o noticias de actualidad?
-En general siempre he opinado de todo y con completa
libertad, respetando a los que piensan diferente, pero sin dejar de
exponer lo que quiero. No suelo utilizar un lenguaje demasiado duro.
Para la crítica prefiero la ironía. Solo una vez me retiraron un
artículo. El tema, la Familia Real.
-¿Cuáles son sus temas fetiche, aquellos por los que irremediablemente siente más atracción o interés?
-Los cotidianos. Incluso cuando hablo de temas
aparentemente lejanos, temas de otros países, científicos o específicos,
procuro acercarlos a nosotros, convertirlos en esa pequeña
intrahistoria que, al final, es la que a todos nos interesa.
-¿En quién piensa cuando escribe? ¿A qué perfil o prototipo de lector se dirige?
-No pienso en un perfil determinado. Escribo lo que a mí me
gusta y doy por supuesto que habrá alguien a quien le parezca
interesante. Hay temas y días en los que consigues llegar a más gente y
otros en los que claramente las cosas no terminan de cuadrarte como
esperabas.
-¿En quién se inspira? ¿Qué escritores o columnistas son sus referentes?
-Me inspiro en lo que tengo alrededor: alumnos, amigos,
noticias, el señor con quien compartes la cola del súper... En cuanto al
estilo, admiro, aunque me creo incapaz de imitar, a escritores como
Juan José Millás, Elvira Lindo y, cómo no, a nuestra extremeña Pilar
Galán.
-¿Recuerda alguna columna especial por su repercusión o consecuencias, fuesen positivas o no?
-Citaría dos, una negativa y otra positiva. La negativa fue
aquella vez que escribí contra la intervención española en la guerra de
Irak. Alguien mandó al periódico una columna, tomando como base la mía,
escrita en un lenguaje poco correcto y con opiniones totalmente
opuestas. Por error, a la semana siguiente apareció con mi foto y mi
firma. Era cuestión de incoherencia y, sobre todo, de estilo. La
positiva fue un artículo a modo de fábula que escribí dedicado a
Esperanza Aguirre y su manía persecutoria contra los profesores. Un día,
para mi sorpresa, la descubrí pululando por toda la Marea Verde
madrileña, leyéndose en manifestaciones de docentes y hasta comentándose
en algunos institutos.
-¿Qué se pierden los extremeños que no leen a los columnistas de HOY?
-Se pierden conocer más de cerca las cosas que preocupan a
gente como ellos en su misma tierra. Hay gente muy buena en Extremadura
escribiendo con la visión peculiar que da vivir en esta preciosa
esquinita del mundo desde donde observar, sin las prisas de las grandes
urbes, las cosas que pasan cada momento.
-¿En verano lee más de lo habitual? ¿Qué lee? ¿A quién? ¿Dónde? ¿Cuándo?
-Me gustaría decir que cada verano cumplo mis propósitos de
lectura pero, aunque leo más de lo habitual, nunca consigo leer tanto
como me propongo. Suelo releer algún clásico, reservo algún best-seller
de amor y lujo para las horas de más pereza y me preparo algún tema
serio, ensayo, historia, psicología. para compensar. Ahora, por ejemplo,
acabo de releer 'Cien años de soledad' en un libro con las hojas
sueltas que tengo desde los diecisiete años.
-¿Estas fechas son idóneas para.?
-Estar más con la familia y poner en orden todo lo que
hemos arrinconado durante el invierno. Ya sea un cajón de papeles o una
conversación pendiente con algún amigo. O enemigo.
-El curso que viene se ha propuesto.
-A estas alturas he dejado de proponerme cosas. No soporto tener, después, grandes cargos de conciencia.
TÍTULO; Las huellas del deporte -.
EXPOSICIÓN,.
Las huellas del deporte
Una exposición en el Museo del Traje repasa la historia de las zapatillas desde el principio del siglo XX hasta la actualidad,.
Unas simples botas montadas toscamente sobre unas pequeñas
ruedas. He aquí unas rudimentarias zapatillas de hockey. Así se
confeccionaron los primeros calzados deportivos a comienzos del siglo
XX, cuando la creatividad y el ingenio primaban ante la ausencia de la
sofisticación de la tecnología actual. Un tiempo en el que los ciclistas
ascendían los Pirineos pedaleando con unos zapatos que bien podían
usarse para pasear y los jugadores de tenis se desplazaban por la pista
con un calzado recubierto con lona (tela ligera) como único avance
técnico. Estas primigenias zapatillas deportivas y su evolución a lo
largo de un siglo pueden contemplarse hasta el 22 de septiembre en la
exposición gratuita 'Pisando metas: historia del calzado deportivo' en
el Museo del Traje.
Las zapatillas son para cualquier deportista de hoy en día
una herramienta fundamental para desarrollar su trabajo. Sin embargo, no
siempre fue así. La muestra reúne una selección de 32 piezas de zapatos
de competición cedidos por el Museo del Calzado de Elda que repasan la
progresiva mejora de este elemento en las distintas disciplinas: boxeo,
golf, rugby, remo, fútbol... Los visitantes pueden contemplar desde unas
primitivas cuchillas para una zapatillas de patinaje sobre hielo de
1903 hasta las sofisticadas botas con las que la alpinista Edurne
Pasaban coronó los 14 ochomiles. También destacan las zapatillas con las
que Rafa Nadal disputó la final de Wimbledon en 2007 y el calzado usado
por Severiano Ballesteros en diversos torneos,.
Unas simples botas montadas toscamente sobre unas pequeñas
ruedas. He aquí unas rudimentarias zapatillas de hockey. Así se
confeccionaron los primeros calzados deportivos a comienzos del siglo
XX, cuando la creatividad y el ingenio primaban ante la ausencia de la
sofisticación de la tecnología actual. Un tiempo en el que los ciclistas
ascendían los Pirineos pedaleando con unos zapatos que bien podían
usarse para pasear y los jugadores de tenis se desplazaban por la pista
con un calzado recubierto con lona (tela ligera) como único avance
técnico. Estas primigenias zapatillas deportivas y su evolución a lo
largo de un siglo pueden contemplarse hasta el 22 de septiembre en la
exposición gratuita 'Pisando metas: historia del calzado deportivo' en
el Museo del Traje.
Las zapatillas son para cualquier deportista de hoy en día
una herramienta fundamental para desarrollar su trabajo. Sin embargo, no
siempre fue así. La muestra reúne una selección de 32 piezas de zapatos
de competición cedidos por el Museo del Calzado de Elda que repasan la
progresiva mejora de este elemento en las distintas disciplinas: boxeo,
golf, rugby, remo, fútbol... Los visitantes pueden contemplar desde unas
primitivas cuchillas para una zapatillas de patinaje sobre hielo de
1903 hasta las sofisticadas botas con las que la alpinista Edurne
Pasaban coronó los 14 ochomiles. También destacan las zapatillas con las
que Rafa Nadal disputó la final de Wimbledon en 2007 y el calzado usado
por Severiano Ballesteros en diversos torneos,.
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