martes, 27 de agosto de 2013

DESAYUNO DE DOMINGO CON ICÍAR DE LA CONCHA./ ALICE DELLAL, LA PRINCESA GRUNGE.


TÍTULO: DESAYUNO DE DOMINGO CON ICÍAR DE LA CONCHA.
“Estudiar decoración era para niñas bobas; yo la llevaba dentro”
Desayuno de domingo con...

Icíar de la Concha: "Estudiar decoración era para niñas bobas; yo la llevaba dentro"

Diseñé para las principales marcas de decoración y mi propia firma. Lo dejé para centrarme en la pintura. El 16 de septiembre expongo por primera vez mi obra, De la serenidad y del viento, en Madrid.
XLSemanal. ¿Qué hacía una niña madrileña viviendo en África del Sur?
Icíar de la Concha. Mi padre fue allí a trabajar con los March durante la guerra de Corea para negociar temas de Uralita. Era ingeniero de Minas.
XL. De pequeña bordaba sus trajes y hacía collages que luego vendía por las tiendas. ¿Tenía una vena fenicia?
I.C. Pues sí. Pero no lo hacía solo por sacarme un dinero, sino porque a todo el mundo le gusta que le valoren lo que hace. ¡Y me los compraban todos!
XL. Se casó a los 20 años y se divorció muy joven también, con tres hijos a cuestas. ¿Le pierden las prisas?
I.C. Eran otros tiempos; ahora no me hubiera casado tan pronto. Pero no soy hiperactiva; al contrario, me encanta hacer el zángano: me gusta el petit point y me apasiona la meditación.
XL. De muy buena familia y de muy buen ver, huyó del matrimonio cuando se la rifaban los señoritos.
I.C. ¡Con una vez vale! [se ríe]. Y ya no está una para experimentos de ese tipo.
XL. Se licenció en Periodismo y Psicología y acabó diseñando telas.
I.C. La carrera de Decoración era, en aquel tiempo, para niñas bobas que no tenían nada mejor que hacer. Yo preferí estudiar cosas que me interesaban más. La decoración ya la llevaba dentro.
XL. Creó la revista Nuevo Estilo, revitalizó la firma Pepe Peñalver, creó Lienzo de los Gazules, montó su propio negocio y, justo cuando está en lo más alto, lo cambia todo por los pinceles...
I.C. Yo solo quería llevar la parte creativa del negocio, pero me tocó lidiar con la burocracia, me harté y vendí. Ese día la competencia brindó con champagne porque me los estaba comiendo. Entonces retomé mis asignaturas pendientes: hice cursos de astronomía, geometría, física cuántica; me apunté a un coro de armónicos, a canto difónico...
XL. ¡Cuánta dispersión!
I.C. Todo está relacionado. Me centré y entré en un estado de total relajación interior. Descubrí la filosofía zen.
XL. De ahí que su pintura tenga esa clara influencia oriental.
I.C. Sí. De pequeña era muy abstracta; ahora soy más figurativa, pero para poder abstraer después... Estoy más en la filosofía de lo pequeño: pájaros de un solo trazo, paisajes, nidos...
XL. Si tuviera un cuadro para regalar, ¿a quién se lo mandaría: a Angela Merkel, a Mariano Rajoy o a Obama?
I.C. Mis cuadros no se los regalo a nadie que no ame con corazón profundo [ríe]. Si les gustan, tendrán que comprarlos.
Su desayuno, muy zen: «Té negro especiado en taza de porcelana y cuatro tostadas de pan de semillas: dos con mermelada de melocotón ecológico y otras dos con mermelada de mora casera,.
 
 
TÍTULO; ALICE DELLAL, LA PRINCESA GRUNGE.


Moda

Alice Dellal, la princesa 'grunge'

Pasea su imagen radical y su exquisita educación por las mejores pasarelas del mundo. Dos cualidades que han seducido incluso al mismísimo Karl Lagerfeld, quien la ha vuelto a elegir como imagen de su bolso más rompedor: el 'Boy', de Chanel.
Nacida en Brasil y heredera de una de las grandes fortunas británicas, Alice Dellal no solo tiene pedigrí económico; también posee unos sólidos genes fashion y una vida social de envidiables referencias musicales. Su padre, el empresario Guy Dellal, es uno de los promotores inmobiliarios más respetados del Reino Unido. Su madre, la modelo brasileña Andrea Dellal (de soltera, Magalhaes Viera), fue una de las grandes top de los ochenta, musa y amiga de Yves Saint Laurent. Ambos son amigos íntimos de algunos de los apellidos más ilustres de la aristocracia del rock, de los Jagger a los Richards; de los Ferry a los Geldof. Y aunque se separaron cuando Alice cumplió siete años, la vida quiso que se volvieran a reunir y a casar de nuevo algunos años después. Todavía hoy la mansión que Andrea tiene en Holland Park, el verde y cosmopolita barrio de Londres con más celebrities por metro cuadrado, es centro de reunión de lo más exquisito de la sociedad cultural británica.
Dinero y arte. Los Dellal son una saga empresarial a caballo entre Brasil y el Reino Unido que se inició con su abuelo Jack Black Dellal, un británico de origen iraquí fallecido el pasado octubre y cerebro de una de las operaciones inmobiliarias más espectaculares del siglo XX: la venta de Bush House, uno de los edificios históricos de la BBC, en el centro de Londres. La dinastía la continúa el padre de Alice y de sus tres artísticos hermanos: Charlotte, diseñadora de los zapatos más codiciados del momento bajo la firma Charlotte Olympia; Alex, dueño de 20 Hoxton Square, una efervescente galería de arte en Londres; y Max, el benjamín, que ya ha hecho sus pinitos como artista plástico. Pero también están sus tíos cineastas, Jasmine y Gaby Dellal, y su prima actriz, Jemima Kirke, protagonista de la sonada serie de televisión Girls.
En este entorno creativo, y teniendo en cuenta que sus dos padrinos son Mario Testino y Mick Jagger, no es extraño que Alice haya tomado la senda que lleva a las pasarelas, a los editoriales de moda (protagonizó el primero con 16 años en Vogue Paris) y a las campañas de publicidad más notorias, pero también a los escenarios de los festivales de música más cool. Además de ser it girl y modelo profesional, a los 25, Alice toca la batería en dos grupos: Trush Metal y Spilt Milk. Con este último amenizó el desfile de la última colección crucero de Chanel en los jardines de Versalles, una experiencia que recuerda como «sublime e inolvidable». Y afila sus uñas empresariales con la propiedad de una discográfica: Sweet Music Dick.
Más allá del mito. En la presentación de la nueva colección del Boy, que tiene lugar en el renovado estudio Chanel de Rue Cambon, Lagerfeld confiesa que para las fotos que le ha tomado a Dellal, subida a un magnífico caballo blanco, se ha basado en los orígenes de la propia Gabrielle Chanel, que aprendió a montar mientras vivía en la finca de Etienne Balsan, uno de sus amantes de juventud. En esa misma época conoció a Arthur Boy Capel, «su gran amor -explica el creador-; un hombre muy galante con quien Chanel tuvo un affaire, pero que prefirió casarse con otra». Precisamente a él, que murió en un accidente de tráfico en 1919, es a quien el bolso debe su nombre. Pero la inspiración solo llega hasta ahí. «Alice no es una reencarnación de Mademoiselle, sino la perfecta definición de una versión moderna de ella», explica el diseñador. Alice parece de acuerdo en todo. Cuando Lagerfeld explica que la ha elegido porque prefiere trabajar con gente que le gusta, ella apunta: «Es que eso hace la vida mucho más fácil». No es la única razón que esgrime Lagerfeld, ya que el diseñador reconoce en Dellal todo lo que busca en una mujer: «Es una chica moderna con una fuerte personalidad a la que adora toda la gente de mi entorno». Ella, conocida por su look andrógino, confiesa que no es muy de bolsos, «pero me gusta el Boy por las cadenas y por que es versátil, sutil y discreto». También le gusta Lagerfeld. Se nota a primera vista que hay una gran complicidad entre ellos. Y cuando le preguntan si ha aprendido algo de él y el creador refunfuña porque la considera una cuestión incómoda que no tiene por qué responder, ella se lanza con una defensa a ultranza y espontánea: «Karl, eres una persona muy inspiradora; espero que lo sepas. Con solo mirarte se nota que tienes algo muy especial». Y es que, pese a su imagen transgresora, Alice Dellal es lo que Lagerfeld define como una joven «muy bien educada». «Me encanta trabajar con personas de buenas maneras», apunta. «Bueno, es que considero que gracias y por favor son dos expresiones muy importantes en la vida», concluye ella.


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