El líquido elemento es su hábitat natural. Tanto que ha pasado un
tercio de su vida a remojo. De niña sus padres le gritaban: «Sal del agua ya,
que tienes los labios morados». Pero no es fría, ni escurridiza, no tiene
demasiadas escamas ni tampoco memoria de pez. Gemma Mengual es, para quienes la
conocen de cerca, «abierta, directa, tierna, sumamente emocional, a veces hasta
demasiado...». Y está claro que no olvida. Después de varios meses sin
pronunciarse sobre la criticadísima exseleccionadora del equipo nacional de
sincronizada, la nadadora catalana rompe su silencio con un libro autobiográfico
titulado 'El agua o la vida'. En él descubre sus desencuentros con Anna Tarrés y
desvela que si colgó hace unos meses su carrera deportiva fue por el escaso
apoyo que le demostró la implacable entrenadora, «una pared» contra la que Gemma
se estrelló, según sus propias palabras.
Se ha lanzado a muchas piscinas, pero esta le está trayendo
especialmente de cabeza. La promoción de su libro implica un ajetreo mediático
del que ha tenido que prevenirle su ginecólogo, porque Gemma espera su segundo
hijo y está embarazada de casi ocho meses y medio. «Descansa o se te adelantará
el parto», le ha advertido el doctor. Mengual va a hacerle caso concediéndose
dos semanas de reposo antes de dar a luz. «Se va a llamar Joe», explica una
persona allegada a la nadadora. El mayor se llama Nil, tiene poco más de dos
años y fue lo que convenció a la medallista de que «hay vida más allá de la
competición».
«Yo la he visto sufrir»
Pero hubo algo más. Es cierto que Mengual tiene una vida privada
estable y feliz junto a Enric Martín («están compenetradísimos», afirman sus
amigos; «con él todo fluye», asegura ella). Y es cierto también que el papel de
madre le fascina. Sin embargo, la pura verdad es que Gemma habría preferido
continuar en activo hasta los Mundiales de Natación programados para este
próximo mes de julio en su ciudad natal, Barcelona. El problema es que volvió a
la piscina y no encontró la receptividad esperada. «Yo la he visto sufrir»,
relata su representante, Albert Vallés. «Hizo un esfuerzo importante para volver
a la dura rutina. Pero la alegría ya no era la misma. No se trataba de que
hubiera un trato de favor, sino que hablamos de Gemma Mengual, la deportista
española más laureada en medallas. Podrían haberle demostrado un poco de
flexibilidad y solo encontró dificultades. Así que decidió optar por su hijo.
Entonces calló por respeto a sus compañeras, en plena competición, pero ahora al
contar su vida en un libro no tenía sentido mentir».
Mengual es la más laureada y también la más mediática, porque a ella
le gusta estar en la cresta de la ola y trabaja a menudo como imagen de firmas
comerciales. «Pero no se le han subido los humos ni es competitiva en el mal
sentido. Se ha volcado en ayudar a la que considera su sucesora, Ona Carbonell.
Y hasta se alegraría de que algún día la superara en medallas». Gemma cumplirá
el próximo 12 de abril 36 años. Fuera de la piscina, sus amigos la retratan como
una mujer de «mucho temperamento y enorme corazón». Dicen que con sus seres
queridos «se entrega y lo da todo», que tiene la constancia irreductible y la
capacidad de sacrificio de todo deportista de élite, pero también «un genio vivo
que la lleva a interpretar las coreografías acuáticas con una fuerza tremenda.
Es agresiva en el agua -admite su manager- pero nunca fuera de ella. Al
contrario, ahí se muestra muy cariñosa y se hace querer».
Gemma Mengual Civil tenía solo ocho años y una disciplina casi
militar cuando empezó a entrenar como nadadora. Y aunque su primera vocación fue
la de actriz, pronto descubrió que «ahí dentro, flotando, perdiendo gravedad, me
sentía cómoda, me sentía yo». Ahora regenta un restaurante japonés en Sant
Cugat, a cincuenta metros de su casa. Porque sí, como era de esperar, siente
debilidad por el pescado crudo, casi tanta como por sus veraneos en el mar
turquesa de Formentera... Solo tres semanas después del parto de Joe, la
nadadora ya tiene programada una exhibición acuática fuera de España. «A mí me
gusta mucho este deporte -reconoce- pero lo que de verdad me apasiona es el
agua».
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