Dulce amor de mi vida,. mándame más latas de atún,.
Siempre nos quedará París,. Y a los que nunca han ido, más,.
Cada vez que abro una carta digo: esta va ser,. Y qué va,.
Los monumentos a la lechuga y a la semicorchea están aplazados sine die,.
Los saltamontes no son guapos de cara, pero tienen un cuerpazon,.
TÍTULO: LA RAZÓN DEL CINE CON JOSÉ LUIS CUERDA, DIRECTOR Y ESCRITOR,.
Para aquellos que hayan descubierto que las redes sociales además de atacar nuestra privacidad, recordamos los cumpleaños,.
Para aquellos que hayan descubierto que las redes sociales, además de atacar
nuestra privacidad, recordarnos los cumpleaños y robarle tiempo a la jornada
laboral, a veces, aunque sean las menos, también entretienen, este libro
significará sencillamente una puesta de largo o de negro sobre blanco. Para
aquellos que se resistan a los encantos del más popular de los pájaros azules,
este libro puede suponer todo un descubrimiento. Sea cual sea su caso, la
compilación de tuits que reúne en «Si amaestras una cabra, llevas mucho
adelantado» (Martínez Roca) le confirmará que su autor, José Luis Cuerda, con
más de 40.000 seguidores, ha sido uno de los pocos tuiteros capaces de encontrar
una salida expresiva, incluso literaria, a los 140 caracteres a los que Twitter
nos constriñe, con el permiso de las greguerías y de su principal creador o
inspirador: Ramón Gómez de la Serna.
-De antemano, el límite de caracteres que impone Twitter parece más un inconveniente que una ventaja. ¿Qué le ha seducido de tal opresión?
-Implica un ejercicio de concisión que me viene muy bien. Obliga a elegir las palabras más expresivas, a ser selectivo si quieres conseguir un mínimo de complejidad. Hay que moverse en terrenos poéticos, filosóficos.
-Es muy activo en su cuenta. ¿Existe un momento especial del día para tuitear?
-Sí y no. Es el instante en que me viene un punto de partida a la cabeza, una cosa lleva a la otra... Muchas veces, si no tengo nada que hacer por la mañana, me levanto y empiezo a tuitear. O a última hora de la noche, cuando te vas a adentrar en las tinieblas, te abres camino con la linternita del tuit.
-Gutiérrez Aragón, David Trueba, Julio Medem... Son muchos los directores que se han pasado a la literatura. ¿Qué le parece este fenómeno?
-En la actualidad, existen directores más técnicos: desarrollan historias de las que no se sienten culpables desde su inicio, como es mi caso. A otros nos gusta contar historias y, en ese sentido, nos daría igual hacerlo por escrito que hacerlo por métodos audiovisuales. Un director que también es guionista y no se sienta cómodo expresándose literariamente es un poco sospechoso. Mal que bien, a escribir y a leer nos enseñan. Deberíamos tener la costumbre de hacerlo.
-¿Qué opina de Twitter como fuente de información y foro de debate?
-Hoy en día, los ciudadanos, hartos ya de estar hartos, y supeditada su actividad política a las votaciones periódicas, cuando sentimos deseos de informar y opinar aprovechamos las redes sociales. Es un cauce normal que yo creo completamente legítimo con todos los pros y contras que tiene que alguien con o sin información, buena o mala intención, para construir o para destruir, nos expresemos con libertad. Para el debate político también es una herramienta útil, lo que ocurre es que a través del anonimato se cae fácilmente en la agresión, en el insulto, la bajeza y la mentira. Como eso también se practica en público, tampoco es tan grave.
-Y a la cabra, ¿por qué hay que amaestrarla?
-Cada uno tiene la suya. Y tiene que ver con el instinto. Con respecto a esto, existen dos teorías igualmente ingenuas: el liberalismo, que tiende al mal, y el anarquismo, que tiende al bien. Pero los dos parten de una concepción errónea del ser humano, que es su bondad, cuando yo creo que naturalmente tiende al egoísmo y la mezquindad. Es un hecho cultural. Me gustaría que no hubiera que legislar, pero hay que hacerlo para corregir esta tendencia que existe.
-La sociedad también tendrá su cabra...
-Hemos caído en el vicio de querer ser lo que son nuestras cosas. Es una deriva muy mala, una cabra que debemos domesticar. El egoísmo también conlleva que uno piense que siempre tiene razón. En este momento lo que parece que queremos conquistar es la apariencia. El mundo se asienta en tres patas: la apariencia (da igual lo que seas, nadie va a investigarlo ni le va a interesar lo que eres, sólo lo que pareces), la percusión, es decir, hay que ser llamativamente, hay que titular las cosas y, por último la reiteración. Es muy lamentable, pero creo que es así.
-Los tuits que aparecen en este libro también están ilustrados con dibujos de usted, otra faceta que desconocíamos.
-Cuando estoy en una reunión lleno los papeles que tengo delante de dibujos. Es una manera de soltar nervios. Los dibujos nacen precisamente de esto. Son, al igual que los tuits, inexplicables hasta que encuentran la persona que quiere o puede explicárselos.
-Existencialismo, política, sociedad, amor, cotidianidad... ¿Dónde se pone en una librería una obra como ésta?
-La verdad es que cuesta encontrarlo. Hay diferentes opciones. En algunas librerías, he visto que la han puesto en Cine. No lo he visto en Humanidades, Filosofía o Humor. Debería existir un apartado que precisamente se llamara «Cosicas». Justo ahí es donde yo lo pondría.
El español, la riqueza que pierde el cine
Imposible hacerle una entrevista y no hablar de rodajes... Aunque no sea el mejor momento para ello. «Tengo muchos proyecto cinematográficos: guiones terminados, ideas en la cabeza, textos a medias, versiones... El problema es poner eso en pie. Más que complicado es absolutamente imposible. Me parece tremendo que se haya dejado llegar a esta situación; es una falta de consciencia de lo que significa, de la pérdida de dinero, de talento... Wert ha dicho que no nos escandalicemos por que las películas españolas se hagan en inglés. Cuando hablo con mis amigos, con Mateo Gil, con Amenábar, Fernando León... Todos terminan haciendo forzosamente películas en inglés porque aquí no hay manera de conseguir financiación. ¿Sabe el ministro de Cultura lo que significa la desaparción del cine español en su modo natural de expresión que es el español? ¿Sabe la riqueza que se pierde?»
-De antemano, el límite de caracteres que impone Twitter parece más un inconveniente que una ventaja. ¿Qué le ha seducido de tal opresión?
-Implica un ejercicio de concisión que me viene muy bien. Obliga a elegir las palabras más expresivas, a ser selectivo si quieres conseguir un mínimo de complejidad. Hay que moverse en terrenos poéticos, filosóficos.
-Es muy activo en su cuenta. ¿Existe un momento especial del día para tuitear?
-Sí y no. Es el instante en que me viene un punto de partida a la cabeza, una cosa lleva a la otra... Muchas veces, si no tengo nada que hacer por la mañana, me levanto y empiezo a tuitear. O a última hora de la noche, cuando te vas a adentrar en las tinieblas, te abres camino con la linternita del tuit.
-Gutiérrez Aragón, David Trueba, Julio Medem... Son muchos los directores que se han pasado a la literatura. ¿Qué le parece este fenómeno?
-En la actualidad, existen directores más técnicos: desarrollan historias de las que no se sienten culpables desde su inicio, como es mi caso. A otros nos gusta contar historias y, en ese sentido, nos daría igual hacerlo por escrito que hacerlo por métodos audiovisuales. Un director que también es guionista y no se sienta cómodo expresándose literariamente es un poco sospechoso. Mal que bien, a escribir y a leer nos enseñan. Deberíamos tener la costumbre de hacerlo.
-¿Qué opina de Twitter como fuente de información y foro de debate?
-Hoy en día, los ciudadanos, hartos ya de estar hartos, y supeditada su actividad política a las votaciones periódicas, cuando sentimos deseos de informar y opinar aprovechamos las redes sociales. Es un cauce normal que yo creo completamente legítimo con todos los pros y contras que tiene que alguien con o sin información, buena o mala intención, para construir o para destruir, nos expresemos con libertad. Para el debate político también es una herramienta útil, lo que ocurre es que a través del anonimato se cae fácilmente en la agresión, en el insulto, la bajeza y la mentira. Como eso también se practica en público, tampoco es tan grave.
-Y a la cabra, ¿por qué hay que amaestrarla?
-Cada uno tiene la suya. Y tiene que ver con el instinto. Con respecto a esto, existen dos teorías igualmente ingenuas: el liberalismo, que tiende al mal, y el anarquismo, que tiende al bien. Pero los dos parten de una concepción errónea del ser humano, que es su bondad, cuando yo creo que naturalmente tiende al egoísmo y la mezquindad. Es un hecho cultural. Me gustaría que no hubiera que legislar, pero hay que hacerlo para corregir esta tendencia que existe.
-La sociedad también tendrá su cabra...
-Hemos caído en el vicio de querer ser lo que son nuestras cosas. Es una deriva muy mala, una cabra que debemos domesticar. El egoísmo también conlleva que uno piense que siempre tiene razón. En este momento lo que parece que queremos conquistar es la apariencia. El mundo se asienta en tres patas: la apariencia (da igual lo que seas, nadie va a investigarlo ni le va a interesar lo que eres, sólo lo que pareces), la percusión, es decir, hay que ser llamativamente, hay que titular las cosas y, por último la reiteración. Es muy lamentable, pero creo que es así.
-Los tuits que aparecen en este libro también están ilustrados con dibujos de usted, otra faceta que desconocíamos.
-Cuando estoy en una reunión lleno los papeles que tengo delante de dibujos. Es una manera de soltar nervios. Los dibujos nacen precisamente de esto. Son, al igual que los tuits, inexplicables hasta que encuentran la persona que quiere o puede explicárselos.
-Existencialismo, política, sociedad, amor, cotidianidad... ¿Dónde se pone en una librería una obra como ésta?
-La verdad es que cuesta encontrarlo. Hay diferentes opciones. En algunas librerías, he visto que la han puesto en Cine. No lo he visto en Humanidades, Filosofía o Humor. Debería existir un apartado que precisamente se llamara «Cosicas». Justo ahí es donde yo lo pondría.
El español, la riqueza que pierde el cine
Imposible hacerle una entrevista y no hablar de rodajes... Aunque no sea el mejor momento para ello. «Tengo muchos proyecto cinematográficos: guiones terminados, ideas en la cabeza, textos a medias, versiones... El problema es poner eso en pie. Más que complicado es absolutamente imposible. Me parece tremendo que se haya dejado llegar a esta situación; es una falta de consciencia de lo que significa, de la pérdida de dinero, de talento... Wert ha dicho que no nos escandalicemos por que las películas españolas se hagan en inglés. Cuando hablo con mis amigos, con Mateo Gil, con Amenábar, Fernando León... Todos terminan haciendo forzosamente películas en inglés porque aquí no hay manera de conseguir financiación. ¿Sabe el ministro de Cultura lo que significa la desaparción del cine español en su modo natural de expresión que es el español? ¿Sabe la riqueza que se pierde?»
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