ÍTULO: DE FELICIANO ME FÍO, ALBA CARRILLO,.
.DE FELICIANO ME FÍO, ALBA CARRILLO
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Tras un ocaso transitorio, Alba ha vuelto a ver salir el sol. «Me siento tan feliz que a veces hasta me da miedo», admite. Está enamorada.FOTO,.
Tras un ocaso transitorio, Alba ha vuelto a ver salir el sol. «Me siento tan feliz que a veces hasta me da miedo», admite. Está enamorada. Bueno, enamoradísima. Y el destinatario es el apuesto tenista Feliciano López. Esa es la noticia. Y Alba Carrillo, con su escultural 1,78 de estatura y unos permanentes hoyuelos subrayando su sonrisa, no pudo evitar contestar infinidad de preguntas acerca de su nueva relación cuando hace unos días compareció en Madrid ante la prensa en calidad de imagen de la firma de calzado Fosco. «Lo mío por los zapatos es locura. Soy de taconazo. La actitud que da un tacón es incomparable, te sientes más segura, más mujer», insistía ella. Pero la prensa quería saber de lo suyo con Feliciano.Sus besos han colapsado las redes sociales. Lejos de esconderse Alba y Feli se dedican cariñosos mensajes y se envían fotos poniendo morritos a través de Twitter. «Yo no tenía red social -declara la modelo-, pero ahora la tengo y me hace mucha gracia. Todo está resultando natural, espontáneo y sin necesidad de esconderse, porque es que si no, no vives». Espontánea y sincera, Alba dice no haberse arrepentido jamás de sus confesiones a la prensa. «Lo que digo es lo que siento y cuando eres de verdad te respetan». Tiene 26 años y un niño de año y medio llamado Lucas que también es hijo de su expareja, el exmotorista Fonsi Nieto. «Lucas es mi chico de verdad -advierte-. No hay amor más importante en la vida de una mujer que el de su hijo. Yo muero por él. Lo de Feliciano es totalmente otra cosa. No tiene nada que ver. Si un hombre rivaliza con mi hijo, no me interesa».Con 31 años, 1,88 de estatura, 85 kilos de peso muy bien repartidos y casi siete millones de 'kilos' de los otros amasados hasta ahora, el toledano Feliciano López es lo que se dice un soltero de oro. Famoso por sus conquistas y por la sísmica relación de ida y vuelta que mantuvo con la modelo María José Suárez, Feli no puede ocultar que tiene un pasado. «Pero yo también lo tengo», ataja Alba Carrillo en referencia a sus años junto a Fonsi Nieto. «Yo de Feliciano me fío», sentencia la modelo, que por cierto conoce a María José Suárez de vista... Da igual, ella no admite consejos ni advertencias. «No hago caso ni de la fama que tenga Feliciano ni de los comentarios ajenos. Yo respondo según él se porta conmigo. Y es maravilloso. A mí un hombre mujeriego no me asusta... ¡En peores plazas he toreado! Además, está mal que yo lo diga pero creo que soy un regalo. Soy buena, simpática... Si no les intereso, adiós». Y si el hombre le es infiel, también adiós. «No lo consentiría. No soy ni de relaciones esporádicas ni de infidelidades. Necesito tener mis cosas muy bien centradas».Los consejos del abueloLa madrileña Alba Carrillo saltó a la fama como finalista del concurso 'Supermodelo'. De niña se recuerda «muy responsable, estudiosa, perfectita y hasta un punto repelente. Y sigo siendo así, me cuesta perder el control, no me relajo». Personalidades de ese tipo, en combinación con el mundo de la moda, a veces derivan en la perniciosa anorexia, pero Alba asegura estar vacunada gracias a su abuelo. «Siempre me contaba que había pasado una guerra y que tuvo que comer bellotas. Desde entonces tengo claro que con la comida no se juega». Junto a Fonsi vivió un apasionado romance que le llevó a probar la maternidad, pero Nieto cambió la moto por las discotecas, se puso a trabajar como Dj y, según recuerda su entonces pareja, «pasaba muchas horas fuera de casa. Ese fue un problema importante en nuestra relación -afirma Alba-. El lo niega, pero por lo menos en mi caso fue el detonante de muchas cosas».Ahora todo es diferente. En Feliciano López dice haber encontrado a «un hombre interesante de los que no abundan hoy en día, un hombre vivido, una persona con la que puedes hablar de todo, sobre la vida, el arte, la literatura... Feliciano es muy culto y eso me ha sorprendido gratamente». Lo dice una devoradora de libros que no encontró complicidad en ese terreno con su anterior pareja, «un hombre más bien de acción». Pero es que además el tenista López es romántico... «Yo de hecho soy super romántica y de no serlo él lo nuestro no funcionaría».
TÍTULO: MI PERSONAJE TIENE ALGO DE INDIGNADO CON CHAPA-RICARDO DARÍN,.
Darín: "Mi personaje tiene algo de indignado con
chapa" ... Para Ricardo Darín, protagonista y caramelo
indiscutible del film, se trata de uno de ...
Tesis sobre un homicidio' es, más allá de un éxito rotundo en
la taquilla argentina de los últimos meses, una película que ha generado después
de su visionado encendidos debates sobre su desenlace, ambiguo e
intencionadamente abierto. Si no pasen y vean lo que se cuece en foros
argentinos especializados en cine, el acaloramiento es de lo más divertido. Para
Ricardo Darín, protagonista y caramelo indiscutible del film, se trata de uno de
los atractivos de la segunda cinta dirigida por Hernán Goldfrid ('Música en
espera', 2009): "Esta es una historia que defiende la capacidad que tenemos
todos de saber mirar, o sea de enfocar para leer entre líneas y poder ver esas
cosas que nos pasan por delante y que son importantes no solo para resolver un
caso, sino para tomar decisiones", apuntó el actor argentino a este periódico en
una visita reciente para promocionar una película que se estrenará el 5 de
abril.
Se trata ante todo de la historia de una obsesión, la que vive el personaje de Darín, un tipo aparentemente cabal y racional, y en realidad, profundamente pasional, atormentado y obsesivo, que emprende una batalla moral e intelectual con un alumno, un tal Gonzalo Ruíz Cordero (Alberto Amman), personaje apolíneo y frío, construido en oposición al suyo. La película es una batalla entre ambos personajes, una lucha de poder con un asesinato al fondo (o al frente).
"Bermúdez se hace querible porque le reconocemos corazón y voluntad, pero su modus operandi es criticable y sospechoso, sobre todo cuando está inmerso en un juego que no propone él, sino alguien que es más inteligente que él y que ha tenido la oportunidad de conocer sus puntos débiles y de plantearle un escenario donde seguro le va a ganar. Lo que persigue el personaje de Alberto Amman es destruirlo", explica el argentino.
Darín es Roberto Bermúdez, un abogado cincuentón que ya no ejerce como tal, sino como docente de contrastado prestigio. Divorciado, mujeriego y con un alcoholismo mal disimulado, se empecina en la resolución de un asesinato sin testigos y de pistas difusas, que sucede a las puertas de la facultad de Derecho donde imparte clases. Bermúdez se empeñará, a pesar de la falta de indicios, en tomar a Ruiz Cordero como el principal sospechoso y pensar que el asesinato es una manera de ponerle a prueba y acabar con él.
"La habilidad del guion", precisa Darín, "es la de hacernos creer en alguien que no es del todo confiable. Estar dispuestos a seguirlo durante unos tramos, para abandonarlo en otros porque nos decimos: 'Este tipo se está equivocando'; para luego recuperarlo y volver a abandonarlo. En ese sentido, la estructura del guion lo humaniza. Estamos acostumbrados a que en este tipo de películas el personaje sea heroico, puede tener errores técnicos o profesionales, pero moralmente suele ser intachable. Este no. No sé si lo llamaría por teléfono si quiera", bromea.
CARÁCTER REBELDE
El personaje tiene mucho de aquel Benjamín Expósito de 'El secreto de sus ojos', no solo por su alcoholismo, su talante obsesivo y un corazón marcado a fuego por el pasado, sino por su empeño en resolver un caso que se antoja irresoluble. También en la manera en que nos muestra una justicia que hace aguas, aunque en 'Tesis sobre un homicidio' se haga hincapié de forma más taxativa.
Por si fuera poco, Bermúdez, como apunta Darín, es también "un rebelde para su generación: una especie de indignado con chapa. Está en contra de casi todo lo que está ocurriendo. Lo que pasa que su rival en la película está tocándole en las teclas indicadas: amor propio, orgullo y el prestigio".
Una característica que comparte el propio Darín, quien recientemente se ha visto en el centro de una polémica, que lo enfrentó públicamente con la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner. "Yo dije en voz alta lo que pensaba en una entrevista larga. Me atreví a decir entonces y lo mantengo, que los ciudadanos deben conocer el crecimiento patrimonial de todos los funcionarios públicos, no solo de los Kirchner, que también. Eso aportaría transparencia a las exigencias que normalmente tienen los gobiernos con sus ciudadanos", puntualizó. El asunto fue tomado como una irreverencia por un sector de la política y la opinión pública argentinas, y por otro, como una bandera, "a la que no pertenezco", aclara el actor. Se trata, dice, de que la justicia sea igual para todos y de no callarse, ejercer el derecho de expresarse. A estas alturas, algo así puede sonar de ilusos, porque como sostiene el personaje de Amman en la película, la justicia es una herramienta del poder.
Se trata ante todo de la historia de una obsesión, la que vive el personaje de Darín, un tipo aparentemente cabal y racional, y en realidad, profundamente pasional, atormentado y obsesivo, que emprende una batalla moral e intelectual con un alumno, un tal Gonzalo Ruíz Cordero (Alberto Amman), personaje apolíneo y frío, construido en oposición al suyo. La película es una batalla entre ambos personajes, una lucha de poder con un asesinato al fondo (o al frente).
"Bermúdez se hace querible porque le reconocemos corazón y voluntad, pero su modus operandi es criticable y sospechoso, sobre todo cuando está inmerso en un juego que no propone él, sino alguien que es más inteligente que él y que ha tenido la oportunidad de conocer sus puntos débiles y de plantearle un escenario donde seguro le va a ganar. Lo que persigue el personaje de Alberto Amman es destruirlo", explica el argentino.
Darín es Roberto Bermúdez, un abogado cincuentón que ya no ejerce como tal, sino como docente de contrastado prestigio. Divorciado, mujeriego y con un alcoholismo mal disimulado, se empecina en la resolución de un asesinato sin testigos y de pistas difusas, que sucede a las puertas de la facultad de Derecho donde imparte clases. Bermúdez se empeñará, a pesar de la falta de indicios, en tomar a Ruiz Cordero como el principal sospechoso y pensar que el asesinato es una manera de ponerle a prueba y acabar con él.
"La habilidad del guion", precisa Darín, "es la de hacernos creer en alguien que no es del todo confiable. Estar dispuestos a seguirlo durante unos tramos, para abandonarlo en otros porque nos decimos: 'Este tipo se está equivocando'; para luego recuperarlo y volver a abandonarlo. En ese sentido, la estructura del guion lo humaniza. Estamos acostumbrados a que en este tipo de películas el personaje sea heroico, puede tener errores técnicos o profesionales, pero moralmente suele ser intachable. Este no. No sé si lo llamaría por teléfono si quiera", bromea.
CARÁCTER REBELDE
El personaje tiene mucho de aquel Benjamín Expósito de 'El secreto de sus ojos', no solo por su alcoholismo, su talante obsesivo y un corazón marcado a fuego por el pasado, sino por su empeño en resolver un caso que se antoja irresoluble. También en la manera en que nos muestra una justicia que hace aguas, aunque en 'Tesis sobre un homicidio' se haga hincapié de forma más taxativa.
Por si fuera poco, Bermúdez, como apunta Darín, es también "un rebelde para su generación: una especie de indignado con chapa. Está en contra de casi todo lo que está ocurriendo. Lo que pasa que su rival en la película está tocándole en las teclas indicadas: amor propio, orgullo y el prestigio".
Una característica que comparte el propio Darín, quien recientemente se ha visto en el centro de una polémica, que lo enfrentó públicamente con la presidenta de Argentina, Cristina Kirchner. "Yo dije en voz alta lo que pensaba en una entrevista larga. Me atreví a decir entonces y lo mantengo, que los ciudadanos deben conocer el crecimiento patrimonial de todos los funcionarios públicos, no solo de los Kirchner, que también. Eso aportaría transparencia a las exigencias que normalmente tienen los gobiernos con sus ciudadanos", puntualizó. El asunto fue tomado como una irreverencia por un sector de la política y la opinión pública argentinas, y por otro, como una bandera, "a la que no pertenezco", aclara el actor. Se trata, dice, de que la justicia sea igual para todos y de no callarse, ejercer el derecho de expresarse. A estas alturas, algo así puede sonar de ilusos, porque como sostiene el personaje de Amman en la película, la justicia es una herramienta del poder.
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