TÍTULO: El adelanto de la parada de Alonso encrespó a Massa, que se siente agraviado
Lucha al rojo vivo en Ferrari
No aclaran si ofrecieron la maniobra a los dos
La pregunta seguía en el aire tras escuchar a todas las partes. Si
fue una decisión de Alonso o de Ferrari no está claro, pues hay
versiones con matices diferentes. El caso es que en Ferrari se
encontraron en Australia con una patata caliente que resolvieron sobre
la marcha y cuya gestión no satisfizo a ninguno de los protagonistas.
Todo comenzó por la mañana, cuando Massa superó a Alonso en la calificación y le arrebató el cuarto puesto por tres milésimas de segundo. Felipe se mantuvo firme en la salida y llegó a la primera detención por delante del español. Vettel había parado ya en la séptima vuelta y, en la octava, Ferrari debía decidir si entraba uno u otro.
En condiciones de igualdad y tratándose de la primera prueba, Felipe fue el elegido. Es una ventaja clara, que le costó a Fernando seguir hasta el noveno giro con unas gomas superblandas, ya sin agarre. Perdió dos segundos y tuvo algún susto.
Tras el regreso, las cuentas decían que al menos se pararía en la vuelta 24, momento en el que el compuesto medio flaquearía. Pero Alonso sorprendió con una detención precipitada. «Sentía que era más rápido que mis rivales y adelantamos la parada. Fue una decisión acertada, pues pude pasar a Felipe, a Vettel y a Sutil. Por el contrario, eso comprometió la eficiencia completa de la estrategia de tres paradas», dijo el español, evitando valorar el enfado de Felipe que flotaba en el ambiente.
Massa, contrariado
Por su parte, Massa se bajó del coche visiblemente contrariado y voceó su disgusto en una de las televisiones: «No puedo estar contento con la estrategia cuando tu compañero gana dos posiciones y tú las pierdes». Luego, más calmado y con un posible aleccionamiento por parte de algún responsable, fue mucho más ecuánime. «La verdad es que la parada de Alonso fue muy pronto. Tomó un gran riesgo, pero funcionó finalmente. Yo pensaba que podía rodar con esas gomas cinco vueltas más», matizaba.
La comparecencia del jefe, Stefano Domenicali, no acabó de aclarar el asunto. «No es un punto importante. Prefiero quedarme con la buena carrera en conjunto», decía intentando quitarse el problema de encima. Ante la insistencia, se explicó. «Alonso estaba frenado en el tráfico y había que tomar un atajo». Sobre si partió la idea del piloto o del equipo, el italiano fue claro. «Se habló con el piloto», dando a entender que Fernando dio su consentimiento tras pensarlo.
Lo que no queda claro es si a Massa le ofrecieron la misma posibilidad, ya que hubiera podido lanzarse a por Kimi, como pudo hacer el asturiano tras detenerse en la vuelta 20. A riesgo de aventurar, parece que, tras el posible agravio de la primera parada, en Ferrari pensaron que había que darle una salida a Fernando. Al fin y al cabo les ha salvado dos de los tres últimos años de campeonatos ruinosos. Es la apuesta segura, en definitiva.
A partir de allí, Felipe casi se borró de la carrera, en lugar de intentar demostrar que sus jefes se habían equivocado. También parece que habrá más episodios de lucha interna en el futuro y que el brasileño se siente más fuerte que nunca frente a su compañero.
Todo comenzó por la mañana, cuando Massa superó a Alonso en la calificación y le arrebató el cuarto puesto por tres milésimas de segundo. Felipe se mantuvo firme en la salida y llegó a la primera detención por delante del español. Vettel había parado ya en la séptima vuelta y, en la octava, Ferrari debía decidir si entraba uno u otro.
En condiciones de igualdad y tratándose de la primera prueba, Felipe fue el elegido. Es una ventaja clara, que le costó a Fernando seguir hasta el noveno giro con unas gomas superblandas, ya sin agarre. Perdió dos segundos y tuvo algún susto.
Tras el regreso, las cuentas decían que al menos se pararía en la vuelta 24, momento en el que el compuesto medio flaquearía. Pero Alonso sorprendió con una detención precipitada. «Sentía que era más rápido que mis rivales y adelantamos la parada. Fue una decisión acertada, pues pude pasar a Felipe, a Vettel y a Sutil. Por el contrario, eso comprometió la eficiencia completa de la estrategia de tres paradas», dijo el español, evitando valorar el enfado de Felipe que flotaba en el ambiente.
Massa, contrariado
Por su parte, Massa se bajó del coche visiblemente contrariado y voceó su disgusto en una de las televisiones: «No puedo estar contento con la estrategia cuando tu compañero gana dos posiciones y tú las pierdes». Luego, más calmado y con un posible aleccionamiento por parte de algún responsable, fue mucho más ecuánime. «La verdad es que la parada de Alonso fue muy pronto. Tomó un gran riesgo, pero funcionó finalmente. Yo pensaba que podía rodar con esas gomas cinco vueltas más», matizaba.
La comparecencia del jefe, Stefano Domenicali, no acabó de aclarar el asunto. «No es un punto importante. Prefiero quedarme con la buena carrera en conjunto», decía intentando quitarse el problema de encima. Ante la insistencia, se explicó. «Alonso estaba frenado en el tráfico y había que tomar un atajo». Sobre si partió la idea del piloto o del equipo, el italiano fue claro. «Se habló con el piloto», dando a entender que Fernando dio su consentimiento tras pensarlo.
Lo que no queda claro es si a Massa le ofrecieron la misma posibilidad, ya que hubiera podido lanzarse a por Kimi, como pudo hacer el asturiano tras detenerse en la vuelta 20. A riesgo de aventurar, parece que, tras el posible agravio de la primera parada, en Ferrari pensaron que había que darle una salida a Fernando. Al fin y al cabo les ha salvado dos de los tres últimos años de campeonatos ruinosos. Es la apuesta segura, en definitiva.
A partir de allí, Felipe casi se borró de la carrera, en lugar de intentar demostrar que sus jefes se habían equivocado. También parece que habrá más episodios de lucha interna en el futuro y que el brasileño se siente más fuerte que nunca frente a su compañero.
TÍTULO: Nadal gana Indian Wells tras remontar un set adverso ante Del Potro
Rafa, ¿de qué planeta viniste?
Primer torneo que Rafa gana en tres ocasiones fuera de la tierra batida
Pone fin a una sEquía de 890 días sin ganar en pista rápida (Tokio 2010)
Rafael Nadal se proclamó campeón del Masters 1.000 de Indian Wells
después de derrotar en la final a Juan Martín del Potro. Se trata de su
victoria número 600 en el circuito profesional, su título número 53, su
Masters 1.000 número 22 y un triunfo que le permite recuperar el cuarto
puesto del ranking.
Rafa Nadal se cornó por tercera vez en Indian Wells tras derrotar en la final al argentino Juan Martín del Potro por un marcador de 4-6, 6-3 y 6-4 tras dos horas y veintinueve minutos de juego en el choque que cerró el torneo en la Pista Central del Indian Wells Tennis Garden. Un escenario que contó con un lleno absoluto en la final a pesar de las altas temperaturas que se sufrieron en el desierto californiano.
El partido tuvo partes bien diferenciadas. En la primera fue Nadal el dominador absoluto. El balear saltó a la pista convencido al tapete de que sus opciones pasaban por llevar la iniciativa del juego. Sabía que la martilleante derecha de Del Potro podía hacerle mucho daño y fue él quien dio un paso al frente para tomar la batuta de los intercambios. Rompió el saque de su rival en el segundo juego cual golpe de autoridad encima de la mesa y tomó la batuta del duelo. Mientras el argentino hacía la goma, traduciendo sus dudas en errores no forzados, el español sumaba golpes ganadores moviendo a su rival de lado a lado de la pista. Rafa pudo sentenciar el primer acto si lleva a buen puerto cualquiera de las dos bolas de break (15-40) que tuvo para el 4-0 y saque, pero el argentino no sólo esquivó la quema sino que dio la vuelta al set... y al partido.
Derechas que castigan
Juan Martín, que hasta ese momento se había mostrado gris, comenzó a deslumbrar cuando entró en acción su juego. El argentino se olvidó del ranking, sus problemas en la muñeca, sus ampollas en los pies y los kilómetros rodados en rondas anteriores para centrarse en su juego. Demostró tener una de las derechas más contundentes del circuito, un taladro capaz de perforar cualquier muro. Incluso el que Nadal trató de poner al otro lado de la pista y que acabó por derrumbarse antes de la hora de juego. Para entonces había perdido el primer set, la iniciativa e incluso la confianza en poder dar la vuelta a la situación. Para más inri, Rafa cedió el servicio en el arranque del segundo acto. Le tocaba remar a contracorriente y escalar a lo alto de una torre, la de Tandil, que se mostraba más alta a cada punto. El pupilo de Franco Davin aprovechó los restos a mitad de pista de Nadal para tomar la iniciativa y los errores de este para abrir brecha en el luminoso. Cuando todo parecía visto para sentencia, Rafa resurgió de sus cenizas. Como es él, con gesto serio y sin hacer ruido. El ciclón pasó llevándose el tejado pero no la casa y volvió a construir el hogar desde los cimientos. Véase bolas profundas y alternando la dirección de sus golpes. El balear dio la vuelta a la tortilla y forzó un tercer set que hacía justicia a lo visto en pista.
La exigencia del tercer set fue tal que el aumento de nivel de juego fue inversamente proporcional al castigo físico. Ahí fue donde se desequilibró la balanza. A Nadal no le importó correr para firmar puntos marca de la casa, mientras que Del Potro acusó en demasía sus excesos. Antes del asueto en la silla Rafa puso la directa y logró una renta que supo administrar hasta el final.
Con su victoria 600 como profesional, Nadal consigue el título número 52 de su carrera y se convierte en el jugador con más Masters 1.000 en nómina con un total de 22, superando en este registro a Roger Federer (21), Andre Agassi (17), Novak Djokovic (13) y Pete Sampras (11). Un triunfo, el de Indian Wells, que le permite recuperar el número cuatro del ranking y le ayuda a firmar el mejor arranque de su carrera (17-1). Increíble si atendemos a que viene de estar siete meses parado por lesión... Se ausentará de Miami porque su rodilla necesita descanso y estará de vuelta en la tierra batida de Montecarlo. ¡Qué bueno que volviste!
Rafa Nadal se cornó por tercera vez en Indian Wells tras derrotar en la final al argentino Juan Martín del Potro por un marcador de 4-6, 6-3 y 6-4 tras dos horas y veintinueve minutos de juego en el choque que cerró el torneo en la Pista Central del Indian Wells Tennis Garden. Un escenario que contó con un lleno absoluto en la final a pesar de las altas temperaturas que se sufrieron en el desierto californiano.
El partido tuvo partes bien diferenciadas. En la primera fue Nadal el dominador absoluto. El balear saltó a la pista convencido al tapete de que sus opciones pasaban por llevar la iniciativa del juego. Sabía que la martilleante derecha de Del Potro podía hacerle mucho daño y fue él quien dio un paso al frente para tomar la batuta de los intercambios. Rompió el saque de su rival en el segundo juego cual golpe de autoridad encima de la mesa y tomó la batuta del duelo. Mientras el argentino hacía la goma, traduciendo sus dudas en errores no forzados, el español sumaba golpes ganadores moviendo a su rival de lado a lado de la pista. Rafa pudo sentenciar el primer acto si lleva a buen puerto cualquiera de las dos bolas de break (15-40) que tuvo para el 4-0 y saque, pero el argentino no sólo esquivó la quema sino que dio la vuelta al set... y al partido.
Derechas que castigan
Juan Martín, que hasta ese momento se había mostrado gris, comenzó a deslumbrar cuando entró en acción su juego. El argentino se olvidó del ranking, sus problemas en la muñeca, sus ampollas en los pies y los kilómetros rodados en rondas anteriores para centrarse en su juego. Demostró tener una de las derechas más contundentes del circuito, un taladro capaz de perforar cualquier muro. Incluso el que Nadal trató de poner al otro lado de la pista y que acabó por derrumbarse antes de la hora de juego. Para entonces había perdido el primer set, la iniciativa e incluso la confianza en poder dar la vuelta a la situación. Para más inri, Rafa cedió el servicio en el arranque del segundo acto. Le tocaba remar a contracorriente y escalar a lo alto de una torre, la de Tandil, que se mostraba más alta a cada punto. El pupilo de Franco Davin aprovechó los restos a mitad de pista de Nadal para tomar la iniciativa y los errores de este para abrir brecha en el luminoso. Cuando todo parecía visto para sentencia, Rafa resurgió de sus cenizas. Como es él, con gesto serio y sin hacer ruido. El ciclón pasó llevándose el tejado pero no la casa y volvió a construir el hogar desde los cimientos. Véase bolas profundas y alternando la dirección de sus golpes. El balear dio la vuelta a la tortilla y forzó un tercer set que hacía justicia a lo visto en pista.
La exigencia del tercer set fue tal que el aumento de nivel de juego fue inversamente proporcional al castigo físico. Ahí fue donde se desequilibró la balanza. A Nadal no le importó correr para firmar puntos marca de la casa, mientras que Del Potro acusó en demasía sus excesos. Antes del asueto en la silla Rafa puso la directa y logró una renta que supo administrar hasta el final.
Con su victoria 600 como profesional, Nadal consigue el título número 52 de su carrera y se convierte en el jugador con más Masters 1.000 en nómina con un total de 22, superando en este registro a Roger Federer (21), Andre Agassi (17), Novak Djokovic (13) y Pete Sampras (11). Un triunfo, el de Indian Wells, que le permite recuperar el número cuatro del ranking y le ayuda a firmar el mejor arranque de su carrera (17-1). Increíble si atendemos a que viene de estar siete meses parado por lesión... Se ausentará de Miami porque su rodilla necesita descanso y estará de vuelta en la tierra batida de Montecarlo. ¡Qué bueno que volviste!
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